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Duplicidad

Thriller. Intriga. Romance Claire Stenwick (Julia Roberts), ex agente de la CIA, y Ray Koval (Clive Owen), ex agente del MI6, han abandonado el mundo del espionaje para dedicarse a un negocio más lucrativo que los convierte en enemigos: su misión consiste en encontrar la fórmula de un producto que hará ganar una auténtica fortuna a la empresa que la consiga. Sus jefes son el titán de la industria Howard Tully (Tom Wilkinson) y el desaprensivo consejero delegado ... [+]
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
3 de septiembre de 2010
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Película enrevesada de intrigas de espionaje y aderezada con un extraño romance de ida y vuelta.

Lo que más destaca positivamente de "Duplicity" es su gustosa banda sonora. Vigorosa, inquietante y jocosa, la música de Newton-Howard homenajea oportunamente al añejo cine de espías... y además atesora el mérito de sosterner primordialmente la narración.

La película goza también de una buena realización y una fotografía azulada muy seductora. Los actores de renombre cumplen sin molestar. La verdad es que la puesta en escena en general tiene una clase y elegancia embaucadoras.

Otro de los puntos fuertes de la cinta es que Gilroy no abandona esa jugosa temática que ya trató en su ópera prima. Aquí sigue con los temas de trapos sucios y falta de escrúpulos de las grandes empresas. Si en "Michael Clayton" la guerra sucia era entre abogados de empresas, aquí es entre espías de empresas... y además Gilroy esta vez ofrece un pulso narrativo mucho más trepidante que el de "Michael Clayton" (se acabaron esos silencios de bostezo), por lo que la cinta no exaspera sino que engatusa... pero Gilroy también ofrece una historia menos profunda e interesante que la de "Michael Clayton" y unos personajes de menos calado y peor perfilados.

Y es que "Duplicity" es un continuo quiero y no puedo... o un puedo y no me da la gana. Ya que a pesar de tener un reparto de lujo, una buena ambientación y una narración enmarañada... a duras penas consigue crear curiosidad en su historia o personajes, y mucho menos genera una gran atención.

La cinta tiene continuos acontecimientos de espionaje enrevesado, pero son algo homogeneos y demasiado redundantes... tanto que al final los engaños son tan excesivos y repetitivos que acaban importando poco o nada según avanza la trama.

Tiene buenos recursos narrativos (mucho juego de elipsis temporales con flashbacks y demás), pero estos recursos de despiece narrativo parecen un intento de adornar y disfrazar de excesiva virguería y galimatías una historia que en el fondo resulta repetitiva, plana e insulsa.

Y es que "Duplicity" nunca se centra bien en el tema de la competencia empresarial, no ahonda en su trascendencia ni en sus personajes (desaprovechadísimos unos excéntricos Giamatti y Wilkinson), se queda en algo demasiado básico, y elige torturarnos con un romance obviable, soso y sin química protagonizado por Julia Roberts y Clive Owen (ambos con poco carisma y mucha gelidez) donde desaprovechan unos deslenguados diálogos, no transmiten interés el uno por el otro y ni sus enfrentamientos ni sus revolcones son tan potentes como para atrapar lo necesario.

En fin. Muy efectista en su narración, algo pobre en sus actuaciones principales y un tanto fallida en su trama. Una pizza rápida (pequeña base de Bourne, salsa barata de Michael Clayton y tropezones de Sr. y Sra. Smith) que deja ese regustillo nunca plenamente satisfactorio de la comida basura.

Lo mejor: La banda sonora.
Lo peor: Un romance fallido...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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30 de agosto de 2011
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El realizador Tony Gilroy tras su exitosa "Michael Clayton", vuelve a incidir en un universo parecido. Si en su anterior film eran abogados vinculados a grandes empresas, ahora son espías vinculados a grandes empresas, un enfoque bastante original. El realizador, nos lleva a la trastienda de la competencia entre dos grandes empresas que buscan todas las artimañas y subterfugios posibles para conseguir cualquier secreto que le permita llevar la delantera.

En este contexto, en teoría, dos expertos espías, deberían desenvolverse como peces en el agua, aunque la realidad será un tanto diferente. Paradójicamente, Gilroy a la hora de afrontar un punto de partida novedoso, se vale de mecanismos "antiguos" para desarrollar su historia, mezclando géneros con habilidad. Por un lado, se respira en general la atmósfera de los típicos films conspiratorios de los años 70, presentando a ambas empresas como dos fuerzas oscuras, que libran una batalla en las alcantarillas, lejos de los ojos de cualquier ciudadano de a pie. Por el otro, cuando la historia pasa del complejo engranaje conspiratorio a los dos principales protagonistas, el film adopta un tono de comedia sofisticada. Gilroy se vale de la buena química entre Julia Roberts y Clive Owen para fabricar diversas secuencias en las que juega de forma ligera con el engaño y la desconfianza. No hay que olvidar la desconfianza es la base de la curiosa relación entre ambos. Claro que el realizador juega con ventaja, no sólo escondiendo sus cartas, sino además desordenándolas, manteniendo en el espectador cierta desorientación, y al mismo tiempo desconfianza sobre lo que va viendo, puesto que tras alguna secuencia importante, se produce un salto en el tiempo que cambia totalmente la visión de la secuencia anterior.

De esta forma va construyendo el film, apoyado en una intriga que no se desvelará hasta la recta final, y con la incertidumbre de saber las verdaderas motivaciones de sus protagonistas, puesto que durante la mayor parte del film ha estado jugando al despiste, de tal forma que acabará dando el último golpe de gracia a través de un montaje parelelo, que también tendrá su explicación mediante el habitual salto al pasado.

Es cierto que la pareja protagonista está bastante correcta en su interpretación, pero también lo es que monopolizan excesivamente el film, desaprovechando la presencia de dos buenos intérpretes como Paul Giamatti y Tom Wilkinson cuya participación en prácticamente testimonial. En esta ocasión, Gilroy no profundiza demasiado sobre los oscuros intereses privados, dejando excesivamente diluida la crítica (si es que la hay) quedándose a medio camino, y centrando el objetivo en la curiosa relación que se establece entre sus sus protagonistas. El tema daba para algo más que para la alta comedia, disfrazada de ciertas dosis de intriga, pero cuando aparecen grandes estrellas en pantalla, no siempre se puede hacer el film que un director quiere.
manulynk
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16 de diciembre de 2011
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Con una importante carrera como guionista a sus espaldas, y después de escribir los notables guiones de la exitosa saga de Jason Bourne y de una serie de títulos más resultones que eficaces, Tony Gilroy decidio dar el salto a la dirección con la seria y apreciable Michael Clayton. Se adentró en el oscuro mundo de las grandes corporaciones empresariales, y como estas gestionan sus trapos sucios, de manera clara y directa. Y aunque a la película le faltaba algo de fuerza e intensidad, debió quedar el hombre tan tocado por el asunto que sintió la necesidad de desquitarse. Y la mejor manera de hacerlo era dirigiendo una comedia. Supongo que para evitarse el trabajo previo de investigación y todas estas cosas que hacen los guionistas, se le ocurrió la idea de ambientarla en el mundo de las grandes corporaciones empresariales y sus trapos sucios, otra vez. Asi que en poco más de un año ya tenía lista una nueva película. Su título, Duplicity, y la jugada le salió medianamente bien, pero varios puntos por debajo de la solidez de Michael Clayton.
Tras un pasado como agentes secretos para los gobiernos de sus respectivos paises Julia Roberts y Clive Owen trabajan ahora como espías para dos grandes empresas que compiten por un mismo objetivo. Los intereses de sus respectivos jefes chocan directamente con los suyos propios, y es que la atracción que sienten el uno por el otro viene de lejos, y se interpone entre ellos y su trabajo unas veces, y en otras ocasiones es el trabajo el que se interpone en el juego de seducción que disfrutan. En cualquier caso, de una u otra forma, las chispas saltan entre ellos cada vez que se encuentran.
La historia funciona bastante bien en lo referente a este baile de encuentros y desencuentros entre la pareja protagonista. La película en estas ocasiones tiene ritmo, y desprende un magnetismo que está directamente relacionado con la excelente química que existe entre los dos actores, algo que ya demostraron también en el drama de Mike Nichols, Closer. Estilo, elegancia y sentido del humor son las credenciales que tanto Julia Roberts como Clive Owen aportan a esta estilizada Duplicity.
Pero estos dos personajes y sus intérpretes no son suficientes para mantener el nivel de la película medianamente alto. Lejos de la solidez del alambicado guión de Michael Clayton, Tony Gilroy vuelve a escribir una historia que más que compleja resulta complicada. Los contínuos saltos en el tiempo y los constantes bandazos que dan los personajes solo consiguen confundir al espectador. La presencia de dos actores tan buenos como Paul Giamatti y Tom Wilkinson, interpretando a los jefes de las dos compañías rivales, resulta tan brillante, por la parte que toca a los actores, como desaprovechada ya que sus personajes no mantienen durante la película el protagonismo que se merecen.
De esta forma Duplicity acaba siendo una película tan lujosa y, a ratos, jugosa, como confusa y, en el fondo, banal.
ernesto
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4 de noviembre de 2012
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Una decidida mirada al mundo del espionaje industrial, en lo que es un reflejo glamuroso y bonito de las películas de espías tradicionales. En el camino, pierde profundidad y desarrollo de personajes, a cambio de una dinámica movida y unos decorados elegantes. Entretiene, aunque la parte de romance sobra por completo y acaba ocupando una parte excesiva del metraje. Parte que acaba simplificando la trama de espionaje y los procesos que corresponden, y que releva muchos de los mejores diálogos sobre confianza, mentiras y traiciones a un segundo plano frente a la historia de amor que rodea todo. Pierde así, claramente, mucha de la fuerza que habría podido tener en manos de un director que se preocupase menos por la estética y la diversión light, y estuviese realmente interesado en el mundo del espionaje.
Sepherim
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13 de marzo de 2013
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En ello (el recontraespionaje) era especialista Max Get Smart, el famoso superagente 86. Así son las películas de espías, de contraespías y de recontraespías. Rizar el rizo rizado, hay que ver cómo les gusta.
Pues nada, disfruten de Julia Roberts, olvídense del guión y pasen un rato entretenido sin exagerar. He leído en otra crítica que falta o falla la química entre Clive Owen y Julia Roberts, es cierto, no hay ningúna química entre ellos aunque debiera haberla
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
zaporowsky
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