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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
10
29 de diciembre de 2008
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé ya cuántas veces he visto esta película: Solo... con mi esposa... con mis hijos... la he presentado en salas para niños y para adultos… ¡y siempre me ha resultado maravillosa y a todos los públicos les ha encantado! Creo que debería verla todo el mundo porque, en ese pequeño parque de diversiones donde transcurre la mayor parte de la historia, está recreado el planeta tierra y la particular humanidad que ahora mora en él.

Los valores más excelsos, y los más tristes sentimientos, son plasmados por Charles Walters -con la inmensa presencia de su maravilloso grupo de actores- de la manera más sentida, cálida y emocionante que uno pueda ver, y entonces, sin reserva alguna, conseguir mandar al traste ideas tan deplorables como “los hombres no lloran”, “el romanticismo es para ilusos” o “eso es cine para niñas”.

“LILI” (la maravillosa, Leslie Caron, que pronto volvería a atraparnos con “La Zapatilla de Cristal”) es un filme cautivante. Nos envuelve en su ternura, en su aparente ingenuidad y en su inmensa nobleza. La seguimos cuadro a cuadro, escena a escena, con el corazón en la mano y con una imborrable sensación de que, la belleza, el amor y la ternura, han entrado de pleno en nuestra intimidad.

Walters –curtido bailarín y coreógrafo- nos envuelve también en la frustración de Paul, el ex-bailarín, ahora lisiado y convertido en titiritero quien, antes que nadie, descubrirá el ser maravilloso que se esconde tras la simpleza de la joven Lili; y nos “disgusta” Marcus, el seductor incorregible, necesitado de una gran lección cuando le vemos dispuesto a tener su fugaz aventurilla con la cándida Lili.

Los títeres se convierten en la imagen metafórica de aquellos comunes, pero, magníficos seres humanos que a diario transmiten alegría a los visitantes de ocasión, mientras sus corazones se desgarran con sus propios fantasmas interiores. Ninguno se reconoce en sus verdaderas dimensiones... ni siquiera, Lili, cuando da su ternura sin imaginar que la está dando.

Repentinamente, nosotros nos sentimos recreados en ellos... y es, entonces, que tenemos la impresión de estar haciendo parte de la historia, porque estamos allí sufriendo y amando, desconociéndonos y conociéndonos, sintiendo que el amor pugna en nuestra alma por manar a borbotones.

Por esto, por su música, sus coreografías, su sentido del 'humos' y del drama... “LILI” es, en definitiva, una obra maestra, una joya inolvidable, ¡una de las más bellas películas de la historia del cine!

Lará larálalalala, hi Lili, hi Lili, hi lo…
Luis Guillermo Cardona
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8
15 de julio de 2010
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En diversos períodos de su carrera -a veces por decisión propia y otras por pedido de los productores-, John Ford sacó provecho de sus viejos filmes para repetir cosas que, pensaba, podía ser efectivo animarse a rehacer. Así, “La Diligencia” la descubriríamos a medias en “Caravana de paz”; “Huracán” es, en lo esencial, “Prisionero del odio”; “La ruta del tabaco” bebe de la sangre de “Las uvas de la ira”, “Los tres padrinos” es un remake de “Hombres marcados”; “Escrito bajo el sol”, tiene el mismo trazo de “Cuna de héroes”… y “El sol siempre brilla en Kentucky” es un remake de “El Juez Priest”.

No es este, por supuesto, ni el primero ni el último caso en que un director saca partido de su propio trabajo queriendo adaptarlo a las nuevas generaciones. Lo hicieron Wilder y Hitchcock, Wyler y Capra… y probablemente, todos aquellos prolíficos realizadores cuyas creaciones merecen ser apreciadas por toda la humanidad.

En lo que respecta a “EL SOL SIEMPRE BRILLA EN KENTUCKY”, siento que era más que procedente un remake de un filme consecuente, en una época en que estaba en su punto más álgido el rancio racismo de los norteamericanos. El filme emana dignidad, cooperación, solidaridad… y especialmente, justicia para todos, sin distingos de cultura, credo o color.

El juez William Priest, es el símbolo de todo esto. Y en un pueblo de Kentucky, a comienzos del siglo XX, vestido siempre con el blanco de la transparencia, y en medio de la avalancha racista, de los afanes de linchamiento, y de la sombra de la venganza, decide comenzar a poner las cosas en el punto medio de la balanza. A su alrededor, un puñado de personajes entreteje una trama donde nace el amor, donde se descubre un penoso pasado, y donde se comparte la simpleza, la ignorada dignidad y el gran talento de las minorías raciales.

Ford construye un filme que entretiene y emociona, que denuncia y que cuestiona, que nos muestra perplejo un viejo paradigma, mientras traza un nuevo camino que deberíamos recorrer juntos, todos y cada uno de los seres humanos… y de pronto, sale al paso con una de las escenas de funerales más emotivas de la historia del cine, que para quien sepa verla, quizás lo conmueva hasta el llanto como me ha ocurrido a mi.

Charles Winninger (“Magnolia”, “Arizona”, “Ziegfeld Girl”…), crea un recio y cálido carácter como el singular juez Priest, y sirve como ejemplo digno, para una justicia que cojea bastante a lo largo y ancho del planeta tierra.

Título para Latinoamérica: “RESPLANDECE EL SOL”
Luis Guillermo Cardona
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10
23 de enero de 2009
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué, en la vida, nada ha vuelto a ser como fue alguna vez? ¿Por qué no se repiten pintores tan grandes como los que hubo en el Renacimiento? ¿Por qué no hay ahora tan grandes compositores como los que existieron en el período barroco o en el romanticismo?... y ¿por qué, un siglo después, no han vuelto a surgir comediantes como los que hubo en la Edad de Oro estadounidense?

Seguro que hay explicaciones para todo esto, y quizás, una de las más claras, es que hemos perdido el rumbo centrando nuestros intereses más en el poseer que en el ser. La tríada de hoy es: ten mucho dinero y muchas propiedades... para que hagas lo que se te antoje... y entonces serás respetado por todos. Y la tríada que nos enseñaron los grandes maestros era: Sé un magnífico ser humano... así podrás servir con amor a la humanidad... y entonces tendrás todo lo que desees de la vida. Este es el sendero de la sabiduría.

<<EL HOMBRE MOSCA>>, es cine a cabalidad, elaborado minuciosamente y cuidado hasta en el más ínfimo detalle. Se siente el compromiso con el arte, y el profundo respeto con los espectadores, último destino de toda obra cinematográfica y de toda creación artística.

Harold Lloyd, nos descresta con la precisión de sus movimientos, con su enorme osadía, y sobre todo, con la inagotable recursividad con que trasciende todos los obstáculos que se interponen en su camino hacia el éxito y hacia la conquista amorosa.

Héroe de ocasión, pues, aunque la idea del ascenso es suya, el convertirse en, “el hombre misterioso”, que termina ascendiendo los doce pisos del edificio Bolton, se debe a la circunstancia forzosa de que su amigo, como “El Fugitivo” (¿se acuerdan de la serie televisiva con David Janssen?), no consigue zafarse del obstinado policía que quiere meterlo en chirona para cobrarle la que le hizo.

Esta película tiene humor del fino, del ingenioso, del que resulta absolutamente original y memorable: ¿Qué les parece esa manera de colgarse para ocultarse de la arrendataria? ¿O la manera de visionar como se esfuma la cena por satisfacer a la novia comprándole una cadena? ¿O la manera como resuelve el poder entregarle a una clienta su pedido en medio de la multitud que lo acosa? O…

Este es el cine que debería mostrarse a todos los chicos. Mi hija, de apenas siete años, la disfrutó plenamente. Los muchachos se merecen lo mejor. No puede ser que los abandonemos a la comedia burda y ramplona que hacen tantos hoy día, como fabricando salchichas.

<<EL HOMBRE MOSCA>>, es una obra maestra.
Luis Guillermo Cardona
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8
6 de enero de 2009
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sé que, después de ver esta película usted no lo va a creer... pero, sí señor, ¡el barón Münchausen existió! Su nombre completo era, Karl Hieronymous Barón de Münchhausen y fue un militar alemán que vivió en el siglo XVIII y participó en las campañas que, Federico el grande, adelantó con los rusos, sólo que, irónicamente, pocos recuerdan su carrera en la milicia, pero, en cambio, desbordando risas, fantasías y placeres, han trascendido los siglos y traspasado los cinco continentes sus narraciones orales pletóricas de creatividad y fantasía.

Recopiladas, en 1785, por Rudolf Erich Respe y, luego, reelaboradas por, Gotfried Bürger, las increíbles e insólitas narraciones de este singular personaje alemán, son un incomparable reto a la imaginación y la mejor tallada prueba de que son indispensables los sueños para mantener viva la esperanza y palpitante el corazón.

El singular Barón, hace añicos la lógica, desnuda sus sueños y se libera de atavismos en la magnitud inconmensurable de sus ilusiones. Desde entonces, todo lo imposible resulta posible; todos los anhelos se tornan palpables... y todo lo limitado extiende hasta el infinito sus dimensiones.

Estas locas y fascinantes aventuras, llevadas por tercera vez al cine (primero fue un alemán: Josef von Backy, en 1943, con el más alto éxito; y luego un checo: Karel Zeman, en 1961, y con poca trascendencia), tienen ahora, en versión del inglés, Terry Gilliam, la realización de un ideal. Éste, en un guion libre escrito en compañía de Charles McKeown, puso al barón en compañía de cuatro súper-amigos y de una aguerrida niña, y el resultado es una película colmada de excelente fantasía que, en sus divertidas aventuras se burla con estilo de los "poderosos" que apenas seducen con regalos; de los tipejos posesivos a quienes cada día les crecen los cuernos... y otros prototipos que tanto enferman a la sociedad.

John Neville, resulta deliciosamente altivo como el inigualable, Barón Múnchausen. Eric Idle (Berthold), es estupendo jugando a vaciar las arcas de quien, sin duda, ya sacudió a su pueblo. Oliver Reed, es el pobrísimo Vulcano que sólo tiene diamantes para mantener atada a su adorable e insatisfecha, Venus (Uma Thurman)... y Robin Williams, es el rey de la luna, a punto de perder la cabeza porque su reina, Ariadne, ansía que otro la corone.

<<LAS AVENTURAS DEL BARÓN MÜNCHAUSEN>>, es una de las películas fantásticas más divertidas y significativas de los últimos tiempos.
Luis Guillermo Cardona
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8
23 de abril de 2018
33 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un sinnúmero de personas en el mundo que desean parecerse a alguien que conocen. Asumen a ese otro ser (un hermano, una amiga, un personaje famoso…) que los supera en talento, éxito y/o atractivo físico, como una obsesión y llegan al punto de convencerse de que, sólo pareciéndose a esa persona, podrán triunfar en la vida. De esta marcada ausencia de autoestima e identidad, surgen imitadores, plagiadores, transformistas… gente que sueña con ser alguien importante en la vida y que, ante la incapacidad de reconocer y explorar sus propios potenciales, deciden transmutarse en ese ser al que tanto admiran.

En ocasiones, este tipo de personas nutren su deseo transformista a niveles tan profundos que, desde entonces, su psique las va llevando hacia un trastorno neurótico de personalidad que incluye la obsesión, la invasión de la privacidad, la maquinación deshonesta y otro tipo de respuestas que, incluso, pueden llevar hasta el crimen cuidadosamente premeditado.

Un buen ejemplo de este tipo de personalidades lo encontramos en la película, “What ever Happened to Baby Jane?” (Robert Aldrich, 1962), en la que los celos profesionales entre un par de hermanas actrices, llevará a la una a aislar a la otra, mientras la mayor, traumatizada y vieja, hace ingentes e inútiles esfuerzos para prepararse con ansia de resurgir y recuperar la fama que tuviera cuando era niña.

Por este mismo sendero y con evidentes similitudes (envidia profesional, incapacidad y dependencia física, manipulación, suplantación…), se desplaza, <<BASADA EN HECHOS REALES>>, la nueva película con la que el director polaco, Roman Polanski, resurge para demostrar que su talento sigue a tono por más reveses que se presenten en su vida.

Escrita por, Olivier Assayas y el propio Polanski, partiendo de la novela de Delphine de Vigan, “D'après une histoire vraie” (2015), la película toma como personajes protagónicos a un par de escritoras: La primera, Delphine Dayrieux -alter ego de la autora-, es una exitosa novelista que pasa por esos momentos en que sus libros se venden como el pan y la gente hace largas filas para que, ella, les regale su autógrafo. La otra, se hace llamar Elle (de Isabelle), en español > Ella, significativo nombre que apunta a ese inconsciente-consciente que la induce a pretender ser ella > Delphine, y se trata de una atractiva joven que escribe, para otros, historias de escritores y artistas, lo que la convierte en una autora que se preserva en la sombra y que tan sólo exalta la gloria de los demás.

Con estos significativos apuntes, la obra se explaya, seguidamente, en el desenvolvimiento de una relación que va dando precisas puntadas que nos permitirán ir hilando la implacable e imperceptible red en la que una araña va envolviendo a la confiada mosca.

Una cosa es clara, quienes busquen violencia, morbo y otras liviandades se van a desencantar porque, Polanski, se propone aquí un alto nivel estético y argumental, y ésto lo llama a romper con los clichés de cierto cine contemporáneo y, de hecho, se mofa del espectador medio al plantar situaciones tipo (el acercamiento lésbico, las escaleras del sótano…) que enseguida giran decididamente hacia senderos más auténticos y morales… e imagino que, el haber contado con la recordada, Emmanuelle Seigner (“Lunes de Fiel”), y con, Eva Green (“The Dreamers”), es una sugerencia para muchos irresistible.

De rebote, la película también guarda sus semejanzas con, “Misery” (Rob Reiner, 1990), pero, Polanski preserva sus muy personales y brillantes toques de thriller psicológico, y su película apunta más a la psique, mientras que, “Misery”, es mucho más física. El personaje de Elle, da cuenta de una mujer cultivada a la que apenas se le escapan pequeños rasgos de agresividad, que no son raros ni siquiera en los más normales seres humanos. Lo suyo es el sometimiento de la voluntad, y ésto la vuelve mucho más peligrosa, pues, de esta manera, hace más complejo el descubrimiento de sus verdaderas motivaciones. Por esta razón, por mucho rato pareciera que “no pasa nada”, pero, para quien sepa captar la agudeza que hay en cada palabra y en cada acción que asume la ‘inteligente y grata amiga’, se dará cuenta de que, <<BASADA EN HECHOS REALES>>, va levantándose en una estructura bastante sólida.

Indeclinable mención de la precisa banda sonora de, Alexandre Desplat.
Luis Guillermo Cardona
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