Que no hace falta irse al áfrica para hacer antropología lo demuestra esta cinta de Herzog que simplemente documenta la invención de un lenguaje en una comunidad moderna y, a la vez, primitiva...

La cosa no va más allá que documentar el rito de la subasta y la invención cultural, por eso considero éste como un documental etnográfico. El antropólogo está neutral. Simplemente se deja fascinar. Esa habla, entre hipnótica y mareante, con su carácter circense y a la vez musical, parece que te va a cansar, pero no deja de sorprenderte.

Como Herzog.

Tiene el dudoso mérito de conseguir que no sepas diferenciar cuáles son las escenas de archivo y las rodadas. (Pista: las que son de acción son las de archivo).
Los peor son los actores, esos jóvenes con acento de Eton que van a la guerra, aunque sólo los veremos en el campo de entrenamiento y en sus cosas de jóvenes sensibles...
Pretende ser reflexiva pero sólo es una retahila de lugares comunes. Que ganara en Berlín sólo se me ocurre que pudiera suceder por un complejo de culpa, porque la peli es rematadamente mala.

Se ve a las claras que está llena de las típicas ideas que te hacen mucha gracia cuando estás puesto, las escribes, y al día siguiente, en vez de tirarlas como se merecen, se las das a tu camello para que las ruede. Lo mismo podemos decir de las canciones, cuyas letras sólo hallan sentido en el mundo paralelo en el que fueron creadas. Por lo demás, la restauración está cojonuda, se ve y se oye de vicio.

Todo al revés:

Dar es recibir
Sufrir es gozar
Morir es vivir

Es la victoria definitiva de la mente sobre el cuerpo.
El Verdadero Autoengaño.

La realización? Cero dramas, todo luz.
Y sí, es evidente que está Dreyer detrás

Parece increíble que después de "El gran reportaje" (1931), "Luna Nueva" (1940), y "Primera plana" (1974), las tres, obras maestras, algun ejecutivo de Hollywood decidiera que el mundo necesitaba un remake más de esta historia en 1988...
Puede que pensara que faltaba adaptar la trama al mundo de las hombreras, la televisión, las fotocopiadoras Xerox y los exteriores de Chicago, dado que la versión de Wilder es de época y casi totalmente rodada en interiores.
En fin, tampoco es que haya mucha adaptación, la historia es exactamente la misma, y transcurre con el mismo ritmo vertiginoso que fallaba un poco en la original de Milestone y que tan bien le supieron dar Hawks y Wilder.
La tensión Turner-Reynolds funciona y se vuelve a producir otra vez la magia del cine...
No añade nada nuevo pero he pasado tan buen rato como en las otras.