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Críticas de Polimnia
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la puntúo con un 8, creo que "Dersu Uzala" es de aquellos clásicos que han envejecido (y mal) por el camino, por varias razones.

No llega a emocionar del todo, desde luego tenía muchas (y altas) expectativas puestas en esta película (que ciertamente, me daba cierta pereza ver, y la iba aplazando y aplazando...); la fotografía es buena pero para un espectador actual tampoco raya en la espectacularidad (supongo que las cuestiones de presupuesto influyeron); el tratamiento de los personajes, especialmente el del capitán es muy somero, e incluso, el del mismo cazador... Además, la etapa en la ciudad tampoco aporta nada nuevo al espectador más intuitivo (la familia del capitán no se llega a conocer, ni participa significativamente en la película).

Sin embargo, se le deben reconocer ciertos aciertos. La banda sonora es relevante y sí que resulta emotiva, especialmente en los momentos finales (final, por cierto, bastante críptico y abierto...). El personaje de Dersu, por los valores que transmite (y su fraternal relación con el militar y el hijo de éste), traba amistad con el espectador, pero en algunos momentos no alcanza esa genialidad poética de otros personajes de Kurosawa. Destacándose solo algunas frases clave, que en seguida se fijan en la memoria del espectador, como "Oigo la gente de hierro, pero no la entiendo", "El comerciante me robó el dinero, no se por qué...", "¿Por qué pagas por el agua?" y el eterno uso del sustantivo "Gente".

Uno de los aspectos que más me ha gustado, además de la defensa de la naturaleza y los animales, ha sido el tratamiento, más que de la amistad, de la inhóspita soledad de los seres humanos; recordemos cómo llegó Dersu a ser un cazador nómada, y el personaje del viejo chino que vuelve a su aldea (este anciano debería haberse desarrollado más, porque llega a ser auténtico, y además recuerda a mucho a otros personajes líricos de Kurosawa). Alabemos, sin duda, el trabajo de los actores.

Pero precisamente, vuelve a faltar la incursión en el mundo de Dersu (personaje que justamente da título al film, y se erige como protagonista), en su universo religioso-cultural, para acabar de comprender la figura del tigre y otros aspectos...

Porque, al ser el capitán el narrador y el filtro mediante el cual el público ve la historia, hay momentos en que a Dersu no se le comprende, ni se pretende entender (sus ritos, sus hábitos, su pasado, etc.), si no que simplemente se le deja hacer "porque son sus costumbres", y no se pretende ninguna aproximación más antropológica; que hubiera dado más luz y relieve a todos los actos, especialmente al encuentro con Amba.

Aunque se deben reconocer las directrices que sigue el director y una de ellas es pretender narrar desde la parquedad militar, propia de la profesión del capitán, y del género del diario, recurso que también podría haberse explotado más (sobre todo, desde el guión); así como el tema del viaje, como símbolo de cambio o evolución, porqué el capitán y el resto del regimiento, apenas muestran signos de haber aprendido o cambiado en los dos viajes...
Polimnia
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6
3 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido bastante "El programa", aparentemente de una temática muy distinta a la del resto de pelis de Angelopoulos. Muy bueno el inicio con "Black is black", con una energía distinta a la acostumbrada en el director griego.

Este corto presenta bastante de Nouvelle Vague, e incluso, todo el tratamiento de la estrella me ha recordado a "La dolce vita" (los tejemanejes detrás de los focos, la normalidad de la "supuesta estrella", etc.).

En algunos momentos aparece el director reflexivo de sus films posteriores, que deja ver la realidad desde otra perspectiva, con otras lentes (cuando el protagonista se queda solo en el estudio de grabación, las imágenes de la calle, etc.).

Tal vez, ese hombre "normal" es más auténtico que todos los famosos, que viven de y en una ilusión creada, que desengaña al ilusionado protagonista. Tristemente, ese personaje se ve casi obligado a repetir un discurso manido y torpe, y a propagar toda la falacia que envuelve el mundo de sueños y perfección de los famosos. Puede que incluso desee mentir por propio orgullo, para no mostrar su ridículo e inocencia al creer en esas vacuidades.

Interesante la mujer del final, y la idea de desmontar el tópico del "hombre y mujer ideal"; como bien dice uno de los encargados del cásting, el hombre ideal, "podría ser cualquiera". Apuntando con ese personaje final y la elección del hombre una dimensión, aunque aparentemente fútil, pero más profunda de la subjetividad humana.

"El programa" es un corto digno de mención, con más profundidad de la que pueda sugerir en un primer visionado; pero que sabe a poco para los que admiren la filmografía de Angelopoulos. Sin embargo, se le debe reconocer el mérito de poseer el germen de muchas características que se prodigarán en el resto de obras del director griego.
Polimnia
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La maison en petits cubes (C)
CortometrajeAnimación
Japón2008
7,8
15.090
Animación
7
3 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonito, simplemente y profundamente bonito. Un trabajo delicado, sensible, sugerente (técnicamente, así como por contenido)... pero a la vez, tristísimo... evoca una trágica dimensión del ser humano.

Preciosa la imagen del amor como base y fundamento de todo (recordemos la imagen que evoca en el 1r "cubo"); y el viaje físico unido al emocional; e incluso la simbología que puede evocar el agua (el paso del tiempo, la muerte, la progresiva pérdida, etc.).

Muy recomendable.
Polimnia
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3
28 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trabajo bastante convencional y manido (hay momentos que parecen sacados de la típica serie estadounidense). Todo el peso recae en las escenas más explícitas, las acciones están injustificadas, y hay varias incoherencias. Por supuesto el final no puede ser más efectista.

El uso de imágenes más explícitas en el cine queer es una arma de doble filo; puede servir para descubrir un mundo que muchos no conocen y abrir y naturalizar todo ese ambiente que se despreciaba e ignoraba; pero a la vez, se puede quedar en algo provocador, que incomode al espectador medio, y en algunos casos, raye en el mal gusto. No es el caso de "Starcrossed", a mi en ningún momento me ha resultado demasiado excesivo en el sentido sexual, pero sí que se explotaba demasiado ese filón...

La imagen deformada y grotesca que se ha venido explotando en un cierto cine queer, como "Priscila, queen of the desert" y "Pink flamingos", también parece una especie de mecanismo de defensa, es decir, de tirar en cara al espectador, casi de forma insultante, el empoderamiento de la propia identidad.

Aunque el cine queer debería traspasar fronteras, y dejar de realizar películas para un sector concreto de la sociedad, ¿el público mayoritario está preparado para aceptar el cine queer como "normal"? ¿Como un tipo de temática no dirigida especialmente a los homosexuales?

Al respecto recomiendo, tanto a homosexuales, como heterosexuales, la serie "Queer as folk" (solo lo he visto la versión estadounidense), que da una visión bastante abierta, rica y realista del mundo gay; aunque sí hay que reconocer que parte de algunos tópicos, y a veces cae en el maniqueísmo entre gays y heteros (que, o son idealizados, o son gravemente demonizados).

Y ya que hablamos del cine queer de visiones "más cerradas" o limitadas, también podríamos tratar la clásica e inútil dicotomía entre cine para mujeres y hombres. El tópico de hacer películas rosas, cursis y sensiblonas para el público femenino; y dedicar al masculino, películas de acción, ciencia ficción y similares.
Todo lo que sea poner etiquetas.....
Polimnia
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Conejo a la berlinesa
MediometrajeDocumental
Polonia2009
6,8
88
Documental
6
25 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Królik po berlinsku" (2009), tercera película de "Off the Wall", viene guiada por Bartosz Konopka. Es un “documental” —discurra el espectador y el lector por sí mismo mi cuestionamiento del género— de producción polaco-alemana, y sin duda, es mejor conservar o el título que se le dio en polaco, o el que se le colgó en alemán, "Mauerhase" —no sé si es una traducción del título polaco, aunque a simple vista, parece que no, probablemente sea una adaptación para el público germano—; que la traducción (parece que del título polaco), ridícula por las connotaciones culinarias y del descacharrante destape, de "Rabbit a la Berlin", en inglés; y "Conejo a la berlinesa", en español. Sí, además con un galicismo muy de “nouvelle cuisine”.

Por lo tanto, y dados mis conocimientos, y la burda economía de la escritura, opto por "Mauerhase", el título, en mi opinión, más fiel al contexto histórico-social inmediato, en tiempo y espacio, de la película. El alemán, vox populi, tiene una preferencia rallante en lo enfermizo por los sustantivos compuestos, es decir, la creación de un nombre nuevo, a partir de dos existentes. En este caso, la ecuación es sencilla: “Mauer” (muro) + “Hase” (liebre), por lo tanto, ¿qué será en Alemania una “liebre de muro”? El “muro” es, obviamente, el Muro de Berlín, pero ¿conocía el resto de occidente que en ese entorno vivieron unos animalillos como las liebres? Como último apunte lingüístico, me parece muy inteligente haber designado ese mamífero como una nueva especie. Las liebres del muro de Berlín merecen, por propios méritos, ser catalogadas.

Pero vayamos al documental. Tenemos un espacio y un tiempo, Berlín y la vida del Muro, su construcción, su infundada eternización, y su entusiástico derribo. Una voz en off y un punto de vista muy determinado. Y el cuento de Bartosz Konopka en un blanco y negro cercano al hundido, pero lúcido y acertadamente infantil Wim Wenders de "Der Himmel über Berlin" (1987); pero que también abraza sabiamente la ternura, próxima a la viralidad cibernética, de las criaturas de Beatrix Potter. Hubiera sido interesante que Konopka aprendiera de la totalidad narrativa de "Le quattro volte" (Michelangelo Frammartino, 2010); ya que, por otra parte, ha leído tan bien a George Orwell, y ya ganó experiencia animalesca en su otro documental, "Ballada o kozie" (2004). Es espeluznante comprobar cuán egocéntricos y limitados somos los seres humanos, nos creemos la única especie sobre la faz de la tierra, creamos y derribamos la historia a nuestro antojo, sin tan siquiera contemplar que siempre hubo otros seres que miraban. Magnífico propósito el de Konopka en interesarse por la alteridad, ese otro tan a menudo despreciado y simplificado.

Unos conejos vivían en Alemania, y en la postguerra de la Segunda Guerra Mundial comían cada día en los huertos de la devastada Postdamer Platz. Lógicamente, los humanos, agónicos y mortecinos, no estaban dispuestos a que esas comadrejas fueran competencia, así que empezó la pugna por la vida. En principio, en Alemania, el conejo es tan solo un animal de compañía, pero supongo que todos comprendemos los desastres.

Un buen día, unos humanos comenzaron a construir un vallado, primero era una alambrada, luego los ladrillos sustituyeron a los espinos en que las personas se desesperaban en manos de la inhumanidad. Y ese muro, respecto a la pared interior, nos dejó un refugio. De kilómetros y kilómetros de longitud. Y no había hombres, solo nosotros, y la hierba creció, hasta formarse un pasto desvergonzado, fresco, apetitoso y ameno. Y los soldados no cazaban, o eso mencionan los informes oficiales, porque cada tiro debía ser registrado y justificado.

Los berlineses, no se especifica de qué frontera, venían a ver. La felicidad invadía a los conejos, vivíamos en un microcosmos absolutamente pacífico y nunca disfrutado por ninguno de nuestros antepasados, “panem et circenses”, reproducción sin límites, ninguna amenaza nos turbaba, y si oíamos cualquier ruido, simplemente cavábamos, y nos escondíamos hasta que pasara la tormenta. Así de fácil se solucionaría. Pero claro, todo paraíso acaba por colmar, y si es una sensación agradable, es conocer a la vez el fin.

Unos conejos consiguieron construir madrigueras tan extensas que llegaron a atravesar subterráneamente el Muro, ya que este no tenía fundamentos. ¡Cuánto se sorprendieron todos! ¿Pueden ser unos amorosos conejos símbolo de la libertad, de la rebeldía, incluso, inspiración de grafiteros desobedientes…?

Pero los humanos se asustaron. Y los ladrillos se cambiaron por bloques de hormigón armado, convirtieron las casas sospechosas en “culs-de-sac” y se abrió la veda. Envenenamientos, disparos incesantes… Hombres que no miran a cámara confiesan que capturaban conejos y los usaban para carreras y demás; pobrecillos, estaban tan estresados, que ellos mismos se atontaban tanto por el miedo… que era tan fácil cogerlos… Aunque estaba prohibido por el mando superior.

Teníamos que volver a estar alerta, desperezarnos, salir de esa felicidad apagante; qué paradójica es la inacción edénica. Pero el terror terminó. La alegría de acorralar al cruento ejército explotó en barrenar con formones la pared. Y pudimos salir. Y otra vez hubo superpoblación, pero sobrevivimos cuando se cansaron de nosotros. Y ¿quién sabe si ahora, aguerridos de nosotros, vivimos en un estado más saludable y favorable, aunque más tramposo, que la bella campana de cristal en que encerraron y se creyeron libres nuestros antepasados en su permanente sueño…?

En Relato Enmarcado seguimos el REC 2014!
Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/11/24/upon-time-four-little-rabbits/
Polimnia
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