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The King of Kong: A Fistful of Quarters

7,3
1.797
Documental Un maestro de escuela secundaria y un empresario se enfrentan para romper el Récord Guiness del clásico videojuego Donkey Kong. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya frikandó maquinero. Vaya atajo de tramposos que se ponen las reglas a su gusto y se llevan la pelota porque es suya cuando pierden. Billy Mitchell es lo más parecido al líder de una secta con sus acólitos lamiéndole el culo y diciéndole lo guapo que es. Un tio que tiene miedo escénico no es competidor. Un tio que manda a sus secuaces a molestar al contrincante no es honrado. En cuanto empiezan las hostilidades está claro que el espectador se va a poner de parte de Steve; no porque sea más bueno (en el sentido de bondad humana) sino porque demuestra lo que dice que sabe hacer. Billy Mitchell da asco, va de prepotente, mirando de soslayo y sobre el hombro a todos los demás.
amarmol
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2 de junio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso pseudo-documental, real como la vida misma, que gira en torno al mítico juego de arcade 'Donkey Kong' (1981) y que se centra en la batalla entre dos auténticos recordmans del mismo: Billy Mitchell y Steve Wiebe. Dos tipos en busca de un único récord. A medida que avanza el documental, uno se da cuenta de que éste rehúye de toda finalidad didáctica en torno a este mundillo, sino que se centra en mostrarnos la durísima batalla (a distancia, eso sí) que mantienen nuestros dos protagonistas por conseguir la mejor puntuación del mundo en el mítico juego del monito de Nintendo que lanza barriles. Que por cierto, nada más acabar el documental un servidor se ha puesto a jugar, y como rezan las estadísticas, no he durado ni medio minuto por vida. En cambio las partidas de nuestros dos púgiles rondan las dos horas y media, así que imaginen la tensión que tienen que soportar dentro de sí mismos, casi al unísono que en algunos momentos del metraje.

Éste es un producto que reconozco que no puede encontrar afinidad en algunas personas, pero yo hago una llamada a la confianza de aquéllas que estén dudando por el temor a verse envueltas profundamente en el mundo de los videojuegos. Es por ello que digo que lo realmente interesante está en ver y analizar lo distintas que son las personalidades y el carácter del creído de Billy y del buenazo de Steve.

Billy es un tipo muy peculiar, de melena al viento al que no le importa llevar un día una corbata con la bandera de su país bien grande y al siguiente la Estatua de la Libertad. Un semi-dios para algunos por atesorar desde 1982 el récord de 874.300 puntos en el 'Donkey Kong'. Billy además es orgulloso, creído pero -básicamente- tiene los huevos de corbata por si algún día un padre de familia y profesor de instituto que vive a 5.000 kilómetros llamado Steve, pueda quitarle la corona mundial del 'Donkey Kong'. Steve es el polo opuesto: es amable, honrado y sobre todo humilde que persigue el reconocimiento de un récord anulado ilegalmente. No obstante, la gran diferencia entre ambos, es que Steve intenta a toda costa batir las puntuaciones en convenciones delante de todo el mundo y no a través de malditas y confusas cintas de VHS como su rival. Cualquier tiempo pasado fue mejor Billy...

Poco a poco el documental va ganando fuerza gracias a la incertidumbre por ver si de una vez por todas Billy sale de su escondite y da la cara, así como de ver a Steve por fin batiendo su merecido récord del mundo. Un producto que se desarrolla entre máquinas recreativas que quizá pueda resultar friki por su temática, pero ya digo que aparte de entretener y disponer de un buen soundtrack, hace ver al espectador lo que una persona puede llegar a hacer si realmente se lo propone. Es cierto que sobran algunos testimonios o que todo es una rueda que gira siempre en el mismo sentido, pero sin dudas ha sido una experiencia gratificante y alejada de convencionalismos.
Condosco Jones
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30 de noviembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez comienza a avanzar The King of Kong, te ves atrapado en este submundo de frikismo y poder innatural de un videojuego donde aparece un mono lanzando barriles, y un tío con 2 píxeles de bigote dando brincos y subiendo escaleras.

Unos personajes los de este documental (nunca una palabra ha definido tan bien a un grupo de humanos) que más quisiera el mismísimo Kevin Smith retratar en sus "Clerks".

El pasatiempo de estos sujetos es desafiarse a través de un clasicazo de las recreativas hasta tales extremos de poder apreciar una especie de guerra fría entre caracteres opuestos. Steve Wiebe: El soñador que lo quiso todo y no tiene apenas nada (Rusia), y Billy Mitchell: el friki que se cree el centro del mundo y también pierde aunque no lo reconozca (EEUU).
Zvonomir
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4 de junio de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La relación entre videojuegos y cine, en tanto que el asunto concierne a las adaptaciones de este lúdico arte naciente, no ha sido todo lo buena que se podrían suponer. A través de los años hemos visto como se vilipendiaban auténticos portentos argumentales como ‘Max Payne’ o se llevaba a la exageración extrema a títulos como ‘Resident Evil’ (cuya segunda entrega de 1998, permítanme decir, es el mejor homenaje que ha conocido el cine de género y serie B, pero eso es otra historia). Sin embargo entre tanta deleznabilidad adaptativa, los videojuegos y el cine parecen haber encontrado un equilibro adecuado en el género documental.

La irreverencia del glorioso James D. Rolfe y su 'Angry Videogame Nerd' ha dilatado el camino a otras producciones de un cariz más serio y ambicioso, como la irrepetible ‘The King of Kong'; documental que sirve, por encima de la historia que relata, para constatar la capacidad de supervivencia de los videojuegos retro en la nueva generación de consolas. Con estilo didáctico se nos muestra como las viejas máquinas recreativas han conservado su rincón y público en tiempos donde meter moneda en una máquina para echar unas partidas ya no sale rentable.

‘The King of Kong’ narra la lucha de dos hombres por hacerse con el récord mundial de ‘Donkey kong’. Una recreativa, que además de ser difícil hasta la desesperación, nos enseñaba por primera vez en la historia al famoso personaje de Mario Bros, aún carpintero, en su escalonada lucha por rescatar a su novia de las manos del puñetero gorila Donkey Kong. A un lado, Billy, un adinerado pretencioso pedante, barbudo y narcisista magnate de las salsas, cuyo falo se erecta cada vez que presume de sus logros recreativos. Al otro, Steve, un humilde profesor de secundaria con esposa e hijos que ha hecho de ‘Donkey Kong’ una filosofía de vida.

Y he aquí el gran acierto de ‘The King of Kong: A Fistful of Quarters’. El film trasciende al mero documentalismo. No es, tampoco, apenas una fotografía al que el viejo jugador de recreativa mira con nostalgia. Es un duelo emocionante donde los extremos en batalla se diferencian de forma tan maniqueísta que acaban convergiendo en una suerte de western -como ya homenajea el subtítulo ‘Por un puñado de monedas’ -. Las personas con sentido común se identificarán con el profesor, los arrogantes y fomentadores de la competitividad con el magnate de las salsas.

Al final la moraleja llegaría un par de años después de las hazañas videojugadoras de estos dos individuos, cuando un chino superaría con amplitud la barrera del millón de puntos de la máquina del gorila, dejando los acuñados récords de nuestros dos queridos compinches de documental desfasados. Cristalino, da igual lo mucho que te esfuerces, siempre habrá un chino que lo haga mejor ¡Quien sabe si con menos esfuerzo! El futuro tiene los ojos rasgados… De todas formas, siempre podremos pasar un buen rato con este recomendabilísimo documental.

@DavidCarideS

blog: http://lazona-b.blogspot.com.es
DavidCarideS
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12 de septiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
166/21(21/07/12) Entretenido documental sobre el submundo de un sector friki Americano, los que están enganchados al popular Donkey Kong. Con este film se abre a nuestros ojos un universo de gente enganchada al juego y que con un nivel tan grande que se compran las máquinas para su casa y solo se dedican a intentar superar el record, y es que se ha establecido un Campeonato del Mundo. La historia nos relata un tour de competitividad entre un egocéntrico y narcisista tipo Billy Mitchell, el villano, vive en Florida de las rentas de una salsa picante, lleva 23 años con el record, viste con ropas llamativas, y tiene su propio ejército de secuaces que le hacen el trabajo sucio, y el héroe, Steve Wiebe, un simpático padre de familia, profesor de ciencias en secundaria, al que se le quiere hurtar un record, y es que la historia el realizador Seth Gordon la monta como si fuera una película donde el héroe debe superar las puñaladas traperas de los que manejan el cotarro friki de este juego, esta es una especie de alegoría sobre ‘El Sueño Americano’. Steve se nos presenta como un familiar tipo, tiene una máquina Donkey Kong en su garaje y allí pasa horas jugando mientras se graba para certificar sus partidas, allí se produce una de las secuencias más divertidas, Steve está en camino de un record mientras uno de sus hijos se oye de fondo gritar que su hermano pequeño se ha cagado y hay que limpiarlo. Como a Steve no se le ha validado su record por considerar una grabación de baja calidad, una clara conspiración auspiciada por Billy, se considera que hay que hacerla en público, Steve va al Campeonato esperando enfrentarse a Billy pero este rehúsa el duelo, pero el maquiavélico personaje intenta sabotearlo. Es un entretenido producto que parece un falso documental, su hándicap es que por mucho que lo intenta no puede llegar a emocionar, la ves con aire de banalidad, hay cosas difíciles de creer, pero lo que subyace de este documental plagado de toques muy divertidos, es la naturaleza competitiva del ser humano, es algo inherente a nuestra condición el querer superar cualquier marca de cualquier modalidad, desde carreras, escupitajos, lanzamientos de huesos de aceitunas, hasta videojuegos con orangutanes. En conjunto una obra amena, con la que pasas un buen rato, pero en la memoria su recorrido será corto. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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