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España España · Madrid
Críticas de keizz
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Críticas 241
Críticas ordenadas por utilidad
7
27 de noviembre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sandra es una mujer que está de baja por depresión. Cuando se restablece y recibe el alta, se encuentra con que en su empresa han decidido despedirla o, si no lo hacen, quitar la paga extra de mil euros a sus empleados. La empresa les pide a los empleados que voten lo que prefieren. De dieciseis trabajadores, catorce votan por mantener la paga extra aunque eso signifique el despido de Sandra.

Sandra le pide a su jefe que haga una nueva votación el lunes, para que ella hable con sus compañeros durante el fin de semana, y éste acepta. Ahora tiene dos días para tratar de convencer a sus compañeros de que renuncien a los mil euros de la paga para que ella pueda mantener su empleo.

Película belga dirigida por Los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, que también son los guionistas de este drama social en el que abordan esta lucha entre lo individual y lo colectivo. Este conflicto que plantean entre lo que está bien y lo que te conviene. Algo que, indudablemente, hace que el espectador no se pueda quedar al margen, y que verdaderamente te llega, porque te pongas del lado que te pongas, acabas sintiéndote mal.

Excelentemente dirigida, la película huye de los recursos fáciles de este tipo de dramas. No es efectista y por momentos coquetea con el cine documental. Todo en la película es humilde y carente de pretensiones, a pesar de que su protagonista (Marion Cotillard) sea una actriz de renombre, pero es que su interpretación rezuma verosimilitud y carisma, siendo capaz de llenar la pantalla con su presencia sin que tengas la sensación de que estés ante una demostración de estrella de cine. Magnífico su trabajo, dando vida a una mujer complicada, resuelta y luchadora pero al mismo tiempo transmitiendo una gran fragilidad y sensibilidad.

Los hermanos Dardenne (salvo, quizá un poco al final) no juzgan, ni demonizan, ni pontifican, simplemente ponen sobre la mesa una historia que por desgracia, en estos tiempos, tiene mucho de cotidiana, y la muestran con total naturalidad, poniendo la cámara delante de los actores y logrando una narración fluida, realista y, por momentos, emocionante.

De un modo menos evidente, “Dos días, una noche” también trata otras cosas. Por ejemplo, la relación de Sandra con su marido, un hombre bueno buenísimo, que siempre está pendiente de ella, que lo aguanta todo, que la ayuda en todo, tanto, tanto, que a veces parece ahogarla. Como espectador, dan ganas de decirle que la deje un poco en paz, parece su sombra con tanto deseo de protección. En un momento dado ella le dice “ya no me quieres, porque llevamos cuatro meses sin hacer el amor y no protestas”. Para que os hagáis una idea de lo bueno que es el hombre.

Como puntos flojos, encuentro que la película se centra demasiado en el personaje de Sandra, que lo absorbe todo, y deja bastante de lado el resto de personajes. No hay desarrollo de personajes. Algunos de sus compañeros deberían haber tenido más empaque, más presencia, y se ha desaprovechado esa opción de mejorar la película con más matices. Tampoco me gusta el uso de la música en la película. No hay música en casi ningún momento, y sin embargo hay un par de escenas en el coche en las que parece querer hacer propaganda de un par de canciones concretas, que no se muy bien a qué viene.

La película está bien hecha, hay pocos reparos que ponerle. El argumento está muy bien y la Cotillard brilla con luz propia. A pesar de lo poco efectista que es, me emocioné un poco en algún momento. No es un peliculón para la historia, pero es un drama social muy bien hecho, muy creíble. Película honesta y de total actualidad.

Lo mejor es que hace pensar. Propone debates. No solo debates con otras personas sobre lo que cuenta la película, sino también debates internos, de nosotros con nosotros mismos. ¿Qué harías tú si fueses Sandra? ¿Y si fueses cada uno de sus compañeros? ¿Y si fueses el jefe? O, dicho de otro modo ¿Cuales son nuestros verdaderos valores?

Hay que verla, y luego responder.

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keizz
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6
16 de octubre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La inevitable comparación con “Alta fidelidad” la pierde, ya lo anticipo. Como película sobre la música, indudablemente aquella está mucho más lograda que ésta. Y eso que conmigo ésta jugaba con ventaja. A los pocos segundos de empezar la película ya suena “You’re my best friend”, de Queen (luego vuelve a sonar en los créditos) lo que hace que gane puntos para mí desde el comienzo. Pero honestamente, en lo musical, gana la de Frears. Pero bueno, tampoco va uno al cine para hacer comparaciones, las películas no compiten entre sí, así que me centraré en “Días de vinilo” en sí misma, sin más comparaciones.

A ver, resulta que estos cuatro amigos, cuando son chavales, les llueven vinilos que lanza por la ventana un tipo despechado que se está separando de su pareja. Ahí comienza su pasión por la música. Comenzar de un modo tan inverosímil hace que ya nos preparemos a ver una historia completamente increíble, pero no nos importa, porque desde el principio ha quedado claro que la película no pretende ser creíble ni tiene pretensiones de nada, por lo que vemos con agrado y naturalidad todo lo que pasa, por increíble que sea (que lo es).

Con la música como trasfondo, se cuentan los problemas existenciales y de pareja de cuatro tipos que rondan la cuarentena. Cada uno con su problema. Luciano, inseguro, autocompasivo, celoso, necesitado de amor. Damián, marcado por el abandono de su pareja, incapaz de superarlo y de comprender los motivos por los que le dejó. Facundo, asustado ante su inminente boda, ahora se da cuenta de que casi todas las decisiones de pareja no las tomó él, sino su novia. Marcelo, inmaduro, anclado en los Beatles, incapaz de tener una relación con ninguna mujer porque cree que eso perjudicaría su carrera musical (?). Problemas típicos, lugares comunes, nada nuevo en el cine, ingredientes típicos de las comedias románticas. No obstante, el director (Gabriel Nesci) consigue que no se te haga bola para digerirlo, a pesar de la falta de originalidad del planteamiento, el desarrollo se ve con agrado y por momentos hasta se disfruta.

“Días de vinilo” tiene un buen ritmo narrativo, algo imprescindible para que una película de estas características funcione. Dicho ritmo se mantiene durante todo el metraje, aunque quizá decae un tanto en el tramo final, en el que parece que se fuerza un poco para lograr el esperado “final feliz”. A mi juicio habría quedado mejor sin él, pero ya que toda la película es bastante increíble, el final tenía que serlo también.

Por momentos parece más una comedia norteamericana que argentina, en su concepción y funcionamiento. Afortunadamente, su falta de pretenciosidad y la cercanía con el espectador hace que finalmente no tenga mucho que ver con esos telefilms norteamericanos.

Como digo, uno se siente cercano a la película, pero más por las situaciones que plantea que por los personajes. Y aquí es donde voy a hacer la crítica más fuerte, ya que a mi entender, el punto más bajo de la película es lo poco trabajados que están los personajes. Uno no llega a identificarse con ellos porque están demasiado caricaturizados, demasiado estereotipados, no hay profundidad en los personajes, apenas parecen bocetos de sí mismos. Es una pena, la película habría ganado muchos enteros si se hubiera dotado a los personajes de más “vida”.

El humor domina todo el film. Tanto, que apenas se puede distinguir la amargura que subyace en las situaciones que se plantean. La vida es un continuo devenir de decepciones, problemas, sueños incumplidos, fracasos, pérdidas… afortunadamente tenemos remedios excelentes para paliar estos males: el humor, la amistad, la música…

Me gusta mucho el cameo que hace Leonardo Sbaraglia, interpretándose a sí mismo y riéndose del ego de los actores. Especialmente, su primera aparición es magnífica, de lo mejor de la película. Luego creo que se abusa y en las siguientes apariciones cada vez va teniendo menos gracia.

En fin, una película agradable, para pasar un buen rato. Si eres un melómano como yo disfrutarás aunque sólo sea viendo tantas portadas de discos míticos como aparecen, escuchando canciones y echándote unas risas. Es cierto que le falta originalidad, que le sobra convencionalismo, pero es bienintencionada, sencilla, amable y sobre todo muy entretenida. Además, habla de los Beatles, de Queen… no nos vamos a poner exigentes encima.

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keizz
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Your Name
Japón2016
7,8
27.583
Animación
8
20 de abril de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Makoto Shinkai, “Your name” es una deliciosa película de animación japonesa, que mezcla el drama fantástico con el romance, nos brinda un fascinante paseo por las tradiciones y la vida japonesa, y nos ofrece emociones, humor, y un espectáculo visual cargado de sensibilidad.

La primera parte de la película es más bien una comedia de enredos, con una trama poco sorprendente, aunque hace que la veas con interés, repleta de situaciones cómicas características de este tipo de tramas. Por momentos, es una especie de “Memento” en clave de humor. Un magnífico entretenimiento, pero sin pasar de ahí. Hasta que, en un momento dado, sucede algo que cambia radicalmente el tono de la película.

En esta segunda parte, la comedia de enredos se convierte en un drama de ciencia ficción, y lo que era una película más bien convencional empieza a transformarse en algo más complejo, más arriesgado, incluso diría más filosófico, sin perder por ello un gramo de entretenimiento, pues la película te emboba de principio a fin. Este crecimiento paulatino de la película hace que termine siendo una obra mucho mayor de lo que parecía en la primera parte del film.

Evidentemente, la película recuerda obligatoriamente a Miyazaki, y seguramente no aportará nada nuevo a los fanáticos del anime, pero yo que no lo soy, me he quedado prendado de ella, a pesar de lo previsible de una parte del argumento. Para mí está muy por encima de eso la sensibilidad que transmite y la belleza de sus imágenes. En definitiva, la película me atrapó por completo.

Es importante no saber nada de la película. Es lo que hice yo, y ahora que la he visto pienso que me gustó muchísimo más gracias a no saber nada de lo que iba a ver. Si ya sabéis el contenido de ella u os han contado lo que va a pasar, la disfrutaréis porque es muy bonita, pero no la gozaréis en toda su dimensión, pues es importante descubrirla completamente en la sala.

En el aspecto técnico, la película es impecable, toda una fiesta para los sentidos. Personalmente, no me gusta mucho la música de RADWIMPS, canciones para adolescentes que no me dicen nada, pero la verdad es que metidas en el film no quedan mal. La increíble belleza de los paisajes hacen que sean algo más que un simple decorado. Son protagonistas de la película. Tanto los de los Alpes Japoneses como los de Tokyo deslumbran.

No es perfecta, por supuesto. Hay algunas trabas narrativas, algún personaje secundario que no sabemos muy bien qué pinta en la historia, cosas que no entendí muy bien, la desaparición de los mensajes que se mandan los protagonistas, la amnesia súbita que sufren a veces, o las propiedades milagrosas del sake que fabrica Mitsuha. Todo es mejorable. Quizá si la veo con malos ojos la sacaría más defectos, pero no fue así. Me lo pasé muy bien.

“Your name” tiene un encanto difícil de encontrar en el cine actual. Shinkai sabe mezclar con precisión fórmulas típicas del anime con los elementos del cine más ambicioso conformando una obra que va a más constantemente hasta terminar hechizando al espectador por completo. Una obra fascinante, sorprendente, accesible para cualquier tipo de público. Por lo que cuenta, y por cómo lo cuenta. La belleza visual de algunas escenas se te quedan grabadas para siempre.

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keizz
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9
27 de octubre de 2014
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me va a costar muchísimo trabajo escribir sobre esta película sin desvelar las cosas importantes sobre su trama, pero haré todo lo posible porque en este caso es muy importante ver la película sin saber absolutamente nada de lo que pasará en ella. De ese modo podrá sorprender y gustar tanto como me ha sorprendido y gustado a mí. Aunque el cuerpo me pide desvelarlo todo, pero me contendré.

No se si sabré decir por qué me ha gustado tanto. Supongo que es la potencia de cada plano, la belleza de sus imágenes, lo sugerente de sus silencios, el misterio que lo envuelve todo, el miedo que se siente por lo que pueda pasar, porque lo desconocemos y nos asusta adivinarlo, porque no se nos muestra el pasado de los personajes pero está latente continuamente, por la utilización continua de iconos que dan sello a la película y perduran en nuestra mente (el vestido de magical girl, el manga, el licor de café, la copla de Manolo Caracol “la niña de fuego”, el puzzle, el lagarto negro, las cicatrices de Bárbara, la Constitución, etc.)….

O tal vez es porque me gusta que el director requiera la colaboración del espectador para que sea éste quien complete la pieza que le falta al puzzle. El espectador tiene que entrar en la película para que ésta tenga sentido, para dar significado a la historia, y creo que el director utiliza los silencios para dejarnos espacio para eso, y de ese modo logra la que, para mí, es la película más estimulante que he visto en muchos meses de cine.

Dirigida por un hombre de apellido sugerente, Carlos Vermut, nos muestra como el deseo de una niña (interpretada por una chica de apellido poco sugerente, Lucía Pollán) puede cambiar tanto la vida de varias personas, si éstas llevan hasta el límite sus obsesiones

La película nos estremece continuamente, por lo que cuenta, y sobre todo, por lo que no cuenta. La soledad que transmiten el padre y la hija, sin que sepamos los motivos por los que viven de esa manera, la misteriosa relación sadomasoquista de Bárbara con su marido, el oscuro pasado de Bárbara, y esa pieza que falta en el puzzle de Damián, esa simple pieza que determina que todo tenga sentido o que no lo tenga. Tan importante es lo que está como lo que no está. Incluso a veces es más importante lo que no está, como en el caso de esa pieza que falta.

Y es que es una película que me ha dejado huella. Me ha parecido todo un descubrimiento este Carlos Vermut, un director con estilo propio, con personalidad, que se atreve con una película muy compleja, que sabe indagar en la psicología humana y en la parte más perversa de las relaciones de todo tipo entre seres humanos. “Magical girl” me atrapó desde la primera imagen, más bien desde el primer sonido (comienza escuchándose hablar a José Sacristán antes de que aparezca ninguna imagen) y no me soltó hasta el espléndido final. Miento, tampoco me soltó ahí, ya que después del final sigues atrapado en ella. Es de estas películas que te impresiona cuando la ves, pero aún gana días después al recordarla.

Sin que prácticamente lo percibamos, mientras estamos enfrascados en la historia, Vermut nos habla de la realidad social de España, o del valor de la cultura. Así que por un lado puede ser cine social, sin dejar de ser terror psicológico o un ensayo sobre sentimientos humanos universales.

Es de justicia ponderar la labor de los actores. Magníficas las interpretaciones de todos, desde el siempre sólido José Sacristán hasta la agradable sorpresa de un Luis Bermejo al que yo nunca había considerado mucho. Pero la palma se la lleva la excelente Bárbara Lennie, sencillamente genial, en la mejor interpretación que yo he visto en el cine español en muchos años.

“Magical girl” penetra en las entrañas del espectador, llegando con precisión cirujana a las fibras más sensibles para provocar una tremenda descarga emocional, la ves con un desasosiego constante pero disfrutando al mismo tiempo. Cine con mayúsculas.

En fin, me descubro ante el trabajo de Vermut. Una película que no tiene nada que ver con otras. Una apuesta arriesgada repleta de talento que se sale de todos los corsés establecidos en el cine español. Desgraciadamente, supongo que no será muy taquillera pero es una auténtica joya.

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keizz
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6
17 de octubre de 2019
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama histórico en el que Alejandro Amenábar nos traslada a la ciudad de Salamanca durante los primeros días de la Guerra Civil. En la película, Amenábar nos muestra por un lado las intrigas entre Millán-Astray (Eduard Fernández) y Franco (Santi Prego) por hacerse con el poder del bando nacional, y por otro la figura de Miguel de Unamuno y el modo en que su relación con sus amigos, sus hijas, y hasta su nieto, en el marco del incipiente poder fascista en España va haciendo que paulatinamente cambie de opinión sobre el Movimiento.

Siempre que se hace una película de este tipo, se sabe que la mayoría de espectadores van a enjuiciarla más desde un punto de vista político que cinematográfico. Supongo que es inevitable, pero yo me aparto, o lo intento, y solo me interesa lo estrictamente cinematográfico. No me interesa si cuenta lo que pasó, como pasó, o lo hace de un modo tendencioso, o arrima el ascua a su sardina. Para mí es una película, nada más. Que habla de la guerra civil española como podría hablar de la batalla del Peloponeso. Me parece mucho más interesante el tema de Unamuno, sus contradicciones, su posición ante las cosas, su lado humano, el modo en que conjuga sabiduría y bonhomía. Y tampoco sé si su retrato se ajusta a la realidad, pero el personaje me interesa.

No es una película bélica. Aunque está ambientada en la época de la Guerra Civil, no se ven batallas, apenas se escuchan algunos tiros por ahí, pero no se ve a nadie dispararle a nadie. El conflicto apenas ha empezado, aún no hay una idea clara de las cosas, en el bando nacional no tienen claro si nombrar un sustituto del General Sanjurjo, que era el líder inicial del Movimiento pero ha muerto en accidente aéreo, o nombrar una junta de generales y que ellos tomen el mando de un modo consensuado.

Y mientras se cuece todo eso, en Salamanca Unamuno discute diariamente sobre el conflicto con sus amigos Atilano (Luis Zahira), un cura masón, y Salvador (Carlos Serrano-Clark), un antiguo alumno de Unamuno, abiertamente republicano. Asimismo, don Miguel tiene desencuentros con sus hijas (especialmente con una de ellas) por su posición ante la guerra. Los terribles hechos hacen que Unamuno vaya cambiando de opinión, y junto a este cambio de opinión vamos viendo a un Unamuno cada vez más humano, más comprensivo y menos radical.

Amenábar nos muestra un Unamuno muy deteriorado, apenas unos meses antes de su muerte. Un señor entrañable, enormemente culto, educado, pero también tozudo, vanidoso, rozando la misantropía, minusvalorando a casi todos (incluso al propio Franco, la primera vez que lo se lo presentan, le parece un don nadie), pero también un melancólico, que sueña con su mujer continuamente, y es feliz haciendo figuritas de papel para su nieto mientras se le escapa la vida.

Definitivamente, la trama política es mucho más floja que la que retrata a Unamuno. Más allá de que haya más o menos rigor histórico en lo que cuenta, la parte política del film no cala ni para bien ni para mal. Falta profundidad en la historia, y llaman mucho más la atención los personajes que la conforman que la historia en sí.

Lo mejor, de largo, son las interpretaciones y las caracterizaciones. En este último apartado, la labor ha sido extraordinaria. Y en cuanto a los actores, los tres principales protagonistas están perfectos. Destaca notablemente Karra Elejalde, es muy evidente su magnífico trabajo, en un papel que a priori no parecía muy adecuado para sus características y que sin embargo resuelve con mucha dignidad. Junto a él, Eduard Fernández recrea con solvencia el personaje inquietante de Millán-Astray regalándonos un par de escenas para el recuerdo, y Santi Prego es la revelación de la película con su interpretación cuidada y sutil de Franco.

Obviamente, la parte mollar de la película no podía ser otra que el célebre discurso de Unamuno en la Universidad de Salamanca delante de los grandes jerifaltes del bando nacional. Es la parte que todos esperábamos, y me dejó un tanto frío. Me esperaba algo más de épica, no habría estado de más que Amenábar se hubiera tomado alguna licencia de guión (como sí hace en otras fases del film) para añadirle pimienta a la escena.

Mi resumen es que es una buena película, que aporta una mirada original a la guerra, pues se ve desde el punto de vista de Unamuno que era un hombre contradictorio (un republicano católico y de derechas), narrada con un ritmo adecuado, pero a la que, para mí, le falta fuerza. No es una película que emocione, no es una obra que te llegue dentro. Te cuestra encontrarle defectos porque está muy bien hecha, pero no es una obra que te deje marca, ni mucho menos.

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