Pudo haber sido otra historia de adolescentes empastillados en una clínica de dudosas intenciones, pero ganó mucho con las interpretaciones de los actores y la dirección.
En particular me sorprendió la actuación de Wojciech Dolatowski (interpreta a Szymon). A los pocos minutos del primer capítulo ejecuta una coreografía fascinante, un baile lleno de poesía, con una fuerza que hizo me enamorara del personaje y siguiera adelante con la serie. Otro punto a destacar es el contraste y la simplicidad de la puesta en escena: el vestuario, la casi ausencia de maquillaje, los escenarios amplios y sus detalles que dan la impresión de estar en un museo o escuela de arte que contrastan con el mundo controlado y medicado de un psiquiátrico.
La narrativa va despacio, paso a paso, pero no se detiene. Hay un aspecto aterrador que se plantea en cada capítulo: la vulnerabilidad del individuo. La serie nos hace sacar conjeturas que debemos corregir según avanza. Son seis capítulos intensos, llenos de descubrimientos.

Una metáfora sin tregua ni tiempo para especular sobre los acontecimientos que se desarrollan. Nos avasalla un film denso lleno de símbolos. Además de las lecturas ya dichas en innumerables blog a mí me parece que podemos darle otra, que se me antoja válida, y es el maltrato dentro de un matrimonio «aparentemente feliz» En cualquier caso años de matrimonios absurdos están resumidos en esta bella y cruel metáfora de 120 min.

Muy larga a pesar de ser una sola temporada pero, con 75 capítulos. Sobran escenas de personajes periféricos que se van por el drama fácil de la telenovela y distraen. A pesar de esto vale la pena ver si queremos comprender en qué consiste la esencia de un artista, independientemente del género de las canciones que interprete y de cómo alguien se puede re-inventar sin perder su esencia.
La realidad supera la ficción, casi siempre. Esta historia refleja varios aspectos: los problemas antes y después de alcanzar la tan ansiada fama, la familia, los amigos, el dinero, el amor y las adicciones en primera persona. Vida novelada y adaptada para no quedar tan mal parado, con un toque de reivindicación personal, de explicación para el público. Una vida que hace lo que se debe y lo que no, mostrando dentro de los límites de lo mostrable.
El artista la realizó con la intención de mostrar sus errores, con el objetivo de que, al verlos, tomáramos consciencia de ellos para evitarlos en nuestras propias vidas, esto lo explica en sus intervenciones en la serie.
La música de José José sigue sin ser una de mis favoritas, pero ahora reconozco que le canta al amor y a la vida con honestidad y no al amor de pareja romántico rosa como lo vendieron en un principio. La serie deja claro que el marketing no siempre es fiel a la esencia, aunque venda mucho.

Llegados aquí, tenemos todo el contexto de lo que había que resolver con respecto al secuestro (primera temporada) y sobre todo se ha ampliado el universo narrativo de forma muy completa.

Los hilos se tejen dentro y fuera de la institución carcelaria, unos bajo un manto de honestidad, decoro y con absoluta impunidad, otros bajo la premisa de la sobrevivencia. Los más ambiciosos lucharan por llegar al poder.

Cabe destacar que se nota el trabajo que hay detrás de leer el libreto, los actores han hecho suyos a los personajes (y los que no) le han dado frescura y particularidades más allá de las líneas escritas, lo que le ha dado personalidad y no son ajenos, como esos personajes encasillados que a priori sabemos que son horribles. El trabajo de actuación y dirección se a preocupado por contar historias sobre personas, con sentimientos y problemas más allá de los «business» de la mala vida carcelaria.