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Ninfomanía Vol.1

Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
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Críticas 117
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2013
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba esperando este film más de un año. Reconozco las ganas de viralizar y promulgar de Von Trier, algo poco común en un director de cine indie, aunque no especialmente en estos instantes.

Nymphomaniac es una oda a Joe y a su coño. No importará nada más. Abran sus mentes, confíen en la presunción inicial que surge nada más ver cualquier cartel o trailer: van a tener sexo por doquier. No obstante, esto no debe de ser tabú como sí lo es la propìa palabra en sí misma. Lo que hay que admirar de este film erótico, es decir, sobre el erótico relato que una ninfómana apaleada le cuenta a su salvaguarda y protector durante su recuperación, es la increíble conjunción de los capítulos ( en este volumen 5 ) sobre la trama y objetivo principal. Nymphomaniac hace una reminiscencia al arte en sí mismo. Tantos factores como los históricos, los musicales, etc.. son una clara visualización de lo que Von Trier quiere que veamos. Desde la religión, la música (gran polifonía de Bach) y el amor hasta el deseo sexual y el mismísimo Edgar Allan Poe.

Nymphomaniac tiene un agente especial: El Disgresionismo, como inauguración oficial de este subgénero cinematográfico. No obstante, existen directores que no se han cortado en utilizarlo, pero quizá no con tanto protagonismo como en este film.
El principal factor de este subgénero es " alejarse del tema principal ", lo cual no quita que se le reste importancia. Lars nos ofrece diferentes tipos de cuestiones de la vida, haciendo preciada la misma y utilizando unos paralelismos con el eje principal del film, al más puro estilo literario. Eso es lo más notable del film, junto a otras cosas.
Manuel Alberto Claro crea una esfera fotográfica increíble y equilibrada, en cuanto a composición. Junto a Von Trier, ha sabido conservar la " cámara al hombro " (uno de los pocos elementos persistentes del género que inventó junto a Vinterberg: Dogma95) con un estilo pleno.

Finalmente, les digo que he salido del cine con una visión que jamás había concebido. Un film con un montaje que otorga agilidaz y comunicación con el espectador, una historia dura y cruel. En definitva, las memorias eróticas de Joe, las cuales les llevará hasta los puntos más reconditos de sus mentes y disfrutarán con ello. Nymphomaniac es el claro ejemplo del film que llevamos tiempo buscando, algo original, culto, atrevido y sobre todo, cuidando todos los pequeños detalles.

Digamos pues, que lo volvió a hacer. Volvió a cautivar con un film tan expléndido.
Nabil
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30 de diciembre de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta infructuoso tratar de valorar este primer volumen de Nymphomaniac como una película independiente de la segunda parte que está por venir. Pese a la aprobación de Lars von Trier en cuanto a la división y a, digámoslo claro, la censura (porque aún existe, por alucinante que sea si te paras a pensarlo), Nymphomaniac no tiene nunca vocación autoconclusiva, necesita de lo que está por venir para ser el todo, como así atestigua su aplastante fundido a negro final.

Dicho esto, y con la expectación creada de cara a este nuevo proyecto de von Trier, Nymphomaniac me parece una película superlativa, en estilo, tesis, contenido e interpretaciones (de sus temas, de sus actores). Muchos esperaban el filme por el morbo creado en cuanto a su contenido sexual, y Nymphomaniac nunca se ve ensombrecida por ese valor (el morbo) que nada tiene que ver con la película: el sexo, todos los coitos de la película, significan algo, cuentan algo más del devenir vital de esta mujer, de su evolución e involución humana. Además, están rodados, cada uno, conforme a esos significados, conforme a la diferencia que crea o destruye en la protagonista.

Pero aparte de eso, Nymphomaniac no sólo es una película insólita y valiente, también demuestra una exquisita sensibilidad hacia lo femenino, una comprensión total por parte de su director en cuanto al recorrido vital de la mujer, sea ninfómana o no, que por otra parte, ya había demostrado en muchas de sus obras (Dogville, Melancolía, Rompiendo las Olas…).

Como se trata de Lars von Trier, no todo puede quedar en la narrativa. Se le puede acusar de pretencioso si se quiere, pero sus tesis metafísicas, humanísticas, nihilistas, religiosas, y la forma en la que aquí las engarza con las pulsiones sexuales es magistral. El valor del personaje de un excelente Stellan Skarsgård está aquí, en ser el antagonista dialéctico de una mujer a la que vamos conociendo poco a poco, apoyada por la sutil y misteriosa interpretación de Charlotte Gainsbourg.

Y con una cadencia constante de viaje en tren, recorremos el interior de ella, desde una infancia y adolescencia inicial (representada en una sobrenatural Stacy Martin), hasta su primer amor (Shia LaBeouf, ya lejos de su anterior carrera, espléndido), la relación con su padre (nunca Christian Slater ha estado también; su secuencia en el hospital es de una belleza abrumadora), y con todos los amantes, y daños colaterales que encuentra (destaco en especial la secuencia con una fascinante Uma Thurman, repleta de dolor pero con un sentido del humor insólito).

Y apoyado además de en un discurso del que van apareciendo distintas capas y lecturas desde lo que es el sexo para la mujer hasta la esencia misma de su personalidad, von Trier compone secuencias magistrales (las mencionadas del hospital y con Thurman, aquella que tiene lugar en el tren, el maravilloso montaje sobre tres de los amantes de la protagonista en paralelo, con sus alegorías poéticas…), sabe ser moral sin ser moralista, y trascendente sin ser plomizo. Su poética, en este caso, es estilizada y espiritual, mucho menos directa y gráfica (irónicamente) que en otras cintas suyas; y esa demoledora frase y fundido final, deja a el espectador impaciente por conocer más del recorrido vital de esta mujer, de su carne, de su espíritu, y de su esencia como ser humano.
jaly
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18 de marzo de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me acerqué a la película sin grandes expectativas, sin ser una fan acérrima de Lars von Trier, y para mi sorpresa me encontré con un esfuerzo demasiado forzado por unir muchas cosas que por sí solas no encajaría, al menos no con naturalidad, porque le queda divino el intento de encajar el sexo obsesivo con la intelectualidad, pero si somos honestos una cosa con otra no va bien. Luego nos encontramos con un personaje que tiene muchas historias -sorpresivamente toda relacionadas con sexo, porque según la película una ninfómana no tiene más en su vida que su misma adicción al sexo- que resulta siendo totalmente inverosímil, dudo que exista una persona así aparte de en la cabeza de Lars von Trier, y evidentemente en la actuación de Charlotte Gainsbourg. Los diálogos llegan a ser tan planeados que llegan a la linde del aburrimiento, el papel del hombre intelectual que en su vida ha tocado a una mujer, y la mujer adicta al sexo que no le importa el mundo, no, casi no suenan a cliché los personajes ¡no me lo veía venir! pero habrá que admitirle la jugada de unirlos en un mismo escenario a lo largo de la historia.

Mi molestia particular con la película es la verosimilitud en casi todo, desde sus personajes hasta los mismos diálogos. Es como si estuviera tan planificado que uno siente el esfuerzo forzado de Lars von Trier por lograr algo que al final no llega a ningún lado. No hay historia, hay una mujer sin esencia (como personaje) contando todas sus historias para al final sentirse completamente miserable en contradicción con su insensibilidad por el mundo y los demás. El intento forzado de unir lo intelectual con el sexo, se queda en lo más básico de cada uno.
Simona
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3 de mayo de 2014
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es la única de Lars von Trier que representó para mí una decepción de proporciones. Quizás debido a que mis ansias eran demasiado grandes; las expectativas que puse en la última parte de la “Trilogía de la Depresión” (como el mismo Lars von Trier describe a la seguidilla de “Antichrist”, “Melancholia” y “Nymp()maniac”), alimentadas con teasers, avances, carteles, blogs y un sinfin de cookies que despertaban más y más mis ganas de que la maldita película se estrenara de una maldita vez, se vieron reducidas a un (¡cuidado, chistonto!) triste polvo cuando los casi 3GB aterrizaron en mi disco rígido.

Comenzando por el título, que anunciando otra película podría haber sido brillante; pero siendo el producto final tan pretencioso, sólo logra remarcar lo misógino del concepto de la ninfomanía (y soy muy cuidadoso al no afirmar que ésta sea una película misógina) y continuando por un sinfín de recursos gastados y faltos de ingenio, esta película se me antoja más como la mala copia del boceto de una idea de Lars von Trier que como la conclusión de un proyecto de más de seis años.

El libro se puede resumir con una simpleza casi imperdonable: “Una mujer que tiene muchos compañeros sexuales —en búsqueda de un placer que es incapaz de sentir—, le cuenta la cronología de su adicción por el sexo a un desconocido (intelectual, cincuentón, asexual y virgen)”. ¿Están pensando en todos los lugares comunes que están implícitos en esa pequeña línea argumental? Están pensando bien.

La mediocridad de la cinta continúa con el abuso de ciertos recursos que (a mí: un neófito que no entiende nada de nada y mucho menos algo de cine) me dieron vergüenza ajena, como por ejemplo, el intercalado (forzado, forzadísimo) del relato de promiscuidad de la protagonista con comentarios e imágenes… de pesca (sí: la película hace una parábola grosera de las conquistas sexuales de la protagonista con… ¡la pesca! ¡Así de berreta es!) o el uso de música de Rammstein como basura efectista, digo: “contraste entre la parsimonía formal del relato y la violencia de su contenido”. Que por otra parte no es tal, dejémosnos de joder, al fin y al cabo lo que vemos son algunos penes flácidos, otros erectos, agunas vulvas y gente gimiendo y poniendo caras al penetrar a —o ser penetrada por— otra gente. ¡Porelamordedios! Más escandalizante es el éxito de Ricardo Arjona, y yo no veo a nadie poniendo el grito en el cielo cada vez que el tipo saca un disco.

¿Y por qué dos partes? Las dos partes existen única y exclusivamente porque Lars no se tomó el tiempo de editar mejor: las casi cuatro horas durante las que se extienden —interminables— las dos aburridísimas mitades de este bodrio insufrible podrían haber sido reducidas a dos, sin que el filme perdiera absolutamente nada, ni en lo argumental ni en lo estético. Esto no es el señor de los anillos.

El personaje de Seligman, el intelectual asexuado y cincuentón que hace las veces de interlocutor de Joe, aparece totalmente forzado y pretencioso, con intervenciones permentes para academizar el relato, trazando paralelos con la historia universal de la humanidad con comentarios del tipo “¡Claro! Cuando Dante llegó a las puertas del infierno leyó un cartel que rezaba “Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”, por eso no es raro que te sintieras desesperanzada después del sexo…”. Las sandeces sinsentido de ese calibre son, sin duda, lo más molesto de la película; cada tres minutos tiene uno que controlarse para no apagar el televisor al verse insultado de semejante forma.

El director danés, en definitiva, esta vez eligió insultar a su público de forma grosera durante casi cuatro horas en lugar de hacer una película. No por mostrar escenas de sexo explícito (que de transgresoras tienen poco menos que nada; de hecho, en cualquiera de las otras películas de esta lista hay más sexo que aquí, siendo esta la más explícita de todas), sino por creer que con un refrito de lo que sabe que “su” público le comprará de buena gana y sin mayores cuestionamientos puede suplantar la elaboración de una idea original (“original” en el sentido de interesante, no le estoy pidiendo que reinvente la rueda); por repetir viejas recetas pero vestirlas de una especie de superioridad intelectual que debe ser explicada permanente y pretenciosamente, ¡no vaya a darse el caso de que algún espectador se quede sin entender la grandeza de sus ideas y lo profundo de su acervo cultural!

En resumen, esta película es la bazofia de un director que, como el Dios de los Simpsons, ya es “muy viejo y muy rico para hacer esto”, si por “esto” entendemos embarcarse en el trabajo que da hacer buen cine. Una pena.

http://www.jupixweb.com.ar/2014/05/03/el-sexo-la-soledad-el-placer-la-angustia-y-la-muerte-y-el-sexo/
jpsaenz
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27 de diciembre de 2013
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El más díscolo y polémico de los cineastas daneses de la actualidad relaciona en esta nueva película suya (dividida en dos partes por obra y "gracia" de la distribución), la ninfomanía de su protagonista con nada más y nada menos que la pesca con mosca, la proporción áurea, la sucesión numérica de Fibonacci, la música de Bach, la caducifolidad de los fresnos y el número 14. Tócate el ()

Pues esta vez no. A mí no me la da esta vez LVT, más lleno si cabe de sus habituales ínfulas de autoría (aunque a veces le salen bien y hasta molan). "Nymphomaniac", en esta su primera parte al menos, es un más bien aburrido catálogo de experiencias sexuales de la protagonista, sin demasiado interés la mayoría de capítulos y tan pretenciosa como siempre en su filmografía, aunque esta vez sin convencer ni interesar apenas, salvo algunos detalles aislados, porque en su cine siempre son rescatables ciertas ideas.

La estructura elegida, a modo de relato contado a un tercero, me parece bastante impostada tal como se presenta, y las moderneces visuales de LVT me producen en más de una ocasión una incómoda sensación cercana a la tomadura de pelo. Además, también decepcionan las secuencias sexuales, ya que se podía presumir en este proyecto que fueran más explícitas y arriesgadas, y nos quedamos muy a medias. Que aprenda de Kechiche a filmar el sexo.

Nota: 4,5

PD: Me ha hecho gracia que Von Trier haya querido incluir una especie de justificación a su sonada rueda de prensa en Cannes, y que lo haga con cierto tono de puyita a los que se desagarraron las vestiduras por aquello, que no era otra cosa que una provocación más de las suyas.
Amor Perro
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