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Críticas de Oscar DLC
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posíblemente Will Smith y Tom Cruise sean las dos únicas muestras en activo de lo que entendemos como verdaderas megaestrellas de Hollywood. Esa estirpe limitada de actores cuyos nombres aparecen en los carteles por encima de los títulos de sus películas y en caracteres mucho más grandes, que generalmente aprovechan dicho estrellato de manera efímera, salvo en los dos casos nombrados.

A pesar de no ser los mejores actores del mundo, tantos años afianzados en los primeros puestos de actores más taquilleros son el resultado de diversas pautas muy similares en la carrera de ambos. Una profesionalidad fuera de toda duda, un conocimento único de su profesión y de la industria en la que se mueven y una sutil y constante evolución, siempre sin renunciar a sus señas de identidad. Dicha fórmula en rara ocasión fracasa en su objetivo y genera productos realizados con un mimo exquisito y que, sobre todo, tratan con un extraordinario respeto al espectador.

“Al Filo del Mañana” y “Focus” ilustran un momento de madurez en las carreras de ambos intérpretes en las que cualquier atisbo de ego queda relegado a un segundo plano. La gran prioridad es la película y para ello no dudan en rodearse del máximo talento posible, compartiendo e incluso cediendo en algún momento protagonismo, aún a riesgo de quedar eclipsados por sus partenaires.

“Focus” se sostiene equitativamente, tanto en Smith como en una estupenda Margot Robbie y en la química generada entre ambos. Además el actor muestra una actuación bastante más contenida de lo habitual, dejando su galería de tics para “El Hormiguero” y la gira de promoción.

Aunque daba la impresión de que esta sofisticada historia de ladrones debía ser el regreso al blockbuster por todo lo alto de Smith trás una temporada centrado en apoyar la carrera de su hijo Jayden, “Focus” sorprende gratamente por su sencillez y falta de pretensiones. Todo hacía presagiar una megaproducción espectacular de robos a gran escala, pero nada más lejos de la realidad. “Focus” presenta un tono mucho más intimista de lo esperado, desarrollando su sencillo guión de manera prácticamente íntegra en interiores y en el que los diálogos predominan sobre la acción.

Dicha sencillez no quiere decir que la trama sea simple. La película es consecuente con el género en que se mueve y en ella no faltan los giros de guión (algunos más previsibles que otros) y sus 105 minutos de duracción son un continuo y estimulante juego psicológico en el que el espectador nunca deja de ser partícipe, ya sea en la relación entre Nicky y Jess o entre estafadores y objetivos, todo ello con sus bien medidos toques de humor y rodado con una magnífica elegancia.

Los glamourosos escenarios, embellecidos más aun por su fantástica fotografía y la dirección del tándem formado por John Requa y Glenn Ficarra rebosan clase y convierten a “Focus” en una demostración de pura elegancia cinematográfica. Muestra de ello es la fantástica elipsis que muestra a la pareja dirigiéndose al dormitorio mientras la cámara les abandona para seguir el recorrido del pasillo y doblar una esquina, mostrándo a ambos sobre la cama a la mañana siguiente. Sutil pero muy top.

Quizá decepcione a quien busque el blockbuster espectacular típico del Will Smith de la época de “Hancock”, “Soy Leyenda” o “Yo, Robot”. En cuanto a thrillers sobre robos, “Focus” se encuentra más cerca de “Un Romance muy Peligroso” que de “Ocean´s Eleven”. No se convertirá en un clásico del género pero sin duda es un entretenimiento de lo más agradable.

http://losreyesdelmando.com/2015/03/30/critica-focus/
Oscar DLC
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9
19 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colocar al protagonista de una película solo durante todo el metraje, sin moverse de la misma ubicación para crear un ambiente de tensión no es nuevo. A bote pronto, pueden venir a nuestra memoria cintas como “Última Llamada” con Colin Farrel, “Buried” (Enterrado), en las que además el teléfono era parte fundamental de la trama, como el film que nos ocupa. En este tipo de películas tan particulares, las reglas suelen claras. Es básica una dirección agil, devanarse los sesos para colocar la cámara en entornos tan limitados y sobre todo un gran trabajo actoral.

“Locke” cumple a la perfección todas esas normas, pero a diferencia de las producciones mencionadas lo hace mucho más limitado en cuestiones argumentales. Tanto en “Buried” como en “Última Llamada” el protagonista era sometido a una tensión extrema. La trama hacía que las vidas de los protagonistas estuvieran en peligro desde el minuto uno. Ivan Locke, sin embargo, no es un heroe de acción. Es un hombre normal, su historia nos puede pasar a cualquiera, cualquier día. Solo es un hombre que ha cometido un error. Aquí no hay secuestradores, francotiradores ni terroristas amenazando su vida, sin embargo su vida no va a volver a ser la misma.

No es una pelicula facil. Se requiere voluntad por parte del espectador porque es una historia en tiempo real de un hombre conduciendo su coche, hablando por teléfono con el manos libres. Aquí es donde Steven Knight despliega todos los trucos a su alcance para mantener el interés, el ritmo y la tensión de la película. Algunos trucos más sutiles que otros (la presentación de los interlocutores por teléfono es ejemplar. Con pocos segundos de conversación tienes perfectamente clara la personalidad de cada personaje y a veces no le hace falta ni eso. Solo con ver como tiene guardado el nombre en la agenda del movil el protagonista es suficiente). Sin embargo a veces necesita recursos un pelín más forzados como las conversaciones con el pasajero imaginario, aunque sea imprescindible para conocer la ética y valores del protagonista.

Porque ante todo “Locke” es una reflexión sobre el ser humano, sus valores y sus principios. El espectador puede tomar diversos puntos de vista. O empatizas con el personaje hasta el punto de ir en el asiento del copiloto junto a el, o tomas algo de distancia, como si estuvieras viendo un reality show desde la comodidad de tu butaca juzgando sus acciones y pensando en las opciones que eligirías. Si eres un hombre íntegro, grandísimo profesional, padre y marido perfecto ¿Es justo que todo eso se derrumbe por un único error?, ¿Merece la pena arriesgar todo lo construido a lo largo de tu vida por seguir tus principios? La verdad es que me parece maravilloso la cantidad de reflexiones que se pueden extraer de una trama, en principio tan sencilla.

La dirección, el uso minimalista de la música, el guión… todo está cuidado con un mimo fantástico, pero la pelicula se sustenta en su actor protagonista. Sería injusto quitarle mérito a los interlocutores, limitados a interpretar sus roles solo con su voz como recurso, pero el trabajo de Tom Hardy es espectacular. Espectacular sobre todo en cuanto a contención. A Hardy lo hemos visto como el supervillano Bane en “El Caballero Oscuro: La leyenda Renace”, pegando tiros junto a Leonardo DiCaprio en “Origen” y su siguiente trabajo será meterse en la piel de Mad Max. Le conocemos como un actor, ante todo muy físico y en esta película compone un personaje dificilísimo, en el que es facil caer en la sobreactuación debido a las limitaciones puramente físicas de su entorno.

Hardy sale victorioso haciendonos creer que es un hombre normal y corriente, honrado, de los mejores profesionales en lo suyo y padre ejemplar. Incluso en todo momento transmite la sensación de que conduce de verdad. Puede parecer un detalle tonto, pero a veces no es facil estar concentrado en una interpretación y mantenerte consciente de que debes aparentar conducir mientras el coche en el que estás está manejado por una grúa.

En definitiva, un experimento cinematográfico con fantásticos resultados siempre que cuente con la colaboración del espectador. La película nunca quiere aleccionar ni toma partido a favor o en contra del protagonista. Simplemente nos invita a reflexionar y sacar nuestras propias conclusiones.

Lo Mejor: Presentación de la trama y los personajes impecable. Extrema sencillez en su planteamiento. Tom Hardy simplemente fantástico.

Lo Peor: Por nombrar algo, quizá el recurso de las conversaciones imaginarias sea un poco forzado y el oficio del protagonista como metáfora de sus valores y principios no sea muy sutil. En todo caso, ambas cosas son necesarias para comprender a fondo al personaje y no estorban.

http://losreyesdelmando.com/2014/08/22/critica-de-locke/#more-780
Oscar DLC
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5
19 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo film de Luc Besson trás la floja “Malavita” prometía cierta vuelta a los orígenes del director galo. Un thriller de acción/ciencia ficción con una de las megastars de Hollywood del momento, el secundario imprescindible para cualquier blockbuster actual y un actor potentísimo como villano componen un lienzo en blanco lo suficientemente apetecible para que el director de “León, El Profesional” y “El Quinto Elemento” se luzca en lo que mejor sabe hacer. Porque aparte de haberse convertido en el francés más poderoso de la industria del cine, sobre todo como productor, Luc Besson sabe dirigir, y de que manera…

“Lucy” es, probablemente la película de acción más impactante visualmente del año. Directa, con un ritmo frenético que hace pasar aún más rápido sus escasos 90 minutos de metraje y con escenas dificiles de borrar de la retina.

El comienzo es una lección magistral de dirección en cuanto a creación de tensión, la breve persecución en coche es simplemente A-CO-JO-NAN-TE y las escenas de acción y tiroteos tienen la marca Besson en cada fotograma. Su reconocible cámara lenta, la épica partitura musical de Eric Serra de fondo, todo ello apoyado por los efectos especiales de la mítica Industrial Light & Magic, perfectamente integrados, dando lugar a escenas estilo “Matrix” u “Origen” realmente espectaculares y demostrando que la mítica empresa fundada por George Lucas sigue aportando gotas de genialidad, a pesar de que otras empresas como Weta les hayan ido comiendo terreno (Sobre todo en creación de criaturas CGI).

Puede parecer que he salido del cine entusiasmado con lo que he visto, pero nada más lejos. La película se cae estrepitosamente cuando entramos en terreno de guión e interpretaciones. Y es una verdadera lástima. Parecido a lo que me ocurrió con “Solo Dios Perdona”, película en la que si eliges al azar cualquiera de sus fotogramas, te vale como como bellísimo fondo de pantalla de Windows, pero con una trama que aburría a las ovejas.

“Lucy” no aburre en absoluto, pero la trama no hay por donde cojerla y eso afecta directamente en las interpretaciones de sus actores. Y eso ocurre siempre cuando Luc Besson se pasa de transcendente para caer en la más absoluta pretenciosidad. Y da rabia de verdad porque no me parece necesaria en absoluto. Casi le ocurre lo mismo con el final de “El Quinto Elemento”. Mientras te lo estás pasando en grande con un desmadre espacial que parece “Star Wars” dirigido por Almodovar, ¿Para que me quieres colar el mensaje ecologista transcendental al final?. En el caso de “Lucy” es más exagerado aún.

También ocurrió hace poco con “Transcendence”, una idea original y con muchas posibilidades que se caia por ser exageradamente pretenciosa.

Todo ello hace que sus actores no tengan donde agarrarse. Scarlett Johansson interpreta durante 15 minutos el perfil “choni”, pasa a “choni asustada” los siguientes 15 minutos y el resto del metraje pasa a “autómata todopoderoso con poderes aleatorios de la leche”. A las pruebas me remito, estas son tres imágenes al azar de la actriz durante ese tramo de película:

Morgan Freeman interpreta una vez más a… Morgan Freeman. Hace el mismo papel que lleva haciendo media vida, el mismo que en “Transcedence”, incluso el mismo que en “Secretos del Universo” como narrador de documentales. La industria cinemátografica de Hollywood lo va a pasar muy mal cuando falte este señor y alguna película requiera a un hombre sabio y sensato. Lo mismo que cuando un guión en el que el protagonista tenga que ser instruido en al manejo de una espada, ya sea un mandoble medieval, una katana o un sable laser, y Liam Neeson tenga conflictos de agenda.

Más o menos lo mismo le ocurre al mítico Choi Min-Sik. Nuestro querido “Oldboy” pasa de ser una figura amenazante, psicópata y aterradora, a un villano de chichinabo enfrentado a un ser todopoderoso, sin ninguna posibilidad de éxito. Si a la media hora de película la protagonista es indestructible, imaginad el bajón de tensión que pega la trama. Con el ejercito de ciento y la madre yakuzas armados hasta los dientes ocurre lo mismo.

Lo Mejor: Visualmente impecable. Contiene algunos de los momentos de más genialidad de Luc Besson trás la cámara. Efectos especiales sublimes.

Lo Peor: La trama se va cayendo por momentos, afectando a personajes y actores. Mensaje demasiado pretencioso que se carga lo que estaba siendo un gran thriller de acción.

http://losreyesdelmando.com/2014/08/23/critica-de-lucy/#more-807
Oscar DLC
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8
29 de septiembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intentaré despachar todo lo accesorio y ajeno a la propia película cuanto antes. Definitivamente sí. “La Isla Mínima” es un peliculón y es española. Una vez dicho esto, evitemos el arrebato recurrente de sorprendernos por ello y el posterior orgullo pátrio entrando, como siempre, en comparaciones con otras filmografías. Por supuesto que sí. “La Isla Mínima” es un thriller. Intentemos evitar de nuevo caer en tópicos rotundamente falsos pero incrustados en nuestra visión del cine español como “…en un país poco acostumbrado a realizar puro cine de género”. Absolutamente sí. Es completamente inevitable recordar “True Detective” por similitudes en trama, entorno y personajes. De nuevo me remito a evitar la suma de los puntos anteriormente mencionados: Olvidarse de tópicos y comparaciones con los americanos y con la serie de Nic Pizzolatto en particular.

De todo ello es facil olvidarse a los pocos minutos de metraje porque la película de Alberto Rodríguez es una obra con más que suficiente entidad y personalidad propia. Lo de “True Detective” ha sido un capricho del azar. Una puñetera casualidad si lo vemos desde el lado negativo por pensar que ha podido restarle “punch” en cuanto a sensacion de originalidad, o bién visto, un complemento a la promoción del film y al boca-oreja. Que te la recomienden con la etiqueta de “El True Detective Español” no deja de ser un gran halago.

Como digo, “La Isla Mínima” contiene tanto, que no quería emplear demasiadas lineas en todo lo que orbita fuera de lo estrictamente cinematográfico. Porque cuando empiezas a desglosar cada aspecto de la película, cuesta un mundo encontrar alguno que flojeé y esa es de las mejores sensaciones que puede experimentar un aficionado al cine. Que todo funcione como un reloj es siempre señal de una buena dirección, por eso el trabajo de Alberto Rodríguez me parece superlativo.

El pilar sobre el que se edifica “La Isla Mínima”, como buen thriller, es el guión. ¿La trama es el colmo de la originalidad? No, ni falta que hace. Pero es un guión de hierro. Ese guión se articula en la investigación del caso y está escrito de tal manera, que nada interfiere en el desarrollo de dicha investigación. Jamás la interrumpe para desarrollarnos personajes o para hacer hincapié en la época en la que se desarrolla la historia. Y tiene mérito porque son matices importantísimos en el film, pero se entrelazan con naturalidad, con pinceladas sutiles y sobre todo elegantes. Es muy dificil incluir denuncia social, retrato de una época y lugar concretos y desarrollo de relaciones personales sin lastrar la trama policial. Lo consigue. A la ubicación temporal contribuye de forma notabilísima un diseño de producción espectacular. Es una gozada fijarse en cada detalle: ropa, coches, bigotes, pegatinas… Todo te situa en el año 1980.

El apartado actoral, sublime. La concha de plata al mejor actor para Javier Gutiérrez será solo el primero de muchos premios y reconocimientos. En otro tipo de actor sería facil calificarlo como el papel de su vida, pero su versatilidad y su talento seguramente nos deparará interpretaciones futuras iguales o superiores en calidad. Raúl Arévalo raya al mismo nivel, aunque su personaje no tenga tantas aristas como el de Gutierrez. Ningún secundario chirría, absolutamente todos suman a la película, aunque nos quedamos con ganas de más tiempo en pantalla de Antonio De La Torre y Nerea Barros. Todo el elenco consigue que nos veamos inmersos en una sociedad rural inhóspita, desconfiada y con muchos esqueletos en el armario.

La fotografía es otra de las joyas del film. Justísimamente premiado el trabajo de Alex Catalán en San Sebastián que ambienta a la perfección una España profunda con texturas tristes, casi de western crepuscular.

Guión, actores ,fotografía. Todos los apartados analizados individualmente rayan la perfección. Pero todos ellos están al servicio de un todo y es la dirección de Alberto Rodríguez la que los cohesiona como una sinfonía. Rodriguéz es cine en estado puro. Nos deja escenas perfectamente diseñadas y rodadas para el recuerdo, como la persecución en coche, esos planos aereos que prácticamente dividen la película en capítulos, los flamencos sobrevolando las marismas y a los personajes, el climax bajo la lluvia… Todo ello para ofrecernos un thriller duro, fascinante, hipnótico, elegante y sobrecogedor.

En definitiva una de las películas del año, española o extranjera, y el mejor thriller, a falta de ver la esperada “Perdida” de David Fincher.

http://losreyesdelmando.com/2014/09/28/critica-la-isla-minima/#more-1630
Oscar DLC
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9
1 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La batería sin duda ha sido el elemento musical protagonista del año cinematográfico. “Birdman” y su banda sonora íntegramente basada en sonidos de percusión y “Whiplash” parecen reivindicar un instrumento relegado habitualmente a un discreto segundo plano. La película de Damien Chazelle lo hace, consecuencia del amor y el conocimiento del propio director hacia dicho instrumento y hacia el jazz, género musical que jamás ha sido retratado en el cine de manera tan apasionante.

Basándose en su propia experiencia, Chazelle derriba falsos tópicos sobre la aparente anarquía, espontaneidad e improvisación del jazz, disciplina que como cualquier expresión de tipo artístico, muy pocos elegidos pueden dominar a la perfección alcanzando la excelencia. También huye de mitos basados en el simple talento natural mostrando sin concesiones que en el camino hacia la auténtica grandeza solo se puede avanzar a base de una determinación, una disciplina y un sacrificio francamente dificíles de soportar. Para muestra basta con comprobar el ambiente de pavor y tensión que se respira dentro de las paredes del aula y en la cara de los alumnos o la expresión de genuino terror del padre del protagonista asimilando la transformación de su hijo.

¿No debería ser la música una expresión pura de alegría y su ejecución puro placer? ¿Merece la pena pagar semejantes peajes vitales? ¿Donde está el límite? Son preguntas que sobrevuelan la mente del espectador tras el visionado de una película maravillosa sobre el aprendizaje nueva, fresca y diferente a cualquier otra.

“Whiplash” es un devastador relato de durísimo adiestramiento más cercano a “La Chaqueta Metálica” que a “El Club de los Poetas Muertos”, por poner un ejemplo. Chazelle nos cuenta la evolución de Andrew (espectacular Miles Teller) por la vía del vértigo, la adrenalina y la pura emoción, amplificando el efecto del ritmo de la propia música con un trabajo de montaje rápido, agilísimo y vibrante. Las escenas que se desarrollan fuera del aula, rodadas de manera más rutinaria, se convierten en breves respiros entre clase y clase, lugar donde “Whiplash” marca diferencias y donde reside el auténtico alma de la película.

Por si la música y el ritmo del montaje no fuesen suficientes para disparar las pulsaciones del espectador, Chazelle coloca la cámara haciendo uso y abuso del primer plano y el plano detalle para que no nos perdamos cada golpe de percusión, cada gota de sudor y de sangre, cada mirada entre profesor y alumno encarnados por dos actores soberbios y perfectamente compenetrados.

Pocos calificativos quedan ya por otorgarle al trabajo de J.K. Simmons a estas alturas. Decir que su presencia es imponente es rascar muy superficialmente en el análisis de una composición absolutamente majestuosa . Sus frases lapidarias, su intensidad, su puño levantado deteniendo la música… sencillamente inolvidable. Su Terence Fletcher se ha apropiado de la categoría de actor de reparto en todas las entregas de premios habidas y por haber y si los miembros de la academia le otorgan el merecido Oscar, jamás estaría más justificado compartirlo con su compañero de reparto en su discurso de agradecimiento.

Tanto Simmons como Teller rayan a un nivel descomunal, pero son los momentos en que ambos comparten escena cuando sus interpretaciones se convierten en una auténtica bomba. La energía de uno alimenta al otro. Persona y persona, maestro y alumno, actor y actor en un prodigioso derroche de química, compenetración y simbiosis que crece y avanza de manera exponencial alcanzando el clímax en una escena final coherente, perfecta y sublime.

Un desenlace que remata una experiencia brutal, adrenalítica y maravillosa y hace imposible el no levantarse de la butaca y aplaudir antes de abandonar la sala envuelto en una sensación de reconfortante euforia.

http://losreyesdelmando.com/2015/02/01/critica-whiplash/
Oscar DLC
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