Una niña busca a su perro, abandonado por su padre en su presencia. Mientras tanto, el perro, verdadero protagonista de la película, se va encontrando en situaciones angustiosas provocadas por los humanos hasta que, hastiado de ver y sufrir tanta barbarie, decide encabezar una rebelión en plena ciudad.

Una revolución de perros contra humanos es una idea interesante y prometedora. Se ha dicho que en cierto modo también recuerda a «Los pájaros» de Hitchcock. Pero me gustaría advertir que nada de esto se cumple. Porque la pretendida revolución en verdad no es ni una rebelión: apenas alcanza la categoría de revuelta. En ningún momento sentimos un ambiente amenazante, aunque la película se afane en crearlo. Y es una pena que sea así, ya que las escenas con perros mejor logradas, y hay algunas de verdad excepcionales, no pertenecen a esta parte de la película. Desde que ocurre la revuelta la historia deja de convencer. Es más: el engaño al que nos someten es evidente.

Habría podido ser una historia buenísima. Lástima que no se haya aprovechado.

Se trata de un cuento fantástico. En un escapada a los parajes exóticos de Costa Rica, una chica sufre la mordida de un insecto o un animal (no se nos muestra) y ello le provoca cambios y mutaciones en su cuerpo y en su mente.

La trama, con esperables ecos narrativos del relato La Metaformosis, de Franz Kafka, y visuales, de La Mosca (la versión de David Cronenberg), es lineal y en ella encontramos giros ilógicos y muy forzados, además de un armazón dramático digno de una telenovela. Sin embargo, la actriz protagonista lo hace muy bien y es de resaltar, porque se la pasa entre fluidos, vómitos y miles de bolitas de gel (las que vemos en el póster). En ese sentido hay que decir que el nivel de repugnancia no es muy alto y creo que en algunas críticas se ha exagerado.

En definitivas cuentas: un relato poco original y no muy bien construido que, al menos, nos recuerda que a la menor duda, consultemos al médico.

Serio, porque se refleja en la calidad de la edición, en la dirección, en la organización de todo esto. Material de archivo más una construcción general, una idea general, que dan como resultado un documental altamente profesional. Un trabajo sobresaliente.

Respetuoso con las personas que sufrieron y también con nosotros, el público, porque es también un trabajo transparente.

Y maduro porque lo es su conclusión. ¿Os acordáis cuando a la violencia de género se la llamaba «crimen pasional»? Todo quedaba en la tiniebla, en la excepción, en la relación privada, íntima. Su sección en los periódicos era la de Sucesos. Ese anonimato generaba elucubraciones, sospechas, historias. Quizá la mayor historia de conspiración criminal en España, rica en detalles y personajes, sea el crimen de Alcàsser.

La película tiene actrices y actores de gran nivel dramático y son quienes posibilitan que la historia aguante una hora y media. Siempre es un gusto ver a David Pareja (como a Itziar Castro, a Josep Riera, a Eduardo Antuña), y más en un papel que lo deposita en una situación trágica (como ya vimos en Matar a Dios). Creo que es un excelente actor, natural, convincente, creíble, verosímil y es capaz de estirar a base de talento una narración que, aunque inicialmente es perturbadora, se termina desparramando al transformar la tragedia en algo grotesco.

FA presenta La Mesita del Comedor como terror, comedia, comedia negra, comedia de terror, familia y drama. Los que más se ajustan son los dos últimos y yo agregaría un tercero: noticia sensacionalista de sucesos.

Serie medio cómica y medio de terror, ambientada en el mundo del periodismo de lo paranormal. Berto Romero hace de periodista en horas bajas, al que se le aparece el dicharachero fantasma de un colega del pasado (Buenafuente), que lo va aconsejando en un caso de poltergeist que puede hacer que Nacho Nieto (Berto) resurja de sus cenizas. Nacho Vigalondo interpreta a un mediático periodista del misterio, muy parecido a Íker Jiménez.

Berto Romero y Buenafuente son dos cómicos muy talentosos y me encanta que hayan creado juntos una historia de este estilo. Pero la verdad es que la serie no me gusta.

Con todo el respeto y cariño del mundo, las actuaciones de Berto y Andreu no me convencen. Por ejemplo: cuando hablan entre ellos, olvidamos muy fácilmente a Nacho Nieto y al doctor Estrada, a dos personajes concretos de un universo concreto, y nos sentimos de inmediato viendo un buen momento entre Berto y Buenafuente en cualquier programa juntos.

En muchos casos el guion no ayuda, que tiene más de una línea forzada o nada espontánea. Me gustaría más naturalidad. En este sentido, algunas de las decisiones o reacciones de los personajes ante tal o cual acontecimiento son inverosímiles, por más fantástico que sea su universo. Tampoco ayuda la manera de manifestar su discurso político (algo que me gusta y que hace falta) porque recurre a lo fácil o lo trillado. Por ejemplo: el tuit de «perro sanxe» me pareció una idea genial —que recuerda mucho a Relatos Salvajes—, pero el personaje del pelado que vive con la madre y que habla de los menas, aunque ello implique una crítica necesaria al discurso xenófobo y dibuje un personaje lamentablemente muy real y común, en una serie de ficción se convierte en un cliché.

Por concluir: creo que la serie es cómica a medias, terrorífica a medias y muy poco imaginativa. Es predecible y eso la hace aburrida.