La octava mujer de Barba Azul

Y qué gusto verle bajo la batuta de las comedias de Lubitsh, este grandísimo director "de los de antes", procedente de la UFA alemana y discípulo del pope del teatro Max Reinhardt, creador a su vez de la "Kammerspiele" una primeriza escuela para actores frente a la cámara.
Divertidísimos gags en blanco y negro con sobresalientes diálogos surgidos de la pluma de Billy Wilder que te arrancan la sonrisa y la carcajada.

Clásica comedia romántica de enredos (screwball comedy) dirigida por el maestro Ernst Lubitsch, y primera colaboración del alemán con Billy Wilder, quien se ocupó parcialmente del guión. La película posee las constantes que permitieron al género brillar con luz propia en el Hollywood de los años 30: graciosos equívocos basados en la lucha de sexos, y una pareja protagonista rebosante de química y carisma. Ni que decir tiene que La octava mujer de Barba azul permitirá al espectador disfrutar del archiconocido “toque Lubitsch”, sello distintivo que caracterizó al cineasta y que se fundamenta en sutiles toques de erotismo y en una leve y jocosa crítica a la hipocresía social estadounidense.

El amor desde un punto de vista comercial. En la película se compra y se vende de todo; un pijama, una bañera, un manicomio y hasta a una esposa, esos si, ella vende su amor pero no sexo porque la convertiría en una puta, y eso a él lo lleva de cabeza, intentará seducirla, emborracharla, darle una paliza,...para poder meterla en la cama.

Inteligentísima y brillante comedia en la que Lubitsch despliega todo su genio y particular estilo en una película llena de ironía, dobles sentidos y puertas, muchas puertas.

Una comedia algo descafeinada, que aunque venga de Ernst Lubitsch, no está todo la carne en el asador para mi gusto.

Gary está correcto, no más. Claudette está un poco sobreactuada.

Lo que más me llamó la atención es ver el libro de "La fierecilla domada", ya que poco tiempo después de haría una adaptación que tuvo mucho éxito.

Esta película también tuvo éxito, quizás porque la gente querría más comedias y pocos dramas.

Los millonarios son caprichosos por naturaleza, su tendencia les obliga a conseguir lo que se les antoja cueste lo que cuesta, sin reparar en gastos y sin reflexionar previamente si ese objeto de deseo realmente les interesa.

Ernst Lubitsch escenifica una comedia romántica en la que el dinero del protagonista parece inagotable, los dispendios para satisfacer sus ocurrencias son enormes y el mundo de lujo de la Riviera francesa parece ser uno de los mejores escenarios para que el derroche adquiera tintes de normalidad.

Gary Cooper y Claudette Colbert están fantásticos en sus papeles de enamorados aunque la trama, ligera como el viento, se esfuma con el paso de los minutos centrándose exclusivamente en la propia actuación de ambas estrellas cinematográficas.