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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.208
Críticas ordenadas por utilidad
6
10 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
360/06(07/10/21) Sexta entrega de la franquicia, que seamos sinceros, no puede engañar a nadie que vaya a verla, es puro espectáculo de artificio de gran presupuesto, lo cual brilla en su espléndida ambientación, sus fenomenales efectos especiales, el elenco de estrellas cual saga “Los Mercenarios” (“The Rock”, Vin Diesel, Paul Walker, Michelle Rodríguez, Luke Evans, Gal Gadot, Gina Carano, …), o la más reciente de superhéroes “Vengadores”. Se meten en una coctelera tipos musculosos que sueltan frases lapidariamente primarias, testosterona, chicas guapas floreros (por mucho que les den unas pocas escenas de acción, esto se antoja imposición barata), coches tuneados que corren ‘muncho’, oxido nitroso, explosiones, persecuciones, escenarios hermosos, un guión de Chris Morgan más simple que el mecanismo de un botijo, que sirva de soporte para las escenas de acción, momentos jocosos por cómo se hunden en el híper-realismo comicquero del cine de superhéroes, con un sinfín de ello aderezado por un humor simplonamente divertido y tenemos un film entretenidillo sin más, donde cuando se serena y quiere dar carácter a los protagonistas la ‘caga’, siendo hijo de las cinco anteriores, sin aportar nada nuevo, pero yendo más lejos a jugar con los límites de lo verosímil, no es más que eso un producto escapista que estira sus recursos sin sonrojo alguno en una huida hacia adelante impulsado por el éxito taquillero. Qué más da que la historia no aguante un mínimo análisis, que las incoherencias se amontonen, que los personajes resulten acartonados, que su fondo de ‘La Familia’ resulte rancio en el modo de tratarla, que tramos se sientan metidos con calzador (ejemplo cuando un personaje se cuela en prisión’), con intérpretes desaprovechados (Shea Wingham, Elsa Pataki, Gael Gadot, o el propio villano encarnado por Luke Evans), es un show cual castillo de fuegos artificiales efímero y vació de contenido, nulo en tensión e intensidad, donde la emoción brilla por su ausencia, donde lo peor es cuando quiere tomarse en serio a sí misma y ahí se pega un tiro en el pie, pues la película es ya una parodia de la saga en sus exageraciones, en sus giros propios de telenovela venezolana (lo de la resurrección de Letty con amnesia incluida es prueba de ello). Aquí se introducen novedades como los autos que revuelcan a otros, un tanque supersónico, arpones última generación, y un avión de carga intentando despegar por una pista interminable (he leído cálculos que debía medir según las velocidades 52 km, y la más larga del mundo al parecer no llega a los 15 Km ¿?)

‘En 2001 Universal Pictures presenta 'The Fast and the Furious', una película sobre carreras ilegales de coches modificados, con actores aún poco conocidos como Paul Walker o un tal Vin Diesel, que algunos recordaban por el Soldado Caparzo de 'Salvar al soldado Ryan' o el protagonista un año antes de 'Las crónicas de Riddick', pero por poco más. Tal fue el éxito de la cinta que, 12 años después, nos encontramos con su sexta entrega, que vuelve a reunir al grueso de su reparto original, y que se ha convertido en una se las franquicias más exitosas de Universal Pictures y cuyos protagonistas son conocidos mundialmente. El taiwanés Justin Lin vuelve a ser el maestro de ceremonias en esta entrega, tras haber dirigido 'Fast & Furious 5', 'Fast & Furious: aún más rápido' y 'A todo gas: Tokyo Race', y de momento será su última.

Tiene uno de los alicientes en la unión del agente de la Interpol encarnado por el Titánico físicamente y al también icono del género ‘waka’ Vin Diesel que encarna a un ladrón, comunión de ambos (con la banda del segundo) para atrapar a uno malo malísimo, siguiendo aquello de que para atrapar a una jauría de lobos te hacen falta otros lobos. Ello en un grupo enemigo rebosante de doppelganger espejo de los ‘buenos’, como bien se encarga de mencionar el chistoso de los mencionados ‘buenos’. Aquí se abandonan las carreras de coches (hay un par de ellas de relleno, una en Londres y otra post-créditos en Tokio). En un devenir de actuaciones que se distinguen por la pose de duro, donde las dudas o inseguridades que dan personalidad es algo que ni está ni se le espera.

Me ha faltado un vilano con algo de vida, y no un ser plano sin carácter alguno, Luke Evans es un buen actor, pero no se le da un mínimo matiz, es un malo y punto.

‘La saga de "Fast & Furious" o "A todo gas" sigue disfrutando de una pequeña edad de oro en su vejez, después de un comienzo tirando a discreto y que la diéramos enterrada con una tercera parte en la que ni siquiera conserva a sus protagonistas. Pero no, resurgió comercialmente con la cuarta hasta el punto de que a partir de esa misma todas las predecesoras han conseguido entrar entre las diez películas más taquilleras del año en todo el mundo. En concreto, esta sexta parte se posicionó en el puesto seis con casi 800 millones de dólares recaudados, 788,7 con algo para ser exactos.’
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TOM REGAN
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8
25 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
343/21(21/09/21) Notable drama a reivindicar por lo pionero y visionario (donde el referente para lo malo era el oligopolio d3e medios de comunicación creado por el muchimillonario William Randolph Hearst, sí, el que veladamente era “Ciudadano Kane”), dirigido por Mervyn LeRoy (que gustaba de hacer cine combativo), uno de los primeros alegatos en contra del periodismo amarillista (y que posteriormente proliferaron), el periodismo carroñero, el sensacionalismo de los medios de comunicación que buscando lectores no dudan en echar a los ‘leones’ a quien sea, manteniendo desde su estreno hace 90 años (10/Septiembre/1931) una vigencia total, extrapolable a hoy día potenciado primero con la televisión (en España el mayor reflejo es T5), y atomizado esto con las redes sociales, el mundo no aprende y siempre hay gente ávida de comer basura mediática (‘Comed mierda, millones de moscas no pueden estar equivocadas’). Presenta muchos de los aspectos del sub género periodístico que se convertirían en clichés enésimas veces, como un editor de periódico endurecido, un reportero sin escrúpulos y un elenco de periodistas malhumorados y ciudadanos indignados.

Hinchecliffe (Oscar Apfel), mandamás del periódico neoyorquino Evening Gazette, se encuentra preocupado por los escasos resultados que obtiene el tabloide al seguir una política éticamente correcta. Para revertir la situación decide recurrir a una serie de prácticas mezquinas, entre las que destaca el cambio editorial hacia una línea puramente sensacionalista. Es aquí donde entra en acción Randall (Edward G. Robinson), que se encargará de dirigir la publicación del caso Voorhees, una trama de asesinato cerrada hace 20 años. Entonces Nancy Voorhees (Frances Starr) disparó contra su amante pero ahora, años después, ella es una feliz madre de familia que no quiere remover su pasado.

El guión de Byron Morgan se basa en la obra escrita por Louis Weitzenkorn tras su paso como editor de Bernarr McFadden 's New York Evening gráfico, un tabloide sensacionalista de la década de 1920, la obra tuvo 175 funciones en Broadway en 1930-1931. Presenta muchos de los aspectos de tales películas que más tarde se convertirían en clichés, incluido un editor de periódico endurecido (interpretado por Edward G. Robinson), un reportero sin escrúpulos (interpretado por el gran villano Boris Karloff) y un elenco de periodistas malhumorados y ciudadanos indignados. Es una condena completa del periodismo amarillo

Una incisiva denuncia contra este mundillo trituradora de personas para alimentar diez minutos a gente sin escrúpulos hambrientos de dramas humanos que en realidad no saben el daño que hacen retroalimentando a estos `carroñeros’, ello en un desarrollo muy dinámico, con personajes maravillosamente construidos, con situaciones que transpiran emociones, en un arco de evolución de caracteres estupendo, con diálogos ágiles, y esto hay que encumbrarlo aún más por estar aun en ‘pañales’ el cine sonoro, teniendo el director ingenio para ofrecernos escenas punzantes tanto a nivel dramático como estético, con una cámara para su tiempo muy móvil, para la posterioridad probablemente la primera vez que en pantalla grande se dividía (en tres) para conversaciones telefónicas (o las tomas a través de ventanas).

Tiene en su arrollador protagonista (nacido en Bucarest) Edward Goldenberg Robinson a su apoteósico escaparate como el editor Joseph W. Randall, un ciclón electrizante, una fuerza desatada de la naturaleza que derrocha carisma a cada sublime intervención, uno de los mejores actores de la Historia del Cine, en una de sus mejores intervenciones (jamás fue ni tan siquiera nominado al Oscar por alguno de sus papeles, lo cual habla a las claras de la trivialidad de estos galardones; le dieron uno honorífico dos meses antes de su muerte en 1973). Tiene un arco de desarrollo soberbio, teniendo para si el discurso en el clímax que da sentido a la cinta (aunque se nota su origen teatral), con diálogos-látigos, maravilloso el mantra del rol de lavarse las manos asiduamente, y al final lo hace con jabón, cual si la mancha fuera mucho mayor, Homérico. Era la segunda colaboración con el director, con el que a principios d ea´ño había estrenado la exitosa y sobre todo icónica para el actor, “Little Caesar”; Tenemos al inglés Boris Karloff (su nombre real era William Henry Pratt) como el ‘buitre’ reportero T. Vernon Isopod, extraordinario como el lascivo y viscoso periodista que no duda en escudriñar en ingenuas personas para conseguir su carroña, todo un sutil manipulador. En noviembre de este año se haría inmortal en el con su encarnación de “El Monstruo de Frankenestein”; Está Marian Marsh con un rol que estalla en una climática escena en el despacho del editor, sacando toda su rabia y dejando en el aire la gran pregunta del film, muy buena; Aline MacMahon (debutando en cine) como secretaria del editor, la hierática Ppito Grillo de su jefe ("Eres como una conciencia con patas", le dice), crea con una gran expresividad el reflejo doliente de lo que piensa Randall. "Creo que siempre se puede hacer que la gente se interese en la crucifixión de una mujer" llega a decir; ; H. B. Warner excelente como el sufriente esposo, teniendo su zenit cuando debe ocultar a su hija y yerno una tragedia poniendo buena cara, formidable; Frances Starr está muy bien como el objetivo de las ‘hienas’.

El editor del periódico William Randolph Hearst se sintió muy ofendido por la película, que interpretó como un ataque apenas velado contra él y su operación, lo que le dio críticas negativas en sus periódicos y presionó a los cines para que no lo mostraran. La película fue nominada en los 5º Premios de la Academia a Mejor Película, pero perdió ante “Grand Hotel”.
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TOM REGAN
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7
25 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
346/24(23/09/21) Apoteosis del cine catastrofista-apocalíptico-comercial palomitero de los 90, atomizado por este productor y director icónico Michael Bay, haciendo binomio con el megalómano productor Jerry Bruckheimer, de los que no engaña a nadie, si has visto sus dos primeros films (“Dos policías rebeldes” y “La Roca”), sabes a lo que te expones en su tercer largometraje (superproducción que brilla por todos los costados, estilo videoclipero, múltiples cortes, sonido atronador, slows, banda sonora potente, cámara nerviosa, picados, contrapicados, mucha artificiosidad, misoginia, adrenalina, testosterona, machismo, frases lapidarias. Mucha acción, con explosiones mayestáticas (esto ya remarcado desde su rabioso inicio con Nueva York sufriendo una lluvia de fuego sideral; estamos en un tiempo pre 11/S), humor tabernario, romanticismo idealizado, mucho patriotismo USA, la bandera de las barras y estrellas híper presente, y más) pero todo ello atomizado en su mejor film para mí, toda una oda al entretenimiento más escapista, un majestuoso espectáculo visual, un producto hecho por y para que el espectador desconecte y se vuelve a sentir un niño disfrutando con un paquete de palomitas mientras la magia del cien te engaña con una historia simplista, pero efectiva, con un guión recargado de tópicos pero maravillosamente encajados desde que no se toma en serio a sí mismo, toda una pléyade de estrellas de Hollywood puestas al servicio de emitir testosterona, probablemente no aguante el menor análisis científico, pero nadie se lo pide a las sagas de James Bond, Indiana Jones o Misión Imposible, quien se pone a sus pender a Superman porque la gente sea engañada por que se pone gafas y ya nadie lo reconoce. Esto es un puro y solaz pasatiempo, que es capaz de por muchas veces que la vea emocionarme cuando un niño ve en la tele a un astronauta que va subir a la nave y le dice a su madre que el ‘vendedor’ está en la tele, y ella emocionada (que lo había despachado de malas maneras el día anterior), le dice: ‘No es un vendedor. Es tu padre!’. Seré muy blandito (o tonto) pero hay varios momentos de estos.

Básicamente es ‘The Dirty Dozen’ (1967), donde los gañanes son 8, y su mansión con nazis a exterminar pasa aquí a ser un meteorito a volatilizar por el bien de la continuidad de la raza humana. Un grupo de perforadores fichados por la NASA (Bay contó con el apoyo total del ejército americano, rodando también en las instalaciones de la NASA y algunas de las bases militares más importantes del ejército estadounidense; no es raro pues es una alegato que da razón de ser a la NASA) para ir en misión cuasi-suicida a posarse sobre un meteorito, Dottie, del tamaño de Texas, para hacer un agujero de 3000 metros e introducir por el mismo una bomba, hacerla explotar y con ello hacer que no llegue a la Tierra, ah, y si por si fuera poco, solo tiene 18 días para formarse con cosmonautas y cumplir el objetivo antes de que el asteroide reviente el planeta. Todo ello capitaneado por un (extrañamente rubiales) Bruce Willis con su pose de duro impertérrita, con su indómito carisma; de lugarteniente será el encarnado por una estrella en auge entonces como Ben Affleck; de encargado de la misión de la NASA el mejor de todos e la interpretación como Billy Bob Thornton; la Liv Tyler (igual fue la imposición de su padre Steve Tyler de “Aerosmith” para hacer la canción del film “I Don't Want to Miss a Thing”), como hija de Willis y pareja de Affleck es mejorable (lo de que la dejen pulular por la NASA como si nada es de coña); Will Patton como el mejor amigo de Bruce, con un pasado velado con su ex e hijo pequeño; William Fichtner aportando su temple y actitud profesional como astronauta; Steve Buscemi como formidable alivio cómico, curiosamente está Peter Stormare como un astronauta de la vieja escuela soviética en la MIR, muy bueno con su actitud contestaría y estoica (ambos, Steve & Peter, mítica pareja de “Fargo”); Owen Wilson, Ken Hudson Campbell y (el gigantón) Michael Clarke Duncan, algo más al fondo con algún buen momento divertido.

El cine se inventó como espectáculo para amenizar, con el crecimiento del Séptimo Arte se profundizó para ser obras dramáticas para hacerte pensar. Una película donde USA se impone como ‘Salvador’ del mundo, este convidado de piedra ante la Aventura, visto cual anuncio de Coca Cola en varios montajes con gentes por todo el globo terráqueo (desde una granja americana, el Taj Mahal, la Catedral de Santa Sofía, una mezquita,...).

Pero esta cinta se atiene a ser un festín gamberro-juvenil que no pretende más que lo que consigue con creces, ya sé que tiene mil y un defectos (ya sé que no es creíble estos macarras se hagan astronautas en dos semanas, ya sé que en el espacio no se oyen las deflagraciones, ya sé que un transbordador de estos no maniobra tan rápido, ya sé que no es verosímil, como esquivan en la retaguardia del asteroide la estela de rocas, pero es que como yo la veo como una parodia de sí misma me lo paso en grande cada vez la revisiono, sobre todo cuando he visto la infravalorada cinta de Bay “Pain & Gain” (2013), donde se reía del Sueño Americano de modo ingenioso. No me creo que recargue tanto el metraje de parafernalia patriotera si no fuera que exagerando la caricaturiza, y se puede incluso reír los que veneran este aspecto.

Hasta nueve escritores trabajaron en el guión, cinco de los cuales están acreditados. Además de Robert Roy Pool (“Estallido”), Jonathan Hensleigh (“La Jungla de Cristal 3”), Tony Gilroy (“Nightcrawler”), Shane Salerno (“Salvajes”) y JJ Abrams (“Perdidos”), los escritores involucrados también incluyeron a Paul Attanasio, Ann Biderman, Scott Rosenberg y Robert Towne. Originalmente, era el guión de Hensleigh, basado en el original de Pool, el que había recibido luz verde de Touchstone. El entonces productor, Jerry Bruckheimer, contrató a la sucesión de escribas para reescribir y pulir.
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TOM REGAN
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6
21 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
339/17(17/09/21) Sugestivo en su premisa este melodrama que juega en varios niveles para ser atrayente, como es ser un cuento de princesas marginadas (fallando en la sub trama romántica que tiene un mensaje alen6tador sobre el valor de la pureza del mismo, aunque aquí desarrollado de modo tosco), juega a ser un misterio envuelto en la ambigüedad de un personaje central mítico, y a un nivel más hondo juega como arma contra el comunismo por poner en el escaparate sus vergüenzas asesinas (de cómo fusilaron a toda la zarista familia Romanov, los niños, a los criados y hasta al perro), además de dejar un halo de esperanza con que la monarquía volverá a Rusia, esto en realidad como elemento para acabar con el comunismo de la URSS (El proyecto contaba con varios refugiados del comunismo, como el propio director Litvak, y el actor ruso Yul Brynner, que abandonaron de niños con su familia su país de origen, y el exiliado armenio Akim Tamiroff). Dirigida por el ucranio Anatole Litvak y escrita por Arthur Laurents (“La Soga” o “West Side Story”), adaptada de una obra de 1952 escrita por Guy Bolton y Marcelle Maurette, inspirándose en la historia de Anna Anderson, la más conocida de las muchas impostoras de Anastasia que surgieron después del asesinato de la familia imperial en julio de 1918, ello con el afán de reclamar un dinero que los Romanov tenían depositados en un banco de Londres.

También es famosa la cinta por marcar el regreso de la sueca Ingrid Bergman a trabajar para un estudio de Hollywood (la actriz en realidad no regresaría a USA para filmar un largometraje hasta 1969 cuando apareció junto a Walter Matthau en “Flor de cactus”), después de varios años de trabajar en Italia con su esposo, Roberto Rossellini, su matrimonio había causado un escándalo, ya que se divorció de su entonces actual esposa, Marcella DeMarchis, para estar con ella, y la actriz dejó a su marido Lindström y su hijo pequeño en 1950 por el director de “Roma, ciudad abierta”. También fue el regreso para Helen Hayes, que había suspendido su carrera durante varios años debido a la muerte de su hija Mary y la mala salud de su esposo. Es un film sugerente en muchos aspectos, con un gran reparto, una suntuosa ambientación aristocrático-decadente (con una cohorte de fieles al régimen zarista que mantiene los rituales y boato aún sin estar en Rusia), moviéndonos por escenarios de lujo (la mayoría interiores denotando el material de procedencia teatral), con brillante vestuario, fulgente fotografía en cinemascope de Jack Hildyard (“El puente sobre el rio Kwai”), , una deliciosa música de influencias rusas de Alfred Newman (“La conquista del oeste”), y una bonita historia que tiene mucho jugo.

La historia de los últimos zares de Rusia es cuando la analizas fríamente una tragedia personal desgarradora, un magnicidio sin sentido realizado por los soviéticos. En la madrugada del 18 de julio de 1918, el zar, su familia y cuatro fieles sirvientes son llevados al sótano de la casa Ipátiev, donde están retenidos desde abril. Nicolás II había abdicado en marzo del año anterior tras la revolución de febrero. Fue expulsado primero a Tobolsk, en los Urales, y después a Ekaterimburgo. Aquella madrugada del 18 de julio, temiendo que el ejército blanco fiel al zar intentara liberarlo, los soviéticos de los Urales que los tienen cautivos fusilan a toda la familia y a sus cuatro sirvientes (y hasta al perro).

Es un film que nos habla de la búsqueda de la identidad, del anhelo de buscar refugio en nuestras raíces, nos habla de los traumas del pasado, nos habla de la necesidad de creer, sobre lo voluble de la memoria. Pero en realidad todo esto que es muy profundo se termina diluyendo en un film que va de más a menos. Pues estos mimbres de hondura psicológica pierden fuelle en el modo torpe de tratarlos. Y es que algo tan sustancioso como es la ambigüedad del personaje central, sobre si es Anastasia o una impostora, termina decantándose claramente hacia un lado (no quiero spoilear), con sus comentarios y modo de comportarse a las primeras de cambio sabemos la verdad, con lo que el factor misterio queda restringido a sí el personaje crucial de la viuda emperatriz la creerá o no, y esto es previsible. Tampoco se explora del modo que da cancha el drama personal de los Romanov, fusilados como alimañas hasta los niños en un aciago sótano, queda un tanto liviana esta vertiente que daría mucho de sí emocionalmente, solo que da un tanto presente con la grandiosa actuación de Helen Hayes como la viuda emperatriz, pero queda la sensación que se pasa de puntillas sobre esta cruenta masacre sumarísima (sin por supuesto juicio alguno, simplemente por miedo).

Y está el apartado romántico que se da subliminalmente entre Anna y Bounine, que te lo tienes que creer por imperativo del guión, pero lo que es en la historia me chirría más que el Titanic partiéndose en dos, no se puede tener menos química que la que naufraga entre la Bergman y Brynner, nunca se tocan, apenas se miran por supuesto no se dan un beso, por lo que cuando llegan su supuesto clímax con discurso ‘bonito’ me resulta poco natural, forzado.

Spoiler:

Todo me resulta una nebulosa pues no entiendo porque Anastasia (porque no queda la menor duda que lo es) juega a no serlo al principio. Puedes suponer que tiene amnesia, pero entonces no se nos dice cuando recupera la memoria, con el juego que la gradualidad de esto hubiera dado. No entiendo porque quería tirarse al río, pues luego vemos estaba anhelando el encuentro con su abuela, y me pregunto porque no intentó buscarla. Todo muy cogido por los pelos. Luego resulta que la abuela no la cree, repudia todos los recuerdos de la infancia, pero sin embargo cae rendida cuando la oye toser, es que una supuesta impostora no podría haber sabido esto? Da la impresión de que tenía que haber golpe de efecto y solo se les ocurrió esta fruslería;... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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6
17 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
337/15(15/09/21) Entretenidillo film de ‘terror slasher’ teenager, dirigido Christopher Landon, y escrita por Scott Lobdell, siendo protagonizado por una efectiva Jessica Rothe. Film que sale de eso que se ha dado en llamar High Concpt en cine, es decir, contar una idea rápida que ya de por sí enganche, y luego rellenarla, en este caso se puede contar como una mezcla de las noventeras “Groundhog Day” (1993), del que germinó todo un sub género ‘Time Loop’ (Edge Of Tomorrow”, “Palm Springs”, “Source Code”, “Before I Fall” o “The Map Of Tiny Perfect Things”; o las serien “Day Break” y “Russian Doll” son buena prueba de ello) y el slasher “Scream” (1996), donde seguimos a una estudiante universitaria que es asesinada la noche de su cumpleaños y comienza a revivir el día repetidamente, proponiéndose encontrar al asesino y detener su muerte, convirtiéndose en una alegoría de las personas que en un momento crucial de sus vidas quedan en un bucle del que no saben salir para avanzar. A partir de aquí la cinta tira de todos los clichés del género slasher universitario (el acecho acosado-acosador, con sus hermandades [delirante el grupo de anoréxicas que se postula con el lema, ‘Nosotras no desayunamos’], sus rivalidades, sus superficialidades, sus amoríos, ...) y los parodia en su reiteración (las poses del malo encaretado tras su presa, los golpes de música para avisar del momento peligro, un montaje divertido adornado por el tema de Demi Lovato "Confident"), el encadenado de posibles asesinos,...). Además de las mencionadas “Scream” y “Groundhog Day”, ha tenido Christopher Landon otras influencias como “Halloween” (1978), y comedias de la década de 1980 como “Dieciséis velas” y “Regreso al futuro”, dado que su objetivo era hacer una "película de terror divertida y tonta". También pretendía emular el crecimiento personal del protagonista en el Día de la Marmota para comentar sobre "esta era de las redes sociales y todas las cosas malas que los niños se hacen entre sí".

Después de una noche de fiesta borracha, la estudiante universitaria Theresa "Tree" Gelbman se despierta el día de su cumpleaños en el dormitorio de su compañero Carter Davis. Ella ignora una llamada telefónica de su padre y despide a Carter, regresando a su habitación. Su compañera de casa de la hermandad de mujeres, Lori Spengler, le da un pastelito con una vela de cumpleaños, que ella tira. Tree se encuentra con su profesor casado, Gregory Butler, con quien está teniendo una aventura. Esa noche, de camino a una fiesta, Tree es atraída a un túnel y asesinada por una figura que lleva una máscara de la mascota de la escuela. Tree se despierta de inmediato en la cama de Carter y se pone nervioso al descubrir que los eventos del día anterior se repiten.

Un film ameno, de gran ligereza, no tiene pretensiones psicológicas, solo ser un pasatiempo de consumo rápido, aunque irregular en su ritmo ágil y trepidante, donde la originalidad brilla por su ausencia, todo son elementos recogidos de otras producciones, agradeciéndose que nos e tome en serio a sí misma, sabiendo sus carencias. Aunque en su debe hay que decir que posee un ritmo irregular, va claramente de más a menos, con dos tercios primeros que te enganchan en su trivialidad, en su humor gamberro, con una protagonista con empatía y evolución, además de guapísima, pero llegados a su tramo final, la película se atasca, se empantana y no sabe cómo terminar, haciéndolo de modo insatisfactorio en una resolución torpe; Añádase un romance bastante insípido como el cliché ‘boy next door’ encarnado por Israel Broussard, imposición guionística sin fuste alguno.

Se hace ‘coña’ con el cliché de la rubia ‘Screamqueen’ que siempre termina asesinada en los slasher, aquí es la heroína, asesinada, pero se le da la oportunidad de redimirse. Para ello intenta cambiar a cada ‘nuevo’ día lo que hace, pero divertidamente el asesino siempre estará ahí cual fuerte implacable del destino (Influencia de la saga “Final Destination”?). También es de reseñar como el carácter de la prota aquí es similar a su original Phil Connors (Bill Murray) de “Groundhog Day”, como una asocial y antipático cínica, ello claramente para que a medida que repite el día su personalidad la veamos evolucionar; Es una película que gana cuando hace comedia y falla en el apartado thriller, muy plano, sin intensidad, ni tensión, el hecho que nada sea definitivo hace que todo carezca hondura dramática. Film que nunca sorprende, discurre por senderos trillados en el género mencionado, pero su ritmo y una protagonista atractiva y fresca te hacen engancharte el trato que dura, aunque su poder de permanencia en la mente será escaso.

Llama la atención que para un film que juega a ser un slasher no hay una gota de sangre, muy recatada la cinta en este aspecto, como queriendo ser para toda la familia.
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TOM REGAN
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