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La forja de un rebelde (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV de 6 capítulos. Cuenta la historia de uno de los vencidos de la Guerra Civil (1936-1939), el socialista y republicano Arturo Barea, hijo de una lavandera, que pasó 18 años en el exilio sin poder regresar a España. El relato es un homenaje a las víctimas del franquismo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
(12/10/22) Desequilibrada miniserie (seis episodios de una hora y media cada uno) española dirigida por Mario Camus para la RTVE, ello por tener elementos muy buenos sumados a otros torticeros. El guión del propio director junto a Juan Antonio Porto (“Beltenebros”), adapta la novela biográfica homónima de Arturo Barea escrita entre 1941 y 1944 estando exiliado en Londres, narra los avatares de la historia de España durante la primera mitad del siglo XX: la infancia en Madrid, su juventud en Marruecos luchando en la Guerra del Rif, su estancia en Ceuta, su regreso a la Península y su experiencia durante la Guerra Civil en el bando de la República como censor. En una época donde en España se hacían grandes series, hasta el momento en la historia de la televisión en España fue la de mayor presupuesto con 2300 millones de pesetas (unos 14 millones de euros).

Teniendo en la serie como hilo conductor la voz en off del protagonista, aunque esta no aporta mucho. La serie tiene un desarrollo atractivo, con alguna elipsis chirriante (la mayor el salto que se da de un episodio a otro de ver al prota de adolescente y a continuación de militar en la Guerra del Rif, no se sabe que le ha llevado allí), con actuaciones extraordinarias. Seguimos la evolución moral del protagonista desde su niñez (muy adusto) Jorge Juan García Contreras, un chico despierto y vivo, pero demasiado serio para mi entender, su adolescencia (correcto Francisco Javier Morales), hasta su adultez (buen Antonio Valero) como miembro activo del frente republicano contra los populares, su toma de conciencia a medida que se cruza con los problemas de la sociedad, llegando a su fervor de activista de izquierdas, su idealismo en que cree que su posicionamiento es lo mejor para los desfavorecidos.

Pero en realidad, si miras con perspectiva la serie resulta hagiografía, es un tipo sin dilemas morales, siempre va recto, rígido, seguro de sí mismo, siempre íntegro (al menos eso intentan vendernos), valiente, apuesto, atrae a las mujeres (incluso a las prostitutas que no le cobran). Mientras todos los que tiene poder en esta serie son abusivos, por supuesto, desde la óptica comunista no podían faltar las puyas al clero, con un cura extraordinariamente encarnado por José Luis López Vázquez como violento, represor sexual, intolerante. También está el orondo que pretende quedarse sutilmente con la herencia de la tía de Arturo; Está el amanerado y estupendo Rafael Alonso como autoritario y ‘pegador’ como dueño de un comercio con niños empleados a los que veja; Los jefes de la entidad bancaria (no podían faltar las puyas zurdas al ‘Diablo’ de los bancos), corruptus in extremis, controlando hasta el tiempo que orinan los trabajadores, aquí aparece un gran Emilio Gutiérrez Caba como unos de los veteranos empleados; En el ejército (otro de los mantras izquierdistas) tenemos a oficiales en una red que expolia con cuentas falsas al estado, que incluso dice con quién puede acostarse el protagonista. También como impulsores por su patriotismo de proclamas ultra-nacionalistas; Tenemos a jefes de una empresa (empresarios como viles depredadores de soñadores) que quieren ‘robar’ una patente a un pobre inventor; Tenemos en el pueblo rural a terratenientes que por las condiciones impuestas por el gobierno prefieren no cultivar las tierras, y con ello llevar a la miseria a los lugareños; Me faltan matices en este sentido, no hay grises, es tener poder y ser Malo.

En los dos primeros episodios tenemos la niñez de Arturo, demasiado tiempo, cuando lo importante es su adultez. Teniendo como eje la tierna relación de este con su madre encarnada por una brillante Carmen Rossi, mujer que representa la dureza que sufrían las madres viudas sin ayudas, una pobre lavandera que vivía en una mísera buhardilla. Arturo vivía con sus pudientes tíos, su tío un cariñoso y comprensivo hombre, en contraste con Baldomera (muy buena) Alicia Hermida, una celosa y envidiosa mujer. Muy emocionantes las carreras nocturnas de Arturo niño por la calle escapándose (con ayuda del tío) de la cama para ir a la de su madre; Tiene encuentros con personas que le abren la mente como es precisamente su tío (laguna mía no saber su nombre, hace una buenísima interpretación) o Justo (Manuel Alexandre, calibrarlo sería limitarlo). También con un cura bueno (la excepción que confirma la regla, encarnado por un buen Ángel de Andrés López) que lo alecciona.

En el tercero, con una elipsis grimante. Ya vemos a Arturo en la Guerra del Rif como encargado soldado (de reemplazo) de ingeniería construyendo carreteras, siendo su gran misión, y muy poético, salvar una higuera de más de 500 años, esto narrado de forma lirica a su madre por carta. También nos meten unas dotes médicas que no se saben de donde viene y que parece un parche, pues luego no tiene importancia en el resto del metraje; Tenemos una gran escenificación de batalla, propia de un film de gran pantalla, una desgarradora secuencia de recogida de cadáveres en una aldea. Hay un encuentro con una madame meretriz (sin cobro de por medio), que resulta ser la ‘querida’ del comandante. Experiencias que le marcan para el resto; En el cuarto episodio, tras un descanso vuelve a Ceuta y allí tiene una labor de oficina. Tendrá una amante achuchable en María Jesús (dulce María Barranco). Amén de tener un mando (no sé su nombre) que le hace transcribir proclamas ultra-patrióticas (otros las llamaran fascistas): pero no entiendo porque este mando cree perse que Arturo es de sus ideas.

En el quinto capítulo ya licenciado Arturo, trabaja en oficina de patentes, tiene vida acomodada. Se casará con una bonita Aurelia (meliflua Lydia Bosch), con un infeliz matrimonio, a la que engañará con su secretaria (un clásico; mucho idealismo e integridad, pero para mentir a su esposa no pasa nada). Hay una subtrama en el pueblo de sus padres, donde tenemos el reflejo de lo que suponía sería una de las mechas del estallido de la Guerra Civil,... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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18 de agosto de 2014
7 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en novela autobiográfica del español Antonio Barea escribió “La forja de un rebelde”, escrita entre 1941-1944.

Película atonal, pesadita, oscura y con el tema de siempre, incluida la guerra de España en Marruecos, amén de la Guerra Civil.

Dirección profesional e interpretaciones más o menos.

Francamente, me aburren estas series con más de lo mismo, maniqueas y sesgadas.

Lo mejor: la ambientación y la puesta en escena

Camus se desaprovecha en estos lances.
Kikivall
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