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Críticas de Eltornillodeklaus
Críticas 5
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
4 de octubre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie pone en duda la importancia del papel que está jugando Netflix en esta nueva edad de oro de la televisión. Sus producciones “marca de la casa” cuentan en su haber con series tan consolidadas como House of Cards, Narcos, The Crown o Black Mirror, documentales episódicos tan necesarios como Making a Murderer o The Keepers, que han servido para presionar y poner en tela de juicio a la justicia norteamericana, y también series “populares”, esas que gustan a casi todo el mundo pero que no dejan mayor poso ni trascendencia, estas podrían verse como un mero entretenimiento o hit del verano: Stranger Things, Orange is the New Black, 13 season why, Master of none, Love, Glow e incluso The Defenders.

La nueva edad de oro de las series de televisión nos cegó un poquito a algunos crédulos que llegamos a pensar que estrenos como Los Soprano, The Wire, Mad Men, Breaking Bad o True Detective serían el modelo a seguir en un nuevo mundo de series mucho más exquisitas, alejadas del folletín de sobremesa y los paradigmas de antaño.

En muchos casos ha sucedido así aunque la mayoría de los nuevos éxitos se han apoyado en su fuerte base estética: Juego de Tronos se supera visualmente con cada nueva temporada pero siempre en detrimento de su guión. La ingeniosa dialéctica de sus protagonistas ha dado paso a las frases manidas, las escenas de amor cotidianas, los fallos de raccord que desafían la coherencia espacio temporal de sus viajes y esas batallas que—pese a su espectacularidad— carecen de la épica construida en temporadas anteriores.

Pero el progreso es siempre una carretera de doble sentido y también persiste una incansable apuesta por la innovación (vean el nuevo panorama de las series Indie, la moda de narrar historias sobre narcotraficantes o el nacimiento de la industria discográfica y cómo no mencionar toda la rienda suelta que se le ha dado a la creatividad videoartística de David Lynch en su última temporada de Twin Peaks).

En la mayoría de las series se ha innovado desde una estructura convencional (The Good wife es un ejemplo de cómo una serie, a priori moralista, se transforma gradualmente en todo lo opuesto para darnos un cruce perfecto entre lo que sería una Ally McBeal contemporánea con el cuidado al detalle que se ponían en los primeros episodios de Ley y Orden (Law and order).

Pero si algo podemos apuntalar con bastante claridad en estos tiempos convulsos es que todas las series de superhéroes realizadas hasta la fecha están resultando productos descafeinados que desvalorizan —cuando no pervierten— la crudeza y la sensibilidad que alternaban sus obras originales.

Hoy toca repasar este universo orquestado por un Netflix que es ambicioso en ideas pero muy pobre en algunos de sus resultados ya que: The Defenders ha resultado ser una telebasura (o una televisión para dummies) disfrazada de grandilocuencia.

Leer más: http://eltornillodeklaus.com/the-defenders/
Eltornillodeklaus
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6
14 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Mister Universo (2016) el binomio de realizadores compuesto por la italiana Tizza Covi y el austriaco Rainer Frimmel regresan a un espacio ya familiar retratado en sus anteriores trabajos Das ist alles (2001), Babooska (2005) y La Pivellina (2009). El mundo del circo, sus personajes, sus rutinas y desencuentros, configuran un pequeño fresco de microrrelatos en donde exponen la fragilidad de estas criaturas en su cotidianidad y convivencia, un vital reflejo de las condiciones trashumantes de su vida.

Con la sutil belleza de la pura observación del espacio y los personajes, los realizadores utilizan una cámara que es apenas perceptible en el intento de registrar el pulso íntimo que debe tener cada toma. El film va abordando el fuera de escena de la vida circense: la supervivencia de sus protagonistas y vínculos familiares, pequeños gestos, expresiones o sucesos.

Y es allí donde nos revela un universo que, basado en una dinámica propia, pone en juego el dispositivo donde pasado y presente confluyen para obrar como retrato de un arte y oficio que se resiste al olvido y la extinción, brindando una batalla diaria ante los desafíos modernos, en pos de intentar perpetuar la tradición familiar cirquera.

Como orfebres los directores van esculpiendo la película en cada escena.

Partiendo de una trama nimia donde Tairo Caroli, un domador insatisfecho con su vida de infortunio pues sus felinos están viejos o se mueren, emprende un viaje —en una suerte de road movie— por varias localidades italianas en pos de encontrar a Arthur Robin, un ex Mister Universo negro al que alude el título, quien cuando él era pequeño le regalara un hierro doblado por sus propias manos y que ha extraviado o le ha sido robado...

Leer más: http://eltornillodeklaus.com/mister-universo-mr-universe-resistencia-circense/

Escrito por Jorge Cappelloni para El tornillo de Klaus // Revista de Cine
Eltornillodeklaus
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8
14 de diciembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
COMANCHERÍA (Hell or high water, David Mackenzie, 2016): No ha sido, hasta ahora, el cine de David Mackenzie, un tipo de películas que me ha haya revuelto en la butaca, Convicto (2013) me pareció convencional y previsible, y en Perfect sense (2011) había poder en sus imágenes, balbuceos de gran cine que no me llegaron a convencer, pero si esos precedentes han servido para pulir el estilo, para comprender qué sobra y qué falta en una película y hemos llegado a la casi perfección de esta Comanchería (traducción al español un tanto infame), podemos darnos por satisfechos.

La frase que encabeza el artículo aparece en las primeras imágenes de la película, cuando los hermanos Toby (Chris Pine) y Tanner Howard (Ben Foster) circulan en uno de los desvencijados vehículos que van a utilizar durante la ejecución de un plan endemoniado y justiciero. Es un rótulo colgado de una casa, como tantos otros que indican “se vende”, “ se salda”, “cerrado”. Ambientada en Texas y rodada en Nuevo México, la frontera, el desierto, no es un mero espacio físico, el desierto se ha instalado en las poblaciones residentes de pequeñas poblaciones mortecinas, donde no hay comercio, no hay industria, la ganadería ha dejado de ser medio de vida y se ha transformado en un sufrimiento sin sentido, la oficina del banco local se parece a esos bancos de los viejos westerns, locales pequeños, con un solo empleado, sin movimiento y casi, sin dinero.

Este es el caldo de cultivo en el que se genera el odio, el miedo al diferente, la rabia al ver cómo todo el trabajo de una vida va cayendo, pieza tras pieza, en poder de bancos sin escrúpulos, seguros de que sus beneficios se reparten entre los accionistas y consejo de administración mientras las quiebras las soporta el sistema, que es una forma muy fina de decir que somos todos los que pagamos la juerga de unos pocos. En ese viaje a lo largo del condado, Toby y Tanner no advierten nada extraño, están acostumbrados a esa decrepitud creciente, a esa decadencia mortecina. Nuestros ojos, gracias al acierto de Mackenzie, sí se dan cuenta del gran hervidero de pobreza que ya no se esconde, de las deudas inasumibles, de la desesperanza generalizada.

Nadie que vea Comanchería podrá sorprenderse ya del último resultado electoral en el país.

Una semana de bombardeo mediático sin dar una sola respuesta convincente, y basta una sola película para retratar un país y una auténtica crisis que ha dejado de lado a los ciudadanos...

Leer más: http://eltornillodeklaus.com/comancheria-hell-or-high-water-david-mackenzie-pelicula/

Escrito por Miguel Martín Maestro para El tornillo de Klaus // Revista de Cine
Eltornillodeklaus
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7
7 de noviembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix está colonizando nuestros hogares con shows propiamente norteamericanos como son las stand-up comedy, sitcoms, series tragicómicas y documentales que, en el campo audiovisual, están a la última. Este canal en streaming que está retumbando por doquier le ha robado House of Cards a los británicos, ha resucitado Black Mirror, ha creado la series definitivas de los antihéroes de Marvel dándoles un carácter “aparentemente” más adulto, se ha subido al carro de la explotación ochentera y bobalicona con un pastiche en forma de serial, Stranger Things y, entre otras muchas cosas, no sólo nos ha dado acceso a una serie de producciones que serían inviables de ver en nuestro país sino que ha producido el último y maravilloso documental del auténtico y más perturbador, Werner Herzog. Pero la cadena va ahora un paso más allá produciendo 7 años, una película nacional con sabor al cine de Sidney Pollack y Joseph L. Mankiewicz.

7 años es un drama con carga social realizado, casi enteramente, por un equipo de profesionales españoles (y colombianos) que hacen su propio pan con el recetario que les ha prestado una de las empresas audiovisuales más prósperas del otro lado del charco. En otras palabras, esta es una película española bajo el amparo y las reglas de un tipo de consumo televisivo foráneo que se lleva imitando aquí desde hace muchos años y que, por un lado permitirá a los trabajadores del sector audiovisual trabajar más, pero por otro lado, tratará de construir productos más globalizados. Luego, 7 años, supone la llegada de una nueva raza siendo el primer y maravilloso mestizo engendrado, por un canal de Tv americano que desembarca en España y un cineasta patrio de mucho talento: el director Roger Gual. Y si bien es cierto que el mestizaje pierde rasgos identitarios ―de un lado o de otro― diluyendo su carácter primigenio también es cierto que, artesanalmente, 7 años es una película mucho más solvente que algunas de esas basuras que se promueven injustamente en nuestra aborregada cartelera y que gozan de la simpatía de un público que se identifica con la nueva comedia costumbrista española. Este amanecer del cine (que propone un trueque de papeles entre colonos españoles y nativos americanos) propone un cine de lo más controlado y maniqueo, sin duda, pero lo hace respirando las grandes obras de guionistas como Anthony Shaffer (La huella), Reginald Rose (12 angry men), David Mamet (Glengarry Glen Ross, American Buffalo, Phil Spector), Jordi Galcerán (El método Grönholm) o Tracy Letts (August: Osage County).
[...]
Leer más: http://eltornillodeklaus.com/netflix-peliculas-juan-pablo-raba-7-anos/
Eltornillodeklaus
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7
13 de septiembre de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greta Gerwig + Wiener Dog —una adorable perra salchicha— podrían parecer la receta perfecta para el sueño mojado indie de este año. Nada más lejos de la realidad. Algunos espectadores la han tildado de “deprimente, disfuncional y repugnante”.

Se ve que no conocían a un veterano como Solondz, ni estaban preparados para ver auténtico cine independiente, fuera de los cánones amistosos de Sundance —pese a que el festival la avalase—. Tampoco entendieron la ironía del personaje interpretado por Julie Delpy cuando afirma categóricamente que: “Nosotros los humanos somos los mejores amigos del perro”, mientras se dirige a la clínica veterinaria con la intención de esterilizar a su “mascota”.

La película arremete contra la educación familiar, las escuelas de cine, Woody Allen, la descendencia controlada (o no), las confidencias “chica a chica”… aun cuando la protagonista indiscutible del último film de Todd Solondz es Wiener Dog: una perra salchicha de ojos tristones y estómago delicado, que nadie sabe cómo ni por qué recorre su propia odisea a través de las tragicómicas historias de los diversos y variopintos personajes que la adoptan.
Estos representan cada una de las etapas de la vida, encarnados por rostros y parejas tan significativas como Julie Delpy y Keaton Nigel Cooke (la infancia), Greta Gerwig y Kieran Culkin (la juventud), Danny De Vito (la madurez) o Zosia Mamet y Ellen Burstyn (el ocaso). Con todos ellos, guarecidos en sus crisálidas invisibles, presenciamos cómo las certezas indiscutibles del hombre y de la mujer, se tambalean con poco que sean zarandeadas. Que la vergüenza, la justificación fabulada y el salvajismo son algunos de los adjetivos que Solondz atribuye a la sociedad que mejor conoce. Su cuadro —tan acertado como políticamente incorrecto— muestra las diferentes etapas generacionales a las que nos vemos sometidos por el paso del tiempo y no en balde nos presenta en uno de sus primeros fotogramas al pequeño Remi tumbado en la hierba y absorto en sus propios delirios, imagen paródica de Boyhood (Richard Linklater, 2014).

Nuestra perra salchicha parece un hot dog: es débil, ha sido sometida y, como todos los personajes de este film, carece de voluntad. Pero es una superviviente, un hilo conductor emocional y reflexivo de nuestra sociedad, es vida, con todas sus contradicciones, y es arte.

— ¿Cuándo crees que podemos dejar a “perra salchicha” fuera de su jaula?
— Cuando ella está domesticada.
— ¿Por qué la gente dice “domesticado”?
— Porque…Remi, tienes que romper a un perro, quebrar su voluntad, para que se someta a tu voluntad. Es un tipo de civilización. Para que los perros actúen como seres humanos.
— ¿Quieres decir que así van al baño afuera, en lugar de adentro?
— Exactamente. Pero solo cuando se rompe una voluntad.
—¿Qué es una voluntad?

Más en: http://eltornillodeklaus.com/2016/09/13/wiener-dog-todd-solondz-perros-sometidos-y-sin-voluntad-peliculas/
Eltornillodeklaus
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