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España España · madrid
Críticas de juanito
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
2
12 de febrero de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me enfrento a una película con mensaje, sea político, social, religioso o cualquier otro, trato de desvincularme de mis propias ideas para poder percibirla mejor. El mérito no puede descansar en el mensaje, sino en la realización. A estos efectos no me puede resultar tan importante qué es lo que sucedió en realidad, sino más bien qué realidad me están contando.
En este caso, se trata de cómo afronta la muerte una niña enferma de cáncer cuya familia está fanatizada por la religión, o más concretamente, por el Opus Dei. No entro en si el Opus Dei es o no así; lo que es incuestionable es que así nos es presentado.
Y nos lo cuentan en un doble plano, tanto formal como narrativo. Por un lado está lo que piensa, lo que imagina la niña; este es el aspecto alegre de la película. Y como su contrario tenemos lo que vive la niña, su enfermedad y su entorno. Este es lado triste. El problema es que ni en uno ni en otro consiguen buenos resultados.
Las ensoñaciones de la niña pretenden reflejar cómo la niña percibe su realidad. Con una comprensión muy endeble del mundo infantil, lo desarrolla con una escenografía propia del " cartoon" , pretendiendo ser luminosa y colorista. Resulta terriblemente empalagosa, y además no hay verdadera inventiva estética. Todo suena como ya visto.
El contrapunto lo pone su realidad. El desarrollo de la enfermedad, su familia, el Opus Dei. La presentación de los personajes es demasiado elemental. El oscurantismo religioso apaga cualquier atisbo de complejidad en ellos . Todo está impregando de fanatismo, y apenas hay ninguna humanidad. No consigo creérmelos.
Hay otro elemento, el padre, el hombre bueno. No tiene ningún desarrollo dramático a lo largo de la historia. Tanta carga de bondad lo paraliza y no hace nada a lo largo del film. Sufre.
Las interpretaciones son quizás lo mejor de la película, a excepión para mí de Nerea Camacho, que se apoya en su expresivo rotro para desplegar toda una serie de muecas que un buen director debía haber frenado. Mejor el padre y la madre.
Quizás lo peor sea el modo en que pretende implicar emocionalmente al espectador. Utiliza los más arteros recursos para incitar al llanto o a la ternura sin ningún tipo de pudor.
En definitiva, una película cuyas aspiraciones requerirían una hondura y sutileza de la que este realizador carece. Creo que la polémica que ha generado por el asunto a tratar ha beneficiado enormemente a este flojo trabajo.
juanito
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3
23 de junio de 2010
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más prestigiosas de Fasbinder que creo que puede servir como ejemplo representativo del estilo de este autor. Habían pasado ya algunos años del surgimiento del “ Nuevo cine alemán”, con el que se consiguió despertar a la industria alemana y que procuró el prestigio de un puñado de directores-autor ( Wenders, Herzog, Kluge, Schondorff, …)que más allá de su coincidencia en el tiempo no guardaban otra afinidad.
Entre ellos se encontraba Fassbinder, que consiguió rodar un gran número de películas a pesar de sus dificultades presupuestarias , y que en su gran mayoría son melodramas amargos, desesperanzados , en los que trata de combinar el análisis de las relaciones personales con una gran crítica social, sirviéndose de temas como la marginación social, la homosexualidad o la pobreza, y con una puesta en escena chillona, manierista, que algunos consideran incluso heredera de Sirk. Con estos ingredientes no es extraño que fascine a directores como Almodóvar y albergue gran número de partidarios. Personalmente no me cuento entre los mismos.
En ésta, un fornido inmigrante marroquí y una cincuentona mujer de la limpieza se conocen y enamoran. Por conocer de antemano el argumento y los tipos físicos de los protagonistas, mi principal interés al ver la película era cómo conseguían convencerme de la realidad de esa relación tan disonante. Me quiero creer que puedan cuajar parejas tan desparejadas, pero no me lo creo. Puede ser muy tierno, pero no es real.
Y una vez asentados, sufren el oprobio de todo su entorno, fundamentalmente por cuestiones racistas. Este es el gran problema de la película. No hay propiamente análisis de la discriminación, sino una mera sucesión de estampas en el que unos personajes de una zafiedad tan uniforme que se desvanecen vejan al protagonista marroquí. Por no haber invención de la realidad sino una burda copia no hay propiamente realidad.
Se convierte en una de esas películas con muy poca calidad y muchas buenas intenciones, pero la bondad no revaloriza una película. Alabaré el mensaje, pero la película seguirá siendo mala.
Y todo ello en el estilo de Fassbinder, en el que a excepción de una primera secuencia muy lograda, no me encuentro atrapado. A ratos casi ritualista, a otros casi rutinario o deliberadamente feo, nunca consigo abstraerme de la artificiosidad de su estilo y no consigo integrarme en la misma. Tengo la convicción ineludible de que todo eso es una representación, en la que a menudo está más interesado en sus fetichismos que en la propia historia, que camina con ritmo anodino durante todo el trayecto.
En síntesis, una obra de un hombre controvertido, apasionado, singular y muy de su tiempo, pero que como tantas otras suyas no consigue satisfacerme. Me interesa más la personalidad del propio Fassbinder, quizás porque la puesta en escena de su propia personalidad fue muy superior a la de sus películas.
juanito
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7
19 de noviembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El señor de Saint Colombe, reputado virtuoso de la viola de gamba en la época de Luis XIV, jansenista y padre de 2 hijas, enviuda prontamente; desde este momento se entregará por completo a la música a espaldas del mundo, en una pequeña cabaña situada en su finca en la que enseñará la práctica del instrumento a sus hijas y posteriormente a Marin Marais, que se servirá de ese adiestramiento para establecerse en Versalles y gozar de sus placeres. Del primero apenas se conoce nada, mientras que del segundo poseemos su biografía, su obra integral, e incluso es también el que nos permite saber algo acerca de su maestro.
Se trata de una película deliberadamente artística; el segundo cuenta noveladamente la vida del primero valiéndose de una constante voz en off, y la escasez de episodios mundanos queda compensada por la febril mística con la que hace revivir el señor de Saint Colombe su difunto hogar. Para ello se vale de su música, la cual no es un conjunto de notas escritas sobre un papel o tocadas por un experto ejecutante, sino un lenguaje transcendente capaz de resucitar a su mujer; toda la esencia de su vida se aprieta en su casa, y llega a ella a través de su viola. De ahí su desprecio por la mundanidad, por Versalles, por la simple interpretación y hasta por la notación musical que nos hubiera permitido conocer su obra. Todo ello es mera materia que vulgariza su creación. Y es representada en unos planos claramente pictóricos, en que indisimuladamente se recrean cuadros de época para hacer las veces de escenario, donde el propio ritmo de la película se acompasa a la música del maestro: pocas notas, pocos hechos, a fin de que todos ellos alcancen su mayor expresión. No es la acción lo que hace más plena una vida, sino precisamente la inacción, ya que sólo ésta permite el adentramiento.
Dramáticamente se apoya en el contraste de dos caracteres: el maestro, grave y abstracto, y el alumno, hombre notable, pero hombre al fin y al cabo. Este último es encarnado inicialmente por un bello adolescente para terminar de ser plenamente versallesco cuando aparece gordo y empelucado interpretado por Gerard Depardieu. Es este el que narra su vida, el que admira al primero y el que quiere para sí la capacidad de comunicación que su maestro encuentra en la música. El éxito está al alcance muy pocos, pero esa inmersión en la música de casi ninguno.
Dirigida por Alain Corneau, realizador poco pródigo, original y en alguna ocasión excelente (Crónica negra), es una obra trabajada sin trampa ni cartón, rica en su austeridad narrativa y capaz de conmover.
juanito
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7
21 de marzo de 2011
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No es una película de suspense o política, sino un verdadero drama; muchos de los que acuden a ella quedan sorprendidos, e incluso decepcionados, por entregárseles algo distinto de lo que esperaban. Sean Penn encarna a un verdadero incompetente, un hombre incapaz de triunfar en cualquier sociedad moderna y menos aún en aquella que glorifica al triunfador y ninguna al fracasado. Como profesional es ingenuo y apocado, un vendedor de muebles sin persuasión alguna que no logra adoctrinarse ni con las enseñanzas de su jefe ni con rutinarios manuales de técnicas de venta. Como marido es ridículo, fue afortunado una vez por casarse con Naomi Watts y hoy resulta ilusorio lograr una reconciliación por mucho que él la mendigue. Apenas tiene amigos o vida social, si acaso Don Cheadle, un negro que acepta resignadamente su malvivir. Y por supuesto, sin sensibilidad suficiente para poder apreciar algo que vaya más allá de una vida puramente material.
Pero este hombre desgraciado ha oído campanas sobre el sueño americano y la armonía universal, y fantasea sobre proyectos ilusorios olvidando que no tiene posibilidades de encaramarse a ellos. Poco a poco despierta de esos sueños para caer en pesadillas: No es él el culpable de su fracaso, sino la sociedad que no lo integra. Por eso planea el magnicidio de una de las figuras señeras de ella.
Inspirada en hechos reales, toda la película no es más que ese progresivo deterioro del protagonista, no a la manera de " Taxi Driver", sino narrada con mucho más recogimiento y parsimonia. Apenas tiene acción como tal, ya que los monólogos desbarrados de Sean Penn constituye una parte importante de la misma, y quizás esto reste algo de vigor; su miserable vida bastaba y sobraba para hacerlo enloquecer, y resultan mucho más amenas y explicativas las secuencias que muestran a Sean Penn intentando abrirse al mundo que despotricando contra él ( aunque no le otorguen tanto lucimiento como actor) . Quizás el ritmo se vea igualmente ralentizado a causa de ello, pero la película me gusta por forma tan cruel y sincera con que aborda el asunto.
La historia la pueblan pocos y distintos individuos, en su mayoría pobres diablos que no pueden hacer otra cosa más allá de sobrevivir, esforzándose por lograrlo. Y el magnicida no es mejor que todos ellos, es simplemente más frágil. No por ello se convierte en alguien sensible, sino en un débil. Y ya sabemos el daño que pueden causar los hombres débiles.
Una verdadera pintura negra de un director del que no he vuelto a tener noticias, y cuya sonora producción daba a entender un producto bien distinto del que resultó. Sacada a flote por el propio Sean Penn a la búsqueda de un papel mayúsculo- prácticamente no hay escena en que no aparezca- tuvo problemas por coincidencia con el 11-S y fue postergado su rodaje. Esta expectación no favoreció en nada a a la película, que pasó sin hacer mucho ruido. A sabiendas de lo que se va a ver, resulta una película muy interesante.
juanito
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5
11 de enero de 2010
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película del director Louis Malle que en su momento fue motivo de polémica por su contenido erótico y que hoy es un simple " no recomendada para menores de 13".
Trata sobre una mujer burguesa que vive aburrida en el campo junto a su marido , del que no está enamorada, y tiene un amante en París guapo, frívolo y rico. Este amante está institucionalizado ya desde el inicio de la película, pero durante el desarrollo de la misma surge otro del que, esta vez sí, logra enamorarse.
Tiene una muy buena presentación pero no logra convencerme, quizás por el abuso de ciertos recursos con los que el autor intentaba romper con el cine anterior y que vistos hoy resultan bastante pretenciosos. Una " voz en off" con la que pretende captar las entrañas del personaje, pero que sólo es tramposa y reiterativa; unos diálogos trascendentes, pero faltos de naturalidad y pedantes. Las escenas paisajísticas- en especial las que transcurren en el bosque- con música de Brahms, que quieren imprimirle un aire de distinción, pero demasiado esteticistas y forzadas.
En fin, algunos de los peores trucos de la época y que encuentro también en otra obra posterior del mismo autor " Fuego Fatuo".La impresión final es que la película pretende ser un producto más denso y profundo que " Infiel " o " Madame Bovary", en sus respectivas versiones norteamericanas, pero no hace nada noble para conseguirlo. Muy por debajo, a mi juicio, de las obras burguesas de Chabrol de los años 60 - 70, que encarnan mucho más precisamente el tedio de la clase burguesa.
No obstante, tiene una cuidada puesta en escena y a Jeanne Moreau.Aprobada
juanito
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