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España España · Barcelona
Críticas de Beto
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
6
8 de marzo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amelio vuelve a mostrarse como un estupendo expositor de ideas (no me gusta "mensajes" ni "comprometido" porque huelen a algo trasnochado y, además, porque en sus usos se cometen serios errores en el plano "estético") con las que el espectador debe necesariamente trabajar; conozca o no el asunto de la película (en este caso, la obra biográfica y póstuma del Nobel Albert Camus). Esto sin descontar su estilo fílmico, funcional y nada llamativo. El alter ego del escritor, un "pied noir" por supuesto, regresa a Argelia en el momento álgido de la revolución árabe contra su colono francés que conduciría a la independencia. Es un hombre que como Camus une los recuerdo de una niñez pobre que, gracias a dos maestros, tuvo el apoyo necesario para estudiar y salir de ese entorno paupérrimo y su amor hacia su país nativo y un sentimiento ambivalente ante sus compatriotas, de una cultura bastardeada que anhelan la libertad. Un hombre que siente la atracción de su ser argelino y por LA "metrópolis", su "Itaca" particular, la ancestral Francia (a la que recién llegó a los 26 años, dando inicio a su fulgurante carrera intelectual: todo fue muy pronto y rápido en este pensador que murió en accidente a los 45 años). Toda el film de Amelio trabaja desde la perspectiva de esa contradicción existencial, cultura nativa y cultura europea, el sentirse argelino (rechazado como "francés" por sus amigos) y occidental (considerado "de segunda" por los fraceses), su amor por el país natal y por lo que por esos años era el ombligo de la inteligencia occidental, París; el estar a favor de la guerra de la liberación y el descreimiento nihilista de todo actuar en un mundo absurdo (¡y murió de la manera que lo hizo y a esa edad!). Todo se expresa ante los ojos del espectador con una claridad supina, sin ninguna explicación apriorística, sin nada de panfleto (como tampoco lo fue la obra de Camus); es precisamente el espectador el que debe deducir en ese "instante de vida" (flashbacks de la niñez incluidos) lo que será (y es) de ese adulto que visita el caótico mundo de su infancia. Una obra muy interesante para el que guste de un cine inteligente y que intente descifrar la incógnita de la ambigüedad de la existencia humana e intelectual del autor de "El extranjero" y "El mito de Sísifo". No es una película redonda, tiene algún fallo (tampoco hay que olvidar que el libreto original es el libro inacabado, encontrado entre los restos de un coche destrozado), pero el gran mérito es la actitud objetiva, testimonial del director ante la historia.
Beto
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7
1 de enero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Palabras y nada, el vacío significativo; y la repetición casi obsesiva. Ese es el estilo de la genial Margheritte Duras. Doillon en este filme (con todas las características de ser ninguneado) intenta llevar ese estilo a las imágenes; imágenes, hecho y silencio en los dos sentidos, literal y significativo. Todo puede o no ser, por lo menos en la mujer (de la que con mucha atención se obtienen más señas), el hombre es más brutalmente simple e ingenuamente pulsional. "El resto es silenció" y el buen espectador tiene que trabajar, no para lograr una verdad que no importa en la narración sino
para obtener "su" "imagen". Un trabajo intelectual que muchos desdeñan en nombre de "lentitud", "a quien le importa", "prefiero otro cine". Pero no a la lentitud, es el tempo obligado por la directora; no a la falta de importancia, sino a seres humanos con los que nos cruzamos más seguido de lo que creemos; no a ver otra cosa, porque no se va al cine sin información. En definitiva, en film no simple, con fallos primerizos, pero muy interesante para el que lo comparte. Y para los que amamos a la bella Scott Thomas.
Beto
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6
9 de diciembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película brasileña parte de una base argumental bastante repetida, y no exenta siempre de algo de interés: las ilusiones, los proyectos, los sentimientos afectados por el paso del tiempo. Un presente, pasado, con jóvenes venteañeros, y un futuro, presente, con los mismos jóvenes pero en la treintena, contejando el qué y cómo fue su vida, la percepción de su vida -en sentido estricto-, en el lapso de esos 10 años, aproximadamente.
Retrato coral, donde un grupo de correctos actores se dan la réplica, ninguno destaca sobre los demás: la corrección señalada lo cubre todo. Y la sensación que deja en el espectador es amarga; lo que no deja también de ser un lugar común narrativo. El incumplimiento o, peor, el cumplimiento de lo esperado. La añoranza de lo que fue, pudo haber sido o, en realidad, no fue.
Se ve bien, sobre todo si se la maneja en el contexto de un cine del que conocemos muy poco. Recomendable para espectadores curiosos y no prejuicioso.
Beto
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7
3 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filmada en 1928, un año antes de su último film mudo, "El viaje a la luna", y a cuatro de su huída del nazismo hacia París, "Los espías", a pesar de ser una obra "menor", sobre todo cuando la inmediatamente anterior había sido la fundamental "Metrópolis" y , en 1924, la épica y wagneriana "Los Nibelungos" (que lamentablemente, en su canto a la superioridad "racial" y "grandeur", pertenece, incluso inconscientemente, a la estética nazi) es interesantísima. Por supuesto no hay que quedarse en el libreto; Thea von Harbou (que carga con la culpa de la ambigua ideología del Lang alemán), "encarnación propia del alma germana", fue una mujer muy confusa políticamente (si tuvo alguna), vinculada a un talento extravagante de autora, y no muy buena, de folletines (se nota en el "Amanecer" de Murnau, con el que también colaboró), elabora una historia intrincadamente simple, valga el juego de significados, que no deja de aportar algo positivo: con el talento visual de su marido siempre evolucionando, se origina una obra que, restaurada de una forma que nadie vio en los cines, es de una modernidad tal en la puesta en escena (salvo por unos pocos actores aún apegados a tics del cine mudo y algún hueco narrativo) que, con ese libreto, anuncia, como bien dijo un compañero de Filmaffinity, a Hitchckoc y las intrigas detectivescas inglesas. Lang utiliza toda la nueva técnica lograda, por él u otros y, aunque no innova (aunque hasta cierto punto: en esta época la estética cinematográfica no se detiene), logra además una película visualmente espléndida y sofisticada (¡como me recordaba a la futura relación von Sterbenrg y la Dietrich, la entelequia sublime de LA mujer, en el manejo con las manos del espléndido vestuario y las poses de ficción pura de dos de las mujeres principales del film y del cuidado y visible uso de los extras!). El camino ya emprendido no hará más que ganar en calidad, no sólo hacia el sonoro, ya presente, sino hacia "M, el vampiro de Dusseldorf", de 1931, y sus otras obras maestras. Thea, amargada en Alemania, le seguiría como una sombra hasta el final: "El tigre de Echnapur" y "La tumba india" se basan en una novela suya.
Beto
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7
31 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mr. Turner" de Mike Leigh es en muchos sentidos una trampa caza-esnob. Nadie se atreverá a hablar mal por la obvia y no tan obvia calidad del film; y los cinéfilos, que respetan -con razón a Leigh-, tampoco. No obstante si bien mi puntuación indica que mi actitud es positiva. Hay algo, el director lo reconoce ex-profeso, que me altera y es la sucesión de "cuadros vivientes" sui generis, tanto los ambientes-punto-de-partida para un lienzo del autor como los del entorno de Turner: siempre la cámara con unas lentes antiguas adaptadas acarician el fondo con una lentitud, con un detenerse en un detalle que parece pintado y es natural. El mejor ejemplo es el paso de un cuadro a un trozo de colina "enmarcado" por el enfoque y que el espectador, en un primer acercamiento, supone que ES 'un Turner". Todo esto lo digo como una crítica al excesivo esteticismo que trasuntan las imágenes. Amo, cuidado, este tipo de belleza (pienso en el mejor Ivory, en Lean, en el Lossey de "El mensajero"), pero Leigh, al asumir voluntariamente un Tempo Lento, alarga demasiado el metraje, al que fácilmente le sobre media hora. Además la idea conceptual de Leigh de introducir al espectador no en la Historia, sino en las circunstancias del pintor desde la primera treintena hasta su muerte, en 1851, y su transmutación en materia de arte, se olvida del por qué, de la motivación del artista. Romántico, padre verdadero de la acuarela paisajística inglesa, verdadero (y único en su país) precursor de las Vanguardias del XX (en este aspecto, destaca el Turner final, enfermo y más audaz que nunca), nunca expresa nada de su estilo. No tiene por qué, ni Leigh tampoco. Pero uno se queda con las ganas recorriendo ese museo, en el mejor y peor sentido de la palabra... El fabulos Spall, su impecable e implacable interpretació, el título, todo, no lleva a una visión "por encima" de un gran pintor. Mr. turner, ni más ni menos.
Por lo demás, siendo mi juicio estético (sin "finalidad", como diría Kant), el fim es excelente. Mi pensamiento es en realidad una auto-reflexión sobre el arte, a partir de la película, de Turner.
Beto
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