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Críticas de Aitor Divasson
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Críticas 34
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
21 de septiembre de 2017
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer contacto con 'American Vandal' fue a principios de agosto, cuando Netflix lanzó su primer trailer a través de YouTube. Al principio pensé que se trataba de algún tipo de broma, algo que Netflix había subido para sacar un puñado de carcajadas a sus seguidores. Era imposible que una empresa de tal calibre se estuviese dejando tanto dinero en una serie cuya premisa era descubrir quién había pintado unos penes enormes en los coches de los profesores de un instituto. Así que podéis imaginaros mi sorpresa cuando hace unos días entro a Netflix y me encuentro con que la serie no solo era real, sino que además ya estaba subida en su totalidad. De pronto surgió en mí una curiosidad que joder, tenía que satisfacer cuanto antes.

Antes de nada, aviso para navegantes. Si hay una serie que debe ser vista sí o sí en versión original, es ésta. No es que el doblaje al castellano sea malo persé, sino que se les han asignado voces bastante maduras a personajes que se supone tienen alrededor de dieciséis años, lo cuál es bastante anticlimático y puede sacaros bastante de la historia. Dicho eso, empecemos con la crítica.

El primer capítulo es bastante engañoso y en parte nos hace creer que la serie va a estar más dirigida hacia la comedia, al mismo tiempo que nos hace dudar de si una propuesta tan alocada como ésta va a dar de sí para completar toda una temporada de ocho capítulos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, ya que a partir del segundo episodio podemos ver que la prioridad de 'American Vandal' no es tanto sacar una sonrisa al espectador, sino más bien crear un misterio que se antoja más enganchante y atrapante que los de la mayoría de series policíacas. Cada vez que crees que la intriga está apunto de resolverse surgen nuevas pruebas que hacen cambiar tu perspectiva hacia el caso, y es precisamente ahí donde se encuentra su maestría: en partir de una premisa tan tonta como un alumno dibujando penes en los coches de sus profesores y acabar mostrándonos lo que parece ser una pseudo-conspiración que afecta a todo el instituto.

Lo mejor de la serie es sin lugar a dudas su realización. No es solo que capte a la perfección la esencia de los programas que intenta satirizar (esos programas sobre crímenes reales que tan de moda se han puesto últimamente), sino que además está realizado con una mayor calidad y un mayor tacto que estos. Cuando trata de ser cinemática la fotografía es excepcional, y además hace un excelente uso de las redes sociales; a su modo una excelente crítica al uso que hacemos de ellas en nuestro día a día, en especial hacia esas "stories" que pueblan a día de hoy todas las grandes redes sociales. Es una pena que tan solo tenga ocho episodios de media hora cada uno; en apenas una tarde puedes haberte visto la temporada al completo. No os equivoquéis, la duración es perfecta; pero su formato es tan atractivo y enganchante que estoy deseando que le salgan imitadores para poder calmar mis ansias de ver más.

En definitiva, una serie entretenida y ante todo enganchante. Recomiendo verla sin prejuicios, ya que la premisa puede echar para atrás a más de uno y hacelres pensar que solo es otra historia más sobre adolescentes. Es lo que yo creía, pero me equivocaba. Y joder, vaya si me alegro de haberme equivocado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aitor Divasson
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5
18 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pertenezco a esa generación de jóvenes que crecimos leyendo y viendo las novelas y películas de 'Harry Potter'. Si bien yo siempre fui más de 'El señor de los Anillos', lo cierto es que también llegué a tener en menor medida un cierto fanatismo por la saga del joven mago. Aún recuerdo esas tardes lluviosas de invierno jugando al juego de "quidditch" de la PlayStation 2. Una vez que fui creciendo, me fui dando cuenta de que las únicas películas realmente buenas eran las tres primeras, con 'El prisionero de Azkaban' siendo la cúspide de la saga. A partir de ahí todo era cuesta abajo y sin frenos. Pero con las novelas no pasaba lo mismo. Con las novelas uno se enganchaba desde la primera página de 'La piedra filosofal' hasta la última de 'Las reliquias de la muerte'. Si bien no considero a J.K. Rowling una de mis escritoras favoritas, sí que pienso que gozaba de un estilo de escritura realmente enganchante. Así que el saber que Rowling se iba a involucrar directamente en el spin-off 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos' era prácticamente un certificado de calidad.

Sin embargo al verla uno no puede sino darse cuenta de que con diferencia la parte en la que más flojea es precisamente la correspondiente a Rowling. El guion es, cuanto menos, flojo; se le dedica excesivo tiempo a todas y cada una de las subtramas referidas a cada 'animal fantástico', y se trata a la trama principal como algo secundario y prácticamente sin interés. No bromeo; reto a cualquiera que vaya al cine a que cuente los minutos, y se dará cuenta de que la proporción es prácticamente 3:1. Y los principales afectados por estos son los personajes: a excepción de los cuatro protagonistas el resto de personajes destacan por su planeza y por lo aburrido y predecible de sus personalidades. Se intenta hacer demasiados guiños para mantener contentos a los fans de la saga, pero por el camino se olvida de algo muy importante: que una película no vive de guiños, y que para poder sobresalir debe gozar de contenido propio.

No todo es negativo, por supuesto. La faceta visual de la película es excelente, destacando especialmente el diseño de las diversas criaturas que pueblan las más de dos horas de metraje. No dudo en que en este sentido probablemente se llevará más de una nominación a los Oscar. Y la banda sonora que acompaña estas imágenes, compuesta por James Newton Howard, si bien no es una obra maestra cumple más que de sobra con su cometido. Pero aún con todo, la película no ofrece lo suficiente como para que uno salga del cine pensando que esa inversión de tiempo y dinero haya merecido realmente la pena.

Al final a uno le da la sensación de que lo único que salva a 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos' es el entrañable y divertido 'Jacob Kowalski' de Dan Fogler, sin duda alguna la gran sorpresa de la película, y que acaba siendo el encargado de achicar agua en un barco que cada vez se acerca más al fondo del mar. Especialmente con sus, por otra parte, excelentes últimas escenas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aitor Divasson
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6
30 de octubre de 2016
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La industria cinematográfica española es una industria curiosa. Se decía de ella hace unos años que era incapaz de llenar salas de cine, que a excepción de con los "Torrentes" de Santiago Segura apenas podía recaudar unos cuantos miles de euros en taquilla, y que ante todo era aburrida e insulsa. Todos estos adjetivos han ido desapareciendo con el paso de los años a medida que las superproducciones españolas han ido en auge (españolas, eso sí, únicamente de director y cartera). La última en llegar a la gran pantalla ha sido 'Un monstruo viene a verme', de J.A. Bayona.

El director catalán ya nos trajo hará unos años 'Lo imposible', que cosechó un gran éxito de crítica y taquilla. Numerosas fueron las noticas que aseguraban que en algunos cines de España tuvieron que poner ambulancias para atender a aquellos a los que la película les hubiera pasado excesiva factura, y muchos fueron los que aseguraron no haber podido contener las lágrimas con determinadas escenas. Es en situaciones como esas en las que uno se siente un tanto insensible, al pensar que la película había sido más bien sosa, y que todo aquel que llorase de la emoción era porque no había visto el cartel de la película, en el cual se nos destripaba el final.

Una sensación similar es la que se me ha quedado tras ver 'Un monstruo viene a verme'. En las butacas de mi alrededor los pañuelos y las lágrimas campaban a sus anchas; y sin embargo ahí estaba yo, pensando "vale, sí, la madre tiene cáncer. Pero, ¿y qué? ¿Acaso es eso suficiente para emocionarme?". La respuesta es no.

La película, dentro de lo que cabe, tiene sus puntos positivos. La banda sonora, aunque no destaque, acompaña sobradamente bien a unas imagenes que destacan por su belleza y por el excelente uso del CGI. Rescata además al 'rocknrolla' Toby Kebbell y nos ofrece una de las mejores actuaciones que Sigourney Weaver haya dado en los últimos años. Y el monstruo de Liam Neeson, aún con sus fallos, consigue darnos unas cuantas lecciones de moralidad. Y sin embargo uno no puede salir del cine sin pensar en que la película ha fallado.

El problema de 'Un monstruo viene a verme' es que es la más absoluta confirmación de que a Bayona lo único que le interesa al hacer cine es el sacar la lágrima fácil a los espectadores. Es capaz de sacrificar el guión, sacrificar la coherencia y poner de protagonista al niño más soso del barrio si con ello consigue hacernos llorar. Es lo mismo que hizo con 'Lo imposible', y hasta cierto punto con 'El orfanato'. Y ni tan siquiera lo hace de maneras complejas o innovadoras, sino que lo hace de la manera más simplona del mundo: el sufrimiento de la madre. ¡Pues claro que nos vamos a emocionar viendo a una madre sufrir! Hasta una película de serie Z nos emocionaría haciendo sufrir a una madre. ¿Dónde está el mérito ahí?

Pero eso a Bayona no le importa. Bayona se alimenta de las lagrimas de los inocentes, y sería capaz de matar al T-Rex en la segunda entrega de 'Jurassic World' si con ello lubricara aún más su inmortalidad como cineasta. Esto a su cada vez más grande legión de fans le encantará. A mí, no.
Aitor Divasson
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2
2 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado sábado, y aprovechando el mal tiempo, decidí pasar la noche en un centro comercial con mi novia y una pareja de amigos. Como buen cinéfilo que me considero sentarme en la butaca de una de las múltiples salas de cine entraba dentro de mis planes. Y así fue, pero para mi desgracia me vi obligado a ver (en contra de mi voluntad, he de añadir) la película de la temporada: “Cincuenta sombras de Grey”. Asistimos a dos horas de puro sadomasoquismo, y no hablo precisamente del que se nos mostró en pantalla, que era más bien flojito. En este caso los masoquistas fuimos nosotros por meternos a una película cuyo visionado sienta como un centenar de latigazos en la espalda.

“Cincuenta sombras de Grey” nos cuenta la historia de una universitaria con tanta necesidad de echar un polvo que se ruboriza cada vez que ve a un tío cachas; sentimiento que parecen compartir algunas de las mujeres que asistieron a la sala, como comprobé con los comentarios que hicieron las chicas de la fila de atrás cuando Christian Grey se quitó la camiseta por primera vez. Y de la noche a la mañana la tal Anastasia pasa drásticamente de ser una santurrona a estar desnudándose cada pocos minutos de metraje, hasta el punto de que en torno a una quinta parte de la película es contenido estrictamente sexual. A su lado la serie “Spartacus” parece hecha por unos mojigatos, y eso es decir mucho.

Lo peor de la película, sin lugar a dudas, son sus insulsos diálogos, que utilizan un lenguaje que parecería simple incluso a un chiquillo de 5 años. No es ningún secreto que considero a Quentin Tarantino uno de mis directores favoritos, y es probablemente mi guionista favorito por la enorme calidad que destila en las conversaciones que escribe. Pues bien, si Tarantino es el Jesucristo de los diálogos, el tal Kelly Marcel es el Anticristo. Preparaos para perlas del calibre de “te follaría toda la semana” o “tacha eso de fisting vaginal y fisting anal”

Y llegados a este punto me doy cuenta de que estas “Sombras” me han jodido completamente el esquema que uso al hacer críticas: acostumbro a enunciar las cosas buenas y las cosas malas de la película, para que así aquel que se tome el tiempo necesario para leer lo que he escrito determine si los puntos positivos son suficientes o no para verla, pero es que “Cincuenta sombras de Grey” es una película a la que no le encuentro absolutamente nada rescatable. Actuaciones del montón, visualmente plana, una banda sonora que pasa completamente desapercibida... Por no salvarse no se salva ni el físico de la protagonista, que aunque he de reconocer que es mona, parece que no le hayan dado de comer en un par de meses.

Todos estos elementos generan un compuesto químico que al ser ingerido por el ser humano puede tener como efectos secundarios el aburrimiento, la somnolencia y la constante sensación de que te han estafado hasta el último céntimo que te ha costado la entrada. La única razón por la que le concedo un 2 es porque gracias a ella estoy escribiendo esta crítica, y eso de escribir críticas es una práctica que cada vez tengo más abandonada.

En definitiva, una de las peores películas que he visto en años. Ojalá me hubiesen hecho caso y hubiésemos entrado a ver Kingsman.
Aitor Divasson
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10
22 de diciembre de 2014
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer contacto con el mundo de Tolkien tuvo lugar cuando apenas era un niño. Solía ir todas las semanas con mis padres a un videoclub cercano a mi casa a alquilar alguna película, y mi padre siempre intentaba convencerme para que eligiera esa versión animada de "El Señor de los Anillos" que Ralph Bakshi hizo hace ya varias décadas. Siempre le acababa diciendo que no. Si alguien me hubiera dicho por aquel entonces lo importante que iba a acabar siendo la Tierra Media para mí no le hubiese creido.

Apenas tenía siete años cuando se estrenó “La Comunidad del Anillo”. Trece largos años han pasado desde entonces, trece increibles años en los que he disfrutado una y otra vez de esas diminutas criaturas llamadas hobbits que tantas alegrías nos han dado. Atrás quedó aquel niño que se negaba a conocer la historia de cómo Frodo viajó desde su pequeño agujero en la Comarca hasta los mismos fuegos del Monte del Destino, dando paso a un acérrimo seguidor de la obra de un inglés al que no podría otorgar otro título que el de mejor escritor que haya tenido el placer de leer.

Cuando por fin se confirmó el rodaje de “El Hobbit” no pude ocultar mi alegría. De entre todos los libros de Tolkien es con diferencia el que mas he llegado a disfrutar, probablemente porque fue el primero que leí y porque lo hice con cosa de once o doce años. La espera se hizo dura, pero hace dos años por fin llegó el estreno de “Un Viaje Inesperado”. Jackson lo había vuelto a hacer. Jackson nos había vuelto a llevar a la Tierra Media. Sin embargo, la crítica y muchos seguidores no compartían mi misma opinión.

Sí que es cierto que durante un tiempo pensé igual que ellos. Que el CGI era excesivo, que el maquillaje y los efectos prácticos de la trilogía original daban mejor resultado. O que dividirlo en tres películas era excesivo, que un libro tan corto no daba para tanto. Unos pocos días más tarde, al volver a verla en el cine, cambié de opinión. Me deje llevar y la disfruté como un niño, casi como la primera vez que vi a Gandalf recitar su legendaria frase sobre la puntualidad de los magos. Este sentimiento se fue acrecentando conforme continuó la saga, con “La Desolación de Smaug” y especialmente al terminar “La Batalla de los Cinco Ejércitos”.

Allí estaba, viendo a la gente salir de la sala y sin embargo yo todavía sentado, dejando los créditos pasar, queriendo exprimir hasta el último minuto de este fantástico universo, no pudiendo aceptar que este viaje, esta etapa de mi vida, estuviese llegando a su fin. Sin poder asimilar que hubiese visitado la Tierra Media una última vez. Viendo una de las historias más grandes jamás contadas partir de este mundo para nunca más regresar. Diciendo adiós a algunos de los mejores recuerdos de mi infancia. A todas esas risas y todas esas lagrimas, a todas batallitas con los amigos en las que se discutía largo rato por quién iba a ser Aragorn, en las que cualquier palo o revista enrollada servía para luchar contra los orcos.

Gracias, Peter. Gracias por habernos transportado una ultima vez a este maravilloso mundo. Por habernos regalado todos estos buenos momentos a lo largo de los años. Por habernos mostrado a la compañia del Anillo, y a la de Escudo de Roble. Por Gondor. Por Rohan. Por Erebor y la Comarca. Y gracias a ti, Tolkien, por ser el arquitecto de semejante universo.

Adiós, Tierra Media, y espero que llegue el día en que volvamos a vernos. Siempre serás bienvenida.
Aitor Divasson
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