El cuervo (Contratado para matar)

Sumando ingredientes a la receta del género.

Acción ágil y melodrama contenido. Almas en pena que se consuelan en soledad. Sentimientos anulados por demonios del pasado. Tramas enegreciadas que se enriquecen del contraste. Personajes arrastrados por una historia que desvela conductas y anhela descanso. Sacrificando amores felinos sin esperanza.

El tono "noir" de la cinta y las deficientes interpretaciones, la dotan de cierta gracia que destensa. Lagunas argumentales al margen, la obra de Frank Tuttle se mantiene viva hasta el final.

Más allá del peinado de Veronica Lake está la nada más absoluta.

Una de las películas más entretenidas que he visto. Te atrapa desde el primer minuto, tanto Philip como Ellen son personajes cautivantes, los villanos sobre todo Gates con todo su patetismo, también.
La historia no da descanso, los personajes se mueven constantemente, Philip es perseguido durante toda la película, y a pesar de eso hay tiene para conocer a los personajes, saber qué los mueve y motiva.
Lo peor: Michael Crane, el pobre queda muy relegado, es más el antagonista bueno que otra cosa.
Lo mejor: la complejidad de Philip, es un tipo condenado desde toda la vida, que también eligió ese camino, se sitió cómodo en él, tal vez porque nunca recibió amor de nadie. De paso es muy interesante que toda la película se la pase buscando a los otros villanos.
El de Ellen también es muy carismática, agradable, luminosa. Representa todo lo bueno y positivo pero de una forma no estúpida ni cursi.
Ladd y Lake tenían una química impresionante, es curioso pero dan ternura juntos a pesar del personaje de Ladd.
Algo bastante atípico para la época y más en los noir: tiene muchos escenarios reales, una de las pocas películas donde se ve parte de la ciudad de Los Ángeles como era a principios de los 40s.

No sé a que se refiere el título con lo de el cuervo, si algún lector de esta crítica me hace el favor y me lo envía por privado, le estaré eternamente agradecido.

Me encanta el cine negro. Mucho, muchísimo. Pero no me gusta que me den gato por liebre. La trama en principio está muy bien, un matón lleva a cabo un trabajo más bien sencillo y aquellos que lo contratan para dicho trabajo, le pagan con dinero robado y marcado, para que la policía lo atrape. A partir de aquí el tal Raven se convierte en una especie de Harrison Ford en el Fugitivo y debe huir de todo y de todos. El concepto un diez, la ejecución muy pobre la verdad. Desde el cachondeo que se trae el protagonista, hasta la relación forzada y poco creíble con la novia del policía. Si a esto le sumamos un anticipado síndrome de Estocolmo, nos dará como resultado, una historia bastante entretenida y amena, pero tan creíble como la existencia de papá pitufo y Gargamel.

Si alguien a las primeras de cambio, va a ejecutarte a sangre fría, no me cabe en la cabeza que te conviertas en su ayudante, cual Robín con Batman, para sacarlo de todos aquellos problemas en los cuales se encuentre, y no hagas nada por tu liberación. Que no, que no me lo creo. Para más inri, el jefe de los malos es el tío gilito en silla de rueda, transmite tanto miedo como pitufina para seguir con el símil. Eso sí, me han encantado las escenas en el tren cuando ambos se encuentran, y cuando cuenta la historia de su muñeca deformada.

Película mítica, que vi por ultima vez en septiembre de 2013.
Alan Ladd, y Veronica Lake, pareja muy propia, muy típica que rindió muchos éxitos a la industria. Hicieron cuatro cintas y todas parecidas, por el estilo. Sí es cierto que tenía un cierto magnetismo, una cierta química.
El policía es Robert Preston, actor que murió un 21 de marzo, de 1987 concretamente. También interviene Yvonne De Carlo en la que era su segunda película.
De Frank Tuttle he visto dos cosas, esta y otra que se llame Suspense (1946), ambas estupendas, ésta especialmente, que es todo un clásico.
Un blanco y negro precioso, que se ve perfectamente
La temática no ha quedado vieja, ni mucho menos, y las motivaciones para los actos criminales son intemporales, de ahora y de siempre. Es una temática intemporal.

Lo que mas me movió a ver la película fue la aparición de Verónica Lake y, aunque ciertamente es de lo que mas puedo destacar de la película, tampoco consigue en modo alguno levantarla.

Tampoco se puede pedir mucho a los actores. Ni da tiempo a desarrollar un personaje ni hay personaje que desarrollar, siendo estos bastante planos, si no directamente caricaturescos. Especialmente vergonzante es el personaje de Alan Ladd, que es malo porque es malo y porque no sonríe, pero no por lo que se ve en la película. Sin necesidad de tener el dato, a uno se le viene a la cabeza que tal gusto por el detalle sin que este lleve a nada es producto de una mala adaptación de una novela. Y ciertamente, es la cualidad dominante en esta película, el escaso desarrollo de todos sus elementos provoca que realmente no te lleve a nada, mas que a cuatro persecuciones y un final moralizante.

A partir de esa premisa, no hay mucho mas que analizar. Alan Ladd no tiene mucho de donde tirar y se limita casi en todo momento a poner cara seria e ir de un lado para otro (y para eso no hace falta método Stanislawski alguno). Verónica Lake, que es divina, apenas tiene momento para el lucimiento mas que cantando y haciendo trucos de magia (aunque el baile es poco saleroso, así debo decirlo), y aunque un rostro tan bello llena mucho la pantalla, tampoco se puede justificar un filme sólo con ello. Laird Cregar es, quizá, el único actor que tiene unas intervenciones realmente destacables, y mas por su carisma como intérprete que por lo afortunado de su personaje.

Poco mas que decir. La dirección es bastante académica, sin estridencia. No hay grandes fallos ni aciertos. El uso de la música en ocasiones mas que ambientar saca de la película, pero no son demasiados los momentos en los que eso sucede. Como resumen, podría decir que la película prometía, pero se quedó en nada.