Comedia ligera que pese al gran obstáculo de ser francesa, consigue entretener. Posiblemente sea gracias a que no pretende hacer reflexionar al espectador (a no ser que uno sea muy reflexivo, claro), ni se las da de snob o de inteligente. Me gusta porque es honesta y como profesor de francés puedo disfrutar de un rato divertido con mis alumnos.

Al anunciar la película como una vuelta a los 80 nos decidimos a ir a verla. Pero ahí ha quedado la cosa. El guión está falto de ritmo e imaginación, y la película se hace tediosa. Una pena, porque me siento bastante defraudado.

Pues sí, esto es lo que es: una comedia romántica que todos hemos visto (¿¡protagonizado!?) en algún momento, made in Hollywood pero con el aire francés en esta ocasión. Yo digo que si no hay nada que hacer una tarde de domingo que está así como que llueve, pues bueno, podíamos echar un rato. No me han gustado las canciones porque ya que han elegido temas muy conocidos, podían haber estado menos vistos (oídos). En fin, yo no he aprendido nada viéndola. Bueno, sí, que ya no me acordaba de lo separados que tiene los incisivos centrales superiores Vanessa Paradis. A veces parece guapa, y otras parece más fea. ¡Qué cosas!, ¿no?

La violencia, casi siempre implícita, está muy presente en esta película que resulta exagerada en su argumentación y en la actuación de personajes como el protagonista o sus compañeros de trabajo. Parecen todos de los nervios, a punto de estallar por cualquier circunstancia. Los movimientos de cámara, y el carácter de casi todos los intervinientes en el largometraje (menos la profesora china) nos preparan para algún susto que otro relacionado con peleas, golpes, accidentes, tiros,… algo va a pasar en cualquier momento. Pero resulta interesante ver como alguien perdido en un mundo tenebroso recuerda los buenos tiempos y quiere salvarse por medio del piano.

La película me ha gustado por la frescura de la interpretación de los niños. Se puede ver en familia y pasar un buen rato, que aunque solo es de una hora y media se termina haciendo un poco largo.
Me ha gustado mucho la fotografía, los decorados, el tratamiento de la imagen, que es clara y nítida, tipo Amélie o El Milagro de P. Tinto. Hay divertidos gags basados en artefactos inventados por los protagonistas y en los propios diálogos, bastante ágiles y naturales.
Por momentos recuerda a la película del Señor de las Moscas pero en una versión edulcorada e infantil.
Para ser una buena película habría que haber profundizado en el carácter de los personajes centrales, para poder identificarnos algo con ellos, pero en esta película se trata el tema del bien y del mal de una forma divertida y sin grandes complejidades: dos bandos, rivalidad, peleas y reencuentros. No hay por qué no echarle un vistazo, con niños mejor que sin ellos.