Cómo fastidiar un buen argumento (porque al final la idea no es mala):

1. Si la película se desarrolla en la isla de Hierro (Canarias), ¿por qué nadie habla con acento canario?

2. Lentitud. No pasa nada hasta los últimos cinco minutos.

3. Las escenas oníricas en las que se ve cada dos por tres a Elena Anaya, ¿qué sentido tienen?

4. Si la idea era ambientarla a finales de los ochenta, ¿por qué se ve un móvil de finales de los noventa? ¿O querían conseguir un ambiente decadente poniendo coches pasados de moda? Nadie lo sabe.

Como fan de Transformers desde la infancia, como aficionado a la ciencia-ficción y como aficionado a ir al cine de vez en cuando para olvidarme de los problemas de fuera por un rato (un rato largo, en este caso), no podía dejar de ver Transformers 3 -como vi la 1 y la 2-. Por lo tanto, esto es lo que hay: una orgía visual, acústica y colorida que a partir de la primera media hora de la película no para. Y que nadie espere otra cosa. Los que critican la película acusándola de que no tiene guión, de que no tiene interpretaciones, de que no tiene no sé qué, ¿por qué van a ver Transformers? ¿Por qué van a ver una película de Michael Bay, si tanto lo critican? Que entren en una sesión de cine iraní en VOS y se digan a sí mismos lo cultos y lo expertos cinéfilos que son por ser capaces de observar matices que el resto de mortales no alcanzamos a comprender. En general, hay que saber a lo que se va a cada película (aunque hay excepciones, por supuesto). Y Transformers tiene ya dos secuelas, con lo que no se la podrá acusar de "sorpresa". Ya sabíamos a lo que íbamos. ¿O es que no somos tan "listos" como creemos?...

P. D.: Pensé que echaría de menos a Megan Fox, pero viendo a Rosie Huntington-Whiteley inmediatamente olvidé a la defendestrada y caprichosa morena.

Una más de despedidas alocadas. La acción sucede en Las Vegas, igual que otras del género como "Very bad things" y "Algo pasa en Las Vegas". Personalmente me quedo con la primera.

Esta, con ser divertida y tener la originalidad de contar la historia partiendo del final, no pasa de ser un producto más. El enorme éxito de crítica me empujó a verla, pensando que quizás encontrara algo diferente. Mi gozo en un pozo. Con esta película, como con tantas otras, encontramos la teoría del huevo y la gallina: no sabes si ha tenido tanto éxito porque le han dado bombo y platillo desde el principio, o al tener éxito se le ha dado publicidad y ésta ha llevado a la gente a los cines. Amén de que aquí en España ya estrenaron hace años "Airbag", que viene a ser lo mismo solo que sin el glamour de Las Vegas.

En fin, prescindible aunque sirve para echar un rato. Eso sí, consigue lo que TODAS las películas ambientadas en Las Vegas: que te den ganas de ir algún día allí. A poder ser, no de despedida de soltero (¿o sí...?)

Fallida adaptación del clásico que ensalzó cinematográficamente Richard Donner. La película es lenta y aburrida, con interminables secuencias que pretenden ser románticas pero se quedan en superficiales. El superhéroe queda desmitificado, su santuario en el Polo Norte deshonrado y reducido al absurdo con el superpoder de los cristales que roba Lex Luthor (por cierto, pésima la banda que lo acompaña).

La ingenuidad que daba Christopher Reeve al personaje de Clark Kent queda convertida en esta película en estupidez. Bryan Singer confundió ingenuidad con limitación mental.

Sales del cine con la sensación de que la película no ha empezado.

Totalmente deslucida y prescindible.

La leyenda negra sigue viva en el imaginario de la pérfida Albión, y prueba fehaciente de ello es la presentación de esta película en pleno siglo XXI. Al cine hay que reconocerle muchas virtudes, pero entre ellas no se encuentra la de servir como “apuntes” de historia. La historia, mal que le pese al que no le gusta leer, está en los libros. Y en la arqueología, en los seminarios, en las universidades, en el urbanismo olvidado de nuestras ciudades. Pero no en el cine. En primer lugar, una película carece de la duración temporal necesaria para hacernos conocedores de un hecho histórico, sus causas y consecuencias. Puede presentarlo, exponerlo a grandes rasgos, pero nunca pretender explicarlo y hacerlo comprender. Por otro lado, la presentación de estos hechos suele ser parcial, escasa y, lo que es peor, tendenciosa. Cate Blanchett no hace el papel de la Reina Virgen, sino de una heroína de limpias intenciones y corazón bondadoso, acosada por la egoísta ambición de un Felipe II que actúa cual Mefistófeles con rosario. Se olvida el director, el guionista y hasta el apuntador que el monarca más poderoso de la tierra no podía actuar de otra manera a como lo hizo Felipe II. ¿Acaso no han actuado así todos los “emperadores” mundiales, desde Octavio a Bush? Y, centrándonos en el caso inglés, ¿han olvidado los ingleses sus actitudes imperialistas decimonónicas, influidas por ideologías tan dañinas como el jingoísmo? Lo que hace falta es más historia y menos prozac, parafraseando malamente aquel magnífico título, y no el adoctrinamiento falsario de que hacen gala películas como esta. Por cierto, el vestuario, magnífico.