El sacrificio del ciervo sagrado

Difícil de asimilar es este thriller psicológico en el que las situaciones extrañas se suceden continuamente y no sabemos ni llegamos a vislumbrar el cómo. El porqué y el modo que se enfrentan a ellas sus protagonistas sí que queda claro, así como la intención de su director y guionista de querer provocar una reacción en el público similar, salvando las distancias, a la que necesitan sus asépticos y monótonos personajes.

Pero aún así, cuando aparecen los títulos de crédito, deja con una sensación incómoda de desconcierto, lo que ha ayudado a enfatizar una molesta banda sonora y un psicópata de turno al que dan ganas de despedazar, lo cual es señal de que al menos la película no deja indiferente.

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Lanthimos sigue fiel a su estilo surrealista. Engancha y es curiosa de ver, pero no he pillado el mensaje (alguno tendrá).

Va de un cirujano cardíaco que tiene una vida planificada al milímitetro junto a Nicole Kidman y sus dos hijos. Todos muy estirados. Pero el cirujano es amigo de un chaval que no es estirado, pero también es raro, tiene una mirada que no sabes si está dormido o despierto. ¿Por qué son amigos? Ahí está el intríngulis de la película.

Destacan los planos de pasillos y el joven (25) actor Barry Keoghan, que es probablemente el mejor motivo para ir a ver esta película. ¿Llegará lejos? Ya veremos.

Gustará a: relojeros, Eurípides, anestesistas
No gustará a: ciervos sagrados, extremidades, oftalmólogos

Toda mi crítica abajo, no concibo las críticas sin spoilers...

Título: the KILLING of a SACREED DEER
Director: Yorgos Lanthimos
Guion: Yorgos Lanthimos, Efthymis Filippou
Nota: 8,5/10

Abrumadora, fría, una puesta en escena implacable que por momentos recuerda a la de Kubrick en The Shining. Planos maravillosos acompañados de sonidos que te envuelven en un clima de nerviosismo. Hay diálogos y lenguajes corporales que recuerdan a las mejores películas de los autores surrealistas.

En la primera media hora el director griego realiza una introducción tramposa, juega con diálogos sencillos y aparentemente irrelevantes, pero que con el paso de los minutos acaban convirtiéndose en una metáfora dentro de la metáfora que supone la propia película.

Lanthimos nos regala una critica al comportamiento humano (moral/racionalidad) que rebosa intensidad, analiza nuestros deseos y nuestra elección con la satisfacción personal y la autoridad como piedra angular. Los personajes trasmiten en todo momento lo que el director quiere, y además un reparto de sobresaliente que calcula la intensidad necesaria para provocar al espectador.

A favor: todo
En contra: (porque no tiene un 10)

1. Creo que Lanthimos podría haber exprimido aún más el argumento, pero no lo hace en un intento de llegar al publico más comercial.

2. Los personajes que aparecen fuera del núcleo principal se quedan bastante flojos, se nota clarísimamente que están de relleno.