La caída del halcón negro

Técnicamente impecable. Cuando se dice esto de una película es porque el guión falla, y eso es lo que sucede en esta. Dejo unas pocas notas, con eso será suficiente:

Casi cuarenta años después de Vietnam, el pueblo estadounidense vuelve a ver a sus soldados regresar del frente en bolsas de plástico. Después de ganar la Guerra del Golfo, los Estados Unidos jugaron a ejercer de “Sheriff” del mundo entero. Algo así intentaron hacer en Somalia, un país continuamente en guerra civil donde los señores de la guerra imponían la disciplina del Kalabsnikob. Pero algo falló, y los norteamericanos sufrieron una derrota moral con muertos de por medio en un solo día. Ello obligó a Washingtong a retirar sus tropas de allí. Pues ese fatídico día es el que Ridley Scott “Blade Runner, Alien, Gladiator” eligió para hacer una película. Es de destacar la carrera de este hito del cine que nos sorprende con una producción llena de realismo y crudeza. Lo que Francis Ford Coppola empezó con “Apocalypse Now” , el creador de “Thelma & Louis” y “Black Rain” lo ha llevado a límites que muy pocos se atreven a traspasar.
Fue realizada íntegramente en Marruecos con unos escenarios muy arabescos al igual que su banda sonora. El despliegue de medios (helicópteros Escorpio y Black Hawks, jeeps, vehículos blindados y tanques) todo ello proporcionado por el ejercito estadounidense, muy reticente al principio, es también espectacular. Incluso los actores recibieron entrenamiento militar, que ya va siendo normal en películas de este género.
Gente como Tom Sizemore, (que ya sabe lo que es que silben las balas por encima del cogote “Salvar al soldado Ryan”) , Ewan McGregor “Moulin Rouge, Trainspotting” o Josh Harnett “Pearl Harbor” dan vida a los intrépidos soldados del cuerpo de Ranger y Delta que se sumergen en el infierno de callejuelas que tiene Mogadiscio (capital de Somalia).
Es de destacar que su estreno fue adelantado de marzo de 2002 a diciembre 2001, única y exclusivamente para ensalzar los valores patrióticos que claramente brillan por su ausencia, pues no es la típica americanada. De claros tintes pacifistas, la película entra dentro de la nueva dinámica que tiene Hollywood con respecto al cine bélico y que sería desarrollado por Steven Spielberg en “Salvar al soldado Ryan”. Sin vencedores ni vencidos, muy cruel y bárbara donde por encima de todo lo que queda en la mente del espectador son los muertos.
De las casi tres horas de metraje, gran parte de estas son pura acción. Los únicos momentos de paz de los que gozan los protagonistas son para ver como agonizan sus compañeros, para mentalizarse de su nueva situación y para preguntarse que están haciendo en aquel remoto país...

Parece que al amigo Ridley le dieron cargamento extra de balas y explosivos y le dijeron que, hasta que no agotara las existencias, la película no podía acabar. Porque lo cierto es que uno termina hasta las pestañas de tanto tiro.

Hay películas bélicas con trasfondo, que pueden gustar más o menos: ‘Apocalypse Now’, ‘La chaqueta metálica’, ‘Salvar al soldado Ryan’ y tantas otras. Esta incursión del director británico en el género bélico más bien cabría ubicarlo en el género de acción. Yo me la he tomado como la actualización hipertrofiada de un viejo cómic de ‘Hazañas Bélicas’. El argumento es casi inexistente: un grupo de fuerzas especiales estadounidenses deben realizar una arriesgada misión en pleno Mogadiscio, durante el periodo en el que el general Aidid, objetivo principal, era el amo y señor de una de las ciudades más corruptas, pobres y peligrosas del mundo.

En el apartado técnico, ni un solo pero: fotografía, sonido, puesta en escena, planificación… se nota que Scott domina la técnica y que maneja una millonada. En pocas películas he visto un despliegue militar más apabullante. Al que le gusten los tiros, los gritos, el rollo castrense, la sangre y las amputaciones, a disfrutar. Al que odie sistemáticamente el género bélico y en particular al que sea un antiamericano convencido, se le retorcerán los hígados, pues el planteamiento es bastante maniqueo. De un lado, un grupo de guapos y cachas marines y rangers (casi todos blancos y muchos encarnados por actores ingleses), frente a una turba oscura, tanto en la tez como en las intenciones, formada por hordas de somalíes corruptos o simples saqueadores. Tampoco me esperaba yo un planteamiento filosófico.

Personalmente, creo que no aporta nada y que es tirando a aburridilla; eso sí, muy ruidosa.

Pocas películas bélicas son capaces de mostrar en todo su esplendor la violencia, tensión y dureza de la guerra...

Una guerra sin artificios de Hollywood, cargada de propaganda donde los buenos son muy buenos e imparables, y los malos malísimos...

En esta película, Ridley Scott nos muestra en todo su esplendor lo que es la guerra moderna, entre un entrenado y equipado ejército norteamericano, y un mucho más numeroso grupo de guerrilleros en un durísimo enfrentamiento en una ciudad.

Rodeado de un gran elenco de actores, que gracias a la sabia mano de Scott nos entregan excelentes interpretaciones, asistiremos a la espectacular lucha calle por calle de unos hombres que nunca esperaron caer en un infierno en mitad de Africa.

La tensión está presente desde el primer momento, y la película es capaz de transmitirnos toda la tensión a la que los protagonistas son sometidos durante las larguísimas 24h que duró el enfrentamiento.
La historia resulta tan creible, que si mañana nos confesaran que la película se rodó durante 24 infernales horas consecutivas, a nadie le extrañaría... y es que la caracterización es tan buena que incluso podremos advertir en el rostro de los actores la dureza y cansancio de los combates.

Y todo ello sin caer en el error de hacer una película para patriotas, que solo busque ensalzar supuestos valores patriotas...
De hecho, tras ver la película y lo que en verdad supone una guerra hoy en día, no sería raro que los reclutamientos hubiesen caido en los USA.

Resumiendo, y sin querer destripar cada uno de los fenomenales momentos que nos regala la película, una excelente historia-documental sobre un enfrentamiento desconocido para muchos, cargada de crudeza y realidad hasta los topes.
Imprescindible en tu videoteca, y para disfrutar en el cine durante sus 3 horas.

Adrenalínica. Te mantiene con el corazón encogido casi desde que empieza. Toda una lección de técnica cinematográfica en uno de los escenarios más difíciles de filmar: la guerra. No viene con moralina. Muestra lo que muestra y acaba. Una misión. La misión.

La guerra es cosa de hombres, sí (ni una sola mujer en el reparto). ¿Qué nos lleva a ella? No lo sé, parece intrínseco a la condición humana. No deberían suceder cosas como éstas en el mundo real. Pero suceden. Esta película no se disfruta; se sufre. Y eso, amigos, quiere decir que es buena. Muy buena.