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Sesión continua

Drama José Manuel, un director de cine separado de su mujer y que apenas tiene relación con sus dos hijos, prepara una película: "Me deprimo despacio". Colabora en el guión su amigo Federico, al que su esposa está a punto de abandonarle. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
28 de junio de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
De toda la filmografía de Garci, la última que me quedaba por ver era esta Sesión Continua. No hace mucho, también vi por vez primera Asignatura Aprobada. Ambas películas poco tienen que ver entre sí, pero si destacan por algo es por su carácter extraño en una filmografía compuesta de dos etapas claramente diferenciadas, cuyo punto de inflexión fue la obra maestra Canción de Cuna.
Sesión Continua no es la mejor película de Garci, pero sí el mejor guión. Normalmente, al realizador madrileño se le ha acusado de sentimentaloide e incluso cursi. Sin embargo, la fuerza vitriólica que inunda el mundo del cine, se ve reflejado en esta película, pero desde una perspectiva de amor. Esta película conforma la mejor película de cine dentro del cine después de Cautivos del Mal, pero todo gracias al portentoso libreto de Garci y Valcárcel.
A ello se le añade la concurrencia de dos actores en estado de gracia. Los monólogos que soporta Marsillach no son fáciles para ningún actor, pues rozan el surrealismo, pero éste los dota de realismo y credibilidad. Por su parte, Jesús Puente compone un gran personaje, alicaido y descreido, que solo cree en el celuloide; no obstante, no llega a superarse respecto de Asigntara Aprobada, donde realizaba un auténtico "tour de force" del que salía vencedor.
Sin embargo, hay algo que chirría toda la película, pues en todo el metraje está presente: el personaje de María Casanova, que no tiene pies ni cabeza, así como tampoco función alguna. Aunque ello no empaña la que es una de las mejores películas de Garci.
Sip
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26 de mayo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco después de ganar el primer Oscar para España, Jose Luis Garci hizo su peculiar reflexión sobre su profesión mediante la historia de la relación profesional de un guionista y un director de cine, pensada originalmente para ser protagonizada por Alfredo Landa y José Sacristán, pero finalizada por Marsillach y Puente.
"Sesión Continua" no pierde el tono melancólico propio de su director, en especial en aquellos años de su carrera, pero al menos contiene más sentido del humor e ironía que la mayor parte de las películas de Garci. Resulta encomia ble el trabajo de su pareja protagonista, muy sueltos en el diálogo y con gran naturalidad en sus interpretaciones. Los momentos en los que director y guionista discuten de su próximo proyecto son los mejores de la cinta y hasta pueden calificarse de brillantes, y en ellos se puede percibir un claro referente autobiográfico; algo que no ocurre con la distintas subtramas de la misma, mal encajadas en el conjunto global, en especial el absurdo personaje protagonizado por María Casanova,un rostro muy habitual en el primer cine de Garci y que en esta ocasión parece metido con calzador en la película. El sentimentalismo al que el premiado director es tan propenso vuelve a tener efectos negativos en sus películas, ya que su búsqueda deriva en unos personajes planos y hasta bobalicones sin interés alguno.
Es precisamente esa dispersión en el objeto principal, el análisis de las dificultades del proceso creativo, lo que termina lastrando a "Sesión Continua" y quizá le impida en convertirse en una obra realmente acabada de "cine dentro de cine", algo que consiguió Truffaut de forma tan magistral en "La Noche Americana", en la que las historias de sus personajes eran simples trasfondos insustanciales a la intención principal de mostrar las tripas del rodaje de una película. Fue candidata, de nuevo, al premio de la Academia aunque tuvo una fría acogida entre el público y la crítica.
ALVARO
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8 de enero de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los directores tienen algo en común: tocan techo con cierta película, y no les ha ocurrido antes ni les vuelve a ocurrir jamás. Para mí que a Garci le sucedió con "Volver a empezar", sólo dos años antes de "Sesión continua".

Esta tiene una buena primera media hora, sobre todo la escena en que los protagonistas, un director y un guionista, ensayan los papeles principales de su siguiente película. El resto es regular, y encima se ve perjudicado por el exceso de tacos y un plano final del que hablo en el spoiler.

Como no podía ser menos tratándose de Garci, la nostalgia está bien presente. Yo no soy nostálgica, pero es un tema que si me lo tratan con cuidado y tino me gusta. Cuidado y tino que abundaron en "Volver a empezar", y que aquí prácticamente brillan por su ausencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
IzaNezzie
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8 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Garci es un tipo —y no sólo un cineasta— que levanta pasiones encontradas, por no decir que enconadas. Sus posicionamientos sociopolíticos (actuales) gustarán más o menos, pero lo que resulta innegable es la honestidad de su obra y el hondo, casi enfermizo amor al cine que alienta en toda ella. Ejemplo palmario de las reacciones contrapuestas que sus películas acostumbran a inducir es esta “Sesión continua”: nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, al tiempo que estruendoso fracaso de taquilla —de hecho le supuso a Nickel Odeon, la productora del propio Garci, un agujero contable de los que doblan el multiverso.
“Sesión continua” es un muy personal homenaje al séptimo arte, lo cual, tratándose de Garci, ya sé que constituye una reiteración, o una tautología, o una perogrullada. A su gusto lo dejo. Una especie de versión, nacional y a escala, de “La nuit américaine” (La noche americana, 1973) de François Truffaut, otro feroz enamorado del cine cuyo retrato, por cierto, eché de menos en la hermosísima galería con dedicatoria que sigue — ¿o precede?— a los títulos de crédito. Cuestión de filias, o de fobias.
Nada más característico en la imaginería de Garci que la presencia de hombres cansados y solitarios, al borde de la derrota pero todavía dignos en su cinismo, que beben y fuman y hablan de cine. ¿Qué otra cosa era, si no, aquel maravilloso, tan necesario, programa suyo de televisión llamado “¡Qué grande es el cine!”? —cancelado, tras diez años de emisión ininterrumpida, con el advenimiento en 2005 de la Ley Antitabaco. Para quien crea que las casualidades no lo son tanto—. Pues de eso mismo trata también “Sesión continua”. Tan sencillo que duele, imagino que especialmente a sus detractores consuetudinarios. Una cinta pequeña, minimalista y teatralizante, que preside ese sentido del humor teñido de melancolía marca de la casa, la última subrayada por el precioso “score” a cargo de Jesús Gluck muchos de cuyos acordes remiten de manera inconfundible a la icónica “Moon River” con que se abriera cada uno de los episodios del mencionado “¡Qué grande es el cine!”.
Redondea la función, nunca mejor dicho, la presencia en los papeles protagonistas de dos animales, dos caníbales de la escena patria como lo fueran Jesús Puente y, sobre todo, Adolfo Marsillach. La lección magistral de interpretación que imparten al alimón alcanza su cúspide en esa borrachera mano a mano coronada por la impagable disquisición en torno al hermafroditismo a plazos de los mejillones.
En fin, tampoco hace falta que saquen el reclinatorio, que mi entusiasmo no les impida ver el bosque; pero sí permítanme recomendarles esta joyita metacinematográfica y cinéfila. Más lo segundo que lo primero, y es por ello precisamente que no dudo de que la disfrutarán.
Carorpar
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24 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta buena y bonita film. Es un homenaje en general al cine. Garci aprovecha su bien hacer y su amor al cine para hacer ese homenaje por su parte. Un director de cine que prepara su próxima película y su amigo Federico son el eje de la historia. Adolfo Marsillach una vez mas esta genial en su papel. Igual que Jesús Puente. Pero no hay que desmerecer al resto del reparto. Un José Bódalo en estado de gracia. A mi la ´única que no me gusta fue María Casanova que creo que fue pareja del director y parece que solo esta ahí por eso. Las películas que ha protagonizado no me ha mostrado nada no me ha llegado y aquí no es una excepción.
Orson_Welles
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