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Críticas de Tania
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
Woodstock, 3 días de paz y música
Concierto
Estados Unidos1970
7,8
5.559
Documental, Intervenciones de: Janis Joplin, Jimi Hendrix, Joe Cocker, Joan Baez ...
10
27 de febrero de 2010
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todas las generaciones llegan a influir del mismo modo en el curso historia. A nosotros, que no pudimos vivir de primera mano el festival de festivales, nos quedan los testimonios audiovisuales de lo que fue para consolarnos. Intentemos obviar por un rato, aunque sea difícil, los desastres de la guerra de Vietnam e imaginémonos como veinteañeros estadounidenses en agosto del 69 (yo ya empiezo a dilatar...). Démosle al play ahora y adentrémonos en los terrenos de Max Yasgur en el municipio de Bethel...

Viernes 15

Son las 5 de la tarde y está a punto de salir a escena Richie Havens para abrir el festival. Le esperamos sentaditos en un huequi cojonudo que hemos encontrado a pocos metros del escenario. El fabuloso afro cano de la señora de delante nos tapa un poco la visión. Llevamos sólo tres cervezas en el cuerpo: calmaa, que aún queda mucho Woodstock por delante y nos queremos cagarla el primer día. Acaba de pasar un cura muy simpático con sombrero de cowboy y plataformas doradas. Nos ha comulgado con unas hostias “de chupar” coloreadas y ha seguido su camino. A la rubia con gafas de la derecha la ha comulgado 3 veces (¡pecadora!). Jennifer Warnes creo que se llama.

En unas horas la jornada habrá terminado y nos habremos quedado sin ver la perla de la tarde: la mágica interpretación de “Jennifer” (¿de qué me suena el nombre?) de un yogurín con voz prodigiosa llamado Bert Sommer. La versión oficial dice que las productoras lo van a foll... ignorar durante el resto de sus días y que no va a aparecer acreditado en ningún material relativo al festival hasta 2009 (“¡Cojonudo!” exclamará él entonces, desde la tumba en que reside desde 1990). Pero la versión extraoficial dice que nos lo hemos perdido porque se conoce que nos ha sentado mal la “cerveza” y a las 19:15 hemos salido escopetados de la zona de conciertos persiguiendo a un unicornio rosa y que, tras un lapso espacio-temporal de duración indefinida, hemos vuelto a aparecer por allí de madrugada, durante la actuación de la sosipánfer de Joan Baez. ¡Qué bajón! Encima hemos perdido a Alberto por el camino.

Sábado 16

¡Ha aparecido Albertín, que alega haber tenido un encuentro místico con el vello pectoral de las navidades pasadas de Tom Jones! Ha ocurrido durante la actuación de Canned Heat: de repente se ha subido al escenario un tío bien caraja, le ha metido la mano en el bolsillo al cantante y le ha mangado un paquete de Camel ¡en su cara!. Y aunque el muy borde no fuma, sabíamos que no podía ser otro. Pero estamos en Woodstock y la banda, lejos de cabrearse y echarlo del escenario a patadas, le ha dejado campar por allí a sus anchas durante tres canciones más. ¡Un hurra por la generación de las flores!

[Sigue en "spoiler". Sin línea argumental no hay destripe posible]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tania
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2
30 de marzo de 2008
27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrellita 1:
Por Christopher Walken, que siempre hace más llevaderos los truñacos de pelis en los que, de cuando en cuando, le da por aparecer.

Estrellita 2:
Por los instantes de terrible confusión que vive una de las protagonistas en una escena en la que, desgarrada de dolor, no tiene muy claro si acudir a llorar sobre el cuerpo inerte de su marido, que acaba de ser decapitado, o a la cabeza de este, que ha salido rodando por la habitación...
Tania
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7
6 de septiembre de 2010
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Liquid Sky es una marcianada descomunal, aparentemente desfasada y, sin duda, hija de su época. Una época en la que, superados ya los tiempos de la protesta pacifista de los hippies, la liberación sexual del glam y la rebelión anárquica del punk, la juventud occidental parecía aburrida, adormilada y huérfana de ideales.

Está llena de simbolismo y metáforas, quizá demasiado crípticas si no se observa el contexto: 1982, recientemente el lema “vive rápido, muere joven” ha encontrado una de sus más célebres ejemplificaciones en Sid Vicious. Por otra parte, el mundo anda consternado por el reciente descubrimiento del SIDA.

En la película, un ufólogo resume el punto de partida en pocas frases: “Al principio se observaron extraterrestres en lugares donde había heroína. Más tarde, en subculturas concretas, círculos punkis, donde ha habido muchas muertes extrañas.” Luego descubre que esos mismos aliens han abandonado la heroína tras descubrir una “sustancia” más apetecible de la que alimentarse a costa del ser humano: el orgasmo. No es casual que la protagonista, una modelo bisexual, entregada a la dolce vita de las drogas, la promiscuidad y los clubes nocturnos, acabe proclamando que mata “con el coño”.

Margaret (Anne Carlisle) no es sólo usada por los extraterrestres, sino por todo el que se cruza en su camino: toda la fauna que pasa por su cama, su novia, su profesor, la cohorte de sanguijuelas que la sigue (fotógrafos, estilistas y demás modernukis del underground neoyorquino)... Incluso por Jimmy, un compañero de profesión, interpretado también por Anne Carlisle, que representa la androginia, la tan en boga dualidad masculino-femenina presente en todo ser humano. Pero no hay equilibrio ni armonía en esa dualidad pues, como vemos, la parte masculina humilla y constriñe constantemente a la femenina.

Por si todo esto fuera poco, se deja entrever que Margaret es además anorgásmica, lo que podría considerarse una metáfora bastante clara sobre la insatisfacción. Porque, no nos equivoquemos: debajo de toda la parafernalia de música electro, luces de neón, estilismos imposibles, bailecitos ridículos y platillos volantes, subyace un anhelo nostálgico de tiempos más felices e ingenuos. Y una repulsa al ambiente frívolo y apático que dominaría el resto de la década. A un Manhattan, antaño escenario de grandes acontecimientos, en el que ahora los camellos esconden su droga en inexpresivas máscaras de porcelana y fantasean con un viaje a un mitificado Berlín que nunca llega.

A destacar la sacrílega escena en la que Adrian (Paula E. Shepard) coloca un tubo circular de neón, a modo de moderna aureola, alrededor de la cabeza de un viejo idealista ya muerto y, llena de odio, le dedica una breve canción (en spoiler, por falta de espacio):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tania
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7
9 de mayo de 2007
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
(INTRO) Releyendo la retaíla de cursiladas tan surrealista que contenía mi crítica anterior para esta película “(...) si crees que eres un poco niño, y tus vicios inconfesables siguen siendo las chuches y las manualidades, no te cortes y píllatela, te emocionará” me hallo absolutamente aterrada ante la idea de que una hipotética Tania-Hyde se hubiera colado en mi cuenta de filmaffinity durante una “lagunilla” nocturna para dejarme una especie de amenaza codificada o simplemente para ridiculizarme como una de esas abominables fotos de las que te sacan en la bajada del Dragon Kan del “viaje” de fin de curso de 2º de ESO a Port Aventura y que tu compañer@ de cochecito compró – le timaron- y colgó en el corcho de su habitación durante años, ignorando tus súplicas (con amigos como tú, Sheila, dan ganas de hacerse pirómano... ¡japuta!). Por tanto, me veo envuelta en el siguiente dilema: eliminar o rescribir. Y como la película me gusta, lo de las crisis de identidad creo que no cuela y una segunda crítica no puede salir peor, me concentro y escribo...

(........)

...y aunque intento concentrarme todo lo que se me ocurre decir es que, con monigotes y todo, “Los teleñecos en cuentos de navidad” es una buena versión de entre las miles que pululan por ahí del cuento de Dickens (sobre la navidad pasada, presente y futura) y que Michael Cain, dentro de los límites del género infantil, está soberbio.

Al final lo que es la propia crítica se me ha quedado en dos frases y todo lo anterior... ¿con qué propósito si no en balde...?

Al menos aprovecho, que luego siempre se me olvida, para que quede constancia de que yo también me solidarizo con la campaña de solicitud de un FORO y además propongo la reserva de una sección titulada “Entre, suelte su parida y salga” en la que podamos desatarnos cómodamente. Pero tened siempre presente que allí no habrá tecla delete a la que aferrarse...
Tania
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7
24 de marzo de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable recordatorio de por qué una colectividad puede resultar bastante más terrible que cualquier serial killer que trabaje por libre. Lo verdaderamente aterrador aquí no es la tortura, la vejación, el abuso de fuerza, el asesinato... la violencia. Lo peor, lo más repugnante, es la complicidad, la comunión de un colectivo en el odio irracional y el jolgorio del sadismo. En la celebración de la barbarie, impune y por mera diversión.

Recuerda en parte a The Wicked Man, pero sustituyendo a aquella comunidad de escoceses, paganos fanáticos y (también) cantarines, por un pueblucho de basurilla blanca confederada y armada con banjos de la Norteamérica sureña.

Las víctimas no son tan gilipollescas como de costumbre, cosa que se agradece. Y aunque no dudo que la película debió influir en parte en el cine gore posterior a su estreno, lo cierto es que las imágenes no son especialmente escandalosas. Es decir, que el director no se prodiga aquí en planos explícitos y sangrías repulsivas, sino que se concentra más en cuidar el plano conceptual. El horror viene del concepto, no de la forma.

Cierto es también, como se ha dicho, que el resultado llega algo lastrado por la escasez de recursos y que se podría haber sacado más jugo del guión. Me pregunto qué habría ocurrido si hubiese caído en manos de un Kubrick o un Polanski... Pero a veces es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Tania
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