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España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de Travisloock
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Críticas 311
Críticas ordenadas por utilidad
9
13 de noviembre de 2007
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien se moleste en comprender la sociedad nipona podrá darse cuenta de la importancia que se da, en aquel lugar, a cultivar la técnica. Ese cuidado por los detalles queda reflejado en occidente con las “exportadas” artes marciales, donde la repetición sistemática y rigurosa de cada movimiento puede resultar a más de uno desquiciante. Son “caminos” ( do ) que llevan toda una vida, siendo el anhelo del practicante que su último corte de espada sea perfecto.

De cómo el sensei (más acertada la traducción “más viejo o más sabio” que la occidentalizada “maestro”) moldea el carácter del joven para enseñarle el valor en las cosas bien hechas, sin esperar oropeles ni palmaditas en la espalda. De hacer tu profesión porque te gusta, porque vives para ello. De que los fracasos profesionales serán tu principal bagaje técnico para afrontar futuras victorias. Y aquello de que “el trabajo dignifica a la persona”, se me hace verdaderamente patente en esta película.

Podría haber sido “solamente” la mejor película sobre la medicina, tan desvirtuada a día de hoy, en la realidad y la ficción, con la inhumana “sanidad privada” y con series de TV donde los robos de ropa interior femenina es la base del argumento. Pero como obra maestra se hacen necesarias lecturas más generalizadas.
Travisloock
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10
26 de julio de 2009
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truffaut firma e interpreta una película sacada de las entrañas. Una historia de esas que el autor tiene que ponerse delante de la cámara como subrayando con una doble rúbrica su compromiso y su empatía con el ideal de ese personaje. Ni alter egos, ni Jean-Pierre Leaud, ni nada. Es la suya, su actuación, inclasificable e incalificable; al igual que nadie puede juzgar las palabras sinceras del que no sabe decirlas con gracia, ni afán, ni carisma; siempre la palabra sincera ha de ser bella. Se nota tanto, tantísimo la declaración de intenciones.

Y sale una película que merece la pena. Merece la pena para los que no simpaticen con su mensaje y su historia. La película en sí está dotada de una atmósfera que puede recordar al Polansky más “quimérico”, pero desde esa aureola fantástica y ensoñadora, no se disipa la seriedad del tema principal del que se habla. Polansky, un vértigo (de entre los muertos) y el Bresson más íntimo, se dan la mano en una película discreta y pequeña. Sobre el mensaje, aparece el Truffaut más rebelde, con un discurso sentido sobre la fidelidad hasta el final…del que queda. En ese magnífico personaje que decide ponerse en el bando de los que ya no están hay una suerte de necrofilia, que lejos de ser morbosa y malsana, es tierna y nos da esperanza en el género humano. Penden aún las vidas de los muertos en las llamas de los cirios y en el recuerdo de este magnífico Truffaut (actor, director, personaje, todo en esta película), que sostiene en su estrechos hombros todas las almas que no pidieron ser portadas, que seguro que querrían que desertara su más valiente defensor dejando esa cruzada perdida del recuerdo, y que se alistara en el ejército de los que aún están, de la bella Cecilia… de los vivos.

Mucho más rebelde y golpeado este Antoine Doinel de mediana edad. Obra maestra. (9,4)
Travisloock
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10
25 de diciembre de 2008
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
No dudo que a muchos no les parezca una obra maestra. Primeramente, el film no se desprende de la vitola de serie B, de película pequeña tanto en formalidades como en acabados. Se pudiera partir, aunque de esto no tengo la certeza, de una novela pulp homónima y se queda relegada a esos escenarios tan truculentos de pasadizos secretos que dan lugar a minas de plata y refugios con escondites caprichosamente encantadores; las situaciones (un vestido que se prende), las soluciones (se apaga a mantazos); personajes como Johnny Guitar, que bien pudiera llamarse Jack el viajero o el mariachi, que esconden habilidades y razones bajo una fachada de cantante indefenso en un lugar demasiado peligroso para un pianista (o guitarrista). La justificación de esos personajes, en su presentación en esos escenarios, forma parte de la munición o recursos de la que la serie B dispone para sorprendernos, de crear esa maravillosa inverosimilitud cinematográfica tan veraz, en contraposición de la irrealidad tan cinematográficamente verosimil de las grandes superproducciones.

Además está la mano de Ray, que puede no ser apreciada, o peor aún, ser apreciada en su justa medida. Y aquí cada uno es de su padre y de su madre, y puede tener sus razones para valorar la realización. Yo personalmente creo, que la realización, esos diálogos tan poderosos y la interpretación de la Crawford, funcionan perfectamente bien en su conjunto, que los primero planos Ray son maravillosamente llenados por la Crawford, que ese personaje ha amado y que no quiere amar más; me creo esa historia de amor, en ese momento tan inoportuno para los 4 personajes protagonistas; el “background” de Johnny y las consecuencias del pasado, que es el detonante de esa acción lo que va a explotar y esa llegada de Johnny al pueblo es la redención de un personaje(aunque nadie lo sepa, ni siquiera al final, tenía que estar allí para comerse el marrón como todos) . Y todo maravillosamente dramático, la trama se nutre de la irracionalidad, del amor, claro. La película no es sólo de Ray, es también de la Crawford, de ese magnífico guión, y de esa canción.....esa canción.

El vestuario, muy comentado, remarca a esas dos mujeres en lucha. Crawford de blanco satén, de colores abigarrados como si fuera un petirrojo, en contraposición de esa inquisición negra (cuervos dice la Crawford). Se remarca así, los buenos y los malos, las heroínas en lugar de los escuderos (los hombres), la lucha entre odio-amor como dos entidades iguales y cambiantes por las más azarosas circunstancias.


Pero es en el final, cuando…..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Travisloock
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8
30 de abril de 2012
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principio de la paradoja del cuervo nos lo deja bien claro: Cada cuervo negro que vea reforzará inductivamente mi creencia de que todos los cuervos son negros. Incluso, partiendo de ese silogismo dicen que se puede demostrar que cada manzana roja que vemos refuerza nuestra creencia de que todos los cuervos son negros.

En este punto de convergencia entre probabilidad bayesiana y la lógica inductiva puede haber una manera de enfrentarse a los problemas existenciales o incluso metafisicos. Si Perelman encuentra un camino, podría ser casi con toda seguridad un camino probabilístico -Existiría una probabilidad enormemente pequeña de que el cosmos sea fruto de la casualidad, o sea Díos existiría con una probabilidad inmensa-.Pero a mí no me interesa de momento la pregunta de si existe Díos o no, sino cómo se puede creer en él.

A todos los que tememos el salto al vacío de la muerte, lo que nos interesa es quitarnos esa angustia. Pascal advierte de que siempre es conveniente la apuesta por la existencia de Díos, pues no hay riesgo en ella. Este es principio que siguen todos los estadísticos que quieren forrarse en Las Vegas, o la máxima que siguen los jugadores de Poker. Si yo apuesto X a una mano en la cual tendría un beneficio de 5X, si mi probabilidad de ganar es mayor de 1/5, siempre me convendrá invertir en esa empresa. Laplace y la norma de los números grandes me avalan. En el caso de Pascal -Por cierto, un matemático brillante-, el nos dice que aunque la probabilidad de que Díos exista sea ínfima, mi inversión X es muy pequeña, y mi ganancia es inmensa- La gloria eterna, nada menos-.

Pero, repito, a mi la existencia de Díos no me interesa tanto como mi capacidad para poder creer en él. Tan atrevido es ser creyente como ateo, tan temerario es afirmar que Díos existe- a la espera de una explicación de Perelman-, como que no. Sólo necesitamos un placebo para la angustia del salto. Y bien pensando, que aburrimiento la vida eterna, no?. Lo ideal es ser un agnóstico anestesiado. Y para ello, lo mejor es que todos a mi alrededor crean en Díos . Pues cada creyente convencido que me encuentre reforzará mi confianza en que se puede creer en él. Exactamente como si viera cuervos negros.

En términos de hoy en día: que Díos tenga una calificación AAA+
Travisloock
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9
6 de agosto de 2008
38 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ya que se me pasó por descuido en mi crítica número 100, quiero empezar agradeciendo a Pablo Kurt y Daniel Nicolás, auténticos reyes de Siracusa, la oportunidad que me dieron de cultivar mis opiniones en un pequeño arriate de su inmenso jardín virtual.

Gratitud y afecto.”

En las teorías religiosas, metafísicas o incluso científicas en las que el hombre se ha embarcado, el enfoque de los estudios es , principalmente, discernir sobre la existencia de un ser Creador. Tartosky nos cierra esa posibilidad de conjeturas: Dios existe y está conteniendo en recinto limitado. Quizás este última afirmación sea exagerada; quizás no sea Dios o Hacedor, sino más bien una muestra de él. Me gusta creer que si “la zona” tiene connotaciones metafísicas o religiosas, es más excusable generalizar de esta manera tan peligrosa proponiendo que Dios nos manda, en ese meteorito, una muestra de su Ser con todas sus propiedades intrínsecas para que el hombre pueda estudiarle o incluso interaccionar libremente. La muestra, al fin y al cabo, es limitada y contenida en un “cuarto” y Dios sería- en caso de existir- ilimitado y contenedor de todo.

De esta manera, la propuesta de Tartosky se torna en su vertiente más metafísica hacia otra fuente de estudio: ya que Dios existe, ¿cuál es su modo de comportamiento o su conducta? ¿Qué normas sigue?¿ Las hemos de tomar como Dogma de su religión?¿ Es Dios piadoso que perdona las violaciones de las normas, o es un Dios vengativo o intransigente? Y en estas preguntas el trío protagonista Stalker (profeta), Científico e Intelectual, son paradigmas de cómo el hombre afrontaría estas preguntas.

Si Dios existiera, en base a su moral tendríamos cuatro tipos de entidades:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Travisloock
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