Conforme vamos viendo la película tiene buena pinta (una película entretenida de acción) pero al aproximarnos al final la historia se va enrevesando hasta tal punto que se convierte en un sinsentido la historia y mi pregunta es por qué los guionistas tratan de convertir una película de acción en una historia profunda mística que a nadie le importa.

El motivo que me dio a ver esta película fue porque López Vázquez actuaba en ella.

Sigo pensando que no se ha reconocido lo suficiente a este actor. Podía hacer drama o comedia, ha hecho hasta de mujer sin parecer ridículo (Mi querida Señorita) y es capaz de sostener una película entera sin decir una sola palabra (La Cabina).

En la película que nos ocupa también la sostiene su interpretación, ¡hace hasta de niño! con una interpretación inteligente cuando tiene que actuar como su yo niño en el pasado.

Sin su interpretación esta película caería en el olvido ya que su temática está muy manida y se han hecho muchas películas acerca.

Las actuaciones más destacadas son la de Mario Casas que lo borda y Terele Pávez. En el otro lado tenemos a Hugo Silva que hace de sí mismo por enésima vez.

La trama de la película es absurda pero en ningún momento te aburres.

Esa es la clave, no te aburres. Por eso Alex de la Iglesia es de los pocos directores en España que entretiene y sabe crear industria, que tanto hace falta en el cine español.

La película refleja el gran desconocimiento que había en los años 80 a cerca del VIH y los escasos estudios y avances que había por aquel entonces de la enfermedad.

También se realiza una crítica de la industria farmacéutica y de las autoridades norteamericanas en la permisión de nuevos avances contra la enfermedad.

Pero lo que destaca en esta película es la interpretación de Matthew McConaughey, está increíble, una de las mejores interpretaciones de la última década.

Otro punto a destacar es Jared Leto que interpreta de forma magistral a un travesti.

Película recomendable de ver.

Esta película trata sobre el poder geoestratégico que tiene el canal de Panamá y sobre el posible interés que tienen las grandes superpotencias por controlarlo ya que además es un paraíso de drogas y dinero. A destacar el papel de Brosnan que le viene como anillo al dedo el personaje de Osnard como un espía en decadencia y para nada al servicio de su "majestad la reina de Inglaterra" sino que trabaja en su propio servicio.