El mítico Antonio Mercero firma esta película que huele a 'Cine de barrio' que echa para atrás. Una comedia de corte familiar muy de Mercero que a mí en general me ha aburrido. Se nos cuenta la pequeña historia de un chaval de cuatro años (una ricura, eso sí) que busca por todos los medios ser el centro de atención de su madre. Fuera de ahí, la trama del resto de hermanos así como de la asistenta (una guapísima Verónica Forqué) no me ha llamado nada. Creo que la película ha envejecido fatal y que sólo sirve para ver con tus abuelos (el que tenga la suerte de tenerlos) y hacerles un poco de compañía. La película como tal no es mala (aunque sí sumamente el doblaje), sólo que actualmente huele a armario cerrado que mata. No tengo nada en contra de las películas españolas antiguas, es obvio a estas alturas conociéndome, sólo que ésta parece 'Cuéntame cómo pasó' en versión cañí.

Este musical (...) ambientado en la época del fiebre del oro en el oeste americano, es bastante flojo, sobrevalorado si me permite. Más extraño que la mezcla de western más musical es ver a Clint Eastwood cantando, o mejor dicho, dando el cante. Junto a él, comparte protagonismo un Lee Marvin con malas pulgas. La tercera en discordia es una tal Jean Seberg. La cuestión irrefutable es que la cinta aburre más que oír a Garci presentando su último trabajo. La parte del musical es además de prescindible, aburrida. Las coreografías de los números musicales son bastante limitadas y cuando el personaje de turno intenta marcarse un solo, aquello es realmente infumable. La historia también falla lo suyo, se nos presenta un triángulo "amoroso" lleno de machismo y poco tacto. Quizá de ahí se puede sacar alguna que otra lectura, sobre el trato que se les daba a las mujeres, pero esta película no es un drama de denuncia social, sino un pseudo-musical bastante tedioso. Se salva por algún ligero toque de humor, la escena final y por volver a ver a Eastwood en el salvaje oeste, pero... ¡ni para los perros!