Primer corto en la carrera del genial Kim Jee-Woon, tras consolidarse como un director a tener en cuenta con The Quiet Family y The Foul King.

En esta breve historia se adentra de nuevo en el género de la comedia de terror que tan buen resultado le dio en su primer largometraje para mostrarnos su visión sobre el mito del vampirismo, cargado de grandes dosis de ironía, humor e incluso con un toque de erotismo.

Estéticamente muestra poco del estilo clásico de Kim, pero sus fans sabrán apreciar el buen manejo del espacio y su habitual cercanía a los personajes.

Tras seis años de larga espera, por fin llegó a nuestras carteleras El Extraño, la tercera película de Na Hong-Jin, un director que ya nos dejó con el culo torcido en sus dos anteriores (y excelentes) The Chaser y The Yellow Sea.

Sin embargo, y sin dejar de lado la senda del thriller, aquí encontramos a un Na mucho más desatado, sobrenatural y salvaje. Si alguien dudaba de que se iba a ablandar por contar con dinero de la 20th Century Fox, que se olvide.

El Extraño es maldad pura, sangre y locura.

Hay películas que han marcado un antes y un después en el cine de acción...

Mad Max y sobre todo su superior secuela generaron una legión de derivados a lo largo de los 80, Blade puso de moda el tiempo bala y las gabardinas (aunque parte de ello se lo debemos también a la grandiosa The Crow) que más tarde incorporarían otras películas como Matrix o Underworld, y las brutales The Raid y The Raid 2 fueron cisma con unas contundentes e increíbles secuencias de acción y artes marciales generando derivados tanto en Estados Unidos con obras como John Wick como en otros países como Camboya con la fallida Jailbreak, o dentro de la propia Indonesia, donde ha supuesto también un antes y después en la industria de este país.

Pues dentro de Indonesia, ha sido precisamente un compañero de faenas de Gareth Evans (compartió dirección con él en el genial corto Safe Haven) el que finalmente ha tomado el relevo del astro galés tras la vuelta del mismo a su país de origen y dedicarse a otros menesteres dejando de lado la franquicia que le ha hecho grande. Y no es otro que Timo Tjahjanto, que tras la correcta pero insatisfactoria Headshot por fin ha dado en el clavo con esta The Night Comes for Us.

Y es paradójico, ya que mientras vemos a un director de acción que naufraga a la hora de introducirse en el terror (me refiero a Gareth Evans con la mediocre Apostle), en The Night Comes for Us asistimos al triunfo de un director especializado en terror que rompe moldes a la hora de crear una película de acción rotunda, sin tapujos y que va directa al grano y donde más duele.

Mucha gente se ha quejado de que esta película tiene una historia floja, pero para mi gusto lo escueta que resulta es un punto a su favor ya que otorga mucho metraje para lo que realmente importa, que son unas peleas maravillosamente coreografiadas y deliciosamente sangrientas. Y es curioso, ya que pese a sus dos horas de duración la película deja con ganas de más, mucho más. Y eso quizá se lo debemos a que la historia no entorpece el ritmo de la película, no cabiendo ni un segundo para el aburrimiento.

Otra cosa es que el guion presente algunos agujeros y que ciertas situaciones carezcan directamente de sentido, lo que unido a algunos fallos de raccord hacen bajar un punto a la nota final de la película y que no llegue al nivel de excelencia de las dos entregas de The Raid. Pero se queda cerca. ¡Peligrosamente cerca!

De hecho, estuve tentado de volver a reproducirla en Netflix directamente tras su visionado. Aunque decidí dejarme ese placer para otro día y en compañía.

Así que si eres de los que disfrutaron con The Raid y su secuela, te recomiendo encarecidamente que le eches un ojo a The Night Comes for Us. No sólo es la mejor película nacida a partir del éxito de la obra de Gareth Evans, sino que también es quizá la película de acción más violenta jamás filmada, presenta una peleas que te dejarán sin aliento, y posee un reparto muy solvente que se dejó la piel para dar vida a unos personajes suficientemente carismáticos. ¿Y a quién demonios le importa la historia tras semejante demostración de talento?

A mí no, desde luego.

MI nota: ****

Intentando emular en parte el estilo de James Wan tras el éxito de Insidious y The Conjuring, Stiles White realizó con poco acierto una película similar en fondo y forma al estilo del gran director malayo pero que hace aguas en un elemento fundamental: falla a la hora de crear terror.

A ello no ayuda la pobre interpretación de un joven reparto lleno de caras desconocidas que no dan la sensación de creerse lo que está pasando en ningún momento, restando tensión precisamente a esas escenas que deberían asustarnos y que se quedan a medio camino.

Ni tan siquiera la aparición de la añosa musa del terror actual Lin Shaye logra aupar demasiado el conjunto, que termina por resultar soporífero. Sólo un hábil giro argumental final logra salvar a la cinta del desastre absoluto, siendo lo mejor de una película de terror por lo demás bastante olvidable.

Mi nota: **

Realizada en Gales y con un presupuesto ínfimo, este debut en la dirección de Gareth Evans casi carece de interés más allá de la mera curiosidad de ver cuáles eran los intereses de este director en sus comienzos.

El caso es que la cinta desarrolla un concepto que más tarde se repetiría en todos los largometrajes de Evans, desde The Raid hasta Apostle, que no es otro que el de un protagonista atrapado en un ambiente sórdido y fuera de lo común del que tendrá que escapar utilizando la violencia como arma principal.

En ese sentido la película tarda horrores en llegar al centro de la cuestión, perdiéndose en una absurda pseudo-relación amorosa y en diálogos excesivamente pueriles que no aportan demasiado más allá de rellenar metraje hasta desembocar en la sangrienta explosión final, que es lo mejor de la película y lo que la salva de obtener una puntuación aún más baja.

Por lo tanto, si te interesa la carrera de este gran director galés puedes echarle un ojo a esta Footsteps en plan curiosidad histórica. Pero recuerda que tendrás que aguantar unas pobres actuaciones amateur (salvando sólo quizás a Mads Koudal, que repetiría con Evans en la muy superior Merantau) y ciertos tramos soporíferos, que hacen el visionado de la película bastante tedioso pese a su corta duración y a la buena fotografía del genial Matt Flannery, sin duda lo mejor de todo el conjunto.

Mi nota: **