La historia, manejada con mucha sensibilidad, atrapa, y aunque al principio da la impresión de que se requería cortar escenas, al final -cuando se desencadenan las situaciones dramáticas- todo encaja en su sitio con naturalidad.

Personajes y situaciones muy creíbles, actuaciones muy buenas, especialmente la del Maxi. El reflejo de un submundo a veces roza lo documental. El maxi de celuloide, como anuncia el título de la película, en realidad florece. Muy buena película.

He podido con muchas películas y antipelículas y cuanto más raras mejor, pero este experimento roza la tortura persa, y sin persianas. Es de una asfixia total con sus reiteraciones, sus cámaras fijas y su falta de humor. Quizás no estaba de humor, aunque lo dudo. Le di el beneficio de la duda hasta que pude. Pude hasta que no pude más. Y eso que nunca dejo una película a medias. Pero esta me superó. Y ni la intervención divina pudo hacer que la acabara.

No comporto la idea de que una película tenga que enseñarnos algo (para eso está la escuela) o transmitir algo (para eso está la radio) Una película, como obra de arte que se supone que sea, es simplemente una pintura de una realidad, una interpretación de algo, un dibujo mediante imágenes que nos puede hacer soñar, llorar, reflexionar o emocionarnos, y definitivamente, recrearnos visualmente.

Es la recreación plástica que hace el director de una historia, de un libro, o de lo que le venga en gana.

La película en cuestión es decorosa, aunque ocasionalmente cae en el lirismo cursi de las películas argentinas de medio pelo (empezando por el título)

Buenas intenciones de plasmar una realidad pero uno siente que algo falta, que algo no se logró, que algo quedó en el camino.

También discrepo del anterior comentario en que hay temas "profundos" y temas "simples". Cualquier tema puede ser simple o profundo en dependencia de como se le trate...

Dulce y amarga como una limonada con azúcar. Al final te deja el sabor de haber visto un clásico, pese a pequeñeces del guión que me resultaron ligeramente estereotipadas (por qué mantener la casa del ministro en un lugar tan vulnerable, por ejemplo), pero que no cuentan en la sumatoria. Lo que pesa es el regalo visual, la actuación soberbia de Salma, la historia cotidiana y a la vez extraordinaria, el reflejo de la realidad -desde una dimensión humana- de una tierra que todos se disputan milímetro a milímetro. Una gran película con muchas lecturas y sutilezas mucho más si uno ha estado físicamente en el lugar de los hechos. Un placer, un gran regalo y una sorpresa inesperada.

Interesante, bien actuada, decorosa. Lírica sin caer en la cursilería. Me parece un poco caricaturesco el retrato del Londres posterior al 11 de septiembre de 2001 pero le doy a la directora el beneficio de la duda pues quizás así lo hayan vivido algunos miembros de la comunidad bengalí.

No le leído la novela "Brick Lane". Supongo que, como suele ocurrir (aunque no necesariamente), la literatura supere al cine.

Es una producción decorosa y que me ha motivado a leer la novela.