Peliculilla de mediocre calidad, muy de la categoria de sus protagonistas: un Morgan Freeman en horas bajas que sólo sabe interpretar a personajes venerables y con gran corazón y un Antonio Banderas que siempre actua con la misma cara de mala hostia, siempre con el ceño fruncido, como si la productora le debiese dinero y no le pagase. Antonio nunca ha sido un gran actor, ¿que se le va a hacer?
Radha Mitchel no está mal. Tiene cierto parecido con la gran actriz Anastasia Christ, y eso es un punto a su favor.

El guión es el típico guión al uso en los thrillers de Hollywood, con más trampas que un casino de Las Vegas. Al final tiene los típicos trueques y retrueques argumentales pero chirrian que no veas.

Sólo salvo la secuencia del robo de los huevos, que está bastante lograda, con los modernos artilugios que usan y demás.

Con el curioso nombre de "Géneros Mutantes" se emite en la Filmoteca de València un ciclo de películas incatalogables e inclasificables y sin estrenar en España.

Atraído por el sonoro título, me dirigí a la cuarta planta del edificio del Teatre Rialto para visionar esta rareza.

Lo que cuenta la peli no es nada nuevo: un misterioso luchador prisionero de los vikingos (se supone que daneses) capaz de ver el futuro escapa de su cautiverio ayudado por un niño, embarcándose ambos en un drakar de vikingos cristianos que se dirigen a Tierra Santa, a las cruzadas. Sin embargo, el barco pierde la deriva y aparecen en América.

El argumento, como vemos, no es novedoso. La teoría de los vikingos como primeros descubridores del Nuevo Mundo ya aparece en cintas como la mediocre "El Guía del Desfiladero" (Marcus Nispel, 2007). En "Valhalla Rising" lo principal es la puesta en escena, el laconismo de sus personajes, las localizaciones (esas montañas del frío norte de Europa), la música, la atmósfera de alucinación de ciertas escenas, la desbordada ultraviolencia,...

Por lo visto, el bajo presupuesto de la peli hizo que no les llegara para los típicos cascos vikingos con cuernos y demás, y los efectos especiales se limitan a unos cuantos virados en rojo y un poco de hielo seco para simular la niebla. Así y todo, la película entretiene lo suyo.

Por último comentar que los parajes de montañas cubiertas de brezo en las que se desarrolla la parte final de la obra deben haber sido filmados en las Highlands escocesas, posiblemente las montañas Cullan. No es exactamente Canadá pero tambien es hermoso, ¿no?.

En mi infinita ignorancia no habia oido hablar jamás de esta película. Se trata de una obra menor en ese subgénero llamado "Cine de Boxeo", con unos actores más o menos desconocidos (al menos para mí) a excepción del gran Claude Rains que está en su linea interpretando a un sabueso de la policía.

Sin embargo cuenta con algunas escenas de gran calidad. Notable la escena del grupo atrapado en la balsa de riego, digna de la serie "Alfred Hitchcock presenta..." y también meritorio el combate final de boxeo.

Bajo el curioso título de "Géneros Mutantes" se vienen programando en la Filmoteca de València una serie de películas de difícil catalogación, bastante desconocidas en España y encuadrables en lo que hoy en dia se conoce como Cine Independiente.

"Meek's Cutoff" (traducido en los subtítulos como "El límite de Meek") es un western extraño, muy psicológico.

La historia, segun parece basada en acontecimientos reales, es como sigue: un grupo de colonos en busca de nuevos asentamientos, se internan en el futuro estado de Oregón, pero el guía (el Sr. Meek que da título a la obra) se pierde, obligando al grupo a fiarse de un indio al que capturan, para conseguir agua y sobrevivir a la dureza del desierto.

Detalles curiosos (las mujeres de la caravana madrugando para hacer fuego y preparar el desayuno mientras los maridos siguen en las tiendas), fotografía acertada y cierto suspense ayudan a que la cinta, a pesar de su ritmo pausado, se disfrute.

Una directora que promete, la Kelly Reichardt.

En mi infancia, allá por los años 70 y principios de los 80, solíamos leer unos tebeos de portada enmarcada en azul o en verde, y dibujo bien definido y en blanco y negro, llamados "Hazañas Bélicas". En ellos se narraban aventuras de combatientes de la 2ª Guerra Mundial, ensalzando siempre virtudes marciales como el valor, la camaradería o la disciplina, valores que siempre despuntaban en el héroe que, curiosamente, siempre era un soldado norteamericano, en detrimento de los "japos" que siempre eran taimados y traicioneros.

En esta película he revivido algo de aquellas "Hazañas Bélicas". El director, Samuel Fuller, con oficio, ha sabido recrear con acierto el ambiente angustioso de la tropa en territorio enemigo.
Centrando el discurso en el valor y el compañerismo de los soldados yanquis ha evitado, además, la tentación de demonizar a los japoneses, cosa que hemos visto repetirse hasta la saciedad en el cine americano o en aquellos cómics de los que he hablado antes.

Los combates están realizados de manera creible, excepto el último en el que los japoneses atacan "al amaner" con toda la luz del sol naciente (¿por qué no hacerlo de noche para aprovechar la oscuridad?) y, encima, a pecho descubierto, siendo blanco fácil para los americanos y cayendo como moscas.

En fin, una peliculilla para pasar el rato que no va a desagradar a los amantes del cine bélico.