Empieza la película con un trayecto en moto de 2 kinkis sevillanos. El diálogo que mantienen los dos ocupantes de la moto es ya un inicio esperanzador, 2 delincuentes mezclando verdades contundentes con un lenguaje que pasa de lo más cutre a lo más intelectual.
Luego llega el atraco al banco con toques del genial Maki Navaja, y se sigue mezclando el astracán con unos retratos más cómicos que trágicos de las tristes realidades que pululan por el escenario nacional donde no faltan los corruptos, los cómplices, los desesperados y otros personajillos de segunda fila que completan el elenco.
La película es entretenida, sabe mezclar lo cómico con lo profundo, por supuesto esto último a retazos y sin profundizar, algunos la tachan de berlanguiana pero ¿quién sabe qué harían hoy Berlanga y Azcona si, afortunadamente para nosotros, estuvieran vivos?.
No es una obra maestra pero tampoco una "españolada" casposa. Utiliza muy bien el lenguaje de su ubicación geográfica, y pienso que esto debería ser una constante en el buen cine.
Resumiendo, una comedia que se ve con agrado y que, en el vacío humorístico que atravesamos, viene como un soplo de aire fresco a demostrarnos que si queremos podemos recuperar aquello que el sistema nos quiere robar y no es otra cosa que el humor y la capacidad de ser políticamente incorrectos.

¿Por qué esta película ha pasado desapercibida en los recientes premios Goya?.
¿Por qué Juan Diego Botto no ha sido nominado a mejor actor cuando hace uno de los papeles más enérgicos de la historia del cine reciente español?.
¿Por qué pasa sin pena ni gloria -eufemismo para indicar que se trata de un producto totalmente marginado- una película original, bien interpretada, bien medida y muy interesante?.
Y por último:
¿Por qué en nuestro territorio se denosta tanto el cine español?, estamos ante una película que no pasará a la montaña sagrada de las grandes cintas, pero sí afirmo que se trata de un trabajo honesto, bien planteado, muy superior a la media, entonces ¿por qué se desprecia tanto el cine español?, estoy convencido que muchos de los que critican este film, babean ante productos muy inferiores que lleven la firma comercial USA, y, al menos en mi ámbito, esos palmeros del cine comercial USA son los que desprecian, detestan, insultan y critican el cine hecho en nuestro país, pero hay más, ese prototipo anteriormente expresado es el que se pega a los medios de comunicación más "patrióticos", los que defienden una España ya pasada pero no suficientemente olvidada ni enterrada, los que, en el fondo de su corazón y aunque no se atrevan a expresarlo en público, añoran una idea de España que hace algunas décadas era realidad cotidiana.
Volviendo a la película, me parece un ejercicio de amor, así de simple o así de complicado, por amor todo es posible.
A resaltar, una vez más, el papel de José Luis Gómez, qué gran actor estamos desperdiciando acotándolo sólo para papeles secundarios; creo que la gran película de esta ya 3ª edad del actor está por llegar, y el público español se merecería algo así.

Un amigo me decía que hay que saber distinguir entre película y telefilm; le entendí perfectamente como presumo que ustedes me están entendiendo a mí.
El caso es que en mi butaca de la sala del cine añoraba mi sillón frente a la televisión, tenía la impresión de estar ante un telefilm y no ante una película tal y como mi amigo las entendía.
Tan solo Richard Gere me hacía sentir que estaba bien ubicado en el sitio justo.
Y con esto no pretendo decir que sea una mala película, el tema está de rabiosa actualidad aquí en España aunque parece ser que los magnates mangantes les temen más a las leyes en USA que aquí.
Al final gana quien posee el dinero que, gracias al carismático Richard Gere, se ha convertido en santo y en aliado del público aunque engañe, estafe, abuse y sea cómplice de crimen. Al fin y al cabo aquí podríamos dar nombres de muchos Roberts Millers que gozan del favor del pueblo e incluso de sus votos masivos.
Por cierto, me gustó el personaje que perfectamente interpreta Nate Parker, procuraré seguirle a partir de aquí.

Resulta curioso admitir el ejercicio de olvido que ha llevado a diferentes estamentos de España respecto a su vieja colonia africana de Guinea.
Política, social y culturalmente todo se olvidó aquel 12 de Octubre de 1968 cuando España abandonó aquel territorio sin apenas dejar rastro pero dándole como herencia a sus habitantes las terribles y asesinas dictaduras primero de Macías y después de Obiang. Es como si nos quisieran robar una parte de nuestra historia que ha sido llevada al pozo negro de la memoria.
Tanto es así que para filmar una película basada en una novela ambientada en aquellas lejanas tierras ha sido preciso utilizar paisajes de Gran Canaria y de Colombia, preciosos ambos, por cierto, sin duda uno de los mayores atractivos de la película, como también podrían haberlo sido ciertas danzas ancestrales y costumbres de los habitantes originarios, esa cultura que nos escondieron.
Y hasta aquí la parte positiva de la película que mantiene una trama nunca bien dirigida y, como algún crítico dice por estas páginas, más propia de una serie televisiva de algunos capítulos que de una película excesivamente larga que no sabe cómo salir de la madeja dramática del guión que ni si quiera ayuda a los actores al lucimiento o, tal vez, sea lo contrario, quizás son los actores los que hacen menos creíble el guión.

Sigo con dedicación la obra como directora de Iciar Bollaín que me parece muy buena, llegando al sumum en su penúltimo trabajo “También la lluvia” a la que califiqué con un 9 por parecerme una de las películas más valientes, más originales y mejor tratadas de todo el cine español actual.
Recibí con agrado la noticia del estreno de “Katmandú, un espejo en el cielo”, primero por tratarse de una obra de Icíar Bollaín y luego porque familiares cercanos habían conocido personalmente a Victoria Subirana en Katmandú, me hablaban de la interesantísima misión de Vicky en aquel país, y, aunque no leí su novela, era conocedor de su vida, la que inspiró a Bollaín para hacer esta película. A todo eso hay que añadir lo interesante que puede resultar tratar en cine el choque de 2 culturas lejanas entre sí, las diferencias de las castas, las desigualdades sociales, las imágenes de tierras lejanas, los retratos de otras gentes, el siempre protagonista amor y la defensa de la cultura y la educación por encima incluso de la lucha por la supervivencia.
Con los ingredientes citados en el párrafo anterior me disponía a ver otra obra maestra, pero no, la película no es mala, es muy interesante, y sin embargo no atrapa, la protagonista Verónica Echegui está sublime, las imágenes cumplen lo esperado, pero quizás el tempo, los diálogos, en fin, hay algo que no dejar fluir libremente la historia.
Me pregunto por qué una directora que presentaba una película cada 3 ó 4 años, de repente presenta 2 en un año, y ambas desde países lejanos, Bolivia y Nepal, y ambas con aspiraciones, ¿acaso la segunda está hecha con demasiada prisa sin reparar en detalles?.
El caso es que la realidad no satisfizo mis expectativas y, sin llegar al despectivo y poco afortunado comentario que escuché a la salida de la sala comparando esta película con un programa de “españoles en el mundo”, he de decir que no me impactó, aunque no por eso es una mala película ni procede descalificarla, ni mucho menos.