Sospechoso

Entre tanto cine comercial, películas vacías diseñadas para mentes estrechas y tardes lluviosas de fin de semana, hallamos esta obra que no alcanza el título de "maravilla", pero que creo que merece más alagos que gran parte de la cartelera actual.
No me explico como recibe puntuaciones tan bajas en esta página.

Algo que merece gran respeto es el haberse atrevido a tocar temas un tanto tabús, y aunque no se arriesga demasiado, sabe denunciarlos a la perfección. Consiguiendo dibujar la antipatía en los personajes "malos", haciendo que el espectador los odie. El guión no es ni una obra maestra ni brilla por su complejidad, crea una historia bastante simple, con algún toque dramático, que consigue denunciar algo que muy poca gente tendrá presente, y mucha otra desconocerá por completo antes de ver la película.
En la dirección no podemos encontrar nada destacable, a excepción de ese inesperado juego con el tiempo. Quizá se abuse demasiado de momentos vacíos, tan solo de relleno, que de haber sido eliminados darían un toque más dinámico al filme y le aportarían ritmo.
Buenas actuaciones pertenecientes a un buen reparto.
Y gran banda sonora con influencias árabes que no pasará desapercibida, pues, a diferencia de en muchas otras películas, en esta es un elemento elemento más, con la misma importancia que muchos otros.

En la actualidad, un pequeño oasis cinematográfico.

Esta película me recuerda a mis tiempos de EGB y aquellas famosas asignaturas en las que se aplicaba el criterio de evaluación continua, de modo que los que aprobaban la tercera evaluación con el típico atracón de Junio, salvaban el curso. Durante los dos primeros tercios, "Expediente Anwar" oscila peligrosamente entre el suficiente y el bien... pero de pronto sorprende con un inteligente final que me ha conmovido hasta ponerle el notable.

Honestamente, nadie puede suspender a una película impecable en lo técnico y con un mensaje de denuncia en contra de la tortura (amparada o no por la razón de estado) con el que no se pude estar en desacuerdo. Lo que sí se nota es que ni Witherspoon, ni Gyllenhaal, ni tan siquiera Streep ponen toda su alma en unas interpretaciones hechas para aprobar con un cinco pelado, cobrar lo pactado y pensar en proyectos de más envergadura.

Trabajada, muy bien ambientada, interesante (sobre todo la trama islámica)... pero sin alma, sin sal, sin sabor, sin nada que me retuviese en el sofá para ir a fregar los platos y verla desde la cocina. Y de pronto llegó el final y me quedé perplejo, sin terminar de creerme que el guión, la dirección y el montaje habían estado jugando conmigo (para bien, de manera inteligente) obligándome a revisar la película para ver que efectivamente encajaban todas las piezas correctamente.

En cierto modo, tiene un final efectista en plan película de M. Night Shyamalan, pero para bien... de las que el desenlace es una forma eficaz de terminar (y mejorar) una película de por sí buena (como "El Sexto Sentido") sin que la película sea un mero relleno para un buen final que a alguien se le ocurrió en una noche de inspiración (como "El incidente").

En resumen, una película de "bien" que se lleva el notable por el trabajo de fin de curso para subir nota. No se lamenta el tiempo empleado en verla.

Hay películas que transcienden por su contenido más allá de su calidad artística o técnica, este es el caso de “Expediente Anwar” (Rendition). El film trata de un hecho sucedido a un ingeniero químico egipcio que es detenido como sospechoso de terrorismo, sin respetar sus derechos y para extraerle alguna información. Es obvio que nos sentamos conmovidos por esta historia, más aún, cuando su mujer embarazada y su pequeño hijo, son privados de información y abandonados a su suerte, mientras reclaman justicia a las más altas esferas de la política.

Pero resulta por extraño que parezca, que no había sido el demonizado trío de las Azores, el que había promulgado una ley denominada: “Extrordinary Redention” que se permitía la injusticia denunciada por el film, no señores progres de la izquierda militante, fue durante la presidencia del Demócrata Bill Clinton, temeroso de la progresión de “Al Qaeda” que culminaría con el atentado del “World Trade Center” el 11 de Septiembre de 2001. Luego vino Londres, Madrid, París y Bruselas. De cómo los fanáticos se sirven de nuestras libertades para socavarlas, de cómo introducen su religión en nuestro territorio sin permitir el cristianismo en el de ellos.

La película recrea unos hechos, que gracias al buen trabajo de sus actores, sobrecogen por su realismo, con un execrable procedimiento extrajudicial yanqui que me repugna y que Bush incrementó, pero eso no justifica la matanza indiscriminada de inocentes que cuenta también el film de Gavin Hood. Por otro lado, el film adolece de densidad intelectual, moralmente peligroso y anclado en el esnobismo de lo políticamente correcto, afortunadamente, en una sociedad democrática se puede criticar hechos lamentables, pero en el régimen del fanatismo islámico te matan por ser infiel o cristiano, no digamos por hacer un film crítico contra el dogma de fe.

El terrorismo yihadista islámico hace tiempo que planteó una guerra santa contra occidente que no es convencional, no se libra sólo en un campo de batalla, se ha globalizado e intenta aprovechar las debilidades de nuestra forma de vida, utilizan el terror para amedrentarnos y si somos sumisos y cobardes, conseguirán sus objetivos. Como irónicamente apuntaba el escritor Arturo Perez-Reverte con flores, velas y frases solidarias no vamos a plantar cara a los asesinos fanáticos. De nada sirve que nuestra izquierda progre, intente justificar su locura intolerante contra el infiel, haciendo responsable a occidente siempre de los males del islam. ¡Hay amigos!..., es que una cosa es predicar y otra es dar trigo, ya está bien de hipocresía y cinismo.

Finalmente me hago las siguientes preguntas, que traslado a los que no piensan como yo:
1) ¿Cuántos países islámicos tienen democracia?
2) ¿Porqué no hay libertades?
3) ¿Porqué son pobres, cuando tienen petróleo?
4) ¿Porqué la mujer no es igual al hombre?
5) ¿Porqué no hay libertad de culto?
Sólo encuentro una respuesta: INTOLERANCIA

La capacidad que tiene el cine norteamericano de mirarse al ombligo siempre ha sido encomiable; muchos de sus episodios de su historia reciente (bueno... de su "historia") han sido aireados de múltiples maneras, y desde el asesinato a Kennedy hasta Vietnam, pasando por la operación "Tormenta del Desierto", han desfilado por la pantalla. Pero quizás el mayor revulsivo que haya tenido Estados Unidos durante muchos años haya sido Michael Moore, que ha logrado hacernos conscientes de los dramáticos déficits que existen en su orden social y en el llamado "nuevo orden mundial". Por eso este film, a estas alturas, es demasiado "políticamente correcto". Me explico, si "Expediente Anwar" quiere denunciar los modos de actuación de un determinado gobierno frente a una amenaza terrorista -y sus poco ortodoxos interrogatorios, etc.- pues vamos a ello. Pero que no se tomen personajes para luego convertirlos en otra cosa, ni que se dibujen otros como si fueran la bruja mala de los escobazos, porque al final, todo queda reducido a un telefilme caro, con algunos momentos interesantes, pero a la postre, completamente olvidable -a pesar de la denuncia-. La historia de un ingeniero químico egipcio que es tomado por un terrorista y su secuestro e interrogatorio fuera de los Estados Unidos sirve como pretexto para mostrar los entresijos políticos de un país obsesionado con la seguridad y los ataques a su sociedad y ejército. El surafricano Gavin Hood, que nos regaló hace poco tiempo "Tsotsi", un film duro, comprometido y estremecedor, ahora parece intentar tener una corrección política algo inexplicable dado el tema que trata, intentando no tomar partido en ningún momento. Cierto es que el empleo de los flashbacks y flasforwards es excelente, y que el montaje es ejemplar, pero a la hora de valorar todos los elementos de la cinta, nos quedamos con lo que "pudo haber sido". No obstante, hay varias secuencias de acción muy bien filmadas, pero se muestra insuficiente a la hora de trazar este sórdido retrato del llamado "terrorismo de estado", sobre todo después de que hayamos visto excelentes propuestas como "Hidden Agenda" de Ken Loach.

No voy a decir en qué circunstancia se cita porque es reveladora pero en un momento dado aparece el viaje de mi título. Algo así como "este barco te llevará a Málaga y de ahí a Madrid". Ole ahí el poderío español. Bromas aparte, la combinación de terrorismo e investigación parajudicial promete un trabajo ameno con la suficiente intriga como mantenerte en ascuas, cosa que finalmente cumple por los pelos. Por ejemplo, dudo hasta el final si el acusado es bueno o en realidad no. Eso sí, la propuesta pretende ser comprometida pero a los pocos minutos lo que hace es estancarse en una peligrosa atonía de la que le cuesta salir. Confusa en su temporalidad, lenta en su totalidad, con unas tramas no muy bien ensambladas y con un final precipitado, "Expediente Anwar" se salva más por la intención que por su resultado.

Por supuesto, el verdadero mérito de Gavin Hood no es hacerse con los servicios de Meryl Streep, que está fenomenal en tan poco tiempo, tanto que no sé si por contraste Jake Gyllenhaal me ha parecido particularmente gris, sino en poner encima de la mesa el espinoso asunto de las tácticas contra el terrorismo. En concreto, las rendiciones extraordinarias, que son el secuestro y envío de sospechoso a cárceles secretos en terceros países en los que son torturados. Todo en esto tiene muy mala pinta pero me centraré en lo último. La tortura en sí, nos guste o no, puede ser eficaz. Es más, si supiéramos que íbamos a evitar un atentado mortal la gran mayoría la aplicaríamos. Ahora bien, en la vida real raras veces se presentan las cosas con esta certeza por lo que en la práctica, más vale emplear otros métodos.