Lloviendo piedras

Forma parte de una trilogía y responde al mejor nivel de Loach, en cuanto a su cine comprometido, social y crítico con el repugnante neoliberalismo thatcheriano. Loach es un maestro en contar dramas sociales sobre clases oprimidas o en condiciones difíciles, pese a ser acusado (en algunas ocasiones acertadamente) de maniqueo y esquemático. "Lloviendo piedras" es directa, natural, agresiva, a ratos divertidamente dramática y con un trasfondo marcado por la duda y el pesimismo. Se saca un gran partido de los intérpretes y el guion es un compendio crítico lleno de ideas en contra del sistema político y social británico, de la hipocresía y egoísmo humanos. Narración precisa e intachable, se ratifica como uno de los mejores trabajos de Loach. Pocas veces de un traje de comunión se sacó tanto partido.

Bob Williams, está desempleado. Su gran amigo, Tommy, también. Así que los veremos haciendo cualquier cosa para salirle al paso a las dificultades. Ninguno de los dos tiene una profesión, y entonces se verán abocados a robarse un carnero para convertirlo en chuletas; hacerse con el pasto de algún vecino para vendérselo a otro o cualquier otra cosa "más digna"... pero les urge el dinero para poder mantener su situación familiar.

Para Tommy, las cosas parecieran entrar en 'calma' cuando se entera de que su hija, Tracy, nada en la abundancia vendiendo “cosméticos”. Pero, para Bob, adquirir el costoso vestido que necesita su pequeña Corinne, para poder hacer la primera comunión, es toda una odisea. Él no quiere que sea la de menos, no quiere verla con ropa de segunda, ni que use cualquier cosa, porque, como buen católico considera que ese será el día más importante de su vida, y como padre hará cualquier cosa para conseguirlo.

El notable director, Ken Loach, hace una nueva inmersión en la comedia cinematográfica, y nos trae una encantadora historia, estupendamente escrita y excelentemente dirigida. El guionista, Jim Allen, quien ya se había lucido con su labor en, “Hidden Agenda”, nos ofrece un perfecto retrato del lado oscuro de la sociedad inglesa, dejándonos ver que no son tantas las marcadas diferencias que pregonan las agencias de viajes en sus avisos publicitarios, pues, también el desempleo, el vicio, los abusos… y la miseria del pueblo, campean por los diferentes suburbios del territorio británico. Middleton –lugar donde transcurre la historia y tierra natal del guionista, Allen-, no luce, en nada, distinta a cualquier ciudad de América Latina, y antes que preocuparse por idealizar aquella tierra, Loach se esmera por transparentar las dificultades que sufre el pueblo hasta para obtener las cosas más sencillas.

En tal sentido, <<LLOVIENDO PIEDRAS>> -título metafórico para significar lo que cada día reciben los obreros y los desempleados-, se convierte en un filme testimonial que hará motivos para dejarnos ver el lado amable de la vida y producirnos unas cuantas carcajadas, pero, luego nos pondrá en camino de ese torrencial de sombras que empañan la existencia. No obstante, como en toda buena comedia, se permitirá un merecido happy end y el ser buen católico (¡que harto escasea!) quizás sea compensado como se merece.

El debutante, Bruce Jones (Bob), consigue una interpretación inobjetable, hilarante y conmovedora. Ricky Tomlinson, como Tommy, le hace una estupenda segunda como el amigo que se resiste a que su hija deba mantenerlo; y Julie Brown (Anne), logra recrear a la esposa precisa… a tal punto, que te parecerá haberla visto en tu propia casa, o a lo sumo, entre tus vecinos más cercanos.

Encantadoras situaciones, de las que no sobra ni un solo fotograma, y un entrañable grupo de personajes arrancados de la vida real, nos permite decir que, Ken Loach, ha logrado con, <<LLOVIENDO PIEDRAS>>, otro filme memorable.

Título para Latinoamérica: COMO CAÍDOS DEL CIELO

No son los comienzos de Ken Loach pero a partir de esta época empieza a apostar por su interés por el drama social, en especial tomando como protagonistas a la clase baja. En este caso un padre de familia en paro que hace todo lo posible diariamente por sacar a su esposa y a su hija adelante, haciendo mención especial a la esperada compra de un vestido de comunión para su hija de 7 años, todo ello enmarcado en su fiel creencia cristiana, así que actuará en consecuencia a su fe. Película con muy buenas intenciones y claramente identificada con el sello "Loach", recomendable por su naturalidad y sencillez con la que suceden las situaciones por las que atraviesa el personaje.

Gracias a Dios.

En el terreno donde mejor se mueve, el mundo del suburbio en paro británico, Loach se alimenta de "El ladrón de bicicletas"(la camioneta robada, el traje de comunión, etc) y su propio cine anterior para recrear el drama callado, interno y desgarrador de un hombre de mediana edad que trata de sacar dinero de donde sea, perdiendo el orgullo, pero no la dignidad, para satisfacer los pequeños caprichos, casi derechos, de una familia que asume resignada su papel en la sociedad.

Muy buena

Retratando una escala social baja, Ken Loach logra hacer de la historia de esta familia algo que parece muy realista. Basado en el problema de no tener trabajo para poder vivir, los protagonistas tendrán que enfrentarse a situaciones difíciles. Manteniendo siempre un mínimo de dignidad, el ambiente global es de esperanza y justicia social.