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Anna Karenina

Romance. Drama La historia tiene lugar en el siglo XIX y explora las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa. Ana Karenina, una mujer de la alta sociedad que se enamora del joven y apuesto oficial Vronski, abandona a su esposo y a su hijo para seguir a su amante. Nueva adaptación de la novela de León Tostói. (FILMAFFINITY)
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Críticas 116
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2013
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Muchas han sido las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de la novela de León Tolstói, y tengo que reconocer que poco se de ellas e incluso de la misma obra literaria. Pero no es momento de hablar de otras adaptaciones sino de la Anna Karenina que ahora llega a las pantallas de cine (pronto a estrenarse en Venezuela) esta vez bajo la tutela de Joe Wright, quien tiene en su carrera cinematográfica un repertorio de buenas películas del genero romántico y de época como la gran lograda “Orgullo y Prejuicio” y “Expiación”.

“-Te amo - ¿Por qué? – No se le pregunta eso al amor”. Tenía muchas ganas de ver esta película, lo admito, y es que se extraña muchas veces en las pantallas de cine, historias de amor de excelente calidad, y es que así se antojaba la nueva versión de Anna Karenina, tal vez ayudada por ciertos factores como su realizador, su estética o el excelente reparto que ha sido contratado para la película. Ahora bien, mas allá de eso, nos situamos en la realidad y nos preguntamos ¿Cumple Anna Karenina con las expectativas? Considero que es una respuesta que el público debe responderse a sí mismo. Por mi parte, se me ha hecho difícil, y es que son tantos los sentimientos encontrados ante una propuesta con muchos meritos pero también con desaciertos, que si los pondría en una balanza pesarían por igual.

Arriesgada en todo los sentidos, y se aplaude ¿Por qué no? Hermosa, sublime y elegante y a ratos empalagosa y agotadora. Con un comienzo apresurado y un poco confuso, se nos presenta a cada uno de los personajes de la historia, de una manera inentendible que poco a poco nos va revelando el por qué de las cosas. Y es que los acontecimientos ocurren en las inmediaciones de un teatro, donde el trabajo técnico, la estética y la dirección artística se muestran a la altura de una súper producción, pero a la vez cansa, tal vez por la exageraciones y lo presuntuoso, o por el excesivo metraje en el que vemos a los personajes salir y entrar del escenario como se les antoje.

La narración lleva un ritmo acelerado que se mantiene en toda la película y que en mi opinión y gracias a Dios disminuye en los minutos finales, tal vez sea esta la causa de la falta de profundidad de la historia, donde una narración tan veloz mata todo rastro de sentimiento y emoción, y esto es crítico para una película donde el romance se presta como el argumento. No se nos permite descansar, y termina agotando, aunque no se niega la presencia de escenas brillantes, dignas de aplausos y elogios. Citando por ejemplo, esa hermosa, elaborada y excitante pieza de baile (mi favorita) que eleva la película a otro nivel y nos lleva a sentir el romancea través del coqueteo y la atracción, también esos cortos pasajes sensuales (como los besos en el campo) que rayan en lo erótico y sublime.

Lo mejor de Anna Karenina es el aspecto técnico, sin duda, donde la música reina de principio a fin, excelentes piezas que van a la par de la narración. Un vestuario que habla por sí solo del porqué de sus múltiples premiaciones incluyendo el Oscar en esta categoría. Una ambientación bellísima, donde a pesar de lucir recargado, todo está hecho con calidad. Elogios para el reparto donde todos aprovechan al 100% cada tiempo en pantalla, pocas películas pueden reunir tan gran cantidad de excelentes actores, encabezado por la siempre prefecta y soberbia Keira Knightley que se exige a sí misma y evoluciona juntamente con su personaje, ya es hora que la vengan reconociendo como lo que es, una excelente actriz. Jude Law correcto en su papel de hombre distante y educado, las cámaras aman a Aaron Johnson que cumple con su papel de galán, de verdad muy buena actuación, y no acabaríamos si seguimos mencionando a Kelly Macdonald y Domhnall Gleeson (que demuestra el talento que en Harry Potter no pudo manifestar), y otros mas, todos brillantes.

Anna Karenina quedara como una película ostentosa, muy elaborada y lograda a nivel técnico y actoral, todo movido tal vez por el hambre de su director de conseguir una épica historia de amor, da menos de lo que aparenta ofrecer, carente de emoción que solo a rato nos permite conectar con el trío amoroso, pero eso sí, con escenas hermosas y hasta poéticas, y es que es una película que raya en lo lirico y teatral, muchos la amaran y a otros los dejara satisfecho, eso sí, sin cumplir con las expectativas generadas.

@roymer1993
Roy88
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16 de marzo de 2013
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La novela de Tolstoy no la he leído, pero seguramente será bastante difícil de digerir, por eso cuando se intenta adaptar al cine es complicado hacer una película con ritmo y que no aburre. La versión de Clarence Brown con Greta Garbo, que es la otra que he visto, tiene los mismos problemas que la de Joe Wright y es que estéticamente está bien pero le falta bastante ritmo, pero claro en ese caso cuenta con Greta Garbo, Fredric March y unos intérpretes secundarios de lujo. Centrándonos en la película del 2012 la primera parte es muy buena visualmente, hay un baile muy bien rodado que intercala con momentos de Keira Knightley en el tren y lo encuentro muy pesado además de intentar modificar la historia original sin conseguirlo. La segunda mitad de la película mejora bastante, la historia se centra un poco, eso unido a un excelente diseño de vestuario y a una gran banda sonora clásica hace olvidar la primera mitad muy pesada y mal explicada.
WILLY74
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16 de marzo de 2013
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Una propuesta tan pomposa y artificial como el entramado que se han inventado para poner en acción a estos personajes inmortales que el señor Wright convierte en mortales desde los primeros minutos. Película pretenciosa, aburrida e innecesaria, carente de sustancia, de cuerpo y de alma. Para quienes desconozcan la obra, sufrirán para comprender lo que sucede y, quienes la hemos leído con placer, chillaremos de dolor al ver un realización tan pastelosamente insulsa, a unos actores tan mal escogidos, a una Anna Karenina en la piel de la "plana"Keira Knightley y a un Vronsky protagonizado por ese esperpento de amante llamado Aaron Johnson.
Si le doy esta puntuación algo digna es porque salvo de la quema cierto esplendor decorativo y, tal vez, la audacia de la idea, tan fallida al final.
Federico
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16 de marzo de 2013
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He visto esta película sin haber visto ninguna referencia sobre ella lo que es bueno para opinar, ni he leído ninguno de los comentarios que aquí se escriben. Sin más preámbulos creo que en una obra tan densa y larga, el guión se ha perdido en el preciosismo estético dejando de lado algunos aspectos de la historia. Solo se centra en el tronco central de Anna Karenina, Conde Vronsky y Karenin. Creo que la idea de representar gran parte de la historia en un escenario teatral es original pero desvirtúa la obra. Tiene demasiodos excesos estéticos como el baile exagerado y ciertos movimientos de los personajes. De todas formas hay un plantel de actores excepcional (no es el caso de Keira Kneightley) empezando por Jud Law que me encanta en esta película, Mathew McFaiden, Ruth Willson (encantadora en Jane Eyre) incluso Aaron Johnson, la deliciosa Emily Watson. Es lógico que el director quiera retomar a los actores de Orgullo y Prejuicio, e incluso Expiación, que le dieron tan buen resultado, pero creo que no llega a la altura de las mencionadas.
aloevera
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16 de marzo de 2013
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Esta Anna Karenina de Wright es película teatral en el mejor y en el regular sentido del término. Joe Wright es un Director relativamente nuevo, a pesar que hace filmes desde el año 2000. Pero en esta obra, hace una elaboración muy de primeros planos, muy teatral, muy de escenario. El cine, para mí, es otra cosa. Es más expansivo, más rural o urbano, pero más exterior que la película de que hablamos.

En la historia, que se desarrolla en el siglo XIX y analiza las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa, Anna Karenina es una mujer que abandona a su marido y a su hijo, cuando se enamora del apuesto oficial militar Vronski,. Se trata, así, de otra adaptación de la novela homónima de León Tostói.

Knightley, hace el papel de Karenina con cierta dignidad pero sin mucha convicción. Jude Law protege su interpretación a base de hieratismo: personaje frío y con más años de los que en la novela tiene. Y el más irregular de los principales es Vronski, que aparece como un personaje afeminado y pusilánime. Como en el común de las películas británicas, lo más sobresaliente es el reparto de actores secundarios excepcionales en su interpretación coral.

Es un Tolstói al estilo rococó y su director Joe Wright parece haber pecado de narcisismo mirando más su “excelente” obra que la conocida obra de Tosltói. Cierto es que esta Anna Karenina es toda una fiesta para los sentidos, es una película preciosista, que merece sobradamente el Oscar al mejor diseño de vestuario que efectivamente obtuvo en 2012. Merecen igualmente la pena y con una calidad magnífica la música de Dario Marianelli y la maravillosa fotografía de Seamus McGarvey. Pero en realidad, cuando uno sale de esta peli, cree haber visto un film un tanto aburrido, pedante o teatral, algo que nunca fue Tolstói.

Por consiguiente, considero esta cinta una obra con pretensiones que se quedan más en el envoltorio que la esencia del egregio escritor ruso: espectacular en su puesta escena y en la ambientación, pero en suma resulta ser una adaptación elíptica e irregular, incluso un acto de arrogancia artística. Demasiados suntuosos planos, encuadres en exceso estilizados o cambios de ritmo abruptos en el montaje.

Y en lo que a mí toca, y a fuerza de hacerme repetido, creo que hay que salir del teatro. El cine es cine y el teatro teatro. En fin, película de apariencias rebuscadas, que merece algunas de las nominaciones a que fue propuesta (banda o diseño de producción), amén del Oscar que le concedieron al mejor vestuario. Como apunta Manuel Yáñez: “Releer a Tolstói de la mano de un esteticismo desatado, (es) una apuesta kamikaze que encuentra acomodo en la translúcida frontera entre lo sublime y lo ridículo”.
Kikivall
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