No obstante, El juego del calamar me aburrió soberanamente, desde el principio. El único capítulo que se salva a mi juicio es el de las canicas y en este toda la tensión se alarga insufriblemente (creo que no lo vi del tirón de lo que me aburrí). Además, de la trama principal, hay algunas subtramas que no tienen ni pies ni cabeza, como la del policía que !oh chorprecha!, !yo soy tu hermano! Entiendo que los maquinones que idearon la serie pensaron que la trama del policía les ayudaría a mostrar el mundo de los de La casa de papel desde otro punto de vista. Pero vamos, que se podía haber escapado un participante o algún trabajador se arrepiente durante el juego...yo que sé. Además, que el malo maloso sea su hermano no le importa un pimiento a nadie.

Otra trama que no tiene ni pies ni cabeza es la de la venta de órganos. Igual, podían haber mezclado las dos ideas y haber hecho algo más interesante. Porque de los que venden personas al pormenor no se narra nada más a mitad de la serie.

A todo ello hay que sumar las sobreactuaciones típicas del cine asiático, gente que no sabe que con las cámaras se puede hacer un primer plano y que no es necesario que veamos su expresión facial a 4925 metros. Que todo es muy previsible, todo se anticipa, se repite, se piensa en voz en off, se repiensa, se pone una cara de chorprecha, se vuelve a repensar en voz en off...es tediosísimo.

La terminé de ver porque la estaba comentando con otros amigos en un grupo de Whatsapp. Sorpresón máximo. El viejo es el malo. Ven aquí muchachote a mi camita en un vigésimo cuarto piso que te lo voy a explicar todo tres veces por si no te ha quedado claro. Para más inri el prota le pregunta otra vez "¿por qué?" cuando ya se ha muerto el viejales. !Muchacho! te lo ha dicho 29 veces, que lo hizo por que se aburría, como yo también me he aburrido viéndola.

Un 5 y gracias,