Antes de empezar, aviso que no soy objetivo con Wes Craven, cineasta al que considero máximo responsable de haber provocado en la generación nacida a lo largo de la década de los 80 una afición por el género fantástico, devorando las truculentas pero divertidas historias que siempre nos traía el entrañable tío Wes. Reconociendo que ha filmado algún que otro sonoro bodrio, su carrera siempre me ha parecido respetable y modélica hasta que filmó "Scream" y se vendió al vil metal hollywoodiense del que anteriormente había conseguido escapar.

Con guión del propio Craven, "El sótano del miedo" pertenece a esa etapa independiente en la que Craven rodaba lo que quería con un presupuesto modesto, sin preocuparse por la taquilla. Tras el éxito de "Pesadilla en Elm St.", el tío Wes rodó varias joyitas como "La serpiente o el arco iris" y "La nueva pesadilla" , y alguna que otra película menor pero tremendamente divertida como "Shocker", todas ellas alejadas de la violencia extrema y sucia de sus primeras obras como "La última casa a la izquierda" o "Las colinas tienen ojos".

"El sótano del miedo" puede considerarse como una rareza cinematográfica. Sin poderse enmarcar en ningún género en concreto (es como meter en una batidora un poco de "Los Goonies" con "La matanza de Texas", aderezado con unas pizcas de "Cube"), su delirante, bizarra y surrealista historia le hacen a uno pensar que el tío Wes era un habitual de los opiáceos mientras escribía el guión.

Tenemos a un crío viviendo en el ghetto y cuya madre padece una grave enfermedad de la que no se puede operar debido a la situación de pobreza en la que viven, a lo que se une al problema de que los van a desahuciar debido a la acumulación de meses de alquiler sin pagar. Ante este panorama, se deja convencer por dos ladrones de poca monta para entrar a robar una colección de monedas de oro en la casa de los dueños de prácticamente todos los pisos del ghetto, una gente muy mala, muy mala de la que se han oído toda clase de historias macabras y leyendas urbanas.

Cuando los dos ladrones y el jóven héroe entran en la mansión se darán cuenta de que la casa es, en realidad, una trampa mortal.

Toda esta historia se pasa en un abrir y cerrar de ojos a lo largo de sus 100 minutos gracias a la habitual pericia y ritmo narrativo de Craven tras la cámara.

Resumiendo, un film altamente disfrutable y recomendable, siempre y cuando uno se olvide de los prejuicios y se de cuenta de que no está ante una película de terror al uso.

¡¡¡CUCARACHAAAAAAA!!!

Eso es lo que se debería estar preguntando, no solo Mourinho, sino todo aquel espectador desprevenido que decidió pagar (vaya usted a saber por qué) sus 11 euracos (3d-timo) para ver este bodiete antológico !!!

Afortunadamente, a la hora de escribir la sinopsis de la película, los guionistas (¿¿??) nos han hecho un gran favor escribiendo un "historia" (¿¿¿???) que se puede resumir en tres líneas:

Nicholas Cage (ese gran actor...pufff) deambula sin sentido (pero con peluca), en su coche pegando tiras a uno y otro lado buscando a una niña que es nieta suya o algo así (ni me importa), reclutando a su lado a una rubia jamonita (eso sí...jamonita es un rato largo) que ni siquiera se molesta en quitarse la ropa...y yo me pregunto...¿por qué?¿por qué?

Para ver con resaca y puesto hasta las cejas de Phositos (y Coca-Cola!!)

Pocas veces (muy pocas) recuerdo haber visto una película tan desigual, capaz de mezclar momentos de vergüenza ajena que hacen pensar en la jubilación de su director con otros tan brillantes que evocan directamente al cine de género de los 80.

Pues ésto es precisamente lo que sucede con "Almas condenadas" ('My Soul to take'), el primer guión propio que Craven filma desde que en 1994 realizara la sensacional (algunos opinarán todo lo contrario) "Nueva Pesadilla"...

Se sentía curiosidad, sobre todo por ver como la crítica (tanto en USA (que no es muy de fiar) como en España), la destrozaba, situándola como la peor de su director y una de las peores del año...y la verdad, esta gente no ha visto "La maldición" o "Un vampiro suelto en Brooklyn", a cuyo lado "Almas condenadas" sería el "Ciudadano Kane" de Craven.

Porque, como se ha comentado hace unas líneas, el film es brutalmente desigual. Empieza de una manera fuerta, caótica y adictiva, recordando al Craven de sus primeras épocas y a su temática habitual, como si de un cuento se tratase, con su pueblo pequeño, su leyenda urbana y su rutina marcada por un hecho del pasado. En esta primera media hora, Craven logra crear una atmósfera, al menos, inquietante, haciendo presagiar que estamos ante algo realmente interesante.

Sin embargo (y sin saber por qué), la película cambia totalmente de rumbo y se transforma en "Cuenta conmigo", mezclando tantos personajes y temas que crean la confusión en esta nuestra comunidad. Craven se toma su tiempo desarrollando los personajes, pero su habitual sentido del ritmo se pierde en diálogos que no conducen a ningún punto en concreto.

...y lo peor está por llegar. En un último acto realmente lamentable, llega la peor versión de Wes, modelo "Scream" pero en cutre, convirtiendo la última media hora en algo bochornoso que destroza todo lo interesante que se había visto con anterioridad.

Resumiendo, "Almas condenadas", pese a partir de unas ideas interesantes y un comienzo ciertamente prometedor, termina decepcionado, sin ser ese bodrio mayúsculo que algunos nos habían intentado vender.

Para ver sin demasiadas expectativas...