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España España · Zaragoza
Críticas de JRC
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
7
13 de mayo de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Menuda descarga! El ritmo con el que se desarrolla esta película no deja descansar en casi ningún momento... Y cuando lo hace, podemos disfrutar de la legendaria chulería con la que el señor Downey Jr construye a este arrogante Tony Stark, mitad vacilón, mitad superdotado, auténticamente irónico; con esa soledad que tan asumida tiene, y que todo superhéroe lleva encima.

Aunque suene a sacrilegio (y acepto que pueda ser así), parece que estos personajes de Marvel se hicieron para ser llevados al cine, y hacer saltar a los espectadores de sus asientos (cuidado; no todos, amigo Mendes-perpetrador-del-inefable-bodrio-Spiderman 3). Este Iron Man hace que salgas con la adrenalina a tope, hiperactivo, con ganas de... Vamos, como un chaval ... Alucinado.

Menos oscuro que Bruce Wayne, está en realidad igual de abandonado a su suerte por la vida, salvo por esa puntual pero crucial presencia del acompañante que lleva todo superhombre. Aquí nos aparece en forma de secretaria y especie de ama de llaves, aunque alejada de la mojigatería que podríamos presuponer. Él es un chulo, pero... a ella le va a venir con sus chulerías. A pesar de todo esto, se intercalan breves pasajes que contienen el trasfondo que hay entre ambos, estando muy lograda la escena en lo alto de la terraza, con la fiesta de fondo y el baile tan presente.

Con un señorial Robert Downey Jr y un insólito Jeff Bridges, plasma como el modo de combatir su carencia de afectos y compromisos, más allá de furtivos encuentros con personas que sólo se acercan a él por el destello del dinero, es la necesidad de entregarse en cuerpo y alma a una tarea que trasciende. Y es a esa tarea a la que se entrega este increíble Iron Man.

Con esa magia especial que tienen las pelis de Marvel que inician saga; que enseñan los orígenes de estos hombres muy conocidos por sus seguidores, pero absolutamente inexcrutables para los que no lo son; se aparece este espectacular inicio de trayecto. Con una banda sonora a golpe de metal a la máxima potencia; de esas que a lo mejor no tienen vida fuera de la pantalla, pero que en ella la tienen... ¡Y de qué manera!

Y, SOBRE TODO, con una impresionante presencia del conocido como Iron Man. La tecnología llevada al límite nos permite ver la más inaccesible coraza. Un repertorio y un diseño alucinantes; las escenas en que se muestra todo el potencial dejan con la boca abierta, con ganas de ver qué será lo próximo. Una pasada.

Y, además, con la chulería final que sólo este caradura recién llegado podría tener: "Sí, soy Iron Man"; acompañada por el bofetón, para los impacientes que salen del cine a la carrera como las ratas abandonan el barco, de reservar la última escena para después de los créditos... ¡Con un par...!
JRC
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2
21 de marzo de 2008
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pablodeefeso, Karwai y JRC, salen de su Cesaraugusta de origen hacia la capital del Reino. Van a comer allí y a disfrutar de un divertido día. Como en los cines de su ciudad ya no existe la versión original, eligen Tristram Shandy, por recomendación de JRC ("he visto imágenes y puede ser bastante graciosa"-dice el muy cabrito).

Allí se dirigen a media tarde, con las expectativas altas...

Empieza la proyección, y el minutero va avanzando... ¿Dónde estará la película?, se preguntan nuestros protagonistas... ¿Qué es esta mierda?, se pregunta JRC, "culpable" del envolao...
El primero en caer es don Pablo... Roque...
Llamando a la habitación del medio sueño está JRC... Acaba cayendo...
Karwai, entre los dos, les mira y piensa "Qué suerte, están durmiendo el sueño de los justos".
Pablode y JRC vuelven en sí... pero siguen sin entender qué está pasando, por qué no se ríen...

Acaba el suplicio, resoplido general, miradas perdidas, ni una sola palabra entre ellos.
El aire de la tarde ayuda a algunos a olvidar lo ocurrido; no a todos... Karwai está absolutamente indignado; si pudiera, patearía el mobiliario urbano; pero sabe que no debe porque ni las papeleras ni las marquesinas tienen la culpa... Ni siquiera la tiene el capullo de JR... Sólo una persona es la responsable. Se llama Michael. Es inglés. Ni siquiera escribiré su apellido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JRC
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8
2 de agosto de 2008
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en "Conversaciones con mi jardinero" se retrataba con intensa y sutil precisión en qué consiste la amistad; en esta ocasión, durante la mayor parte del metraje, nos aparece descrita la depresión y desesperación en la que podemos llegar a encontrarnos. Una película de infinita dureza que no me atrevería a recomendar a la ligera, pero que, por particulares motivos, siento necesario haber visto.

De Jean Becker, aunque me haya atravesado con su espada, me emociona saber que es capaz de describir la vida tal y como puede aparecer ante nosotros. Impresiona su sabiduría sobre el ser humano; la verdad de sus personajes; sus lágrimas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JRC
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7
20 de junio de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de otros juicios, críticas y valoraciones, lo más necesario de destacar de este reseñable debut es la mezcla de dos materiales altamente sensibles, entrelazados de modo sereno a la vez que con hondura.

El primero no es otro que el valor con mayúsculas. No tiene más nombre. Personas que, ahora mismo, están poniendo en juego algo que los que no lo hacemos, ni tan siquiera podemos acercarnos a comprender; pero que debiéramos hacer el esfuerzo, por lo menos, de reconocerlo. Son sus vidas de lo que se trata; la posibilidad de no volver a ver al hombre al que se ama, o a los hijos que se vio nacer. La posibilidad de que no haya mañana, y de que para los que se quedan sólo vaya a existir el ayer. El final del sufrimiento y la soledad para unos; pero también de la esperanza, del amor y de las ganas, para otros.

En la pérdida de Grace vemos la necesidad de una madre y la pérdida de una esposa, compañera, amiga y confidente. Es el viaje una excusa de Stanley para prepararse, junto a sus hijas, para cuando llegue el momento.

A pesar de que el piano de Jaimie Cullum nos guía en el trayecto, sin embargo, son las imágenes las que hablan por sí mismas. Es en una escena, que en principio parece una pequeña “trampa”, donde hallamos toda la esencia de aquello de que se trata… Del amor a los hijos. En la visita al supermercado, permite, finalmente, que las niñas se hagan los agujeritos en las orejas; una especie de iniciación para ellas. La ilusión en sus ojos es el contraste entre el mundo detenido del padre y el todavía rodante de las hijas. Y, aunque parezca buscado, no por ello deja de ser natural, ver entrar al padre en la casita de juguete. Enternece y emociona. Una maravillosa escena

A través de dos magnificas actuaciones; gracias a la contención y concisión de John Cusack, y a la mirada vulnerable, a la vez que inocente y comprensiva de Shélan O'Keefe (Heidi), no son pocas las escenas imborrables. Las horas insomnes de una niña de 12 años (y medio) son fáciles de comprender desde la experiencia que dan los años, pero difíciles de contemplar por todo lo que contienen. El padre, observando a su hija sola, sentada en la calle, sin haber dormido…
Se comprende a ese hombre que llama diariamente a su casa tan sólo para oír la voz de su mujer.
También que en un momento cualquiera pare el coche y se decida a hablar con sus hijas. Da igual que la escena discurra frente al mar, porque lo único que importa es el qué, no el cómo. Que es el momento. Ese en el que sólo existen ellos; nadie más ni nada más; el mundo detenido.
No es recurso fácil dejar el silencio, centrarse en las miradas, en las lágrimas. Poder imaginarle diciéndoles “¿Cuidaréis de mí, verdad?”.
La suerte de que tras la muerte y el duelo, le queden esas dos maravillosas criaturitas en las que siempre podrá apreciar el reflejo de su madre.

“Stanley y Grace se querían mucho. Eran muy amigos.”
JRC
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7
31 de julio de 2008
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay en Hulk un mérito que sobresale sobre todos los demás, y es que combina a partes iguales la humanidad de su historia con la espectacularidad de sus escenas. Hecho de la manera exacta para acoger a toda clase de espectadores; lleva claramente el actual sello Marvel, que ya descubríamos en Iron Man, y que da tanta importancia a la profundidad de los personajes protagonistas como al desarrollo electrizante, sin pausas, de la acción.

En esta ocasión son Bruce Banner (un preciso Edward Norton) y Elisabeth Ross (una bellísima Liv Tyler) los que más atención reciben, y los que quedan magníficamente esbozados. Vemos la lucha que este primero tiene que llevar adelante y que le ha hecho iniciar una desesperada búsqueda. Esa rabia interior que no puede controlar y que, no sólo le pone en peligro a él, sino también a aquella a quien más quiere. Es revelador de su amor el que elija apartarse de ella para no dañarla.
Todas las escenas que reúnen a Bruce y Betty dicen algo e, incluso, las hay memorables. Me viene el abrazo bajo la lluvia torrencial; la fotografía borrándose definitivamente; y, sobre todas, aquella en la que Hulk, en medio del fuego enemigo, la envuelve literalmente entre sus brazos para protegerla. La suavidad de la Bestia frente al ataque descontrolado resulta poético. Lo mejor de todo el film, sin duda.
JRC
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