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España España · Almería
Críticas de Gabriel Ufa
Críticas 679
Críticas ordenadas por utilidad
5
19 de junio de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Remake "libre" de “Adivina quien viene esta noche”, dirigida en 1967 por Stanley Kramer. Se trata, pues, de una comedia romántica sin más pretensión que pasar un rato agradable, sin demasiada profundidad, que introduce el tema racial entre una pareja. En este caso, el prometido es un chico blanco interpretado por Ashton Kutcher (el archiconocido marido de Demi Moore).

La película sigue el esquema típico del género: se dan situaciones graciosas (generalmente enredos y equívocos bastante típicos) y se fuerza un poco el drama, todo bañado de buenas intenciones. Sigue la estela de “Los padres de ella”, aunque algo más edulcorada y con menos repercusión.

La mayor parte de los gags están formados por Simon (Ashton Kutcher) y su suegro Percy (Bernie Mac), bastante cabezón y chapado a la antigua, que se resiste a tener un yerno como Simon. Mantienen un constante tira y afloja, poniéndose a prueba el uno al otro. Hay varios momentos divertidos (la carrera de karts, las clases de baile de Kutcher, que baila muy bien, por cierto,etc).
Zoe Saldana, después de participar en “La terminal” de Spielberg y antes del totum revolutum “Avatar”, consigue hacer una buena pareja con Kutcher. Como sugiere una amiga, tiene un gran parecido aquí con Jada Pinkett Smith.

El director, Kevin Rodney Sullivan modela un producto de consumo fácil, sin demasiadas complicaciones y con la única pretensión de entretener durante 90 minutos. No hay que esperar, por tanto, demasiado más.
Gabriel Ufa
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6
6 de junio de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No sé si me gusta o me da asco… crea un atmósfera siniestra”. Coincido plenamente con Carlos Boyero en este caso. Cuando acaba no sabes si te ha gustado o estás ante un fraude, por lo que presientes que es algo distinto, pero no necesariamente bueno.

Haneke es un director peculiar, que se ha hecho con un nombre y un gran prestigio a nivel no sólo europeo sino mundial, potenciado tras el éxito de “La cinta blanca”. Sus películas suelen salirse de lo normal y pretenden hacer preguntas al espectador, o al menos desarrollar un planteamiento llamativo o fuerte que no pase desapercibido.

Siempre es bueno que haya directores con personalidad y que el gris brille por encima del blanco y el negro, pero en ocasiones se le sobrevalora por ser un director atípico.

La película lleva su sello, indudablemente: cuidado técnico, mucho plano fijo, perfectos encuadres y un desarrollo que fluye poco a poco hasta la llegada del clímax, en donde se muestran todas las cartas y no hay posibilidad de retroceso. El espectador va notando poco a poco que hay algo que no es normal, en cierta manera inquietante.

De lo que no cabe la menor duda es que Haneke saca lo mejor de sus actores, presumiblemente por su nivel de exigencia. En este sentido, el esfuerzo de Michael Pitt es encomiable. En mi opinión, él es lo mejor de la película, junto con Naomi Watts. Es el elemento distorsionador, vestido de blanco inmaculado. Fenomenal su repertorio de rostros capaz de articular, que recorren desde la inocencia al sadismo.
Luego están las extravagancias made in Haneke, sin las cuales no sería un “auteur”, que son más o menos aplaudidas (el cacareado “rewind” o el larguísimo plano secuencia de Naomi Watts), aunque personalmente me parecen excesivos.
En mi opinión, estos recursos llamemos “supra-cinematográficos” tienen el peligro de desconexión con el espectador, que hasta ese momento está viendo una historia mínimamente lógica y coherente.

Lo que está claro es que a Haneke no le gusta pasar desapercibido. Hace cosas diferentes, como realizar su propio remake, lo cual, aunque a veces no compartamos, puede resultar interesante. La historia está bien desarrollada, se sigue son bastante interés (a ello contribuye especialmente Naomi Watts, más que nada porque Tim Roth queda en fuera de juego muy pronto), lo que pasa con Haneke es que nunca hay respuestas y los finales siempre suelen ser muy abiertos, lo cual no está mal, pero depende de la historia, y yo creo que ésta merecía otra resolución (desde luego no tan facilona). Interesante en cualquier caso.
Gabriel Ufa
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6
28 de marzo de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene mucho mérito “Yo también”. Con un presupuesto muy limitado, pero con ganas de desarrollar un tema poco explorado, acompañando a varias personas con síndrome de Down, nos cuenta, en tono cercano al documental en algunos momentos, la incorporación de Pablo Pineda, el primer diplomado europeo con esta discapacidad, al mundo laboral y la relación con sus compañeros de trabajo, especialmente con Laura Valiente, una gran Lola Dueñas.

A pesar de sus altibajos y de ser un poco irregular, la cinta mantiene el interés por la capacidad de una enorme Lola Dueñas, merecida ganadora del Goya, en un papel de una mujer desinhibida, en una actuación en la que se abre en canal y lo da todo, y la colaboración de Pablo, con una naturalidad que te abre los ojo de par en par.
Para apuntalar la relación que se establece entre ambos, Álvaro Pastor y Antonio Naharro (Santi en el film), construyen pequeñas historias alrededor, la más emotiva, y divertida al mismo tiempo, la de la pareja de bailarines. Lástima que no estén más desarrolladas porque tienen igual o más potencial que la principal trama.

La abundancia de primeros planos y la cámara tan pegada me parece que puede ser una buena idea en ciertos momentos, pero se abusa demasiado de este recurso.
Lo mejor es que no se busca la lágrima fácil, aunque la película da la sensación de que no está todo lo lograda que podría haber estado.
Obtiene dos Goya: Mejor canción y Mejor actriz principal. No lo consigue en actor revelación (es para Alberto Ammann de “Celda 211”) ni dirección novel (se lo lleva Mar Coll por “Tres días con la familia”).
Gabriel Ufa
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7
10 de marzo de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El veterano director galo Jean Becker consigue plasmar de manera sutil y plásticamente bella, la huída hacia delante de Antoine (un portentoso Albert Dupontel) en una carrera sin fondo en la que rechaza a todo el mundo y en la que hasta sus seres más queridos parecen convertirse en sus enemigos, en su crecimiento continuo hacia el abismo.
Uno tiene la sensación de que hay que verla con la menor cantidad de información posible, porque si se conoce el argumento, pierde interés.

Los aspectos técnicos no pueden tener una mejor factura. Desde un metraje corto y ajustado que la historia exige, una cuidada fotografía y un montaje rápido, limpio y efectivo, a lo que se unen unos bellos paisajes de la querida Irlanda de Becker, el film llega a un punto en que, como sugiere una amiga, nos propina un puñetazo para dejarnos sin aliento, justo cuando parece que empezamos a conocer al auténtico Antoine. Todo ello, de manera contenida, sin alardes ni excesos.

El reparto está de nota. Si Albert Dupontel brilla con luz propia, no se olvida a la excelente Marie-Josee Croze (“Munich”, “Las invasiones bárbaras”), la sufrida esposa que ha compartido años de felicidad con su marido y que asiste incrédula y conmocionada a una nueva situación. Hay escenas en las que transmite una gran emotividad, siempre desde la credibilidad y la naturalidad. Gran trabajo.

En definitiva, un drama sobrio, con sólidos actores y una gran dirección. Los degustadores del buen cine francés no deben perdérsela.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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7
11 de febrero de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico entre los clásicos de la ciencia ficción. Es recordado por ser uno de los primeros en no tratar a los extraterrestres como una amenaza velada. El versátil Robert Wise dirige con solvencia. Atendiendo al contexto histórico en que se realizó, en plena Guerra Fría, hace casi 60 años, la película puede interpretarse como un claro mensaje de voluntad pacifista en plena era de la escalada atómica.

Si bien la estética y los efectos especiales de los “alienígenas” pueden parecer a día de hoy muy superados, en conjunto, se deja ver bastante bien, ya que la base del film no se sustenta en ellos (en características especiales o visualmente llamativas, no hay seres verdes con antenas, para entendernos), sino en el mensaje que transmiten y la responsabilidad que traslada a los habitantes de la Tierra. Por tanto, considero un acierto su sobriedad.
Además, Wise va al grano desde el primer momento; no se anda por las ramas con estériles suspenses: un día, sin previo aviso y por sorpresa aterriza un platillo volante en Washington D.C. Muy pronto sabremos quién es Klaatu y el robot Gort (sin demasiado aspecto de robot, dentro de él se encontraba el portero del Teatro Chino de Hollywood, de 2,13 metros de altura).
Es significativo el Globo de Oro especial que se le otorgó en 1952 como “mejor película promotora del entendimiento internacional”, totalmente merecido en una época especialmente difícil y llena de tensiones entre el bloque comunista y el occidental.

La frase que pronuncia Klaatu se hizo especialmente célebre: “Klaatu barada nikto”. Un Klaatu de aspecto totalmente humano que encarna un convincente Michael Rennie, al que los humanos ven como una inquietante amenaza. En este sentido, está muy bien reflejado el temor, el miedo, la ansiedad y la sinrazón de la naturaleza humana que a la menor ocasión utiliza la violencia de manera absolutamente injustificada. El pequeño margen para la esperanza lo aporta Helen (Patricia Neal) y su hijo Bobby.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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