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España España · A Coruña
Críticas de Mikel
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Críticas 12
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
17 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantan las novelas de Sherlock Holmes y muchos de sus productos variados (series, películas, videojuegos, etc.). Soy un verdadero fan de Billy Wilder, de hecho, lo pondría en mi top 5 de directores de cine favoritos. Podría parecer que tenemos todos los ingredientes para que ésta fuera mi película preferida. Pues no solo no es así, sino que puedo afirmar que nos encontramos ante la peor película del genio. Pero no pasa nada. Todos los grandes directores tienen alguna mancha en el expediente.

De entrada, como adaptación del universo del celebérrimo personaje literario, deja bastante que desear. La representación del propio Holmes es correcta, mostrándose como un hombre frío y distante y con una pasmosa capacidad deductiva. El gran fallo lo tiene el doctor Watson, que aquí es reducido a un pobre petimetre, un pringadillo (para que nos entendamos), que no solo es bastante corto de mente, sino que es empleado por el flojo guión para introducir constantemente chistes forzados y, en su mayoría, carentes de gracia. Si a esto le sumamos que, tanto el detective como el doctor, están interpretados de una forma poco destacable, tenemos a una pareja protagonista poco agradable y nada carismática, entre la que no existe ninguna química. El tercer personaje protagonista, inexistente en las novelas, es el de una mujer que les acompaña y que, desde el principio, sabemos que no es trigo limpio, así que no posee ni el beneficio de la sorpresa. El trío protagonista suena forzado, caricaturesco, sin la más mínima frescura, gracia o credibilidad.

No mejora tampoco su trama. Wilder y Diamond, a los que debemos tantísimos guiones maravillosos, escribieron en esta ocasión una historia desligada de las novelas de Conan Doyle, absolutamente carente de interés, de sorpresa y de intriga. Sí, hay un misterio que resolver, pero que genera en el espectador un interés nulo, y el factor sorpresa es inexistente. Además, en el último cuarto de metraje, la trama se va volviendo cada vez más y más absurda, hasta alcanzar unos límites de parodia algo vergonzosos. Su visionado no resulta un suplicio, se puede ver, aunque con absoluta indiferencia, y es imposible no pensar en otros asuntos, u ojear el móvil de vez en cuando. O sea, que no es soporífera, pero sí algo aburrida. Su contenido sería el propio de una barata serie de televisión sobre Sherlock Holmes emitida en los años 70, no en un largometraje de gran presupuesto escrito por el mismísimo Billy Wilder.

¿Tiene algo de positivo? Bueno, hay algún que otro chiste que logra arrancar una sonrisilla, aunque a duras penas. Su ambientación es interesante, con un despliegue precioso de vestuario, geniales decorados y escenas rodadas en localidades escocesas que nos dejan imágenes visualmente hermosas. Además, sale Christopher Lee, que siempre es de agradecer. Como resultado final, tenemos una película que se puede ver, pero que desde luego no querré repetir jamás y que olvidaré muy pronto. Pero recordad que Billy Wilder nos ha dejado “Testigo de cargo”, “Con faldas y a lo loco”, “El apartamento”, “Sabrina”, y muchos otros peliculones. Así que, Billy, a ti te lo perdonamos todo.
Mikel
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10
14 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el cine de Álex de la Iglesia. En general. Tiene alguna buena película. Muchas regulares. Alguna mala. Y luego está “La comunidad”. Desde la primera vez que la vi, he ido al cine cada vez que el bilbaino estrenaba un nuevo título, esperando encontrarme con algo que me hiciera sentir lo que consigue esta película. Quizá “El bar” estuviese se acercase algo, pero desde luego no lo suficiente a esta joya (muy subestimada y a menudo olvidada) del cine español, a pesar de haber triunfado en los Goya de su año.

Partimos de un argumento, de por sí, original, fresco, novedoso, diferente. En la acción presente se mezclan acontecimientos que ocurrieron años atrás, que dotan a la primera parte de la película de un halo de misterio, de curiosidad por entender qué demonios está pasando en esa comunidad. Una vez que lo has entendido, el pasado engulle al presente, y la protagonista, una mujer elegante y carismática pero normal, que simplemente pasaba por ahí, se ve inmersa de lleno en una serie de catastróficas desdichas. En esto vemos a Hitchcock y sus eternos “falsos culpables”. Pero Álex es capaz de mezclar el crimen, la adrenalina y el suspense con hombres que se masturban compulsivamente, con apartamentos llenos de basura, marujas asesinas y cadáveres cercenados por la mitad. Y funciona. Al igual que hacen otros grandes directores, Álex crea un mundo en el que ocurren cosas extrañas que no pasan en la realidad, pero que resultan creíbles, que nos parecen cercanas. A lo largo de todo el visionado experimento angustia, miedo, emoción y la más pura de las carcajadas. Porque esta película representa todo lo que supone el cine de Álex de la Iglesia, que alcanza la gloria con este título como jamás lo hará en su carrera restante. Se siente el olor del edificio, se escucha crujir la desvencijada madera de los rellanos. Yo también me siento observado, se me contagia la paranoia y sospecho de todos y de todo. Me río y me angustio a partes iguales. Esto es lo que tiene el gran cine.

De la interpretación, se podría escribir un libro aparte. ¿Qué decir de Carmen Maura? Pues que es la mejor actriz del cine español, y que este es probablemente el mejor papel de su carrera (“Ay Carmela” o “Volver” están ahí ahí). Pero no es un papel fácil. Recordemos que esta señora llora, grita, asesina, corre, salta, se tira por el suelo y recibe una buena paliza, con una credibilidad apabullante. En el guión original, el protagonista iba a ser un hombre, pero Álex propuso cambiarle el sexo solo si Maura aceptaba el papel, e hizo muy bien. Carmen está soberbia (con Goya muy justificado) pero los secundarios son excelentes. Todos. Sería injusto olvidarnos de Kiti Mánver, Sancho Gracia o Emilio Gutiérrez Caba, el fantástico villano. Pero es que Terele Pávez está tremenda. Su Ramona se come casi literalmente a los demás personajes. Hace gracia, sin duda, pero la justa, sin dejar de darnos miedo. Su maldad, su rencor y su ira son los propios de la villana de una película de Disney, como una especie de Maléfica encarnada en una señora mayor de barrio. El duelo interpretativo que mantiene con Maura en las últimas escenas termina en tablas. La luz y la oscuridad se enfrentan durante unos minutos dorados en los que la única conclusión que sacamos es que estamos viendo juntas a dos de las más grandes actrices que ha parido el cine.

Originalidad desbordante, costumbrismo a lo Almodóvar, tensión a lo Hitchcock, humor negro como el de Álex de la Iglesia. Buena música, inmejorable reparto, ritmo frenético, personajes inolvidables. Es una película hecha simplemente para ser disfrutada, en todos y cada uno de sus visionados. Cuando bajo a tirar la basura, me pregunto si el vecino de enfrente me está espiando por la mirilla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mikel
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8
14 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general soy de los que prefiere las películas amables y bonitas a las duras y penetrantes. Vamos, que prefiero ver "Mary Poppins" a "Nacido el 4 de julio". Sin embargo, no por ello dejo de disfrutar de un peliculón cuando lo veo, aunque lo único que haga sea sufrir durante dos horas seguidas.

“Tres anuncios en las afueras” es una película algo compleja de analizar, ya que tiene muchas características que pueden parecer (y posiblemente sean) contradictorias entre sí. Para empezar, la historia que cuenta resulta original y clásica a la vez. Desde luego, no habíamos visto nada similar antes pero, al mismo tiempo, es un argumento muy sencillo y, lamentablemente, realista. El eje central de la trama es la violación y el asesinato de una joven en un pueblo del interior de EEUU. Cualquier otra película hubiera centrado su acción en la víctima, en la investigación posterior, en la captura del criminal, en el juicio, etc. Pero en este caso, nada de eso importa. No conocemos al asesino. No lo conoceremos jamás. No nos importa la investigación policial, ni el trabajo de los abogados. Lo que importa aquí son las personas que quedan después de que un acto tan terrible haya tenido lugar. La base de la película es la madre que pierde a su hija, el chico que se queda sin su hermana mayor, el policía que no es capaz de arreglar nada, y todos los personajes de un pueblo que se ve afectado en su conjunto por algo tan terrible. Por eso la historia es rompedora, porque los protagonistas son las personas destrozadas que lloran por la barbarie humana; pero al mismo tiempo es casi costumbrista, ya que cuenta una historia que en realidad se produce todos los días en todo el mundo (en Ebbing y en Matalascañas). Por eso es una historia que duele, que marca, que te llega al fondo del alma, porque sabes que es verdad, que eso pasa habitualmente cerca de nuestras casas, y que seguirá pasando durante mucho tiempo. Es una historia que emociona pero que también engancha y entretiene. Todos sus personajes, además de brillantemente interpretados (óscars para la protagonista y para el poli joven), son redondos, con una complejidad y profundidad que los hacen mucho más reales. No hay buenos y malos. Hay personajes que se equivocan, que a veces se arrepiente, que otras veces actúan mal. En definitiva, que viven, que existen. Además, el guionista y director Martin McDonagh muestra una enorme habilidad al introducir, en una historia tan terrible, varios puntos humorísticos, que logran arrancarte algunas sonrisas y te dan un respiro en medio de tanta dureza, pero que no quedan forzados, que son totalmente creíbles. Porque realmente así es la vida. Lo único que no me convence de la película es su final totalmente abierto, inacabado, que deja en el espectador la enorme responsabilidad de terminar esta historia. Personalmente, creo que esto es trabajo de los cineastas, no nuestro.

En resumen, que la película cuenta una historia poderosa, veraz, y muy necesaria. Que nunca se tratará demasiado el tema de las mujeres que mueren asesinadas todos los días a manos de miserables, simplemente porque son mujeres. Que las personas somos seres muy complejos. Que el dolor y la alegría, la comedia y la tragedia, pueden aparecer mezclados. La vida no tiene un género, como en el cine. Esta película tampoco lo tiene. No sé qué se tomaron los jueces de los óscars aquel año, pero “La forma del agua” no tiene nada que decir delante de “Tres anuncios en las afueras”.
Mikel
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9
13 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que tengo un gusto peculiar. Supongo que nadie que lea esta crítica dudaría en afirmar que la mejor película de mafiosos (probablemente la mejor película a secas) es “El padrino”. Pues para mí, ni padrino ni madrina. Mucho menos Scorsese y sus soporíferas “Uno de los nuestros” o “El irlandés”. Desde luego, tampoco “El precio del poder” (también de Brian de Palma). Para mí la mejor película de mafiosos de la historia del cine, y una de mis preferidas en general, es “Los intocables de Eliot Ness”. Veamos por qué.

Brian de Palma nos cuenta una historia basada en hechos reales, ambientada en la ciudad de Chicago durante la famosa Ley Seca, época de esplendor del crimen organizado. En esta historia, la ambientación jugará un papel esencial, envolviendo al espectador y haciéndolo sentir parte de este escenario. La trama que teje la película viene a ser la captura de uno de los mafiosos más conocidos de la Historia: Al Capone. Aun intuyendo cómo va a terminar, la historia te engancha desde el primer momento, resultando una película entretenidísima, intrigante y atrayente. Además, huye de planteamientos maniqueos de buenos y malos, ya que los “héroes” de la película tendrán que recurrir a menudo a estrategias moralmente reprochables para lograr sus objetivos, por lo que en muchos momentos, en el cerebro del espectador chocan dilemas morales. ¿El fin justifica los medios? ¿Yo hubiera hecho eso si estuviese en su lugar? Por tanto, entretiene pero también hace pensar, es inteligente y realista. Además de ser una trama fantástica, está muy bien contada. De Palma demuestra aquí su verdadero talento con unos trabajos espectaculares de cámara. Largos planos-secuencia, cámara lenta, momentos rápidos y alocados, otros lentos de enorme tensión. Por eso no tengo ninguna duda de que estamos ante la verdadera obra maestra del director (me río yo de “Carrie” o de “Scarface”). El ritmo cambia constantemente, haciendo que el espectador no llegue nunca a relajarse, teniéndolo en vilo durante todo el metraje. Posiblemente un factor clave para que todo funcione tan bien, el pegamento que une todas las piezas a la perfección sea la música, del mismísimo Morricone, que ya logra captar la atención desde los créditos iniciales.

Aunque el título nos remita directamente a Eliot Ness, estamos ante una película con una importancia fundamental de sus actores secundarios. De hecho, de su excelente reparto, Kevin Costner es el que menos nos interesa. Desde que vi la película, para mí este famosísimo gángster tendrá siempre la cara de Robert De Niro que, como secundario, nos regala la que probablemente sea la interpretación más brillante de su carrera, junto con la de otro personaje indeseable: Max Cady en “El cabo del miedo”. Aunque, sin duda, De Niro eclipsa la atención en todo momento y es uno de los puntos clave de la cinta, Sean Connery no se queda atrás, poniéndose en la piel de un policía duro, de los que no le importa saltarse la ley con tal de lograr su objetivo. Connery y De Niro son el plato fuerte de un reparto, por lo demás, correcto en todos sus personajes secundarios (Andy García siempre está bien) y con un Kevin Costner aceptable como protagonista, a pesar de no lucir tanto como sus compañeros.

El propio inicio de la película, la escena de la primera redada, la de la cabaña en la frontera, el plano-secuencia en casa de Malone, el vuelo hacia el coche, el momentazo del carrito del bebé (guiño al Potemkin de Einsenstein) o el juicio, son las partes más memorables de una película casi perfecta, bien escrita, bien interpretada, interesante, con una banda sonora inmejorable y emocionante de principio a fin, que finaliza con un desenlace tan sencillo como brillante. Como he dicho, la mejor película de mafiosos de la Historia.
Mikel
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8
12 de mayo de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2019, el cine español nos regaló dos películas muy diferentes pero con fuertes vínculos a la vez. Una es “Mientras dure la guerra”, de Amenábar, y la otra es “La trinchera infinita”, ambas perdedoras en la ceremonia de los Goya del año 2020 ante un Almodóvar imbatible cuyo título, en mi opinión, es bastante inferior a cualquiera de estos dos. Como decía, ambas películas tienen su punto de encuentro en la representación de la Guerra Civil y del inicio del franquismo en la Historia de nuestro país, pero el relato que adoptan es diametralmente opuesto. “Mientras dure la guerra” (brillante, por cierto), nos muestra el relato de los grandes personajes, cuyos protagonistas son Franco, Unamuno, Millán Astray y compañía. Por el contrario, en “La trinchera infinita” se opta por contar el relato de las personas anónimas, cuyos nombres no conocemos. Emplea unos personajes que no existieron, al menos no sus nombres y apellidos, pero que representan arquetipos de seres humanos que, sin duda, también fueron protagonistas de nuestra Historia, siempre anónimos, silenciados y enmudecidos. Es por ello que mi recomendación es que el visionado de uno de estos dos títulos se complemente con el otro, ya que entre los dos se nos ofrece la mejor visión de la Guerra Civil y de la violencia que supuso el franquismo en España, desde distintos puntos de vista, contándonos la versión oficial, la de los grandes personajes, y la visión anónima, la de las personas a las que les tocó vivir aquel infierno. Además de tener puntos de vista diferentes, el contenido de ambos films también dista mucho entre sí. En la de Amenábar nos encontramos un tratamiento de la violencia muy sutil y elegante, de insinuar pero no enseñar. En “La trinchera infinita” tendremos persecuciones, violaciones, violencia física, barro y sangre. Es simplemente otro modo de representar la guerra, ni mejor ni peor.
La historia que se nos presenta en esta película, vivida grosso modo por muchos españoles durante el franquismo, resulta extraordinariamente interesante, claustrofóbica, emocionante y atrayente. Todas las sensaciones que pretende transmitir son entendidas a la perfección, y realmente el espectador acaba sintiendo que también está en ese zulo, y que forma parte de esa agobiante historia. Su realismo es dolorosamente duro, y la sensación de que lo que estamos viendo es totalmente real, nos perseguirá y nos hará daño varias veces a lo largo de su desarrollo. Sus protagonistas no son héroes, son personas extraordinariamente humanas, que se esconden, que tienen miedo, que lloran, pierden la razón, se enfadan y se desesperan. Es por ello que logramos empatizar con ellos en todo momento, comprendiéndoles y entendiendo todas y cada una de sus acciones. Sin duda, es una película que se sufre y se disfruta a partes iguales, en la que el dolor y el drama es una constante, pero que no renuncia a momentos de ternura, distensión e incluso algún pequeño toque cómico. Además, en el nudo de la historia se introduce algún pequeño giro de guión que no se ve venir, y que siempre es de agradecer.
Además de la perfecta ambientación, sería injusto no comentar la interpretación, probablemente la mejor de toda la historia de la pareja protagonista, y que le valió el goya a Belén Cuesta. Tanto ella como Antonio de la Torre se mimetizan con sus personajes y les dan vida con un asombroso realismo, sin desmerecer tampoco el trabajo de los secundarios.
En la parte negativa, tenemos su duración. Reconozco que estoy un poco obsesionado con esto, pero me molesta que se cuente en dos horas y media una historia que podría ser relatada en una hora y 50 minutos perfectamente. Efectivamente, a pesar de guardar interés durante casi toda la película, perdí la atención en alguna ocasión y, en los últimos momentos, el deseo de que terminara por fin fue demasiado importante como para no restarle puntuación al acabado total. Por otro lado, igual soy un poco purista, pero no comprendo la necesidad de introducir algunas escenas de sexo que no aportan nada a la trama, que no vienen a cuento, y que son lo único que me parece que sobra por completo en el desarrollo de la película. En fin, varios detalles que podrían pulirse para sacarle mucho más brillo a una gran película que culmina con una fantástica escena final.
Mikel
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