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La música de mi vida

Drama. Comedia En la Inglaterra de 1987, durante los austeros años en los que Margaret Thatcher estuvo en el poder, Javed, un adolescente británico de ascendencia paquistaní, aprende a vivir y a comprender a su familia a través de la música de Bruce Springsteen. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Vocación versus familia

Uno de los taquillazos sorpresa del 2002 fue Quiero ser como Beckam, comedia en la que una joven británica de origen indio intentaba cumplir su sueño de ser futbolista intentando no ofender a su conservadora familia. Diecisiete años después, su directora, Gurinder Chadha, se ha valido de las memorias del periodista Sarfraz Manzoor para tejer una película con los mismos mimbres que el mayor éxito de su carrera hasta la fecha. En esta ocasión, se trata de un chaval británico de origen pakistaní que aspira a convertirse en escritor pese al rechazo de su autoritario padre. Pero si por aquel entonces, la joven que soñaba con ser futbolista tenía su cuarto empapelado de posters de David Beckam, en Blinded by the Light es Bruce Springsteen quien actúa como inspiración del muchacho.

*El poder del arte

Consciente de que se trata de una fórmula de éxito atemporal, Chadha ha utilizado los mismos ingredientes, que por otra parte, también han servido para confeccionar cientos de historias similares sobre jóvenes talentosos de origen humilde que aspiran a triunfar. Ni siquiera falta a la cita la figura de la profesora exigente y motivadora, encarnada por la siempre maravillosa Hayley Atwell.

El factor diferenciador se encuentra en la concienciación de la clase obrera (la sombra de Thatcher es alargada) y en ese mensaje tan bonito y certero sobre el poder que posee el arte de lograr que se establezca un vínculo entre una obra y alguien que sea completamente ajeno en cuanto a cultura, etnia o procedencia. Esto queda muy bien representado en el momento en el que Javed escucha a Springsteen por primera vez y siente que sus canciones hablan sobre lo que él nunca se ha atrevido a expresar en voz alta. Es una lástima que, a partir de entonces, la película se limite a machacar la misma idea hasta perder parte de su lustre.

*Una obsesión agotadora

Y es que Javed se va a poner muy pesado con Springsteen. Muchísimo. Cambia su look, conquista a una chica cantándole sus canciones, trabaja con el walkman puesto e incluso sale de fiesta y sigue escuchando a Springsteen con sus auriculares. Javed fui yo cuando de pequeño me obsesioné por los Power Rangers y quería cambiarme el nombre por el de uno de ellos, veía los episodios en VHS una y otra vez y me tiraba a la piscina imitando sus poses.

Javed también es aquel que menosprecia la música que escuchaba antes, y aunque le aleccionen por ello, su recién adquirida obsesión por aplicar la filosofía de ‘The Boss’ a cada aspecto de su vida acaba resultando agotadora y cargante, pese al esfuerzo y la simpatía del actor que lo encarna, Viveik Kalra. Y en cuanto al conflicto familiar, conocemos de sobra los derroteros por los que va a ir: da igual el bagaje cultural, al final siempre prevalece el amor entre padres e hijos.

*Conclusiones

Parecía que Blinded by the Light podría darnos todo lo que no nos dio la decepcionante Yesterday, pero es otra comedia genérica con buenas intenciones y poco que aportar más allá de los clichés de siempre. Para películas sobre jóvenes oprimidos inspirados por la música, siempre podemos contar con la más meritoria y genuinaSing Street (2016).

Escrito por Jorge Blanch
Cinemagavia
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7 de febrero de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante mala. Todo muy artificioso. No te la crees en ningún momento. A nivel de realización y de interpretaciones he visto cortos de estudiantes mejor hechos. Si ya me gustó poco “Quiero ser como Beckham”, la peli más famosa de esta misma directora, con ésta me han entrado ya ganas de escribirle a los productores para rogarles que por favor no le den ni un duro más a esta señora para que nunca más vuelva a rodar.
SalvaGe
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13 de abril de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
...me ha hecho llorar. Como me hace llorar Bruce cuando oigo Thunder Road (version del recopilatorio de 3 CDs), cuando oigo Born to Run, cuando oigo The River. Es una película bonita de ver, te dan ganas de salir al balcon o a la terraza (escribo en plena pandemia del coronavirus) a cantar a todo pulmón. Las canciones seleccionadas aparecen no aleatoriamente sino para ir contando la historia del protagonista. Mi escena favorita, la del mercadillo, con un mix de las dos versiones de Thunder Road, la original y la que sale en el recopilatorio de 5 discos o 3 CDs. Pero si eres fan de Bruce, no te cuento nada que no sepas o sientas, porque ya la habrás visto. Si Bruce no te dice nada, la película no te dirá nada que no te hayan dicho otras del sueño americano. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que si no te gusta Bruce, no sabes lo que te pierdes, ni lo que vas a dejar de llorar.
Roni
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17 de enero de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eligiendo temas de los 80 los ingleses dan sopas con ondas a cualquiera. Aunque sean canciones no británicas. Y los zascas cachondos a artistas pop no tienen precio (me habeis rayado el disco de Tiffany)
Además les gusta mimar los detalles, pero a su estilo, osea al revés que el resto del mundo. Ellos afean los detalles. No les gusta pulir si no desconchar. Saben darle encanto al desempleo y reírse de sus costumbres ancestrales, ridiculizan las tribus urbanas con una escena de dos minutos y le restan importancia al racismo rancio de sus mayores.

En fin, que los americanos deben quedarse a cuadros escoceses cuando ven una peli de estas.
No entenderán nada.

Si esta peli fuese americana, el tono sería otro muy distinto, y la finalización de escenas, el contrario. Los detalles estarían pulidos y las coreografías serían perfectas. Es decir la peli pasaría de ser mala a ser horrible.
Es la diferencia entre Los Commitments y la asquerosa Alta Fidelidad (ojo, dirigida por un inglés)

Es como si los ingleses hubiesen vivido los 80 y a los americanos se los hubiesen contado. El resto del mundo, pues... pues da igual, no nos engañemos: se dedica a oxidarse con sus noticias territoriales y se autoconsume en un pasado local que a nadie de fuera importa y le llevará inevitablemente a convertirse en una enana blanca.

Ellos no. Los anglosajones hace tiempo que son agujero negro y se lo tragan todo.

Hablo de cine y pop, evidentemente.
Y de política.

Y de modas, claro, e ideologías y todo lo demás, salvo la naturaleza, pero da lo mismo, el tema es que ese extraño sistema binario se devora y autodestruye gracias a éxitos sin explicación científica, como los bailes coregrafiados que están arrasando el mundo del arte sin piedad.

Lo que quiero decir es que los británicos son unos maestros recordando la música de esa horrible época, pero no dejan se ser unos mamonazos y unos hijos de la gran Bretaña. Y que los americanos no saben rebuscar en la realidad del pasado reciente y a la hora de elegir temas son más comerciales que Rock FM, pero sin embargo son buena gente, porque su moralidad esta impoluta, a pesar de los destrozos que le han hecho al resto de la humanidad.
Sines Crúpulos
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25 de septiembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de las memorias (Saludos desde Bury Park) del periodista británico de ascendencia pakistaní Sarfraz Manzoor, Gurinder Chadha (Quiero ser como Beckham, Bodas y prejuicios, El último Virrey de la India) presenta, una vez más, un relato sobre los tira y afloja entre tradición y modernidad, cultura de origen y cultura de incardinación.

El film, co escrito por Paul Mayeda Berges (marido y colaborador habitual de Chadha) y el mismo Manzoor, se anuncia como un musical pero su puesta en partitura y escena es una especie de híbrido que no favorece mucho su resultado final.

Por un lado, la música de sintetizador (del entonces recién nacido pop electrónico) aparece en los primeros compases del film. Un buen rato después empiezan a adquirir protagonismo las melodías y letras de Bruce Springsteen; aunque su presencia se mantiene en un segundo plano y tarareadas con cierta timidez por el protagonista. Y por otro, ya en medio de la trama, los hits del Boss pasan a un primer plano y lideran un par de secuencias que emulan de forma más explícita las coreografías del género musical.

Esta falta de definición y un buenismo (que confía demasiado en el rostro de Viveik Kalra y en los automatismos narrativos que se aceptan como convenciones en un contexto más articulado de musical) provocan un cierto tedio y falta de sorpresa.

No obstante, Cegado por la luz, que ha contado con el apoyo y beneplácito del mismo Springsteen, es un encomiable canto al entendimiento intergeneracional e intercultural y a asumir el cambio sin traicionar las raíces ni los sacrificios que han hecho nuestros predecesores.

www.contraste.info
Revista Contraste
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