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Críticas de Palmer
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Críticas 7
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
8 de junio de 2011
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente conocerán más que nada a Beckett pero les recomiendo que revisen a Buster Keaton (sobre Film, cortometraje dirigido por Schneider). Recuerdo una escena en The dreamers de Bertolucci en donde discuten quien era mejor, si Chaplin o Keaton... Creo que ya podría responder esta pregunta pero no sin contradicciones. Los primeros años de Keaton en el cine se debieron a los cortometrajes. Los surrealistas admiraron más a Keaton que a Chaplin por su capacidad para destruir y sembrar el caos (Buster fue su apodo, atribuido a Houdini), además de presentar imágenes descontextualizadas como un caballo en el rio sirviendo de embarcación cuando se le añaden remos o miles de policías siendo encerrados en una comisaria por Keaton. Así, mientras los surrealistas preferían a Keaton, intelectuales como César Vallejo aclamaban a Chaplin. Si bien Vallejo tenía rasgos surrealistas (Pierre Lagarde al leer "Trilce": "Vallejo ha inventado el surrealismo antes que los surrealistas"), era también conocida su inclinación marxista (lo cual no contradice a ser surrealista, per se), la cual de alguna manera lo acercaba a Chaplin (recuérdese que Chaplin fue perseguido en la caza de brujas de McCarthy y obligado a salir de EEUU, no por considerarse comunista, sino por tener un sospechoso corte social). Indico esto para hacer incapié en lo que Groucho Marx comentaría años después en una entrevista con Woody Allen, en donde comenta que Chaplin era un sensiblero (no lo hace despectivamente), mientras que Keaton representaba la agilidad física proveniente del vodevil, de donde surgieron todos estos artistas, (los Marx, Chaplin, Keaton, Lloyd, entre otros) junto con críticas a la realidad misma o al orden de la sociedad. Como ven, en principio, hay una notable diferenia entre ambos.
Groucho también comenta que llegó a ver a Chaplin en Canadá, en una presentación en la cual éste le tiraba pedazos de mandarina en la cara a una señora lo cual causaba, al parecer, mucha risa. He llegado a ver también los primeros cortometrajes de Chaplin y no se comparan con los largometrajes más logrados posteriormente, sobre todo porque es un Chaplin algo déspota y agresivo, recurriendo constantemente a los golpes y las caídas. Personalmente comparo estos con los primeros cortometrajes de Keaton y prefiero a éste último, y si bien empezó a dirigirlos tres años después de Chaplin, encuentro los guiones y gags mucho más logrados que lo hecho por Charlotte en sus inicios, además de que Keaton genera la extraña sensación en el espactador, de estar frente a algo copletamente inusual, pues sus guiones rayan lo absurdo y se adelanta en técnicas de dirección y efectos especiales. En resúmen los cortometrajes de Keaton son mejores a los de Chaplin;
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Palmer
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8
10 de noviembre de 2010
10 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te envio este texto, que en principio pensé para ti, para compensar el vacío de la pérdida. Lo hago del mismo modo con el que Kafka planteó desubicar a la tristeza, al hacer que una niña recibiera cartas de su muñeca extraviada.

Escena primera: Kelly y Lindsay despiertan y se hallan, desconcertadas, en medio de una multitud. Con los oidos entumecidos van reconociendo notas de box in rain de Gratefull dead. Lindsay reconoce lo que Mr. Rosso había descrito: si lo escuchas en determinado momento sentirás alegría, y no hay mejor situación que el despertar aletargado, para saborear con mayor intensidad una catarata de acordes. Recuerda su última conversación..."¿lo canta the who?, decía Lindsay. ¿Quién que?, se mofaba Mr. Rosso.
Ha pasado apenas una semana y el campamento de los deadheads sigue poblándose. Se encuentran a 700 kilómetros de Texas, el último concierto de los Greatfull. Lindsay experimenta sentimientos divergentes: satisfacción al escuchar a la banda inicíatica y pesar cuando recuerda a su madre. Lamenta no haberle dicho a Nick que su relación con miss Disco si la afectaba y planea retornar para contárselo, sin embargo, no sabe si regresará pronto. Si bien sus padres aún no se enteran de su paradero, planea dejar de estudiar y seguir a los greatfull dead (ellos fueron los "primeros en entregarse de forma altruista a la cultura hippie, ofreciendo más conciertos gratuitos que ninguna otra banda en la historia de la música". Sus fans podían seguirlos en giras que duraban años.), porque sabía que al regresar a casa le esperaba algo más que un castigo. Además, se había enterado por Daniel (quien llegó a la gira al extrañar a Kelly) que el pequeño hermano de Lindsay estaba pasando por la búsqueda de identidad que experimentó Lindsay. Se había juntado a un grupo de freaks, siendo Daniel el referente de su comportamiento. Daniel, si bien recordaba los juegos de dragones y mazmorras y la película porno, no entendía como pudo ser una mala influencia.
En la comunidad, Nick había aprendido a bailar salsa y seguía concursando en los diversos bailes que se daban. Pronto realizaría el sueño de la batería pero a menor escala al entrar a tocar el triángulo justamente en una orquesta salsera. A pesar de esto aún está por conseguir la pieza 30 para su bateria.
Ken aún piensa que Mr. Rosso es gay.

El padre de Lindsay no sabe como controlar a Sam y recibe su merecido por la última conversación que tuvo con ellos. Ahora si aplica con justa razón la oración ¿estás pirado?, los amigos del padre siguen muriendo... repetidamente.
Lindsay Weir, en pleno concierto descubre que tiene un hermano mayor y que toca en una banda. Se llama Bob Weir, cantante y guitarrista de Greatfull Dead, es por él que conoce a (sigue en spoiler)
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Palmer
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8
19 de febrero de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta blanca inicia lanzándonos la madeja que salvó a Eliseo. Asoma en medio de su introducción como una promesa y nos advierte, a través de su narrador, que se nos permite la posibilidad de descifrar, solo para nuestra propia satisfacción y ánimo de justicia, la serie de acontecimientos inexplicables.
Los sucesos se desarrollan en un pueblo ubicado al norte de Alemania en donde la severa batalla protestante es llevada a cabo por el pastor, el cual descargará la jerarquía de su posición social en Martín y Klara, quienes llevarán como condena la cinta que les recordará en todo momento la inocencia y pureza propia de sus edades y la señal de su descendencia espiritual. En este caso no todo es cuestión de política como repetiría, al momento de contraer nupcias con el brazalete (de preferencia con esvástica), el profesor en La lección de Ionesco, sólo para justificar el asesinato. En este caso todo es cuestión de fe y ellos llevan la cinta blanca: están purificados.
Haneke se muestra interesado en no dar indicios. Los cambios físicos, que si advertían un desmejoramiento extraño en Martín, se iban intensificando en la postura debilitada y rostro demacrado, situación que es asumida por el padre severamente como muestras de la inquietud “nerviosa” del paso a la adolescencia. La carga del sufrimiento, a primera vista, era llevada por él, lo cual se deja entrever cuando al caminar sobre la barandilla de un puente tienta el vacío sólo para darle a Dios la oportunidad de matarlo, pero al llegar a buen puerto asume que debe estar obrando bien y que su camino es el correcto.
Quienes se encuentran fuera de los supuestos inicios del fascismo sociológico son los que aún no son conscientes del significado de la muerte, como el niño que mantiene una conversación con su hermana y se entera de que algún día va a morir y, ante el descubrimiento, pregunta de la manera más inocente si es posible luchar para que ello no suceda.
Tarkovsky le otorgaba una inquietante movilidad a determinados seres vivos, los cuales eran mecidos, a veces, por el viento. Ahí están las hierbas errantes como diría Ozu, casi flotando en el paisaje, casi teniendo vida propia. Esto, en conjunto con la visión de Haneke, nos lleva a reconsiderar lo que Lars Von Trier intentó componer en Anticristo, cuando utilizando simbología animal nos retrataba un entorno provisto de albatros sacrificados en beneficio de su especie, o al zorro arrancando sus propias entrañas. Cuando el director de Anticristo sitúa a la madre frente al acto de desprendimiento, proveniente de la naturaleza animal, es que ella encuentra el sino y una justificación para dejarse llevar por su propia interpretación de su naturaleza. La naturaleza llama a la madre y ella responde contrariándola con el anticristo que cada uno lleva dentro, generando repulsión en las demás especies: todo animal que planee sofisticados arquetipos para lograr el beneficio propio está destinado al destierro.
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Palmer
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9
17 de diciembre de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miss Giddens decide asumir el cargo de institutriz. A pesar de haber dudado en un primer momento, cae ante el poder de persuasión del tío lejano de los huérfanos, tío adinerado y de vida agitada que necesita darle a los niños alguien que los quiera y alguien a quien ellos quieran. Es la primera situación en la que la personalidad de Giddens se ve avasallada por la candidez de quien logra ejercer tal fuerza a pesar de presentarse como persona fría y vacía, ajena a preocupación alguna por los niños. Sin embargo, ella se esfuerza por rebuscar alguna cualidad en razón de su profunda fe religiosa, la cual le es atribuible por la formación de su padre, cuando dice «mi casa era pequeña y no podíamos guardar secretos; debíamos estar en silencio pues mi padre trabajaba en sus sermones». Es de esa formación religiosa, devenida en cualidad, de lo que se aferran los niños para resguardar un secreto que susurran al caminar. Los niños buenos no guardan secretos por lo tanto hay que parecerlo.
En la mansión de Bly, la institutriz va armando un macabro rompecabezas al conseguir información referida a la muerte de los antiguos custodios, Quint y Jessel; en la manera en que éstos mantenían relaciones sexuales en los diversos cuartos sin importarles la presencia de los infantes, o la afinidad enfermiza de los niños por encontrar la figura paterna en ambos criados. Es así como se nutre la relación deformándose en aturdida amistad entre Flora, la niña y la señorita Jessel, y en influencia desbordada entre Miles, el niño y Quint, siendo muy parecido a lo que ejerció Demian sobre Emil Sinclair (resaltando la diferencia, claro).
Frente a esta situación es que Miss Giddens se aferra aún más a su fe encontrando en ella la posible solución a lo que cree sucederá: el amor entre los amantes fallecidos se hará posible nuevamente sólo encarnando en los niños. Es entonces cuando comienza a perseguirlos con la idea de que ellos ven “algo”, que hablan con “alguien”, pues así lo insinúa la institutriz persistiendo en la extraña presencia. Los niños solo lo niegan.
«Di su nombre y te salvarás», dice Giddens cuando se queda a solas con el niño en la mansión. Pretende exorcizar su cuerpo por el error de pronunciar frases que sólo se le permitirían a un adulto o por el comportamiento agresivo que presenta, sin asumir que la fuerte presencia de una persona que ha muerto y nos ha dejado palabras en los labios no es en sí la encarnación de la misma en nosotros, si no que el aprendizaje hace que repitamos hasta las posibles malas influencias.
(continua)
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Palmer
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El cuento de los cuentos
MediometrajeAnimación
Unión Soviética (URSS)1979
7,4
1.350
Animación
10
16 de diciembre de 2009
47 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al llegar la noche es preciso alimentarse. Lobo se asomó para ver al niño mamar del pecho de su madre. El niño, saciado, perdió la mirada en los ojos de lobo al entrecerrar temblorosamente los párpados para darle pase al sueño. Afuera, en medio de la lluvia, una manzana verde perduraba en el invierno.
Al llegar el otoño se entreabrió la puerta del hogar, resplandeciendo agradablemente, siendo invitados. Al pasar el umbral, el reflejo proveniente del mar nos cegó dulcemente, en medio de sonrisas. Allí, junto a un árbol, una niña saltaba la soga, la misma que era sostenida por un toro. Girando hacia la izquierda un poeta se recostaba en una silla a meditar, tomaba el harpa y tocaba mientras un pez parecía bailar.
“El niño necesita ser mecido” decía la madre, llamando a la niña que jugaba con el toro.
Padre acababa de llegar del mar trayendo consigo un atado de peces. El gato del poeta que recitaba enérgicamente, dejaba la tarea para ir en busca de Padre.
La niña, liberada de la tarea, hace sortear al toro el obstáculo de la soga en movimiento.
Todos se marchan. Van enclaustrando sus casas con maderos en las ventanas y puertas. Queman las sillas y muebles y los autos son encendidos para recorrer largas distancias pero lobo no logra entender. Se acurruca, como un niño, en el pedal de una vieja máquina de coser e imagina que es movido por la madre ausente. De repente, escucha el sonido tierno del fuego al ser atizado. Recorre la hilera de casas y en una de las tantas deshabitadas encuentra a una mujer encorvada, que mecánicamente rebusca entre las brasas el recuerdo de un tango en una noche de feria en el pueblo.
“Había música y bailábamos pero de repente uno a uno fue desapareciendo. Como fantasmas sin prisa siguieron su camino camuflados. No nos reconocían ni nosotros a ellos. Sólo se marcharon entre la lluvia, la nieve, el cielo despejado; y solo el viento traía noticias de ellos”, decía.
Bombas, bombas y el resplandor del tren sin traer de vuelta la calma.
Lobo recolecta patatas y enciende una hoguera. Se asusta cada vez que la luz de un auto se le asoma. En la ciudad hay fiesta nuevamente. Los fuegos artificiales resplandecen a lo lejos y el viento recoge la tonada de un acordeón tocado por quien perdió la pierna en batalla. Las mujeres que hace mucho bailaron se encuentran en la misma posición y una a una van cobrando movimiento al ver llegar a quien tanto esperaban. Muy pocas bailan. Los demás no volverán.
Un forastero sigue el camino en el borde del mar. Se topa con la familia: el poeta, el padre pescador, la madre, el bebe en su coche, la niña, el toro. Es invitado a comer y beber vino pues le espera un camino largo. A su partida, el pez se arroja a nadar dentro de la copa del árbol, perdiéndose.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Palmer
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