Para empezar he de confesar que no he leído el libro que sirve de soporte argumental a esta película, con lo cual acudí a verla sin el lastre de una comparación con la obra literaria. Personalmente, no me ha gustado, posiblemente más por las expectativas que me había hecho, que por el film en sí mismo. La historia no deja de ser un vulgar montaje pseudo-histórico para tratar de enlazar una trama imposible. Desde el punto de vista técnico, el ritmo va desajustado, mediocre interpretación de Tom Hanks, final descorazonador, aburrida, lenta y demasiado larga. Creo que será una película taquillera por el enorme esfuerzo de "marketing" que se ha hecho, pero no desde luego, por su calidad intrínseca. Parece más un telefilm de fin de semana que una de las "presuntas" grandes películas de la historia. En fin, mejor olvidarla.

La película "Bailar en la oscuridad" es sorprendente. Es un musical con argumento dramático, lo cual produce un curioso, y al mismo tiempo, interesante maridaje entre dos tipos de cine aparentemente opuestos. Destaca la actuación de Björk, que sin olvidar sus actuaciones musicales, hace una muy digna interpretación de una inmigrante checa en los EEUU. Björk interpreta a una mujer valiente y luchadora que tiene objetivos claros en la vida, y que estará dispuesta a todo por alcanzarlos. La mezcla de toda la historia dramática, trágica diría yo, se ve realzada con las secuencias musicales que están muy bien hilvanadas con el conjunto de la película. Creo que con el tiempo se convertirá en una de esos grandes clásicos del cine, aunque con la dificultad añadida de no saber si clasificarlo como un musical dramático, o un drama musical, en todo caso, es una película que merece la pena ver.

Sólo hay que dar un pequeño paso para pasar del amor al odio, del mismo modo, el paso que hay que dar para dejar de ser un hombre pacífico y convertirse en un hombre agresivo tampoco es demasiado grande. El hombre es un lobo para el hombre se convierte en esta película de Peckinpah en una evidencia incontestable. Durante toda la primera parte el ambiente se va caldeando paulatinamente, la sensualidad evidente, casi explícita, de Susan George, originan una tensión neurótica, casi histérica; durante toda la película el espectador asiste y teme un desenlace trágico, en el que Dustin Hoffman juega el papel de víctima propiciatoria. Sin embargo, el hombre pacífico llevado al extremo de humillación se revela brutal y rotundamente, y los inicialmente fuertes, y temibles enemigos son totalmente aniquilados. No es facil clasificar esta película, es un drama, es un thriller, es una película de suspense, creo que es al mismo tiempo todo, y al mismo tiempo nada. La interpretación de Hoffman roza la perfección, aunque tampoco el resto de actores/actrices desmerecen en absoluto en esta película dura como la vida misma, pero que finalmente deja un resquicio a la esperanza de que la injustica se puede combatir.

El silencio de los corderos es uno de los títulos emblemáticos de la década de los ´90. A la magistral interpretación de Anthony Hopkins, como el doctor Lecter, hay que añadir la no menos lograda actuación de Jodie Foster que interpreta a una alumna destacada de una academia de policía. Desde mi punto de vista, el núcleo de la película lo constituyen los diálogos inteligentes y chispeantes entre los dos actores protagonistas. El argumento, en sí mismo, no sobrepasa la mediocridad, puesto que el utilizar a psicópatas asesinos para montar todo el desarrollo argumental de la película resulta un tanto reiterativo. La búsqueda de momentos de tensión llega a resultar un tanto obsesiva, pero el resultado final, no deja de ser bastante aceptable, es una película que se ve con gusto, resulta entretenida, y que básicamente obedece a la mentalidad del "show business" americano.

La vida es bella, es un bonito cuento, lleno de sentimentalismo, que sabe explotar la lágrima fácil, y busca emocionar acudiendo a clichés históricos. La película ha alcanzado niveles de aceptación extraordinarios, y también ha sido muy premiada. Es una interesante producción italiana que rememora épocas pretéritas donde el cine italiano se codeaba con los mejores del mundo. Desde mi punto de vista, el análisis que se hace de los campos de concentración nazis es esperpéntico, tal vez demasiado. Roberto Benigni está sobreactuado casi toda la película. Sin embargo, es un film entretenido, aunque algo lacrimógeno.