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Críticas de sean bauer
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la carrera de Doris Dörrie una de las mas aclamadas en Alemania. Su filmografía resulta irregular en cuanto a calidad, pero no en cuanto a cantidad. No por ello deja de ser una de las figuras más interesantes y admiradas en su país. Alumna aventajada en su época de estudiante, esta productora, directora y guionista ha sabido llevar tanto a la gran pantalla, como a la televisión, un gran número de proyectos dotados de gran personalidad y originalidad. Suyo son títulos reseñables como Männer (1986), Keiner liebt mich (1995) o Bin ich schön? (1998).
En la mayoría de sus trabajos analiza como pocos las relaciones entre hombres y mujeres de su época dotándolas de un gran realismo y honestidad, siendo Cerezos en flor seguramente su trabajo mas personal y logrado. Y por que? Fue durante el rodaje en Espana a mediados de los 90s de Bin ich schon? cuando pierde a su joven marido a causa del cáncer, hecho que la ha marcado tanto en su vida personal como profesional. A esto hemos de añadirle su fascinación por la cultura japonesa, como ya demostró en su película del ano 2000, Erleuchtung garantiert. Dörrie trata el tema de la vejez y el amor con el paso de los anos con esta hermosa película que homenajea al cine del maestro japones Yasujiro Ozu, y en concreto la obra maestra de este Cuentos de Tokio (1953), en concreto al abordar la relación entre los padres y los hijos, y hasta hay guiño al personaje de Setsuko Hara.
Es así como aúna en un mismo proyectos dos fuertes influencias que la transformaron como persona y artista en una de las cintas mas hermosas de los últimos anos. Cerezos en flor supone un claro alegato al amor tras la muerte, al doloroso vacío que experimentamos sin amor, y a como la búsqueda de este puede reencontrarnos con la persona amada aunque ya no este con nosotros.
Cabe destacar el trabajo del consagrado actor Elmar Wepper dando vida a Rudi Angemeier.
sean bauer
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9
9 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Good Bye, Lenin! no es la historia de una familia, es la historia de miles de familias cuyas vidas cambiaron para siempre tras la caída del muro de Berlín. Familias separadas durante 40 años que en ocasiones pudieron reunirse, y en otras no. La película cuenta, alternando brillantemente comedia con drama, la abismal diferencia entre personas separadas por un vergonzoso muro y el resultado de la fusión entre dos culturas tan radicalmente opuestas.
Los protagonistas asisten con alivio a la caída del régimen comunista alcanzando la libertad que tanto ansiaban, pero el precio a pagar es el estilo de vida capitalista, más individualista y frío. Somos testigos de todos estas diferencias a través de pequeños detalles, la mayoría provenientes de la farsa de Alex para con su madre, y el original desarrollo de la misma en la que es el régimen capitalista el que se desmorona y son los alemanes occidentales los que huyen a la RDA. Toda una ucronía dentro de una historia real.
Pero si bien el guión trata de mostrar todos estos hechos históricos combinando crítica y cinismo, no hemos de olvidar que el tema central de la historia es una historia sobre el amor incondicional que siente un hijo por su madre, y el esfuerzo y sacrificio que está dispuesta a realizar para cuidar de ella.
La cinta fue todo un éxito tanto de crítica como de público, presentándonos a uno de los mejores y más conocidos actores alemanes del panorama actual, Daniel Brühl. Acompaña además el músico francés Yann Tiersen, con otra genial composición tras su colosal trabajo en Amelie (Jean Pierre Jeunet, 2001), destacando el tema Summer 1978.
Good Bye Lenin! es una de las cintas más conocidas y queridas de la filmografía alemana.

http://solocinealeman.blogspot.de/
sean bauer
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Donde los cóndores vuelan
Documental
Suiza2012
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Documental, Intervenciones de: Viktor Kossakovsky, René Varas, Gema Juarez Allen, Derek Howard ...
1
20 de abril de 2013
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Un director de cine chileno que decide filmar a un compañero de profesión ruso que está rodando su nueva película en utópicos paisajes del mundo entero como la Patagonia, o los alrededores del lago Baikal en Siberia. Una premisa más que interesante que acaba descubriéndose como un caótico, y a veces, aburrido documental. Algo así como seguir 24 horas al día a la versión rusa del Mocito Feliz por todo el mundo sin tener ni idea de lo que esta haciendo. Y es que es así, Victor Kossakovsky afirma no tener ni idea de lo que está filmando. Sabe lo que quiere hacer, pero el como hacerlo es una cuestión distinta, cuya respuesta encuentra en una especie de inspiración divina a través de la naturaleza, como una minúscula araña en una ventana o un chino montando en bicicleta.

Pésimamente filmado y editado, Carlos Klein falla estrepitosamente al mostrarnos a través de interminables tomas cada aburrido detalle de la vida de Victor. Pero al menos acierta en momentos en los que vemos que la excentricidad del director ruso es en realidad auténtica pasión por su profesión . Aunque a veces se contradiga y no tenga muy claro ni el mismo lo que dice. El documental va de menos a más, pero a tan escasa velocidad que el tedio no tarda en aparecer.

@joSEANbauer
@Mandragoradio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
sean bauer
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1
28 de febrero de 2015
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que me guste en el arte es todo aquello que no deja indiferente al espectador. No soy amigo de lo radical o transgresor, pero si que aplaudo un producto valiente, arrojado, diferente. Y ya en referencia al séptimo arte, me atraen aquellas películas que amas u odias. Que no exista término medio. En el caso de la cinta que nos atañe hoy, puedo asegurar que me quedo con la segunda opción. Seguramente los 160 minutos más largos de toda mi vida. Una cinta cuya única utilidad es la que escribir esta reseña para, si bien no permitiros el verla, si advertiros.
Soy un aférrimo defensor del surrealismo, pero aquí no tiene ni pies, ni cabeza. No me meteré en como puede funcionarle a Günter Grass en su novela, pero desde luego plasmado al cine es poco menos que patético. Desde el personaje principal, seguramente el niño más irritante de toda la historia del cine, ya sea por su aspecto, su comportamiento, los chillidos que rompen todo vidrio que se le ponga por delante, o el tambor de hojalata de los cojones que no deja de tocar a todas horas. Si lo que tanto autor como director tratan de mostrar es el punto de vista de un... ¿niño? (en serio, había momentos en que no sabía que tenía delante) fracasan estrepitosamente, ya que en la mente de Oskar no nada más que su tambor. Que esté en el preciso de lugar de cualquier acontecimiento reseñable poco importa. Tampoco ayudan el resto de secundarios, ya sea la madre comiendo pescado crudo, o montándose un trío amoroso con su marido y su primo; el "padre", y con esas comillas ya lo digo todo, indiferente a la relación que tiene su mujer con el primo de esta; el "tío", con esas comillas también lo digo todo, orgulloso polaco que a la hora de la verdad se acobarda; o la abuela, la cual ha tenido a toda Polonia debajo de sus faldas al menos una vez (literalmente).
Un auténtico despropósito de película que arrasó en su momento tanto en Alemania, como en Europa y EEUU.

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sean bauer
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6
28 de febrero de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito cosechado con Gegen die Wand (Contra la pared) y Auf der anderen Seite (Al otro lado), vuelve el directo alemán de origen turco Fatih Akin con un género nuevo tanto para él como para sus espectadores, la comedia. Partiendo de un guión escrito a medias con el protagonista de la cinta, Adam Bousdoukos, Akin nos presenta una comedia elegante y bien dirigida, pero sin alma. Si bien podría decirse que lo mejor de la cinta es el reparto, los personajes resultan ciertamente vacíos o simples a excepción del excéntrico jefe de cocina Shayn (Birol Ünel). El personaje principal, Zinos, resulta incapaz de producir ningún tipo de empatia, totalmente perdido entre su propio carácter y lo insustancial del guión. Los secundarios, a excepción de Ünel, y a ratos un perdido Moritz Bleibtreu, tampoco ayudan mucho a la cinta.

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sean bauer
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