Trust (Confía en mí)

Trust es la historia de unos personajes agobiados por su vida, unos personajes con miedo; un miedo al día a día, a sus sueños o a despertar de ellos. Trust es la historia de cómo las casualidades pueden juntar a dos personas cuyas vidas se dirigen a un pozo sin fondo. Quizás sólo unidos por las mentiras y por los falsos sentimientos.

Trust es bella porque Hartley sabe poner las cosas en su sitio, sin adelantarse ni buscar la lágrima fácil, sólo que veas a esos personajes, atados a sus padres, que viven con un miedo que no se pueden quitar de encima. El miedo es un sentimiento poderoso, frágil y violento, pero dominante; y en este caso domina sus vidas, les obliga a someterse bajo su yugo cruel y falto de piedad. Sólo cuando vemos esto, vemos lo que Hartley nos quiere mostrar.

Un acierto es la maduración progresiva de los personajes cuando se van viendo sometidos a crueles situaciones. María, la joven gamberra y anárquica, con ganas de comerse el mundo; tragada por un banal torrente de desgracias y bienaventuras. Luego está Mathew, el joven en contra de la sociedad, amparado por su padre, defensor de la frase: La letra, con sangre entra. Creen que la vida les va a dar algo sin buscarlo, pero se equivocan.

Trust es quizás la mejor obra de Hartley y una de las mejores películas indie de la historia. Con una belleza extraordinaria y una BSO excelente, escrita por Ned Rifle (pseudónimo de Hal Hartley, el cual componía sus propias músicas).

Y ahora, tras estos golpes que da la vida, tras esa desangración de tú ego, esa muerte de tú autoestima, esa extirpación de amor propio que da la vida, ¿confías en mí?

María es una estudiante a la que su novio, que sólo piensa en triunfar en el deporte, ha dejado embarazada. Cuando el padre de María se entera, muere de un infarto. Matthew es un especialista en electrónica; fatalista, desilusionado y violento. Repudiada por su madre, y olvidada por su novio, María se cruza con Matthew, que acaba de abandonar violentamente su trabajo y la casa de su padre, un hombre moralista y obsesivo. A partir de ese encuentro, comienzan la aventura de convertirse en una pareja normal, luego de un arranque poco auspicioso. La vida se encargará de demostrarles que no es tan sencilla como parece.
A veces te encuentras con películas como ésta. O bien te las encuentras escondidas en el videoclub, en un mercadillo o te la recomienda un conocido. Una chica se queda embarazada y su novio por temor a que lo echen del instituto la deja plantada. Al enterarse de la noticia su padre se muere y su madre la echa de casa. Una historia bien normalita. Americana y con director independiente, película de culto para gafapastas y frikis. Pues me ha gustado, y mucho. Cine que ya tenía que haber visto.
El director Hal Hartley (con El Libro de la Vida, Amateur, La increíble verdad, Simple Men, Flirt o Henry Fool a sus espaldas) traza una historia común pero llena de vida y encanto. Entre drama y comedia, con situaciones sorprendentes y personajes entre reales y surrealistas, el amigo Hal nos pega un guantazo en plena cara para que despertemos de la apatía diaria en la que vivimos. Como hacen sus personajes. María y Matthew son atípicos y viven en un mundo endiosado. Pero confían el uno en el otro.

María: ¿Puedes dejar de ver la TV por un minuto?
Matthew: No.
María: ¿Por qué no?
Matthew: Porque he tenido un mal día en el trabajo. He tenido que renunciar a mis principios e inclinarme ante un idiota. La televisión hace posible estos sacrificios diarios. Alivia lo más profundo de mi ser.

"Confianza, admiración y fidelidad es igual a amor". Los personajes hablan poco, aunque parezca lo contrario. Los silencios se pueden cortar con un cuchillo. Y cuando hablan, son secos y distantes. Un joven Martin Donovan y la malograda Adrienne Shelly dejan que la historia hable. Y Hal Hartley la capta. Un instante, una mirada. Con sinceridad.
De todas maneras, si te has aburrido en sobremanera, espera. Paciencia. Si hay algún que otro bache, toda la película vale por su final, por sus últimos minutos. Pocas veces he reconocido que una conversación tan absurda y tonta tenga más sentido y me haya dejado de piedra. No pienso desvelártelos. Ya la estás viendo. Confía en mí.

Junto con Harold y Maude, una de las cintas más raras del cine indie americano que habré visto. La película comienza con una galería de personajes a cada cual más extraño en su comportamiento. Sin embargo, es una buena forma de acercarse a la idiosincrasia de la "américa profunda" yanqui, que no es más que la exaltación de los problemas cotidianos de cualquier país avanzado a la que se le suma la falta de cultura y expectativas. Algo que contrasta con la tan cacareada tierra de las oportunidades que la mayoría de films nos venden, lo cual es de agradecer. Se nota que es una película de bajo presupuesto por muchas razones. Los secundarios son malillos. El guión tiene más agujeros que un queso gruyére. Y por dios, EL MICRÓFONO APARECE A LO LARGO DE TODA LA PELÍCULA. ¿Tan difícil era esconderlo? Menuda chapuza. Fijaos en la parte superior de la imágen. A pesar de todo ello, la película posee momentos de lucidez. Dos ejemplos:

- ¿Puedes dejar de ver la tele un momento?
- No.
- ¿Por qué?
- He tenido un mal día. Me he tragado mis principios y me he humillado ante un idiota. La tele hace posibles estos sacrificios cotidianos. Anestesia el interior de mi ser.

- ¿Me traes otra cerveza?
- Ya estas borracho.
- No, yo no me emborracho.
- Tu trabajo te hace aburrido y malo.
- Mi trabajo me convierte en un respetable miembro de la sociedad

Una fina ironía sobre la rutina del ciudadano medio, que entierra todo tipo de esperanzas y sueños quedando reducido a un zombie en lugar de una persona de carne y hueso. Película muy irregular, sólo recomendada para cinéfilos empedernidos o para fans de rarezas.

¿Quién va a impedirme que lo diga? Es de día, el caos se acumula en grandes dosis de dejadez. La pereza gana cualquier partida.

¿Quién no quiere confiar en lo que yo diga? Hal Hartley, ese hombre desconocido. Seguramente ha subido alguna montaña creyendo bajar de un pedestal. Es alguien por quien se llega tarde a una cita. Imagino que tiene muy claro lo que quiere decir, por lo que al comenzar su diálogo no todo el mundo escuchará más de dos palabras seguidas.

Para conocer, empiezo por la segunda película, teniendo la primera y esperando la tardía llegada de la tercera... la grandeza de la espera y sus resabiados protagonistas. Ya me gané mi hueco en el paraíso sin necesidad de comprar la parcela. Hoy se reconcilia la visión con el aprendizaje, quería ver con mis propios ojos dead pan, en plena lucha interna con la memoria, desde el suelo, desafiando al reloj, amenazando a nadie por querer escuchar a todo el mundo.

María es el camaleón, el choque hizo que saltara hasta algún punto concreto de la búsqueda. Matthew está insatisfecho con lo básico, sin necesidad de cambiarlo, los tipos duros son los primeros que caen.

¿Quién nombró la palabra confianza? Fue Hartley, pero se reproducía a través de los dos genios opuestos. Y yo entiendo mejor lo que no se dice con un sí o un no, aparecen más significados cuantos más rodeos se le da a una cámara a través de una estudiada frase casual sin sentido aparente.

¿Quién me puede asegurar que todavía no he dicho nada? Sólo estaba descubriendo tierras inhabitadas, explorando cambios y transcursos espaciados, y sonriendo a la pantalla, que no correspondía con la misma sonrisa, pero sí guiñaba un ojo, por eso que las gafas sólo se utilizan cuando se quiere arrojar un poco de claridad, aunque aparentemente no sean el accesorio más competente. Tal vez penséis que una linterna es más útil, pero cada uno le da una utilidad distinta a los objetos, tan presentes en la proyeción como la seguridad gracias a una granada y la razón gracias a una libreta.

¿Quién consiguió que asomara la intriga hasta esta caja? Yo confío en ti si tú confías en mí. Si no estás conforme, todo se puede negociar.

Pero... ¿Quién?

Totalmente de acuerdo con "Peter Gabriel 77" en que en los 90 nos llegó una hornada de cine independiente americano que daba gusto ir al videoclub. Ahora bien, aunque "Trust" como comedia romántica de autor está bastante bien no es lo mismo que un "Teniente corrupto". Creo que tanto Hal Hartley como Abel Ferrara coinciden incluso en que son de Nueva York, pero no los veo al salir de la facultad de cine tomando birras juntos. Los dos tienen también una trayectoria entera dentro del cine indie, algo que ya de por si es un atractivo para el aficionado que busca oferta fuera del Hollywood más convencional. Pero para mi el segundo además le echa un par. Algo que en este tipo de películas debería ser como lo que se dice del valor en el soldado.

Por los personajes que aparecen en"Trust", que por cierto, parece que se hayan criado todos bajo el mismo techo, me imagino a Hartley que es quien les escribe los diálogos, encerrado en la habitación de casa de sus padres leyendo literatura existencialista y dándole vueltas a una historia con una ex-novia del Instituto. Puedo equivocarme, pero es la sensación que me da. El protagonista al igual que en las películas de Woody Allen tiene que ser por fuerza una versión corregida y mejorada del propio autor. Bueno, igual es siempre así, ¿no?.

La película es fresca y en muchos momentos ocurrente. No recuerdo haber visto más de su director, pero es probable que sea incluso su película más redonda. También es barata y un pelín descuidada. No había visto en mi vida tantos micros aparecer por la parte superior de la imagen en mi vida. Pero lo que de verdad se le puede recriminar es su tendencia a soltar como diría un amigo mío "sentencias de sobrecito de azúcar".

Por mi parte, a ver cuando puedo ir por fin a Nueva York y descubrir qué les dan para que sea el lugar con más "artistas" por metro cuadrado del mundo. Tiene que ser algo que hayan empezado a exportar desde hace unos años a Barcelona.