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Stella Dallas

Drama Stella, una chica de familia humilde, se casa con el adinerado Steve. Al poco tiempo, tienen una hija y todo parece ir bien, pero las grandes diferencias de educación harán mella en su matrimonio. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
28 de marzo de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stella Martin es una mujer muy particular. Criada en un hogar de madre indiferente y un padre estricto hasta la torpeza, ella sueña con un hombre a su lado, de seguro, más por abandonar ese frío techo, que por cualquier otra razón. Con escasa formación, su carácter es en consecuencia bastante liviano, y entre sus salidas comete ligerezas típicas de una mujer indigna, lo que hará que, cuando por fin ha unido su vida a todo un caballero como lo es Stephen Dallas, tras el nacimiento de su hija Laurel, las cosas vengan de más a menos… y pronto terminen separados, con más motivo aún, cuando Stephen se ha reencontrado con Helen Dane (Morrison de casada) quien fuera su prometida en años pasados, y quien ahora se encuentra viuda, con tres hijos… y todavía bastante atractiva.

La popular y dramática historia de “STELLA DALLAS”, comenzó como una novela escrita, en 1922, por la también poeta Olive Higgins Prouty (1882-1974), la cual fue convertida pronto en una obra teatral, labor asumida por Gertrude Purcell y Harry Wagstaff Gribble. Tras ser llevada al escenario con una buena acogida, en 1925, fue adaptada al cine bajo la dirección de Henry King, con Belle Bennett y Ronald Colman en los roles protagónicos. Habiendo dejado conmovidos a muchos corazones, también en la radio se interesaron luego por la obra, y e-s-t-i-r-á-n-d-o-l-a- y e-s-t-i-r-á-n-d-o-l-a, lograron allí una difusión de ¡18 años! transmitiéndola diariamente.

Había que hacer pues una nueva versión cinematográfica, más cuando ya el cine era completamente sonoro y se contaba con recursos suficientes para hacer con la obra un filme de calidad. Entonces, el productor Samuel Goldwyn se la encargó a King Vidor, y con un guión retocado por Sarah H. Mason y Victor Heerman, se hizo este nuevo drama que de nuevo, consigue pegar con fuerza en los corazones sensitivos, sin eludir ciertas características a las archiexplotadas soap operas, o entre nosotros, telenovelas.

El filme nos ofrece un conjunto de estupendas actuaciones, entre las que sobresalen Barbara Stanwyck, quien lamentaría hasta su muerte no haber merecido el Oscar a sabiendas de que, en esta actuación, puso el alma entera; Anne Shirley, quien recrea a una adolescente profundamente sensible, pero ávida de gozarse las buenas cosas de la vida; Barbara O’Neal, una sobria y sensata mujer de hogar que anhela recuperar el amor de su exprometido; y Alan Hale, mejor que nunca como el amigo leal, quien, sin pretenderlo, termina armando uno que otro bochorno.

Vidor se cuida de caer en el melodrama, imprime un fuerte vigor al espíritu de sacrifico de aquella madre abnegada, y al final logra un filme que permite separar sin dificultad alguna que, se puede “no ser una buena mujer”, pero en contraposición, demostrar que se tiene un inmenso corazón de madre.

Título para Latinoamérica: “MADRE”
Luis Guillermo Cardona
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30 de diciembre de 2014
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película cohabitan dos tonos, dos miradas o versiones, muy opuestas y contradictorias; por un lado tenemos al vecino gorrón, borracho y sucio que canta, malencarado, las verdades del barquero, que denuncia y se queja ante la intrínseca fealdad de las cosas; por el otro, a un angelito de alas sonrosadas y rubios rizos de oro, un querubín tierno y juguetón que nos adormece con su nana tranquilizadora y feliz.
El primero dice que esto es una sátira feroz (o un melodrama cargante y repelente), un descompuesto de majaderos y necios, de gente mala y sin escrúpulos; veamos: tenemos a la madre, una arribista desaprensiva, zafia y vulgar que, una vez cazada la pieza, se dedica a despilfarrar, emborracharse y ponerle los cuernos a su bobo marido (con un Neanderthal infantil, cutre y gritón) hasta que este se cansa y se larga como alma que lleva el diablo, vejado y ofendido. Bueno, pues este buen hombre es un petimetre cursi y almibarado, un tonto a las tres melifluo que empata con una tal Mrs. Morrison, lleva un bigotito ridículo y, en el fondo, es frío y cruel como una hiena en huelga de hambre, esperando la ocasión para abandonar su careta hipócrita y lanzarse a la yugular de su horrible esposa. Finalmente, está la insufrible niña, cargante, mimada y trepa (como su madre), pija hasta decir basta, ñoña y pánfila, que no para hasta pescar (como su madre) a otro ricachón de espanto, uno que viene con saga y todo, Richard, de los Grosvenor de toda la vida, ni más ni menos.
El segundo también dice la suya. Que es un melodrama encantador, lleno de buenas personas que sufren pero se quieren muchísimo. Una madre de origen humilde enamora a un hombre de posibles (rico venido a menos, pero ya sabemos, la riqueza ni se pierde ni se olvida, se lleva en la sangre, más tarde o más temprano volverá, es como un imán, como un perrito sabiamente amaestrado que está deseando regresar a la casa del amo que tan bien le cuidó) gracias a su buenas artes y virtudes, su espontaneidad y encanto natural. Se casan, disputan, se separan, y ella se entrega a la castidad (nada de cutres amantes o bajezas tales como el sexo ocasional, qué va, ella es pura y verdadera) y el cuidado de su hija. Solo tiene un "amigo", al que ayuda meramente, debido a su esencial generosidad. Ella es humilde, comprensiva y sensible. Y, sobre todo, una maestra suma en el delicado arte de la renuncia. Todo por la hija es su lema y divisa. La hija es un alma pura que solo piensa en el bien de todos y no le importa nada más que el amor de su madre.
Otros: Munn, amigo gañán o alma de cántaro. Morrison, arpía de cuidado que sabe latín o señora sabia y bellamente armoniosa.
Estos dos habitantes en esta casa de putas que es Hollywood se llevan como el perro y el gato en esta historia. Comienza dominando el vecino grosero durante las primeras escenas, prima la ordinariez de la madre. Pero en la parte final es el ser alado el que canta ayudado de un arpa y un coro celestial, y nos habla de amores infinitos, sacrificios volcánicos y gestas sentimentales. A veces se cruzan las dos voces, la desgarrada y alcohólica con la melodiosa y soñadora, la cruda verdad con la sensiblera leyenda épica, y no entendemos nada, otras choca una convivencia tan dispar y alborotada, pero en general la cosa va bien, su guerra es dulce, fluye con levedad y oficio, a buen ritmo. Chirría y cruje por momentos, la carcoma asoma, y la vajilla de plata parece que se oxida, pero cumple lo acordado y se va con los gastos pagados y la conciencia limpia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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9 de febrero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un melodrama clásico de relumbrón de 1937, primero, por su director el eficiente King Vidor en plena madurez, segundo, por la actriz, la que se lleva la gloria en los títulos de crédito y en las escenas, porque toda la película es Barbara Stanwyck, esa elegante tigresa de cara extraña que sin ser guapa es capaz de convencerte que sí,de que te cases con ella, y en el celuloide planear un asesinato. Lo mismo hace de rica que que de pobre como en este caso. Stella, es de familia humilde, pero no desaprovecha sus encantos para encandilar a un joven millonario, el discreto John Bowles. Este actor hace un compendio de saber estar en segundo lugar en toda la película sin ningún aspaviento, muy al contrario que el personaje de Stella, excesivo, vulgar e imprudente. Una interpretación de mujer real.
La película habla de los problemas que surgen en la pareja debido a las diferencias de clase que existen entre ambos. Ella quiere alternar con ricos vulgares y borrachuzos y él quiere formar una familia estable. Lo más terrible de todo para un americano es que la familia se rompa con hija de por medio como en este caso. La madre irá cuesta abajo en su desordenada vida aún teniendo la custodia y el padre rehará su vida con un antiguo amor (la primera película de Barbara O´Neill).
Hay varias escenas memorables, te compadeces de todos, las soluciones son drásticas y dolorosas.
La segunda parte de la película recae sobre Ann Shirley y por su esplendido trabajo fue nominada al óscar. Melodrama de altos vuelos, ágil y sincero, tal vez Kate Winslet podría hacer un buen remake en el papel de Stella en la línea de Mildred Pierce (2011) con la que comparte similitud de argumento. Buen cine clásico.
Imagomundisblog
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28 de septiembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relato social en un King Vidor que ya había rodado "La Calle" y estaba a punto de comenzar su ascenso al estrellato de los directores imprescindibles.
Melodrama social y amoroso de tremenda fuerza y potencia afectiva. Con una Barbara Stanwyck en estado de gracia, siendo todavía muy joven y una recién llegada aunque ya con cierta experiencia. Comenzó unos años antes prácticamente con la llegada del sonoro. No sé, en realidad, si verdaderamente tiene alguna cinta silente. John Boles no me suena tanto. No he visto casi nada suyo. Es el típico actor de aquellas época.
Me ha gustado mucho el melodrama. El tono ligero en las formas pero profundo en el fondo es una mezcla perfecta para la expresión de los que pretende el director.
Caracteres irreconciliables llevan a tomar una decisión drástica con respecto al matrimonio. Era de esperar. El sufrimiento y la renuncia permanente de la madre están muy bien trazados. Es un gran papel. Tiene algo de arrabalera, de mujer no ya sin cultura o formación, sino sin la más mínima urbanidad. Un papel de rompe y rasga, canónico, de gran actriz. El éxito social para ella es diversión, reconocimiento. Además se sitúa en algunos momentos fuera de lugar, poniéndose a ella y a su hija en situaciones comprometidas.
Para el padre es trabajo, discreción, cuidar de su hija en valores distintos a los de la madre. Lo de todos los días, vamos.
Era, al parecer, una de las películas favoritas de Akira Kurosawa. No llego a alcanzar por qué.
ÁAD
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26 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confrontación de clases sociales, amor de madre, sacrificio y Barbara Stanwyck.
Agregue una pizca de rebeldía y desafío, lucha y ausencia de victimismo, y remuévalo bien a fuego lento hasta obtener una masa dramática homogénea y compacta.
Moldee a su gusto y déjelo reposar hasta su presentación final. Corra las cortinas y plántese en la verja a contemplar el resultado de su obra. El éxito habrá sido suyo.
Izeta
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