La víctima número 8 (Miniserie de TV)

Una serie que narra a la perfección la realidad en la que vivimos. Acción, mentiras, intereses cruzados y una trama tan retorcida como verídica, son los ingredientes perfectos para crear esta serie. Sin duda, muy recomendable para abrir los ojos a la realidad social actual.

No voy a entrar en el aspecto técnico de la serie, (deja algo que desear), me voy a centrar en la moraleja de la misma.
Está claro quienes son los buenos y malos, ¿que guionista permite que en la serie, deje eso tan claro, la lucha de la novia, la madre, incluso el cliché del padre que duda, también la lucha por buscar la verdad por parte del periodista, el que la investigadora vaya dudando cada vez más del autor del acto terrorista, y que cuando llega el final, conociendose, al asesino, permita esta inmoralidad?.
La resignación de los protagonistas no es creible, solo por parte del protagonista y por parte del padre, ¿pero el resto? No se si es la palabra que define esta serie, pero es INMORAL, se que la vida real no es idílica pero esto? Es apología al mal.

Lo que mas me ha gustado, sin duda, ha sido la ambientación en Bilbao. Casi todas las series españolas se ambientan en Madrid y es un gustazo ver estos escenarios( es mi caso me pilla muy de cerca). Estaría bien y mucha gente le gustaría que más series españolas se ambientasen en otras ciudades como Zaragoza, Guadalajara o Vitoria. Y que conste que no tengo nada en contra de Madrid. He vivido 6 años en la capital y la adoro.

La serie tiene un buen ritmo, es emocionante y no decae. Tiene algún que otro fallo de guión pero nadie es perfecto.

Verónika Moral, y sobre todo, Marcial Álvarez , están espectaculares.

Lo único malo que tiene un poco de buenismo que no me termina de convencer

La víctima número 8, podría ser otro entretenimiento ligero, esos pensados para desensibilizar a sociedades, pervertir la racionalidad, excusar sin pudor alguno la ambición, la moralidad, las instituciones, ese desgastado cuento de malos y héroes.

Nada más comenzar, una tertulia en tv sobre el atentado, uno de los tertulianos hace su papel de indignado por tal hecho y segundos después de disertar se monda de risa, osea... el que monta esta serie en qué está pensando? De todas formas entre tanto actor mediocre tampoco es que sea crucial. El reparto es nefasto. La protagonista, es un intento de actriz que puede volverse a la webserie de Basauri de donde salió.

Empezamos con una dosis progre en forma de pareja interracial, los cuales vocalizan a duras penas, hasta el punto de que aun no capto la mitad de su primer diálogo.

La chica vasca, en un arrebato, entra a una mezquita, donde rezan hombres, y falta que la inviten a un cafelito con pastas, cuando en la realidad la echarían entre gritos y a base de empujones a la calle.

La familia del musulmán acusado es una auténtica maravilla de familia, y sus interrogatorios por la policía son reuniones de amigos. Son personas perfectas oprimidas por nuestro voraz sistema y nuestra desmedida xenofobia. Somos muy muy malos, recordad.

Cuando el jefe de la subinspectora de la ertxanxa (en avanzado estado de gestación) la insta a desmarcarse de una investigación que exigirá plenas facultades físicas, mentales y abultadas horas de trabajo por el bien de los investigados y de ella misma, esta amenaza al jefe con acusarle de acoso y de ser un machista, ahí ya me propuse empezar a reflexionar sobre si lo que estaba viendo era digno de ver o era el evidentísimo fruto del ya típico cine progre español de la última década.

Todos y cada uno de los hombres blancos que salen son auténticos mequetrefes: egoistas, interesados, lelos, ambiciosos... el padre de una víctima del atentado incluso pregunta al médico cuándo podrá ponerse a trabajar, que tienen muchos negocios importantes que zanjar, mientras la madre, por supuesto, se lo recrimina, como estupendísima mujer que es.

Lo dicho, cine para progres. Si eso es lo tuyo, igual te gusta la seriecita.