El Padrino: Parte III

Michael Corleone también tiene derecho a la jubilación y a que le dejen tranquilo... pero claro, nosotros los espectadores somos los que sufrimos más que nadie su retiro.

Vamos a ver, la cinta es entretenida de principio a fin al igual que sus dos predecesoras, y es que de nuevo la realización es de diez, cada secuencia se hace atractiva y capta mínimamente la atención. Como siempre en estas cintas, la iluminación es maravillosa, la banda sonora inigualable, y la mayoría de las actuaciones son excelentes (destacando un genial Al Pacino, y unos correctos Andy García y Talia Shire).

Pero "El Padrino 3" no llega a emocionar ni a interesar tanto como las dos anteriores. Es la que tiene los personajes y situaciones menos atrayentes. Aparte del aburrido retiro de Michael Corleone, tenemos la historia de su sucesor (Vincent) y Mary Corleone, que no tiene ni de lejos la fuerza necesaria para impactar como sí la tuvieron las historias de Vito y Michael. A su lado estos dos personajes parecen planos, unos críos consentidos sin ninguna profundidad de interés. Además, Sofia Coppola no está precisamente bien como Mary Corleone.

Aun así, las partes en las que Al Pacino está en pantalla siguen siendo una maravilla. Y la sensación que producen las películas de "El Padrino", en las que se dibuja a la mafia como un gigante de tres cabezas siempre revitalizado y sin signos de morir, sigue muy presente (tal vez más presente que nunca al ver como Michael envejece y la mafia no). Además continúa siendo una delicia en el aspecto técnico y no logra aburrir, sino que además se disfruta por momentos.

Pero para mi gusto, es de lejos la peor entrega de "El Padrino". Es la menos interesante de todas (e incluso puede resultar detestable si se la compara con sus antecesoras), pero se palpa continuamente la transcendencia de lo que significa concluir la historia de las dos anteriores.

Lo mejor: La realización. La fotografía. Al Pacino y Talia Shire. El minuto final.
Lo peor: Sofia Coppola...

Michael [Al Pacino] se ha convertido en el padrino prevalente de las familias de NY pero redimir su vida dedicándose a otros menesteres, como las asociaciones humanitarias, le es complicado. Los mafiosos neoyorkinos ponen en duda sus intenciones y le piden una participación en la empresa Imobilare que ha concertado con el Vaticano y que dirige su hija [Sofía Coppola]. Su mala salud alienta a sus ocultos enemigos a tratar de eliminarlo. Escapa milagrosamente de un ataque desde un helicóptero cuando celebraba con otros mafiosos su retirada. La diabetes va a hacer mella en él y se salva, no sin ceder a su esposa la carrera de canto de su hijo Tony. Lega el padrinazgo a su sobrino Vincenzo [Andy García], que ha eliminado a Zassa, y averigua en su visita a Sicilia que los grandes conspiradores contra su vida son Luchessi del banco Vaticano y el viejo y taimado don Altobello.[detalles en spoiler]


Una buena dirección, un guión muy inteligente y sólido. Al Pacino está magistral al igual que su esposa [Diane Keaton] y su sobrino Vincenzo [Andy García] pero no tanto la hija de Michael [Sofía Coppola]. El director introduce nuevas direcciones de acción de la mafia de NY, como la relación mafia-Iglesia, presentada de manera inteligente y no morbosa. Naturalmente este espinoso asunto, incluida la muerte del papa Juan Pablo I, es más que discutible pero el director es valiente en el planteamiento de la hipótesis.

Cierto es que tras dos obras maestras ("El Padrino" y "El Padrino. Parte II") el listón estaba muy alto, y no era fácil superarlo. También es cierto que la película no deja ese buen sabor de boca que provocó los dos anteriores films de la trilogía, cosa que no le inhibe de ser una obra maestra del cine.
Algo que me encanta de Coppola es su maestría para dirigir tales proyectos, y esa perfección del plano, donde cada toma es un mosaico, un encuadre perfecto. Como en las anteriores películas de "El Padrino", mantiene una excelente tensión hasta el final, y que hablar de la fitografía tan característica de éstas películas, así como las interpretaciones.
En definitiva, "El Padrino. Parte III" es una pura obra maestra, no tan genial como las anteriores, pero digna de mención entre las grandes películas del cine.

Obra maestra del séptimo arte que además es capaz escupir a nuestro refranero popular el cual dice que "las segundas partes nunca fueron buenas". Nada más lejos de la realidad. Aquí nos encontramos con que la segunda parte es buena, pero es que la tercera es buenísima a pesar de que la enorme mayoría de fans de la trilogía canten "a capella" como una letanía insufrible "BAJA EL NIVEL DE LA TRILOGÍA Y ES LA PEOR". Yo lamento discrepar. Obviamente las opiniones como bien sabemos gracias a Harry Callahan son como los culos, todo el mundo tiene una.
Pues bien, en mi opinión ver a Michael Corleone desgastado por la edad, el remordimiento, el trabajo, a medida que sube en vez de estar mejor se encuentra con más mierda, etc.
En definitiva EXCELSO fin para una EXCELSA trilogía.

Esta película es notable y especialmente "entretenida" por su rapidez, aunque tiene altos y bajos. Su "problema", si es que lo hay, es que las 2 primeras cuentan entre las mejores películas de la historia y que, ciertamente, no está a la altura de ellas.

Aún así ha recibido algunas críticas que a mi parecer son injustas o excesivas, tales como la actuación de Sofía Coppola, quien no destaca pero cuyo personaje tampoco es como para que nadie se luzca especialmente.

La interpretación de Michael Corleone viejo y más humano me parece excepcional y no una mutación injustificada del carácter del personaje. Creo que haber visto nuevamente al poderoso Padrino como la piedra que fué en la segunda parte, luego que al final de la misma ya se le apreciara reflexivo (luego de cometer aquello que en un principio nunca se hubiese imaginado) no hubiese sido una buena idea. La humanización que sufre el personaje, quien ahora ríe y llora no me resulta forzada, e inclusive, luego de lo ocurrido, era una posibilidad a mi entender bastante probable. Por lo demás, impecable actuación de Pacino. La escena final, a la salida de Caballería Rusticana siempre me saca lágrimas. Simplemente no puedo evitarlo.

La ausencia de Hagen sí que es un lastre de la historia. Aquel personaje me resultó especialmente necesario en las primeras. Hamilton, en su lugar, hace un elegante y correcto papel, pero no mucho más que eso. Este cambio o recorte necesariamente indujo simplificaciones importantes de la trama, privándonos de aspectos que, con Duvall presente, hubiesen sido interesantes.

Con todo, una tercera parte que, sin ser la mejor, alcanza a ratos cotas muy altas