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Los imperdonables

Western. Drama William Munny (Clint Eastwood) es un pistolero retirado, viudo y padre de familia, que tiene dificultades económicas para sacar adelante a su hijos. Su única salida es hacer un último trabajo. En compañía de un viejo colega (Morgan Freeman) y de un joven inexperto (Jaimz Woolvett), Munny tendrá que matar a dos hombres que cortaron la cara a una prostituta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 378
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2008
61 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui al cine al segundo día de su estreno y no había más de 20 personas en la sala. Nunca jamás me he sentido tan jodidamente dichoso cuando al salir del cine encendí un cigarrillo y apurando tranquilamente las caladas repasaba milimétricamente las secuencias de semejante obra de arte. Fue el cigarrillo mejor saboreado de mi vida. A día de hoy ya he perdido la cuenta de las veces que la he podido ver, sentado en mi sofá, con la persiana completamente cerrada y los teléfonos desconectados. Pero al igual que aquel cigarrillo, por más que la revise, jamás podré olvidar aquella primera vez.

Es el punto y final de un género, el más sentido homenaje de un hombre que se dio a conocer empuñando un revolver y un viejo poncho.
Todos los cliches y tópicos más repetidos en películas del género se dan de bruces ante la ultra pesimista visión del legendario oeste que nos ofrece Eastwood. Aquí no tienen cabida los héroes, los valientes ni los salvapatrias. Solo sirven los falsos pistoleros medio ciegos, los vaqueros a los que se les ha olvidado montar a caballo y los guardianes de la ley cuya única aspiración en la vida es terminar de construir el porche de su jodida casa. No es necesario ir armado para que te metan un balazo en la cara, las armas se encasquillan y hasta las putas son feas. El único elemento indispensable para formar parte del particular universo de Eastwood es que hay que ser un verdadero hijo de perra.

Las interpretaciones son prodigiosas, el guión es el más logrado que haya dado el western desde El hombre que mató a Liberty Walance, la banda sonora una delicia y la dirección portentosa.
Película que alcanza cotas insuperables e inalcanzables. Obligatoria incluso para el que no le gusten las películas de vaqueros, porque Sin Perdón es más que una película del oeste, es cine en todo su esplendor.
pipona
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3 de abril de 2009
44 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy he visto por 4ª vez, Sin perdón, y me he encontrado con una película colosal, estremecedora, rotunda, imperecedera, de esas que te seducen y perduran en la memoria para siempre y pasan a formar parte de tus películas de siempre

La historia está contada con mucho realismo, con un montaje escepcional, en el que todo ocurre con una lentitud parsimoniosa en ocasiones sin necesidad de dialogos lo que engrandece el caracter visual de la película, sin restar merito a la calidad de muchos de sus dialogos, con las dosis justas de violencia, el film no es otra cosa que un profundo análisis sobre la violencia y la maldad que los seres humanos (uno se predispone inconscientemente de parte de W. Munny, cuando es un "despiadado asesino de mujeres y niños"), que rompe con los estereotipos del western donde no hay exaltación de ningun personaje, no existen héroes, ni buenos ni malos, ni los pistoleros son tan certeros, ni matar a alguien es tan fácil, donde como se dice en otra película muchas veces no se escribe la verdad sino las leyendas.

La banda sonora me parece muy buena y muy acertada con el argumento de la película, la fotografía es sublime, como refleja un paisaje frio, sereno, solitario e hinóspito como el carácter de las gentes que habita en él, con una iluminación de interiores soberbia y unos atardeceres crepusculares.

Las interpretaciones es un poker perfecto, C. Eastwood, o como con una mirada se hace innecesario el uso del vocabulario, G. Hackman, tan prepotente, brutal, despiasdado como el protagonista pero con el amparo de la ley, Freeman amigo de su amigo, feliz con volver a cabalgar juntos, el plano cuando se da cuenta mitad alarmado mitad liberado que es incapaz de volver a matar a nadie más, es soberbio y Bob el ingles, que delicia de personaje, como recrea a un hombre al que lo único que le queda es creerse sus propias mentiras, vivir en un pasado que no fue tal como él lo quiere rememorar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
maguffi
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11 de mayo de 2006
60 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
No siempre los premios los ganan quienes no los merece, alguna excepción honrosa tenemos en los últimos años y por supuesto que "Sin perdón" es una de ellas.
La síntesis del western -o antiwestern- que nos regala Clint Eastwood (porque ante todo es SU película) sirve para cerrar la botella del género más brillante y auténtico del cine norteamericano.
La historia se basa en el guión de David Webb Peoples, que dicho sea de paso tampoco es gran cosa, sino que es sobre todo como lo transforma Eastwood en algo maravilloso donde toda encaja en una magnífica sinfonía de fatalismo. Este guión en manos de otro director hubiera salido una buena película sin más, probablemente con más tiros, pero con menos sensibilidad. Es un western desmitificador, donde fluye el esquema y lo mejora de "El rostro impenetrable" donde vemos como la figura de Karl Malden revive con Gene Hackman.
La película se sustenta, como hacen los buenos westerns, en unas fantásticas interpretaciones, donde todos los actores se encuentran en estado de gracia, no sólo los protagonistas, a los que destaco a Hackman y al propio Eastwood, que debió ser nominado, sino a los secundarios que cobran un interés y profundidad psicológica que ni los habituales protagonistas de las películas comerciales americanas tienen.
Estamos ante la mejor película de un director irregular como Eastwood, que dicho sea de paso le queremos tanto porque tiene algo de Curro Romero o de selección española, un día inspirado puede ganar a cualquiera que se ponga por delante, pero también puede perder con el del carrito los helados si se levanta con el pie izquierdo. Ese es Eastwood, el hombre que venía de rodar "El principiante" (entretenida por otra parte) y que a continuación hace "Sin perdón". Y es que algo de su estancia en España en los años sesenta se le debió de pegar.
A la película además la acompaña una brillante y melancólica banda sonora (que recuerda a la de "El cazador") y una fotografía de primerísimo nivel.
Estamos ante el mejor western realizado desde "Hasta que llegó su hora" de Sergio Leone en 1968 y una de las tres mejores de la década de los noventa.
¿Por qué hay mucha gente que no le gusta? Bueno nos guste o no, es un western y eso a mucha gente de primeras le supone un handicap para que se acerquen sin complejos.
Una obra redonda del cine contemporáneo que demuestra una vez más que el western es el mejor género para poder entender el cine norteamericano. Es allí donde se encuentran las claves de como se concibe el séptimo arte en Estados Unidos, y es además un medidor de la salud de dicho cine. En la actualidad el cine norteamericano está mal porque las películas son vídeo juegos y escasean los western que no interesan a los mocosos de multisalas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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17 de julio de 2008
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimosexto largo de Eastwood y cuarto de sus westerns, escrito por David Webb Peoples ("Blade Runner"). Se rueda en exteriores de Alberta (Canadá) y Red Hill Ranch (CA) y en los Warner Studios. Nominado a 9 Oscar, gana 4 (película, director, actor reparto y edición). Producido por Eastwood, se proyecta en "première" el 2-VIII-1992 (LA).

La acción tiene lugar en Big Whiskey (Wyoming) y alrededores a lo largo de varios días de la década 1880/89. Los protagonistas son Bill Munny (Eastwood), forajido reformado, viudo, padre de dos hijos, dedicado a la cría de cerdos; Ned Logan (Freeman), antiguo compañero de tropelías de Bill y Little Bill Daggett (Hackman), sheriff maniático y sádico.

El film combina elementos de western y drama. Desmitifica la iconografía tradicional del western. El héroe valiente y generoso, que ayuda a los débiles y lucha contra los malvados, se ve desplazado por unos protagonistas que aparentan valentía gracias al alcohol, actúan por codicia e intereses personales, persiguen la fama con la ayuda de comunicadores que novelan sus andanzas en crónicas destinadas a la prensa sensacionalista... Bill y Ned, antiguos ladrones y asesinos, han envejecido, han perdido facultades y se han integrado socialmente. Conservan recuerdos que el paso del tiempo ha despojado de falsos adornos épicos y elegíacos: cabalgar bajo la lluvia es extenuante, dormir al raso es agotador, asesinar sin piedad es imperdonable. Eastwood construye el film como una parodia crítica y ácida del personaje que él mismo interpretó durante 20 años. De la mano del relato, el realizador reflexiona sobre la condición humana: culpa, heroismo, venganza, envejecimiento, apariencias, amistad. Plantea, además, cuestiones relacionadas con la actualidad del momento (brutalidad policial). La obra traspira tristeza y amargura, no exentas de un toque de esperanza por lo que respecta a la tensión permanente entre el bien y el mal que domina el teatro del mundo.

La narración desarrolla una estética sobria, austera y equilibrada, basada en referencias realistas y clasicistas. Se inspira en dos grandes maestros del western (Ford y Hawks). El film está dedicado a Segio y Dan (Sergio Leone y Dan Siegel), dos realizadores muy cercanos a Eastwood, desaparecidos poco antes. Refuerza con imágenes el sentido de transformación y cambios del Viejo Oeste, abocado a desaparecer (encuadres crepusculares, contraluces, tumba de Claudia). Los personajes se presentan bien desarrollados, en especial en su dimensión desoladora y patética.

La música, de Lennie Nilhaus y C. Eastwood, aporta una partitura instrumental de temas breves muy variados y de gran lirismo. Destaca el corte meláncolico "Tema de Claudia", de Eastwood. La fotografía, de Jack N. Green, inspirada en la de "El tercer hombre", ofrece ambientes oscuros, opresivos e inquietantes, propios del Reino de las Sombras. Excelentes interpretaciones (Eastwood, Freeman, Hackman). Magnífica película.
Miquel
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31 de enero de 2007
36 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Sin perdón", el maestro Clint Eastwood logró revitalizar y darle nuevos bríos a un género, que ciértamente estaba muy devaluado en los últimos tiempos y de capa caída.
Y lo hizo además con una gran originalidad, contando la historia de un hombre normal, con cierto aire a fracasado y cuyos mejores años, habían quedado atrás.
El protagonista de la película se nos presenta como un hombre acabado, que está muy lejos de sus días de gloria, pero que sin embargo, se resiste a rendirse antes de tiempo y se mantiene en la lucha. Se trata más bien de un antihéroe, pero a pesar de ello, logra que lo sintamos como alguien cercano y que en el fondo, nos indentidiquemos con él.
Así que tienen ustedes por delante una maravilla del séptimo arte y sin duda, el mejor homenaje que el viejo Clint, le pudo hacer a un estilo de cine, que tanto le dio en el pasado.
RAMON
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