Mel I el azote de los gays y próximo Papa cuando termine la confabulación que organizó para envenenar al actual Bene 16 por libertino y progresista, regresa de nuevo con uno de sus papeles preferidos para hacer caja, pues los contubernios de palacio son costosos, llevan su tiempo y hay que disponer en efectivo para urdir y estar en forma cuando llegue el momento de ponerse el carmauro, cual chapela divina y dedicarse a la auténtica pasión de santificar y más que nada, condenar a diestro y siniestro.
Pero lo cierto es que el proclamador de mandamientos del estilo del célebre: "El culo es para cagar", se desenvuelve como pez en el agua en thrillers de la calaña del presente, movida de venganza típica y tópica en la que a papi-pasmo le acribillan a su niñita (la Bojana Novakovic, que está como un ave) en la propia puerta de casa y obviamente, eso es inaceptable. No obstante, lejos de evoluciones al estilo Chuck norris, steven Segal o el Liam Neeson de "Taken", nuestro próximo salvador se va por derroteros mucho más realistas y humanos, desarrollando así un personaje de mayor interés, bastante bien encuadrado además desde detrás de la cámara por Martin Campbell, experto en estas lides. Y la peli pasa en un santiamén, disfrutando al observar como políticos, abogados, directores de corporaciones e hijos de mala madre diversos y algún que otro inocente, van feneciendo inexorablemente, a medida que la investigación de nuestro venidero Papa evoluciona, hasta llegar al orgasmo místico final.

Si no sientes mucho asco al ver a este Neandertal en pantalla, pasarás un rato entretenido, que siempre cunde y más en estos duros tiempos de crisis y telecincos.

Mundo devastado y post-hecatombe. Unos muñecos de trapo intentan sobrevivir frente a enormes máquinas malignas. Animación extraordinaria para una historia encantadoramente simple. No vi el corto del que tanto se habla, quizás por ello la he disfrutado al completo. Mucho más entretenida que "The Road" que, aunque no es animada, presenta un ambiente similar de devastación, pero su desarrollo va por derroteros más deprimentes y aburridos. En cuanto a la simpleza de la historia, reflexionemos sobre cuantas obras maestras hemos visto con un guión tanto o incluso más sencillo...

Yo me lo he pasado cojonudamente y eso, desde luego, sí me parece importante.

Ficción infantiloide del estilo de las películas mediocrillas y facilonas no animadas de Disney, que en absoluto pasará a la historia. En realidad parece más un producto televisivo que algo a mostrar en la gran pantalla. La caricaturización de los personajes apesta a nenuco y pañales, lo cual reduce ostensiblemente su alcance y la historia se desarrolla bajo los parámetros habituales sin más y no de manera especialmente brillante.

Por cierto, Tim Robbins y Bill Murray deambulan por la pantalla de vez en cuando pero con personajes sin peso, incrustados para dar pedigree y atraer algo de pasta.

Obviable.

Tostón romanticoide que goza de una animación preciosista pero cuyo guión parece ideado por el productor de cualquier cantamañanas, en busca de afectar sensiblemente a seres con retraso. Alucinante nota media con innumerables críticas que hablan de melancolía y crónica de desamor tratada con tacto y profundidad, donde yo solo veo petardez, aburrimiento y un final horrendo acompañado de putrefacta melodía de karaoke.

Otra de la saga de perfección técnica dirigida al vacío. Empiezo a sentir más mala leche que lástima...

Surrealismo a la francesa de escaso, por no decir nulo interés. Algún que otro movimiento de cámara y quizás en un primer instante, la forma de contar así como su alejamiento de la comercialidad, la salvan del desastre total, pero globalmente me ha parecido un fiasco. La historia bordea el ridículo y los personajes son por completo absurdos, sin que en esta ocasión me atraiga para nada este adjetivo (lo cual no es habitual en mí).
Reconozco mi analfabetismo tras reconocer que es la primera que veo del tal Resnais, quien, por lo que he investigado, cuenta con un amplio y prestigioso currículum. Quizás lo descubro en su decadencia, cuando su oferta o su psique ya va más de vuelta que de ida, no lo sé, intentaré encontrar algo de sus comienzos para comprobar si el viaje me provoca placer o simplemente se trata de un acto de una fe que no es mi creencia.
En todo caso, lo que sí tengo claro es que aquí he asistido a una soberana memez, pero eso sí, alternativa y de autor (y eso no siempre es bueno).