Extraña y necesaria película cuyo objetivo es hacerte reflexionar sobre tu propia muerte. Los personajes que desfilan por la pantalla presentan todo tipo de actitudes vitales, y sus respectivos comportamientos ante la presencia de la magna hora son de un impagable realismo. Grandísimo favor nos hace Bergman al entregarnos esta poderosa y efectiva reflexión. Imprescindible para todo aquél que tenga el cerebro conectado al corazón.

Yo diría que A.D. es una serie necesaria. EL mostrar en escena lo que hubo de ser la vida de los apóstoles de Jesucristo una vez éste fue al Cielo, y de manera realista y convincente, es un cierto alivio y un regalo para los verdaderos creyentes. Así sucede con esta serie, en la que lo mejor y, para mí, único interesante, son esas cotidianidades de los apóstoles del Señor, en su tarea evangelizadora, en medio de persecuciones y prodigios, para dar a entender que el Reino de Dios ya ha llegado a la tierra. Y esto sería la tercera parte de la serie, ya que el resto está relleno de intrigas palaciegas y farisaicas, lo cual a mi ya no me interesa lo más mínimo, pues está ahí para satisfacer el morbo del espectador impío, y nada tiene que ver con el Evangelio ni con el libro de los Hechos de los Apóstoles. El personaje de Pedro está muy bien interpretado, y las secuencias apostólicas son muy interesantes y agradables de ver. También destaco el divertidísimo personaje de Pablo, interpretado por un actor muy simpático. Enhorabuena a los productores. Ojalá sigan así.

Se me ocurre que hasta que punto de ser atracado me puedo sentir al contemplar ese cartel en relación con el producto. No he visto la peli, pero me da por comenzar una nueva modalidad de crítica: la del que, habiendo visto tanto, ya no necesita ver demasiado, sino simplemente rondar por la zona y ver como está el ambiente.

Obra maestra sencilla e inspiradora. Cuando entras en diálogo con el intento del artista, el espectador, o, como bien apunta Erice, el prójimo, no puede sino gozar en el conocimiento del verdadero Ki Duk. Una revelación salida de un acto de valerosidad y de fe. Pura trascendencia de un lado y otro de la cámara. La pica está clavada, y no habrá ya quien la quite de aquí. Gracias por ser humano y libre, Kim.

En el despojamiento se hace presente la Gracia, aún cuando la pobreza del hombre persiste mostrando al mundo que no son nuestras obras, sino Alguien mas allá del velo Quien nos auxilia. Ya no me sorprende saber que Cavalier no era creyente cuando rodó esta película. No es más que la obra de Dios a través de instrumentos casi inservibles. ¿Quién podría decir que Therese iba a ser santa? La grandeza mostrándose a través de la pobreza es lo que esta película significa.